Un día como hoy, 22 de abril, hace 152 años, nació Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, genial teórico y constructor revolucionario. Uno de sus grandes aportes fueron las normas de organización y funcionamiento de un partido de la clase trabajadora, capaz de guiarla en la conquista de una sociedad sin explotación de parte de la minoría capitalista sobre la inmensa mayoría que es el pueblo.
¡Honor y gloria para el consecuente revolucionario!
Un abrazo internacionalista,
Iván Ljubetic Vargas
En el 152 natalicio de Lenin:
En el otoño de 1918 Máximo Gorki
preguntó
al
obrero Demetrio Pávlov cuál
era a su
ver el
rasgo más sobresaliente de Lenin.
Éste
respondió:
“Su
sencillez. Es sencillo como la verdad”
SUS COMIENZOS
Vladimir Ilich Ulianov, Lenin,
nació en la ciudad de Simbirk el 22 de abril de 1870. Su padre, Ilya, era profesor y
llegó a ser director de la enseñanza primaria de la provincia de Simbirk. Su
madre se llamaba María Blank.
Eran seis hermanos. El mayor de ellos, Alejandro, participó en un atentado
terrorista contra el zar Alejandro III en marzo de 1887. El zar sobrevivió,
pero los participantes en la acción fueron fusilados el 5 de mayo de ese
año. Vladimir quería mucho a su hermano
Alejandro. Su muerte significó un duro
golpe para él. Pero expresó en esos
terribles momentos: “Nosotros iremos por otro camino”.
Y así fue. El 4 de diciembre de 1887, Lenin encabezó, una huelga
de estudiantes en la
Universidad de Kazán. Cumplía los 17 años y ocho meses. Fue
detenido, expulsado de la
Universidad y relegado a la ciudad de Kokuchkino.
SE INICIA EN LA LUCHA REVOLUCIONARIA
En 1888 comenzó su labor revolucionaria. Tenía 18 años de
edad. Se incorporó a un círculo marxista. Sufrió la persecución de la policía
zarista. Lo detuvieron enviaron a la
cárcel y luego fue desterrado a Siberia
Oriental entre 1896 y 1899. Allí conoció a quien sería su compañera de toda la vida Nadiezhda
Krupskaia.
En 1900 Lenin salió al exilio. En el extranjero trabajó organizando el Partido y creando las
condiciones para la fundación de un
periódico revolucionario. El primer número de éste, con nombre
Iskra (La Chispa), apareció el 24 de diciembre de 1900.
Llegaba el Iskra a muchos puntos de
Rusia, gracias a una red de agentes que el propio Lenin organizó antes de salir
del país. Permaneció en Zurich (Suiza) y Múnich (Alemania).
De 1901
a 1905 Nadiezhda vivió junto a Lenin en Alemania, Gran
Bretaña y Suiza participando activamente en el movimiento revolucionario y
publicando los periódicos Iskra and Vperyod.
“¿QUÉ HACER?”
A fines de 1901 y comienzos de
1902 Lenin escribió “¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro
movimiento”. Apareció en Stuttgart, a comienzos de marzo de 1902.
Tiene el siguiente epígrafe: “… La lucha interna da al partido
fuerzas y vitalidad: la prueba más grande de la debilidad de un partido es la
amorfía y la ausencia de fronteras bien delimitadas; el partido se fortalece
depurándose…” (De una carta de Lasalle a
Marx, 24 de junio de 1852)
Este libro desempeñó un papel relevante en la
creación de un partido marxista revolucionario de la clase obrera de Rusia.
En 1902 – 1903 fue difundido
ampliamente en las organizaciones socialdemócratas En Kiev, Moscú, Petersburgo,
Nizhni Nóvgorod, Kazán, Odesa y otras ciudades.
“UN PASO ADELANTE,
DOS PASOS ATRÁS”
En 1903 organizo y tomó parte en el II Congreso del Partido
Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que se efectuó entre el 17 julio al
10 de agosto de 1903, primero con sede en Bruselas (Bélgica) y luego en Londres. En su
desarrollo se produjo la división entre mencheviques (corriente oportunista) y
bolcheviques (revolucionarios), estos últimos encabezados por Lenin. Ese año de 1903, es la fecha fundacional del Partido Comunista de
Rusia.
