Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Querida compañera, querido compañero:
Hace ocho años, un día como hoy, 21 de julio, dejó de latir el corazón de un gran comunista chileno: Luis Corvalán Lépez. Tuvimos la suerte de conocerlo y compartir con él en muchas ocasiones
Lo recordamos y le rendimos homenaje con enorme respeto, cariño y admiración.
Un abrazo,
Iván Ljubetic Vargas
Hace ocho años escribí: “Los comunistas de Ñuñoa inclinamos
nuestras banderas en homenaje a un
compañero ejemplar, don Lucho Corvalán, cuyo corazón dejó de latir hoy,
miércoles 21 de julio de 2010, a las 8 horas.
Es uno de los más grandes dirigentes del Partido Comunista
de Chile y, hasta sus últimos días siguió militante en su célula, la Santiago
Aguilar, del Comunal Ñuñoa.
Hasta el final de su
existencia estuvo preocupado del
Partido, de su historia, de sus aportes a la democracia en Chile. Para mañana jueves 22 de julio, nos había
citado, junto con el compañero David Mc
Conell, para una nueva conversación sobre un libro que estaba escribiendo”.
EL
PASO MÁS IMPORTANTE
Luis Corvalán Lépez nació cuando la primavera ya se
anunciaba, un 14 de septiembre de 1916, en Pelluco, Puerto Montt. En 1921 su familia se trasladó
a Tomé. Allí ingresó al Partido Comunista.
En sus Memorias ‘De lo
vivido y lo peleado’ relata: “Hice migas con un zapatero remendón, el maestro
Palmita, que era miembro del Partido... Cierta vez, Palmita me invitó a una
reunión comunista que se llevó a cabo en una casa del Cerro Estanque. En tal ocasión di el paso más importante de mi
vida: ingresé al Partido. Fue en 1932, creo que en el mes de febrero”. Por entonces tenía 16 años y estudiaba en la
Escuela Normal de Chillán.
DOS
LLAMADOS A SANTIAGO
Su primera
designación como profesor fue
para la Escuela Santa María de Iquique, la misma en donde se había
perpetrado la masacre del 21 de
diciembre de 1907. Al
año de haber iniciado su labor como maestro, en agosto de 1936, sufrió la
exoneración. Gobernaba, por segunda vez,
Arturo Alessandri Palma.
Abandonó entonces Iquique y
se dirigió a Concepción, donde vivía su familia. Se dedicó de lleno al trabajo
partidario. Pocos meses después fue citado a la capital, donde participó en un
pleno del Comité Central de la Federación Juvenil Comunista, a cuya cabeza
estaba Luis Hernández Parker, quien poco
después fue reemplazado por Ricardo Fonseca.
Regresó a Concepción. Luego
volvió a viajar a Santiago.
Así lo explica en sus Memorias: “A fines de año (1937) fui
llamado a la capital para trabajar como secretario de Carlos Contreras Labarca,
Secretario General del Partido, y desempeñar, al mismo tiempo, algunas tareas
en el Comité Central de la Federación de Juventudes Comunistas”.
SE CASA CON LA COMPAÑERA LILY
El 25 de octubre de 1938
triunfó Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular.
Trabajó en varios
periódicos obreros. Enviado por el Partido, volvió a Iquique, donde se hizo cargo de la dirección de “El
Despertar de los Trabajadores”, que Recabarren
había fundado en enero de 1912. Más tarde laboró en El Siglo, del cual fue designado director en 1946.
El 14 de diciembre de ese año contrajo matrimonio con la compañera
Lily Castillo. Escribe Luis Corvalán: “En Lily hallé un tipo de mujer que no
había conocido. Además de buena moza y simpática, encontré que su afiliación a
la causa comunista le salía de adentro”.
Tuvieron cuatro hijos:
María Victoria, Viviana, Lily y Luis Alberto.
ENCARGADO DE PROPAGANDA
En 1948 pasó a la
clandestinidad, adoptando el nombre de
Luis Correa. Encabezó la Comisión de Propaganda que estaba formada por Carlos
Rosales, Eugenio Vallejos y el doctor Hernán Sanhueza. Eran los momentos más
duros de la represión de González Videla. Ocupaba el cargo de Secretario General
del Partido el obrero Galo González, que asumió
esa responsabilidad a la muerte de Ricardo Fonseca, el 21 de julio de
1949. En 1950 Luis Corvalán
fue designado miembro del Comité Central. Narra don Lucho: “Con
Galo me veía dos veces a la semana. Juntos
trabajamos en informes y artículos. Editamos clandestinamente la revista del
Comité Central ‘Principios’.”
