En su 98 natalicio:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e
Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El 24 de junio de 1922, Talca era azotada por un fuerte
temporal. Lluvia y viento. El río Maule, que corre al sur de la ciudad
comenzaba a subir peligrosamente. La gente pasaba corriendo por las calles
avisando la amenaza de inundación en algunos sectores más pobres.
Carlos Ortiz, al escuchar esas voces y, en vez de quedarse
al lado de su esposa Estela, que ya iba a dar a luz, salió para ir a ayudar a
los damnificados.
Los elementos de la naturaleza
estaban desatados, cuando nació el hijo de Carlos y Estela. Le pusieron el nombre de Juan por
indicar ese onomástico el calendario
católico. Era el hijo mayor.
Juan Fernando Ortiz Letelier llegó a la vida cuando el
agua invadía los barrios pobres de Talca y cuando el mundo aún estaba
estremecido por la
Revolución Rusa ocurrida sólo cinco años atrás.
SUS
PRIMERAS ACCIONES POLÍTICAS
Puerto Montt en los años 30
Tenía 13 años cuando su familia se trasladó a Puerto
Montt, pues al padre se le presentó la oportunidad de instalarse en esa austral
ciudad con una tienda de géneros. Con ello las cosas mejoraron para la familia
formaba por los padres, Fernando y dos hermanas: Marta y Eliana.
El muchacho no había cumplido los 16 años y ya salía por los barrios modestos de la
ciudad y le hablaba de la necesidad de votar por Pedro Aguirre Cerda.
En diciembre de 1939, luego de
finalizar con excelentes calificaciones su Sexto Año de Humanidades, viajó a
Santiago a rendir su prueba de bachillerato. Reprobó y volvió a Puerto Montt.
INGRESA A
LAS JJ CC
En marzo de 1940 rindió de nuevo el bachillerato y lo
aprobó. Se matriculó en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile,
en el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y
Educación.
A mediados de 1942,
cuando cursaba el tercer año, debió viajar urgentemente a Puerto Montt. Su
padre había fallecido y tuvo que hacerse cargo de la tienda. Debió
jugar el papel de jefe de hogar a la edad de 20 años.
La madre, poco a poco, se fue haciendo cargo de la tienda.
Entonces Fernando buscó un trabajo extra. Logró que la
directora del Liceo de Niñas le diera algunas clases de Historia.
En 1943 se incorporó a las
Juventudes Comunistas. Fue en una reunión realizada en medio de un bosque en
los alrededores de Puerto Montt.
DE NUEVO
EN SANTIAGO
Fernando era un estudiante de
escasos recursos, que necesitaba buscar
la manera de costear su estada en Santiago. Afortunadamente logró un puesto
como inspector en el Internado Nacional Barros Arana, donde tenía alimentación
y alojamiento.
Precisamente fue en esas
condiciones que vi por primera vez a Fernando Ortiz en 1947. Yo cursaba sexto
humanidades en el Internado Nacional
Barros Arana; él ejercía las funciones de Inspector o “serrucho” como los
llamábamos. Por entonces él era dirigente estudiantil y de las Juventudes
Comunistas. Había retornado a Santiago
en agosto de 1945, después de haber permanecido tres años en Puerto Montt.
El INBA hacia 1950
Santiago Cavieres, con quien fuimos compañeros de curso en
el Barros Arana, me contó que en 1946,
cuando cursaba el Quinto Humanidades,
estaba haciendo fila para entrar al comedor, se le acercó un compañero de Sexto
año y le dijo que en la
Casa América del Partido Comunista, iba a dar una conferencia
Fernando Ortiz sobre la formación ideológica de cuadros. “Asistí, me dijo. Fue
una charla excelente, animada y llena de enseñanzas. Terminó con las palabras
de un comunista francés, de un combatiente de los maquis (guerrilleros),
Gabriel Perí, pronunciadas ante el pelotón de fusilamiento nazi: ‘Todos los
caminos conducen al comunismo. El comunismo es el mañana que canta”.
Miguel Lawner relata: “Cuando ingresé a la Universidad en 1946,
Fernando era dirigente de la
Dirección de Estudiantes Comunistas”.
EN LA UNIVERSIDAD
En 1948 yo llegué al Instituto Pedagógico a estudiar,
igual que Fernando, Historia y Geografía.
Allí lo bien repetidas ocasiones, activando las luchas estudiantiles.
Eran los tiempos del Gobierno de González Videla. La represión cayó muchas
veces sobre trabajadores y estudiantes. Recuerdo que la primera vez que salí a
protestar en las calles de Santiago, fue para pedir la libertad de Fernando
Ortiz, preso en virtud de la
Ley Maldita.