En febrero-mayo de 1904, escribió Lenin su obra “Un paso
adelante, dos pasos atrás (una crisis en nuestro Partido)” Este libro es uno de
los tesoros del marxismo-leninismo. En él
se refiere Lenin en detalle a los
hechos ocurridos en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
(POSDR).
SOBRE EL ARTÍCULO 1º DE LOS ESTATUTOS
Este Congreso aprobó un Programa revolucionario y los
Estatutos elaborados por Lenin, con la sola excepción del punto o artículo primero, en que los oportunistas en
cuestiones de organización lograron que se aprobara el proyecto formulado por
Mártov.
El punto uno de Martov señalaba: “Se considerará
perteneciente al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia a todo el que,
aceptando su Programa, trabaje activamente para llevar a la práctica sus tareas
bajo el control y dirección de los órganos del partido”.
Comenta Lenin: “La idea del artículo primero de Martov
sólo aparece al plantearse la cuestión de si pueden los órganos del partido
llevar a la práctica su dirección respecto a aquellos miembros de este que no
forman parte de ninguna de las organizaciones del partido”.
La proposición del artículo primero de Lenin (que fue
aprobado después en el III Congreso del POSDR realizado en 1905) señala: “Se
considerará miembro del Partido todo el que acepte su Programa y apoye al
Partido tanto con recursos materiales, como con su participación personal en
una de las organizaciones de este”
Refiriéndose siempre al artículo primero de los Estatutos,
Lenin escribió en la obra ya citada: “Cuanto más fuertes sean nuestras
organizaciones del Partido, integradas por socialdemócratas efectivos, cuanto menos
vacilación e inconstancia haya dentro
del Partido, tanto más amplia y polifacética, tanto más rica y fructuosa será
influencia del Partido en los elementos de las masas obreras que lo rodean y
que él dirige. Porque, en verdad, no se puede confundir al Partido como
destacamento de vanguardia de la clase obrera con toda la clase” (Los
subrayados son de Lenin).
LAS “TESIS DE ABRIL”
Entre noviembre de 1905 y enero de 1908 permaneció en la patria, donde actuó
clandestinamente. Salió de nuevo al exilio. En Ginebra (Suiza) logró que se
reanudara la publicación de Iskra.
El 15 de marzo de 1917
conoció la noticia de la Revolución Rusa de Febrero. A fines de
marzo, junto con otros 31 bolcheviques, partieron desde Suiza hacia la patria. Llegaron a Rusia el 3 de abril de 1917. Al día
siguiente elaboró sus “Tesis de Abril”, donde planteó la transformación de
Revolución Democrático-burguesa en Socialista, a través de la conquista de los
soviets. O sea, por
una vía pacífica.
Pero en junio, el Gobierno Provisional de Kerenski desató
una sangrienta represión contra los bolcheviques. Lenin debió ocultarse en
Finlandia.
DESDE FINLANDIA
En julio-agosto de 1917, el Sexto Congreso del Partido
Obrero Socialdemócrata de Rusia aprobó la tesis de Lenin de la insurrección
armada inmediata, pero eligió un Comité Central, en que la mayoría de sus
miembros estaban contra esa línea.
En agosto de 1917, los
bolcheviques conquistaron los soviets de Petrogrado y Moscú.
En septiembre, Lenin, escribió
desde Finlandia varias cartas al Comité Central, exigiendo el cumplimiento de
lo acordado en el Sexto Congreso. No recibió respuesta alguna sobre el tema, pero le
ordenaron que, por “razones de seguridad” debiera permanecer en Finlandia
Lenin seguía desde lejos los
acontecimientos en un estado febril. El Comité Central no lo autorizaba retornar a Rusia por
razones de seguridad.
Escribía cartas y documentos
que enviaba al Comité Central, que ni siquiera eran discutidos. Cuando eran conocidos en las reuniones,
no había pronunciamiento alguno.
Lenin insistía: “Los bolcheviques deben tomarse el poder”.