CUANDO LO CONOCÍ
El 4 de septiembre de 1952
el ex dictador Carlos Ibáñez ganó, por un impresionante margen, las elecciones
presidenciales. Ese año fui designado miembro del Comité Regional Santiago de
las Juventudes Comunistas, del cual era
Secretario Político Mario Zamorano. Me encomendaron la tarea de ser
responsable de la revista ‘Principios’. En esa calidad fui citado a una reunión
clandestina del Frente de Propaganda del Partido. No recuerdo el lugar donde sesionamos. Pero
sí del compañero que hizo un extenso, interesante y didáctico informe. Era bajo
de estatura, muy flaco, de nariz pronunciada, con un bigotito debajo de
ésta, de mucho fumar y de convincente
hablar. Se llamaba Luis Correa. Tiempo después supe que se trataba de don
Lucho. Así lo conocí, en una reunión de Propaganda, eludiendo la represión del
gobierno del “paco” Ibáñez.
SECRETARIO GENERAL
En el XIV Congreso del Partido, efectuado
clandestinamente en Cartagena, en la
Casa de Veraneo de la Escuela Faustino Sarmiento, en el mes de abril de 1956,
fue nombrado miembro de la Comisión Política y del Secretariado del Comité
Central.
El 8 de marzo de 1958,
falleció el Secretario General del PC, el obrero Galo González, “El Comité
Central –escribe Luis Corvalán en “De lo
vivido y lo peleado”- me eligió como su secretario general. Galo González, en su lecho de muerte, había
alcanzado a decir a José González que,
en su opinión, yo debería sucederlo. Julieta Campusano fue la primera en
expresar su acuerdo:
-Corvalán
–dijo- es un revolucionario formado por el Partido. Y se explayó en otras
consideraciones y palabras elogiosas que no puedo repetir.”
Al respecto, Julieta
Campusano expresó hacia 1975: “Corvalán recuerda siempre que fui la que lo
propuse para secretario general del Partido, y se reía porque dije que lo
proponía porque lo consideraba el más equilibrado de todos. Según mi concepto
él aparecía indiscutiblemente como el compañero que debía suceder al compañero
Galo...”
CUANDO
LO ESCUCHÉ POR SEGUNDA VEZ
El 8 de marzo de 1958
recibimos en Temuco la triste noticia del fallecimiento del camarada Galo
González, Secretario General del Partido. Reunido el Comité Regional se
adoptaron dos medidas: realizar esa noche una salida de propaganda callejera
con la consigna “Viva Galo González, PC” con la hoz y el martillo. La segunda
medida fue designar una delegación de cuatro dirigentes que viajara esa misma
noche a Santiago para participar en los funerales del compañero Galo. Uno de
los que formó esa delegación fui yo, en mi calidad de Secretario del Comité
Regional Cautín de las Juventudes Comunistas de Chile. Viajamos en tren toda la
noche. Llegamos a Santiago a las 7 de la mañana del 9 de marzo. Nos dirigimos
al Sindicato Sicchel, ubicado en Catedral 2789, esquina de Sotomayor. Allí
estaba la capilla ardiente. Hicimos, como otros cientos, una guardia de honor
junto a la urna donde estaban los restos mortales del compañero Galo.
En la tarde del 10 de marzo
fueron los funerales. Los cuatro de
Cautín formamos parte del río de banderas rojas, puños y consignas.
“¡Compañero Galo
González...! ¡Presente... Ahora y Siempre!”
“Y que fue... y que fue... Aquí estamos otra vez!”
En la Plazoleta del Cementerio
General un mitin de despedida. Allí habló el nuevo Secretario General del
Partido. Dijo: “Hoy la ilegalidad del Partido Comunista ha terminado de hecho
para siempre”. En ese triste y combativo momento escuché por segunda vez al compañero Luis Corvalán.
CONQUISTADA LA LEGALIDAD
A comienzos de 1958, se
constituyó un amplio Bloque de Saneamiento Democrático que tenía dos objetivos:
derogar la Ley de Defensa de la Democracia y modificar la ley electoral para
impedir el descarado cohecho, la compra del voto, que realizaba la derecha.