En la Universidad los
jóvenes comunistas, encabezados por Fernando, habían ganado la admiración y el
apoyo de muchos estudiantes por su audacia y valor.
Lograron transformar a la Universidad en un foco
de resistencia, en una verdadera isla democrática en medio de un país
violentamente reprimido.
EN LA LUCHA CALLEJERA
En una charla dictada el 9 de octubre de 1964, Fernando
relató su experiencia en la “Huelga de la Chaucha ”, en agosto de 1949: “Tan pronto se dictó
el decreto que autorizaba el alza los
micros en el año 49, inmediatamente los comunistas salimos a la calle. Tengo
muy vivo en mi memoria las primeras salidas callejeras; éramos no más de 50
jóvenes comunistas... no habíamos recorrido una cuadra cuando el desfile de 50
personas se transformó en una gran manifestación.”
Gracias al trabajo unitario de los jóvenes comunistas en la Universidad de Chile,
el movimiento estudiantil ganó en fuerza e influencia, Fue así como la lista de
izquierda ganó las elecciones en la
FECH , que tuvieron lugar en agosto de 1950. Fueron elegidos
José Tohá, de la
Juventud Socialista , Presidente; Luis Dodds, de la Juventud Radical ,
Vicepresidente; y Fernando Ortiz, Secretario General.
A LA CABEZA DE LAS JJ CC
En medio de las luchas y
acciones de los jóvenes chilenos, en ese turbulento año 1950, Fernando asumió
el cargo de Secretario General de las Juventudes Comunistas de Chile.
Conversando con el compañero
Manuel Cantero el lunes 4 de junio de 2001, me dijo: “Durante el tiempo que
Fernando fue Secretario General de las Juventudes Comunistas –entre 1950 y
1952- yo ocupé el cargo de Secretario de Organización. Lo conocí muy de cerca y
puedo afirmar que tenía grandes valores morales. No era vanidoso. Era un excelente compañero desde
todo punto de vista. Siempre muy preocupado de sus compañeros, en
especial de quienes éramos funcionarios, que debíamos ser financiados por las
JJ CC.
Era muy responsable, muy humano. Sumamente generoso. De
gran sencillez. Yo lo visitaba en su casa, donde vivía modestamente, pero tenía
una formidable biblioteca. Era muy estudioso. Un hombre cabal”.
EL “REINOSISMO”
Se conoce como ‘reinosismo’ ciertas desviaciones de
izquierda, que desencadenaron una de las crisis que ha sufrido en su historia
el PC de Chile.
Conversando con el compañero Volodia Teitelboim el 13 de
enero de 1994, me explicaba que, en su opinión, esta crisis estaba muy
vinculada con la ilegalidad del Partido y la dictación de la Ley de Defensa. Pero también
–añadió- con la contracción que impuso en la organización del Partido la
clandestinidad y el sentido de acoso... Esto determinó dentro del Partido un
cierto desasosiego, preguntas. Y también yo la vinculo al carácter
acentuadamente centralizado del Partido, que se agravó en ese tiempo. El
Secretario General era Galo González; el Secretario de Organización, Luis
Reinoso. El Secretariado en ese tiempo era de un número muy pequeño,
generalmente tres personas; luego se extendió a cinco. Y se suponía que el
Secretario de Organización era el segundo hombre del Partido, que además
dirigía y tenía en sus manos todo el aparato del Partido”.
Había dos tácticas opuestas
para enfrentar la dictadura de González Videla. Reinoso, a diferencia del resto de la Dirección , sostenía la
necesidad de una lucha frontal contra el régimen y no concordaba con el
repliegue organizado. Incapaz de librar
una lucha ideológica a favor de sus posiciones, adoptó el equivocado camino del
trabajo de zapa. Transformó la Comisión Nacional de Organización en una
verdadera fracción, Constituyó a espaldas del resto de la Dirección , grupos
armados que realizaban acciones audaces.
LAS ACCIONES AUDACES
Miguel Lawner me contó en una conversación efectuada el 27
de junio de 2001: “A raíz de los sucesos de agosto de 1949, Reinoso captó que
ese podía ser un camino para cambiar la situación.
Miguel Lawner
Le dio la misión a Fernando para ir buscando cuadros
preparados en este tipo de lucha, todos conminados a no abrir la boca
absolutamente a nadie. Entonces empezó el entrenamiento militar, que se hacía
en una parcela por ahí en Isla de Maipo, con un viejo refugiado español de la guerra
civil, que tenía en su poder una ametralladora, que debió ser del año de la
cocoa, de la primera guerra mundial. Algunos ejercicios, gimnasia.