“La demora se convierte absolutamente en un crimen”... “Hay que ir a la
insurrección inmediatamente”.
No tenía respuesta alguna. También planteó la necesidad de
retornar a San Petersburgo. El Comité
Central se lo prohibió.
RETORNA A RUSIA
Lenin desobedeció la arbitraria orden del Comité Central.
Arriesgando ser detenido por la policía de Kerenski, ayudado por Rahia, un fiel
amigo, y otro bolchevique, cruzó clandestinamente la frontera, ingresando a
Rusia el 2 de octubre.
Nadezda Krupskaia, su compañera, le buscó un refugio seguro, desde donde escribió varios
documentos. En uno de ellos planteó: “La revolución está perdida si el gobierno
de Kerensky no es derribado en el futuro próximo”.
Por fin se reunió con el
Comité Central el 10 de octubre. Logró que se aprobara una nueva resolución sobre la
insurrección armada, pero sin especificar fecha ni detalles.
Comprendió que debía recurrir a las bases del Partido.
Con ese fin participó en una
Conferencia del Comité Central con representantes de las organizaciones bolcheviques de San Petersburgo. Asistieron
24 dirigentes, de los cuales sólo 9 eran del Comité Central.
La Conferencia aprobó la preparación inmediata de la insurrección por 19
votos, contra 2 y 3 abstenciones.
El 21 de octubre se reunió con los dirigentes de San Petersburgo. Allí planteó: “la
insurrección debe llevarse a cabo el 25; el 24 sería prematuro y el 26 muy
tarde”.
LA
GENIALIDAD DE UN
LÍDER
En el Instituto Smolny se
vivían horas agitadas. Ahí
estaba el centro revolucionario. Lenin planteó al Comité Central la necesidad
de estar allí presente.
Se lo prohibieron. Al caer la noche del 24 de octubre,
Lenin decidió trasladarse clandestinamente al Smolny y
tomar en sus manos la dirección de la insurrección.
Disfrazado y acompañado del camarada Rahia, luego de caminar varias horas, llegó
poco antes de la medianoche al Smolny. No se dirigió a la sala donde sesionaba
el Comité Central. Envió a Rahia a buscar a Stalin
Ambos se reunieron en una sala vacía y pusieron en marcha
a las fuerzas insurreccionales que tenía listas el Comité Militar
Revolucionario, pero que no se atrevía a
lanzar todavía a la toma del poder.
Lenin convocó a los jefes
militares de fábricas y regimientos. Decenas de motociclistas se lanzaron hacia
los suburbios...
A partir de la una de la
madrugada del 25 de octubre, destacamentos de soldados salieron de los
cuarteles; grupos de obreros armados abandonaron las fábricas. Iban a apoderarse de los puentes,
las estaciones ferroviarias, los edificios públicos...
“LA REVOLUCIÓN SE HA
REALIZADO...”
Eran las 14 horas y 35 minutos
del 25 de octubre de 1917. Se inició la sesión extraordinaria del Soviet de San Petersburgo.
Presidía León Trotski, que anunció a Lenin. Cuando la tempestuosa ovación se
calmó, éste dijo:
“Camaradas: la revolución obrera y campesina, de cuya
necesidad han hablado los bolcheviques, se ha realizado...”
A las 22,45 de ese mismo día 25 de octubre, se inició el
Segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia. Hubo acaloradas discusiones. Se
eligió un nuevo comité ejecutivo para reemplazar al elegido en el Primer Congreso, efectuado en junio, en que
tenían mayoría los eseristas (social-revolucionarios) y los mencheviques. Ahora
ganaron los bolcheviques. Obtuvieron 14 miembros del consejo contra 11.
Eran las 3 horas y 10 minutos de la madrugada del 26 de
octubre, cuando el presidente del Congreso anunció que el Palacio de Invierno
acababa de ser tomado por los revolucionarios.
Había triunfado la revolución socialista en Rusia. Según el moderno calendario, esa gloriosa
fecha corresponde al 7 de noviembre de 1917.