El 2 de agosto de
1958, el Presidente Ibáñez promulgó la ley que derogaba la Ley Maldita, engendro
liberticida que había utilizado en gran parte de su segundo gobierno.
SU
INFLUENCIA EN EL PARTIDO
La conquista de la legalidad
determinó, entonces, una importante transformación al interior de la vida
del Partido Comunista.
Como sostuvo el escritor y
periodista José Miguel Varas en 1975, "el cambio de 'clima' dentro del
Partido fue muy notable, y se debió a la legalidad, pero no sólo a ello. Hubo
algo muy personal en Corvalán que influyó a crear una sensación de gran
confianza en la posibilidad de criticar, de que cada cual pudiera dar su
opinión sobre cualquier materia, unido todo ello a la idea de que el Partido no
era un club de debates, de que de todas maneras había que ser muy firme en las
cosas fundamentales...”
Y agregaba José Miguel Varas: "Hasta la llegada de Corvalán a la
Secretaría General, el Partido era en mucho un Partido de obreros endurecidos,
golpeados, resistiendo al enemigo. Y Corvalán planteó la perspectiva
completamente distinta, aunque lógicamente ello no era sólo cuestión de él,
sino que correspondía también a un cambio en la situación: 'Son ellos, los
enemigos, los que tienen que estar a la defensiva. Ahora nosotros nos abrimos,
ahora nosotros vamos a ser los dueños de la iniciativa aquí' ".
EN
TEMUCO
En marzo de 1961, don Lucho fue elegido Senador
por la Séptima Agrupación Provincial (Ñuble, Concepción y Arauco).
Jugó un rol destacado en la convergencia de las fuerzas
de izquierda, tanto en el FRAP, como en la Unidad Popular.
El marzo de 1969 resultó
electo Senador por la Tercera Agrupación Provincial (Aconcagua y Valparaíso)
En 1964 se publicó el folleto del compañero Corvalán titulado
‘Nuestra Vía Revolucionaria’.
CONTANDO LA FIRME
A fines de agosto de 1964,
realizamos el acto de cierre de la campaña en Temuco. Como miles de allendistas en todo el país, estábamos
convencidos que en verdad “la tercera sería la vencida”.
Ese día, como estaba programado,
llegó a la estación ferroviaria el Tren de la Victoria. Venía una amplia
delegación, varios dirigentes
nacionales, entre ellos, don Lucho Corvalán.
Poco antes de iniciarse la
concentración llamó a los miembros de la Dirección Regional. Quería conversar
con nosotros. Como siempre lo hacía,
comenzó por hacernos preguntas. ¿Cuál era la situación de la campaña en la
provincia? ¿Qué opinión teníamos sobre
los resultados en los comicios del
próximo 4 de septiembre? ¿Qué nos parecía la cantidad de gente que estaba en el
mitin de clausura de la campaña en Temuco? Nos preguntó a uno por uno. Nuestras
respuestas fueron optimistas. Que la
cosa en Cautín era buena; que ganábamos;
que estábamos muy contentos por la cantidad de
gente que llegó al acto.
Don Lucho hizo una pausa.
Luego nos dijo: “Compañeros, esto es sólo para ustedes. ¿Creen que con un acto
como éste podemos pensar en una victoria? No, compañeros. Los dirigentes no nos
podemos auto engañar. Esta vez, tampoco ganaremos. Debemos saber la verdad,
para no caer luego en actitudes desesperadas. Pero, insisto esto es sólo para
ustedes, los dirigentes más responsables. No pueden ni siquiera insinuar algo
así a los compañeros, a los aliados, a la gente. Porque es necesario seguir
trabajando hasta el último minuto”.
Luego participamos en la
concentración. Apenas terminó, partió el
Tren de la Victoria. Fuimos a despedirlo a la Estación, que quedaba cerca del
lugar donde se había realizado el mitin.
Mi experiencia vivida en
las cuatro campañas presidenciales con Allende, me permite afirmar que, la única vez en que dirigentes y la gente allendista estábamos
absolutamente seguros de que
ganaríamos, fue en la el 64.
Incluso los adversarios no
se la tenían segura.
Pero las cosas se dieron
como nos había adelantado don
Lucho. Perdimos. La tercera
no fue la vencida.
UN
GRAN CONDUCTOR DEL PARTIDO
Durante
los 31 años que Luis Corvalán fue el Secretario General del Partido, éste tuvo
una amplia política de alianzas y fue un
factor decisivo en la unidad de las fuerzas democráticas y populares.
