Hace 95 años:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
“…Tras una serie de provocaciones patronales, policiales y
autoridades
locales, tuvo lugar la horrenda masacre de
fuerzas de
artillería bombardearon la oficina, mientras las
de infantería
acribillaban trabajadores”. (Hernán Ramírez
Necochea: “Origen y Formación del Partido Comunista
de Chile”)
El poder del Presidente Arturo Alessandri, que había
retornado a La Moneda
en marzo de 1925, era relativo.
Quien en verdad mandaba en el gobierno,
era su Ministro de Guerra, el coronel Carlos Ibáñez. Pero, ambos coincidían en
una política abiertamente antiobrera. Ella cuadraba perfectamente con los
intereses de las empresas imperialistas británicas y norteamericanas.
Los trabajadores del norte
minero avanzaban en organización y combates. Las autoridades asediaban y
provocaban a los obreros. Simultáneamente reforzaron las tropas estacionadas en
la pampa. En abril fueron enviados 500 soldados. A mediados de mayo comenzaron
a llegar tropas regulares a las provincias de Tarapacá y Antofagasta.
LAS
MANOS DE EE UU
Harry Campbell, Cónsul
estadounidense en Iquique, se entrevistó con el comandante de la zona,
Florentino La Guerra ,
agradeciéndole “a nombre de los intereses norteamericanos la pronta y efectiva
protección ofrecida por el ejército”. El general chileno le recalcó que “la
situación no está suficientemente clara en la pampa y todavía parece haber allí
algunos agitadores profesionales que predican doctrinas comunistas por lo cual
será necesaria una constante vigilancia durante algún tiempo para prevenir
estallidos de grupos ostensiblemente influenciados por los agitadores”.
Otro tanto hizo el embajador
estadounidense William Collier, dirigiéndose a los más altos niveles del
gobierno de Chile.
LOS
TRABAJADORES LUCHAN
Pero las amenazas y presiones
no impidieron las luchas obreras. El 29
de abril se declaró una huelga en el mineral de Chuquicamata. El 1º de mayo
paralizó la pampa salitrera en conmemoración del Día Internacional de los
Trabajadores y en solidaridad con los mineros del cobre. El 7 de mayo los
portuarios de Antofagasta se negaron a descargar barcos en apoyo a la huelga.
Trabajadores marítimos y ferroviarios declararon boicot a las mercancías,
barcos y pasajeros estadounidenses.
REPRESIÓN
DE PATRONES
Los patrones respondieron con
el despido selectivo de dirigentes y activistas en toda la pampa. En protesta
contra estas arbitrarias medidas, declararon huelgas los operarios de las
oficinas salitreras Santiago, Huara y San Pablo.
Continuó la ola represiva,
treinta y cuatro portuarios fueron suspendidos en Caleta Buena.
En mayo de 1925, el Gobierno
de Alessandri, de acuerdo con los militares, convocó a una Asamblea
Constituyente a la que debían concurrir representantes de todos los partidos. Con
ello se violó una promesa realizada por los oficiales que encabezaron el golpe
de enero de 1925, en el sentido de reemplazar la Constituyente de
1833 por otra de corte progresista. Con la maniobra de hacer participar a todos
los partidos, se entregaba la hegemonía de la Constituyente a los
partidos burgueses.
MANIFIESTO DEL PC
Ante esta traición a la palabra dada, el Partido Comunista
reaccionó publicando un Manifiesto en que señalaba que la clase obrera debía
recuperar su total independencia y “constituir un Frente Único, olvidando
ligeras diferencias ideológicas”. Al dar este paso, los comunistas superaban las
desviaciones, tanto reformistas como de infantilismo revolucionario, en
que habían caído al producirse el golpe militar del 23 de enero de 1925.
También en mayo de 1925
recrudecieron las protestas de los trabajadores en la provincia de Tarapacá.
PROVOCACIONES
DEL GOBIERNO
A fines de ese mes, el
gobierno, presionado por el Cónsul estadounidense en Iquique, autorizó al
Gobernador del Departamento de Pisagua y al Intendente de Tarapacá a adoptar
medidas contra dirigentes sindicales. El 31 de mayo, treinta y tres de ellos
fueron detenidos en Pisagua y embarcados rumbo al sur. El 3 de junio, clausuraron dos periódicos comunistas, entre
ellos “El Despertar de los Trabajadores” de Iquique, cuyo editor fue encarcelado; siendo ambas imprentas requisadas.
LOS TRABAJADORES RESPONDEN
Ese mismo día, tuvo lugar una masiva concentración en el
Alto de San Antonio, organizada por el Consejo Industrial de la FOCH , que agrupaba a
numerosas oficinas de la zona. Se produjo un enfrentamiento entre
los pampinos y policías, en que cayeron muertos dos de estos últimos.
Como respuesta a esa provocación montada por las
autoridades, la FOCH
llamó a una huelga general en el Cantón. El paro se extendió rápidamente a toda
la provincia de Tarapacá.
El 4 de junio el puerto de
Iquique amaneció paralizado. Estaban en huelga los obreros marítimos,
ferroviarios y conductores de carretas.
PREPARANDO
LA MASACRE
Tras los sucesos ocurridos en el Alto de San
Antonio, que forman parte de un plan de provocación y aniquilamiento del
movimiento sindical por parte del gobierno, los trabajadores y sus familiares
de esa área –aprovechando que los administradores han viajado a Iquique- se apoderan de las oficinas Galicia y La Coruña , con el fin de
distribuir entre los habitantes los víveres que allí existían.
Entonces, el comandante
general de armas y jefe de la guarnición de Iquique, Recaredo Amengual,
comunicó al ministro de guerra, coronel Carlos Ibáñez que, “en la pampa había
estallado la revolución soviética”.