A LA CABEZA DEL PRIMER
ESTADO SOCIALISTA
En medio de difíciles
condiciones, el Gobierno de obreros y campesinos, dirigido por Lenin logró
vencer la contrarrevolución interna y la intervención de 14 países.
El Séptimo
Congreso, 26 de marzo de 1918, cambió el nombre del partido por Partido
Comunista de Rusia, reconociendo 1903 como su año de fundación.
Con la llegada al poder del partido soviético en Rusia en
1917, Nadiezhda Krupskaia fue nombrada Comisaria de Educación tomando entonces
parte activa en la preparación de las leyes educativas, en las actividades
encaminadas a luchar contra el analfabetismo, en la organización del sistema de
escuelas ruso y en el establecimiento de fundaciones culturales para conseguir
una sociedad nueva.
Fue editora de un gran número de publicaciones: Educación
Pública, Escuela para adultos...
Dedicó mucho tiempo al mundo de la Biblioteconomía
siendo además una experta conocedora de la Bibliografía rusa y
de las Bibliotecas de la
Europa Occidental mostrando, por otro lado, especial interés
en las bibliotecas norteamericanas.
Tomó parte en la redacción de la legislación sobre
bibliotecas rusas incluido el Decreto sobre la Centralización de
estas.
Las conferencias y reuniones más significativas realizadas
en el campo de la
Biblioteconomía fueron realizadas bajo su supervisión.
Krupskaya dio múltiples conferencias sobre la distribución de libros, los
problemas en el campo de la ciencia bibliotecaria o la Biblioteconomía,
escribiendo además numerables artículos sobre estos temas.
ATENTADO CONTRA LENIN
El viernes 30 de agosto de
1918, Lenin habló en un mitin en una fábrica de Moscú. Finalizado el acto se dirigió al
auto que lo esperaba para conducirlo a la
reunión del Consejo de Comisarios del Pueblo, que debía iniciarse a las
21 horas. Caminaba rodeado por una multitud. De pronto una mujer -miembro de un
grupo terrorista de los eseristas- le disparó tres balazos, dos de los cuales
lo hirieron gravemente. Una le penetró en el tórax comprometiendo la parte
superior del pulmón izquierdo; la otra, se le alojó en el cuello muy cerca de
la espina dorsal.
Se recuperó. El 18 de septiembre participó en la reunión
del Consejo de Comisarios del Pueblo. Pero su salud comenzó a empeorar.
Desde 1922 la salud
de Lenin era muy precaria. El intolerable estrés de encabezar la revolución, la
guerra civil y la construcción de una nueva sociedad, le afectó seriamente. A
esto hay agregar las secuelas del atentado de 1918, pues debió vivir con una bala en el cuello,
peligrosamente cerca de la espina dorsal.
GRAVEMENTE ENFERMO
En mayo de 1922, sufrió un primer infarto cerebral, que lo
dejó parcialmente paralizado en su lado derecho. Debió
disminuir su papel en el Gobierno.
La enfermedad de Lenin en mayo
de 1922 redujo notablemente la actividad política de Nadiezhda Krupskaia. Dejó gran parte de las tareas en el ministerio para
acompañarlo en Gorki. Su
principal actividad política se limitó a ciertas visitas de centros educativos
cercanos y la redacción de algunos artículos.
Regresó a Moscú con Lenin el 2
de octubre y, durante las nueve semanas siguientes que precedieron al nuevo
ataque de este, asistió a diversos congresos: de la Internacional Comunista,
del Komsomol y otro de propagandistas.
Lenin sufrió una nueva serie de infartos que limitaron su
actividad política hasta la primavera de 1923. Los médicos recomendaron reposo
total, pero Lenin deseaba continuar con la actividad política; Krúpskaya
mantuvo una actitud vacilante entre los deseos de su marido de evitar su
aislamiento político forzoso y los consejos médicos que lo recomendaban.
Ante la insistencia de Lenin por mantener cierta labor, colaboró en la
redacción de sus últimos artículos, que en conjunto se conocen como el
“Testamento de Lenin”. En estos trataba
diferentes temas como el de la
dirección colectiva en el Partido. En uno, dictado el 24 de diciembre de
1922,
advertía sobre los peligros que involucraría poner a la
cabeza del Partido y del gobierno
soviético a Stalin o Trotski.