Era mediado de 1969. La
derecha ya había designado a su abanderado para las elecciones presidenciales
de 1970. Era Jorge Alessandri Rodríguez. Otro tanto hizo la Democracia Cristiana, nombrando a
Radomiro Tomic.
Los partidos de Izquierda
comenzaron a presentar sus candidatos. La Acción Popular Independiente,
API, proclamó a Rafael Tarud, que recibió el apoyo del Partido Socialdemócrata;
el Partido Radical postuló al senador Alberto Baltra Cortés; el MAPU presentó a
Jacques Chonchol.
En el Partido Socialista, luego de una dramática sesión, en que la
mayoría de sus miembros se abstuvo, el Comité Central del PS proclamó a
Salvador Allende.
Ante la carencia de candidato único de la izquierda, el Partido Comunista
decidió proclamar como abanderado a Pablo Neruda, el martes 30 de septiembre.
SURGE LA UNIDAD POPULAR
El 9 de octubre de 1969 fue
un día histórico: se fundó la Unidad Popular. La constituyeron partidos
marxistas: el Comunista y el Socialista; colectividades socialdemócratas: el
Partido Radical, Socialdemócrata, la Acción Popular Independiente y un partido
de raíz cristiana, el MAPU.
Don
Lucho jugó un importante
rol en la constitución de la
Unidad Popular, en la elaboración y aprobación del
Programa Básico del
Gobierno Popular, del Pacto de Gobierno, donde se establecieron las pautas por
las cuales se regiría la administración de la Unidad Popular, y del documento
sobre el Estilo de la Campaña presidencial.
BUSCANDO AL CANDIDATO ÚNICO
La
creación del Comité Coordinador de la Unidad Popular, la aprobación del
Programa de Gobierno y de los otros documentos de la coalición de Izquierda,
hicieron pensar que pronto habría
acuerdo sobre el candidato. Pero no fue así.
Se inició 1970, el año de los comicios electorales. Poco a poco se fue
aclarando el panorama. Renunciaron Jacques Chonchol, Alberto Baltra, Pablo
Neruda. Pero aún quedaban dos: Rafael Tarud y Salvador Allende. Ninguno con
visas de ceder.
Ante la demora por la designación del abanderado, el Partido Comunista
convocó a una concentración pública en Santiago para el 22 de enero de 1970 y advirtió: si para el inicio de ese
acto no hay acuerdo, el Partido Comunista proclamará definitivamente a Pablo
Neruda.
SALIÓ HUMO
BLANCO
Y ocurrió lo tan esperado.
Poco antes del plazo señalado, el Comité Coordinador de la Unidad Popular llegó
a un acuerdo. Fue así como al comenzar la concentración, Luis Corvalán pudo
decir:
“Salió humo blanco. Ya hay candidato único. Es Salvador Allende.”
Estalló la alegría. La emoción pobló los corazones. La multitud llenó la
Plaza Bulnes y sus alrededores con aplausos y una consigna: “El pueblo,
unido... jamás será vencido... El pueblo unido... “
Fue así, como desde el 22 de enero de 1970, faltando sólo 225 días para
las elecciones presidenciales, la Unidad Popular – por fin – tuvo candidato.
Era la cuarta vez que Salvador Allende postulaba como abanderado popular a la
Presidencia de la República.
Con Luis Corvalán a la cabeza, los comunistas entregamos una contribución fundamental para
alcanzar la victoria popular del 4 de septiembre de 1970 y fuimos gran aporte durante el gobierno presidido por Salvador Allende.
EN EL GOBIERNO
POPULAR
En el Gobierno de Salvador
Allende, los comunistas participamos en el Gabinete con tres ministros y
estuvimos a la cabeza de la batalla por la producción.
Del 30 de marzo al 9 de
abril, Don Lucho participó en el XXIV Congreso del Partido Comunista de la
Unión Soviética.
El 4 de abril habían tenido
lugar las elecciones municipales en que la Unidad Popular logró el 50,86% de
los votos.
El 11 de julio, se
nacionalizó la gran minería del cobre.
En agosto apareció el libro
de Corvalán ‘Camino de Victoria’.
El 2 de enero de 1972,
presidió el gran acto de masas que el Partido realizó en el Estadio Nacional.
