Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Quien viva en la luna y encienda el televisor para
saber lo que pasa en Chile quedará convencido de que estamos mal en lo del
Coronavirus por la irresponsabilidad de
la gente sencilla.
En estos días, tanto 24 horas de TVN, “el canal de
todos los chilenos”, y los noticiarios
de CNN en Chile, han dedicados sus mejores esfuerzos mostrando a los
“culpables” de que la curva de la pandemia
en nuestro país se dispare hacia las nubes.
Latas informaciones y comentarios al respecto. Algunas
de las sensacionales denuncias:
“¡Carabineros detienen a más de mil personas por
infringir cuarentena sanitaria!”
“¡Primer condenado a cárcel por no respetar
cuarentena!”·
“¡267 personas han sido detenidas 4 y 5 veces por no
respetar toque de queda!”
“¡Mujer se niega a usar mascarilla!”
“¡Los indolentes no respetan el toque de queda!”
“Uno de los delincuentes que intentaron robar un auto estaba contagiado con el
coronavirus”
“Somos tan porfiados los chilenos. En otras partes la
gente hace caso”. Naturalmente, no se referían a la porfía de Piñera y su
ministro de salud.
Y otros muchos etcéteras. Pero ni una palabra sobre
la absurda negativa del gobierno neoliberal
de declarar a tiempo las cuarentenas exigidas por amplios sectores.
Tampoco sobre las dificultades para adquirir las mascarillas.
¿Qué ocultan los medios de comunicación con esta cortina
de humo de los irresponsables de a pie? Que
los hay, los hay, pero que en ningún
caso son los culpables de la catástrofe sanitaria y social que se ha desatado
en Chile.
El informe sobre la pandemia en Chile del sábado 13
de junio de 2020, que curiosamente no
entregó el ministro Mañalich, sino la subsecretaria Paula Daza, fue
lapidario. Total de contagiados: 167.355.
Fallecidos en las últimas 24 horas: 231, que elevan
el total de muertes por el coronavirus a 3.101.
Ya antes el subsecretario Arturo Zúñiga había dicho:
“se pueden comente errores en el manejo de la pandemia”.
A confesión de
parte, relevo de pruebas.
Escribía estas líneas, cuando escuché la noticia. El
presidente Sebastián Piñera, principal culpable de la catástrofe sanitaria,
sacrificó a su médico de cabecera. Sacaba a Jaime Mañalich de su cargo de
ministro de Salud.
Dejémonos de eufemismos. Es verdad que el talante
poco simpático, personalista y pésimo relacionador del “renunciado” ministro,
creó problemas. Pero, quien dictaba las líneas de trabajo era Piñera. Vivimos
un régimen ultra presidencialista. Los ministros pueden poner la música, pero
el texto de la canción lo impone siempre
el presidente.
Utilizando sus conocidos trucos, el presidente Piñera
pretende sacarse los balazos, haciendo aparecer como el causante del desastre
sanitario a su médico de cabecera.
Estaremos atentos a la música que pondrá el nuevo
ministro de Salud, el doctor Enrique Paris. En cuanto al texto, no nos hacemos
ilusiones. Este mejorará sólo con la salida de su autor , el presidente Piñera.