En mayo de 1923, luego de tener el tercer infarto, Lenin
quedó postrado en cama, imposibilitado de hablar.
Nadiezhda se encontraba junto a Lenin en el pueblo de
Gorki, en la madrugada del 21 de enero de 1924, cuando éste falleció tras un repentino empeoramiento de
su estado después de semanas de mejoría.
La causa de su fallecimiento fue un infarto cerebral.
El día anterior, Krúpskaya había acabado de leerle las
conclusiones de la
XIII Conferencia del Partido, que preocupaban a su esposo y
que había tratado de mezclar con lecturas más ligeras. Antes, le había leído a
novela del escritor estadounidense Jack London “Amor a la Vida”.
LA HERENCIA TEÓRICA LENINISTA
En los 35 años de labor
teórica y práctica, entre 1888 y 1923, Lenin escribió más de 30 mil libros,
folletos, cartas y documentos. Unos 9 mil de ellos figuran en los 55 tomos de
su Obras Completas, editadas entre 1958 y 1965.
Citamos sólo algunas de sus
obras:
“Sobre la cuestión de los
mercados” (1893),
“El desarrollo del capitalismo en Rusia” (1899),
“Anarquismo y socialismo” (1901),
“¿Qué
hacer?” (1902),
“Las tareas de la juventud
revolucionaria” (1903),
“Un paso adelante, dos atrás” (1904),
“Dos tácticas de la socialdemocracia en la Revolución Democrática”
(1905),
“Materialismo y empiriocriticismo” (1908),
“Carlos Marx” (1914),
“La quiebra de la Segunda Internacional”
(1915),
“El imperialismo, etapa superior del capitalismo” (1915),
“El programa militar de la revolución proletaria” (1916),
“El Estado y la Revolución” (1917),
“La revolución proletaria y el renegado Kautsky” (1918),
“La Tercera Internacional
y su lugar en la historia” (1919),
“El ‘izquierdismo’ enfermedad infantil del comunismo”
(1920),
“La crisis del Partido” (1921),
“Carta al Congreso” (1922),
“Sobre las Cooperativas” (1923),
“Nuestra Revolución” (1923),
“Más vale poco y bueno” (1923).
LENIN EL DIRIGENTE
Quienes militaron y trabajaron
con él coinciden en señalar varias cualidades del líder ruso.
A Lenin siempre le eran
propios el realismo político y la capacidad de apreciar objetivamente la
situación, ver todas las posibilidades que se ofrecían en tal o cual momento. El realismo político de Lenin
permitía evitar el falso optimismo o pesimismo en los bruscos virajes de la
historia. Al sufrir derrotas no se
dejaba llevar por el pesimismo e infundía confianza en los otros. Sabía extraer
lecciones hasta de las batallas perdidas.
En base al análisis científico de la realidad, Lenin
elaboraba planes audaces de construcción de una nueva sociedad. Una gran
eficacia caracterizaba también su actividad como estadista. Determinaba con
extraordinaria rapidez las tareas más importantes del momento, pero no olvidaba las secundarias.
Lenin consideraba de enorme trascendencia
la oportuna reacción del Partido ante los cambios de la situación
política.
El estilo leninista de trabajo y la propia personalidad de
Lenin ha dejado una profunda huella en la conciencia de la humanidad y en la
cultura.
LENIN, EL SER HUMANO
Todos los que conocieron de cerca a Lenin destacan su
excepcional modestia en los asuntos concernientes a su persona. Después de ser herido en agosto de
1918 criticó el tono de las publicaciones aparecidas en los periódicos. Escribió:
“Soy como los demás... Toda la vida luchamos, en el plano ideológico, contra la
admiración excesiva de las virtudes de una sola persona, resolvimos ya hace
mucho la cuestión de los héroes, ¡y he aquí otra vez el culto a la
personalidad!”
El modo de vida de Lenin no se
diferenciaba de la vida espartana de sus contemporáneos.