DERROTADAS
DOS INTENTONAS
Trabajadores y soldados
constitucionalistas derrotaron el intento de derrocar el Gobierno Popular a
través del Paro Patronal de Octubre.
En noviembre, Luis Corvalán
integró la comitiva del Presidente
Allende en la visita oficial realizada a la Unión Soviética. Ocupó el cargo de Vicepresidente el general
Carlos Prats, a la fecha Ministro del Interior del Gobierno Popular.
En las elecciones
parlamentarias del 4 de marzo de 1973 la Unidad Popular obtuvo el 44% de los
votos, impidiendo con ello que se impusiera el llamado Golpe Blanco.
PRISIONERO
POLÍTICO
El 11 de septiembre de 1973
los fascistas asaltaron el poder. Bombardearon y atacaron La Moneda, en donde
murió el compañero Presidente.
Después del golpe fascista,
Luis Corvalán fue detenido el 27 de septiembre de 1973. Estuvo como prisionero
político en la Escuela Militar, en la Escuela de Infantería de San Bernardo, en
Isla Dawson, Ritoque y Tres Álamos. Mientras estuvo en manos de la dictadura,
envió mensajes plenos de fuerza y optimismo. Proclamó: “No temo por mí. Amo la
vida, pero no temo la muerte si fuera necesario caer por mi causa”. Por su
parte, la compañera Lily se jugó por entero por su vida y su libertad.
Fue liberado por la solidaridad
internacional, en especial de la Unión Soviética, el 17 de diciembre de 1976.
Realizó una gran actividad en el exilio.
MI ENCUENTRO CON DON LUCHO EN BONN
El 11 de mayo de 1978 viajé
a Bonn a un Encuentro organizado por el Comité de Solidaridad Antiimperialista
de la RFA (ASK) de las organizaciones de la
solidaridad con Chile, los chilenos exiliados con el camarada Luis
Corvalán que realizaba una gira por diversos países, luego de haber sido
arrancado de las garras fascistas por la solidaridad internacional el 17 de
diciembre de 1976. Allí tuve la oportunidad de abrazar al querido compañero
Luis Corvalán Lépez, a quien considero el más grande dirigente comunista
chileno después de Luis Emilio Recabarren. Una foto aparecida en la
contraportada de la edición Nº 7-8 de 1978, de la revista “Boletín
Antiimperialista de Información” (AIB), ha dejado plasmado ese
abrazo, con la lectura: “Alegre
reencuentro: Iván Ljubetic y Luis Corvalán en el evento organizado por el ASK
el 11 de mayo de 1978”.
El 3 de
septiembre de 1980 proclamó en un acto en Moscú la Política de Rebelión Popular
de Masas.
El 20 de agosto de 1983
ingresó clandestinamente a Chile.
Allí nos encontramos con
muchos otros camaradas. Conversábamos alegremos. Trataba de reconocer a viejos
amigos. De pronto se me acercó alguien que no ubicaba. Me dijo: “¿No me saluda,
compañero Iván?”. Por su voz supe que
era don Lucho.
DE
SU INTERVENCIÓN
En ese Congreso, el
compañero Corvalán hizo buena intervención, junto a la de la compañera Julieta,
en mi opinión, las mejores.
Comenzó diciendo: “Esta es
la primera reunión con más de diez personas en que participo desde mi ingreso
al suelo patrio. He sentido una inmensa alegría al ver con mis propios ojos el
gran Partido que tenemos.”
Más adelante enfatizó:
“Entre las concepciones obsoletas está la exaltación de la llamada pureza de la línea, en custodia
de la cual más de algún compañero ha creído buenamente, tener una misión
predestinada. La línea del Partido está en constante confrontación con la práctica
y, por tanto, no es nunca pura ni exacta; está sujeta a rectificaciones y perfecciones de uno u otro
volumen y, como se ha remarcado en el Congreso, el Partido es una organización
viva que tiene sus propias contradicciones y es campo de lucha permanente entre
lo nuevo y lo viejo.”
Agregó: “Yo estuve seis
años y medio en el exilio. El mayor tiempo el trabajo del Partido estuvo
encabezado afuera por el compañero Volodia. Quiero expresar que, a mi juicio,
tanto él como los compañeros Américo Zorrilla, Orlando Millas y otros hicieron
un gran trabajo en varios aspectos, preocupados de ayudar al Partido del
interior.”