Tonterías. Un par de prácticas con armas cortas. Todos cagados de susto; todos, claro, orgullosos de
esta tarea heroica. Y para practicar, se asaltaron algunas panaderías de San
Miguel, sin la intención de inferir daño a nadie. Sólo para probarnos. Eso fue
catastrófico. Entrábamos a un boliche chico, con clientes todos conocidos, que
defendían al dueño y te echaban a patadas realmente. Una aventura descabellada.
Después de varias tentativas, nadie se prestó para una estupidez semejante...”
Esta situación se prolongó durante un tiempo sin que
trascendiera a los niveles superiores del Partido, mientras se efectuaban
algunas de estas acciones que tenían intrigada la Dirección por desconocer
a sus autores... Luego hubo algunas acciones callejeras en que quedó en
evidencia que las provocaciones partían de grupos de autodefensa nuestros”.
Afirma Miguel Lawner- “Fernando
terminó por captar la situación, y se las arregló para comunicar sus dudas a
otros miembros de La
Dirección , lo cual permitió poner al descubierto la actividad
fraccional y aventurera de Luis Reinoso” (Miguel Lawner: “Fernando Ortiz,
ejemplo para nuevas generaciones”)
Esto lo confirma el compañero Samuel Riquelme, cuando en
una conversación que sostuvo conmigo el 1 de septiembre de 1992, me afirmó:
“Cuando Fernando se da cuenta que ha estado siendo utilizado contra el Partido
se siente muy afectado. Conversa conmigo y me dice: ‘Aquí se nos ha querido
meter en una cosa antipartido y esto no
se puede aceptar’. Con honestidad reconoce su equivocación y sin vacilar adopta
la posición correcta. Con ello contribuye al fracaso de los planes de Reinoso. La Jota se mantiene fiel al
Partido. No se divide. Sólo un puñado continúa con las posiciones reinosistas.
Así se supera la crisis en las Juventudes Comunistas”.
FERNANDO SANCIONADO
Fueron expulsados por labor
fraccional Reinoso y demás miembros de la Comisión Nacional
de Organización. Fernando
fue duramente criticado y sacado de sus cargos de responsabilidad, quedando
sólo como militante.
Incluso se le impidió ser miembro de la Dirección de la célula
de la que era miembro en la
Comuna de Ñuñoa.
Fueron para él duros años de prueba.
En los años 1954 – 1955,
Fernando Ortiz era ayudante de la
Cátedra de Historia Social y Económica de Chile,
creada por el profesor e historiador
Hernán Ramírez Necochea. Recién entonces, pudo dedicarse seriamente a culminar
sus estudios.
En 1956 se tituló como
profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica en la Facultad de Filosofía y
Educación de la
Universidad de Chile. Su tesis para graduarse lleva el título de “El Movimiento
Obrero en Chile. 1891-1919” , y fue
publicada en Madrid en 1985.
COMIENZA
A REPUNTAR EN EL PARTIDO
En la edición Nº 54, correspondiente a febrero de 1959, de
“Principios”, revista teórica del Partido Comunista, apareció un artículo de
Fernando titulado “Algunos episodios de la Historia Social de
Chile”. Fue una buena señal.
En 1965 ya había
superado los años amargos vividos a partir de 1952. Era un destacado
profesor universitario y en el Partido –que fue la razón de su existencia-
había dejado de ser sólo un militante de
célula y ocupaba importante
responsabilidad. Formaba parte de la Comisión Nacional
Universitaria. También integraba el Consejo de Redacción de la revista
“Principios”,
En el XVIII
Congreso Nacional del Partido (llamado incorrectamente XIII), realizado entre
el 10 y 17 de octubre de 1965, en el cual yo participé formando parte de la
delegación de Cautín y fui miembro de su
Presidencia, Fernando fue elegido uno de los 55 miembros titulares del Comité
Central.
EN LA REFORMA UNIVERSITARIA
Fernando Ortiz Letelier fue uno de los precursores de la Reforma Universitaria.
Ya en 1960 apareció un artículo suyo
bajo el título de “Notas para una discusión sobre el problema universitario”,
donde plantea tesis que servirán de base al movimiento reformista.
En 1967 el
movimiento estudiantil dio el impulso inicial a la reforma universitaria.
Primero en Valparaíso, luego en la Universidad Católica
de Santiago. Sus alumnos se tomaron la Casa Central y colocaron en su frontis aquel
famoso letrero: “El Mercurio miente”.
Fernando Ortiz en el Pedagógico
Luego entraron a la pelea los estudiantes de la Facultad de Filosofía y
Educación de la
Universidad de Chile, donde encontraron rápido eco en
numerosos académicos, entre ellos Hernán Ramírez y Fernando Ortiz.
En la revista “Apuntes”, Fernando Ortiz escribió: “Si la
crisis llegó a las Universidades es porque sus metas y estructuras eran la
expresión de la vieja sociedad; una
universidad profesionalizante, imbuida de un falso academismo,
anarquizada, que servía para formar una
intelectualidad apta para servir a la sociedad burguesa”.