Éste, convertido ya en hombre
fuerte del gobierno, le ordenó que mandara tropas a la pampa y sometiera por la
fuerza a los obreros.
En la oficina salitrera La
Coruña se habían reunido miles de trabajadores y sus
familiares. Se cobijaron allí, buscando un lugar seguro ante las noticias de
que los soldados, premunidos de ametralladoras, tenían orden de aniquilar a
quienes, abandonando las oficinas, marcharan por la pampa.
El general Florentino La Guarda fue comisionado por el ministro de Guerra
para llevar adelante la masacre.
Oficina salitrera La Coruña
CON ARTILLERÍA
El 5 de junio de 1925 el ejército, con ferocidad,
bombardeó la oficina de La
Coruña con artillería y utilizó ametralladoras contra los
trabajadores. Los resultados fueron sangrientos. Pero era sólo el comienzo.
Durante 60 días y sus noches prosiguieron las matanzas. Miles de pampinos
fueron encerrados en el Velódromo de Cavancha y
en el crucero O’Higgins, surto en la bahía. En las noches eran sacados
hacia los cerros, obligados a cavar su propia tumba y muertos con tiro de fusil
o a culatazos.
EL “PALOMEO DE ROTOS”
“Los que habían escapado a la redada –escribe Luis
Corvalán, en su libro ‘Ricardo Fonseca, combatiente ejemplar’-, vivían en los
hoyos de las calicheras. Pero hasta allí llegaba la persecución. Al ir en las
noches de uno a otro hoyo de las calicheras, los pampinos, con sus ‘cotas’
blancas, eran avistados por los piquetes del ejército, que disparaban contra
ellos. Los masacradores llamaban a este
crimen ‘el deporte del palomeo de rotos’, porque al ser alcanzados por las
balas, los pampinos caían –según ellos- como palomas cazadas en vuelo”.
LAS
MATANZAS SUMAN Y SIGUEN
Pero la crueldad de los
militares no terminó con esto.
James Petras afirma que
“quizás más espantosos todavía fueron los informes de que cientos de los
arrestados en el norte habían sido ‘fondeados’ en el mar”. Entrega antecedentes
de una carta cifrada, escrita por el Cónsul estadounidense en Arica con fecha
27 de junio de 1925, donde señala: “Se dice que cien huelguistas embarcados en
el O’Higgins en Iquique fueron declarados desaparecidos al día siguiente y
también se han usado ametralladoras contra los huelguistas de la pampa matando
a mil de ellos“.
El historiador Hernán Ramírez
sostiene, en su obra ‘Origen y Formación
del Partido Comunista de Chile’, que en La Coruña , “en una acción
comparable a la de la escuela Santa María de Iquique, fueron asesinados
alrededor de tres mil obreros, mujeres y hasta niños”.
Según un informe presentado al
Séptimo Congreso Nacional del Partido Comunista, realizado en Santiago en
diciembre de 1925, por la delegación de Iquique, se denuncia que el general La Guarda “emprendió en la
pampa Salitrera una campaña de fusilamientos y matanzas colectivas en las que
cayeron los dirigentes que más se habían distinguido en los sindicatos legales
constituidos en conformidad a la ley respectiva, dejando la pampa transformada
en un vasto y macabro cementerio”.
AGRADECIENTOS
POR LA MASACRE
El historiador Ricardo Donoso
en su obra ‘Alessandri, agitador y demoledor’, sostiene que el Presidente
Arturo Alessandri agradeció a las fuerzas armadas “los dolorosos esfuerzos y
sacrificios patrióticamente gastados para restaurar el orden público y para defender
la propiedad y la vida injustamente atacadas por instigadores de espíritus
extraviados o perversos”. Otro tanto hizo el Coronel Ibáñez.
El general La Guarda sabedor a quienes
benefició con la masacre, tuvo el descaro de sugerir al “vicecónsul de su
Majestad que los servicios que había prestado a los intereses británicos
podrían ser adecuadamente reconocidos con el otorgamiento de una condecoración
inglesa”.
A PEDIDO DE LOS IMPERIALISTAS
Según James Petras “una reciente investigación en los archivos
nacionales de Estados Unidos proporciona evidencia documental de los estrechos
vínculos y la colaboración existente entre el gobierno de Arturo Alessandri
Palma y los intereses mineros británicos y norteamericanos. Los
archivos revelan que Arturo Alessandri provocó y ordenó –deliberadamente- la
masacre de trabajadores salitreros en la pampa en junio de 1925, para satisfacer las demandas
de los hombres de negocios y los diplomáticos ingleses y estadounidenses”.
ALESSANDRI RECONOCE HABER PROVOCADO LA MASACRE
El embajador británico Hohler
relató que, en una conversación sostenida con Alessandri a comienzos de junio de 1925, éste se vanaglorió
de haber provocado la masacre, pues le dijo muy claramente que él mismo había
provocado la crisis... que sus agentes se habían estado ocupando durante un par
de meses de investigar el sentimiento popular, las actividades de los
comunistas y el estado de ánimo de los soldados. Conociendo estos tres elementos, Alessandri se
había decidido actuar considerando que la mejor defensa era el ataque. La
acción a la cual se refirió fue el cierre de la prensa comunista en el norte,
lo que precipitó los ataques en las oficinas.
PRETENDIERON DESTRUIR EL MOVIMIENTO OBRERO
Ante la intensificación del conflicto de clase entre los
trabajadores chilenos y el capital foráneo, Alessandri y el alto mando militar,
pretendieron destruir el movimiento obrero en el centro mismo de su poder, para
consolidar sus lazos con el capital extranjero.
Elías Lafertte, enviado por la directiva nacional de la FOCH a investigar la masacre
de La Coruña ,
fue detenido en el norte y permaneció largo tiempo en la cárcel.