TAMBIÉN
JULIETA
Por su parte, la siempre mesurada compañera Julieta Campusano, sostuvo: “Nadie,
considero, tiene un puñal debajo del poncho para destruir el baluarte seguro de
la dirección que tiene el pueblo de Chile. Este Partido tiene raíces profundas
y sólidas, fue formado por Recabarren, por la fe de Ricardo Fonseca, por Galo
González y, por qué no decirlo, por el compañero Luis Corvalán. Lo diferente de
este Congreso con los anteriores, con varios de ellos, es que se realiza en una
etapa nunca vivida antes por el Partido: bajo una tiranía fascista”.
En ese Congreso clandestino
de mayo de 1989, Don Lucho dejó la
secretaría general del PC, siendo
reemplazado por el compañero Volodia Teitelboim, pero siguió como miembro del Comité Central.
DESPUÉS
DEL RETORNO
Regresé a Chile el 23 de
octubre de 1990. Me quedé a vivir en Ñuñoa. Visité varias veces al compañero
Corvalán en San Bernardo. Siempre me recibió muy fraternalmente, como lo hacía
con todos los compañeros. Me ayudó mucho cuando escribía ‘Don Reca’ y otros
libros. Me entregaba informaciones y
opiniones. Me prestó y regaló folletos y
libros suyos. Uno de estos fue ‘Camino de Victoria’, que me lo dedicó
con hermosas palabras: “A mi viejo y querido compañero Iván Ljubetic Vargas
dejo en sus manos, ¡en buenas manos! este ejemplar de un libro que recoge la
posición y la experiencia del Partido en un buen trecho de su vida. Luis Corvalán.
San Bernardo, 11 de noviembre de 1998”.
Después se trasladó a
Ñuñoa. Seguí visitándolo. Cuando no lo hacía me invitaba a hacerlo. Estuvimos
juntos en muchos actos y reuniones. Siempre era de gran interés escucharlo. Era
uno de esos dirigentes, como quedan pocos, dedicados a transmitir sus
experiencias y conocimientos. Aprendí mucho de él. Fue un gran maestro.
Cuando tuve problemas con
algunos dirigentes del Partido, él siempre me aconsejó sabiamente. Fue muy
solidario conmigo.
En julio de 2010, pocos días
antes su fallecimiento, fue la última vez que estuve con él.
Nos reunimos en su casa de
calle Francisco Villagra junto con David Mc Conell, para intercambiar opiniones
sobre un libro que deseaba escribir. Lo
noté muy cansado, con dificultades para concentrarse. Pero jamás pensé que
sería la última ocasión que estaríamos juntos.
LA
HERENCIA TEÓRICA DE DON LUCHO
Escribió muchos artículos, informes, comentarios.
Todos plenos de riqueza ideológica.
Entre sus libros tenemos:
‘Ricardo
Fonseca, combatiente ejemplar’ (1952),
‘Camino de Victoria’ (1971),
‘Algo de mi vida’ (1978),
‘Chile: 1970 – 1973’ (1978),
‘La Rebelión
Popular se abre camino en Chile’ (1981),
‘Tres Períodos de nuestra línea revolucionaria’
(1982),
‘Santiago-Moscú-Santiago’ (1983),
‘El derrumbe del poder
soviético’ (1993)
‘De lo Vivido y lo Peleado.
Memorias’ (1997),
‘El Gobierno de Salvador
Allende’ (2003) y
‘Los comunistas y la
democracia’ (2008).
ASÍ
TERMINÉ MIS PALABRAS HACE OCHO AÑOS
“Una pena muy grande nos
invade al sufrir esta pérdida irreparable para el pueblo chileno. Pero al mismo
tiempo, nos embarga el sano orgullo y la
alegría de haberlo conocido, compartido
con él en múltiples ocasiones. Siempre estuvo presente en las reuniones de
su célula y en todo acto que realizamos
en Ñuñoa; siempre feliz cuando en nuestras fiestas de confraternidad
entregábamos carné a nuevos camaradas. Siempre insistiendo en la necesidad de
crecer, de tener un Partido más grande.
Don Lucho fue la sencillez
y la fraternidad comunista hecha persona.
Ocupó los más altos cargos en el Partido, pero mantuvo siempre esa
modestia que sólo los grandes seres humanos pueden mostrar.
Don Lucho seguirá junto a
nosotros. En su homenaje los comunistas continuaremos trabajando por lograr un
Partido como él lo planteaba, un Partido de masas”.