ENCABEZANDO EL PARTIDO CLANDESTINO
Con el golpe fascista del 11 de septiembre de 1973,
Fernando Ortiz, como tantos profesores chilenos, fuimos exonerados de nuestras
funciones docentes.
Fernando pasó a la clandestinidad para luchar por un Chile
democrático. En mayo de 1976, habiendo sido detenidos los miembros de la
dirección clandestina del Partido
Comunista, encabezada por el compañero Víctor Díaz, en Calle Conferencia, le
correspondió encabezar una nueva
Dirección del Partido. Lo hizo en un
momento muy difícil para la resistencia antifascista. Cumplió con
valentía su papel, hasta que cayó en las garras de los agentes de Pinochet el
miércoles 15 de diciembre de 1976.
La terrible noticia de la suerte corrida por mi amigo y compañero la conocí
estando exiliado en Alemania Federal.
HOMENAJE A UN GRAN COMUNISTA
El prólogo del libro de Fernando “EL movimiento Obrero en
Chile. 1891 – 1919” ,
editado en 1985, fue escrito por la distinguida educadora doña Olga Poblete. En
él escribió: “La presente edición aparece como un homenaje a un militante ejemplar que, desde muy joven
vinculó su vida a los intereses y aspiraciones de su pueblo y que desde el mismo día del golpe militar, jamás abandonó
la lucha contra la opresión de la
Junta , hasta el instante mismo que ingresara a la larga lista
de chilenos detenidos desaparecidos”.
TREINTISEIS AÑOS DESPUÉS
El martes 24 de julio de 2012, el Ministro Instructor de la causa, Miguel
Vásquez Plaza, junto al Director Nacional del Servicio Médico Legal, doctor
Patricio Bustos Streeter, dan a conocer a familiares de cuatro patriotas detenidos
desaparecidos que los restos de sus parientes, encontrados once años atrás, en
una mina abandonada de Cuesta Barriga, han sido identificados.
Estas identificaciones son posibles gracias al trabajo del
equipo multidisciplinario de la
Unidad de Identificación Forense del Servicio Médico Legal,
además de las pruebas genéticas hechas en el Laboratorio de Innsbruck, Austria.
Entre los cuatro identificados
hay tres militantes comunistas: Fernando Ortiz. Lincoyán Berríos y Horacio
Cepeda.
El velatorio de los restos de
los héroes comunistas se realiza en el centro cultural Michoacán, comuna de La Reina , donde tiene lugar un
acto de homenaje a Lincoyán Berríos, Horacio Cepeda y Fernando Ortiz.
Los funerales se efectúan el
sábado 28 de julio de 2012 en el Memorial de los detenidos desaparecidos
ubicado en el Cementerio general. Hasta allí llega un
numeroso público. Hay varias intervenciones una de ellas es del
Presidente del Partido Comunista de Chile. Guillermo Teillier, quien dice:
“A nombre del Partido Comunista de Chile, entregamos
nuestro más profundo reconocimiento y expresamos nuestra admiración a los
familiares de nuestros queridos compañeros Fernando Ortiz, Horacio Cepeda y
Lincoyán Berríos, por el enorme valor, lealtad, tenacidad y el cariño y
comprensión que han demostrado, y de lo cual nos dan ejemplo, en esta lucha tan
larga por tener al fin en el regazo íntimo, familiar, los restos de sus seres
queridos, detenidos desaparecidos por más de 36 años, bajo un velo de mentira
institucionalizada, que ocultaba y pretende seguir ocultando la crueldad y
ensañamiento con que se trató a miles de chilenas y chilenos por el solo hecho
de pensar distinto…
Es difícil encontrar las palabras para expresar el
significado, el alcance que tiene el papel jugado por estos compañeros, Víctor
Díaz y Fernando Ortiz, frente al Partido, junto a las compañeras y compañeros
de los equipos de dirección que los acompañaban, por los que trabajaban con
ellos en las casas de seguridad o como enlaces, los que dirigían al Partido en
regiones y comunas, en aquellas circunstancias tan difíciles, y todos aquellos
y aquellas que asumían la defensa de las víctimas de la dictadura. La actitud
de estos compañeros puede connotarse con la conducta ejemplar de lealtad hacia
el pueblo. Sus nombres, junto a los de
quienes dieron todo de sí para poner fin a la dictadura, sin excepción alguna,
quedarán inscritos para siempre en la historia de nuestro partido centenario.
Honor y gloria a nuestros queridos compañeros Fernando
Ortiz, Horacio Cepeda y Lincoyán Berríos. Mil veces venceremos”.
Fernando Ortiz Lincoyán Berríos Horacio Cepeda