“Lenin compartía todas las
privaciones de aquellos días cuando escaseaba el combustible, las viviendas y
hasta los alimentos”, recuerda G. Lausbury, uno de los dirigentes del partido
laborista inglés que visitó la
Rusia soviética.
Lenin siempre se preocupaba de
los demás. A pesar de sus muchas actividades diarias como estadista, encontraba
tiempo para escribir centenares de recados, dar órdenes verbales para ayudar a
unos y otros camaradas, de mandarles a descansar, a curarse, de proporcionarles
viviendas, etc.
Lenin odiaba a las clases
explotadoras, pero no tenía enemigos personales.
EL HEROÍSMO DE LENIN
Máximo Gorki, el gran intelectual ruso, tiene una obra llamada
“Lenin en 1922”.
En ella escribió:
“Su heroísmo, casi enteramente desprovisto de relumbrón
exterior, la abnegación modesta, ascética, frecuente en el intelectual ruso, en
el revolucionario que cree sinceramente en la posibilidad de la justicia sobre
la tierra; era el heroísmo del hombre que ha renunciado a todas las alegrías
del universo para trabajar duramente por la felicidad de los hombres”.
“Cuando murió Lenin, reconocieron lealmente hasta sus más
encarnizados enemigos que con él había perdido el mundo al hombre ‘que era la
más viva encarnación del genio entre los grandes hombres contemporáneos’.
“Para mí, Lenin, es un héroe de leyenda; es un hombre que
ha arrancado de su pecho el corazón ardiente para alumbrar con su llama el
camino que conducirá a los hombres lejos del abyecto caos contemporáneo.”
NADIEZHDA KRUPSHKAYA DESPUÉS DE LA MUERTE DE LENIN
La muerte de Lenin, ocurrida
apenas seis meses después de cumplirse los veinticinco años de matrimonio,
afectó profundamente a Krúpskaya, privada de su compañero personal y guía
político. Aunque no
ambicionaba los principales puestos políticos, su convencimiento de ser la que
mejor comprendía las ideas de Lenin, que consideraba cruciales para el triunfo
del comunismo al que había dedicado su vida, le hizo entregarse a la política
nacional.
Formalmente, Krúpskaya apoyó al régimen de Stalin y
mantuvo una actividad pública intensa hasta su muerte en 1939. Acumuló gran
número de cargos honoríficos. A pesar de que Krúpskaya permaneció en su
apartamento del Kremlin, las relaciones con Stalin y su familia, que eran sus
vecinos, fueron muy escasas.
Se convirtió en la imagen de
la abuela bondadosa de la revolución, con gran interés en los niños. Principal referente del partido acerca de la
liberación de la mujer defendió los
avances logrados en la
Unión Soviética en la igualdad entre sexos.
Convencida de la necesidad de
estudiar la actividad de Lenin para continuar su obra, dedicó grandes esfuerzos
a publicar diversas obras sobre él, siendo las mejores de entre ellas una serie
de bosquejos sobre su persona que aparecieron primero en Pravda y Bolshevik
entre 1925 y 1933 y más tarde como libro con el nombre de Recuerdos de Lenin.
Ya anciana, comenzó a visitar
más asiduamente diversos balnearios en el Cáucaso (en 1931, 1933 y 1937) y un
sanatorio, frecuentado por antiguos revolucionarios y situado a las afueras de
Moscú. Su círculo de
relaciones se fue reduciendo a estos viejos camaradas y al personal del
Ministerio de Educación, donde continuaba trabajando.
El 24 de febrero de 1939, los bolcheviques veteranos le
organizaron una fiesta por su inminente septuagésimo cumpleaños en
Arjangelskoye, a donde había acudido a descansar. Esa misma noche, sin embargo,
comenzó a sentirse indispuesta y fue rápidamente trasladada al hospital del
Kremlin, donde perdió el conocimiento.
Despertó nuevamente la noche del día siguiente, afirmando su disposición
a asistir al próximo congreso del partido, pero un embolismo abdominal,
complicado con arterosclerosis, acabó con su vida
Nadiezhda Krúpskaya
murió a las 6:15 a. m. del 27 de febrero de 1939 en Moscú, un día después de haber cumplido setenta años
de edad.