domingo, 24 de abril de 2011

UN PUESTO EN EL COMBATE


DEL PAIS

UN PUESTO EN EL COMBATE. . .


LLAMAMIENTO DE LOS INTELECTUALES COMUNISTAS

AL CONJUNTO DE LOS INTELECTUALES CHILENOS:

a los escritores / artistas, a los académicos y estudiantes, a los profesionales y técnicos, a los comunicadores sociales y trabajadores de la cultura.


EDICIÓN DE HOMENAJE DE "PRINCIPIOS" A LOS 78 AÑOS DE PABLO NERUDA.

SANTIAGO DE CHILE

Julio de 1982.


NUESTRO OBJETIVO ES LA LIBERTAD: la libertad de Chile y de su pueblo.

Porque el hombre "alfa y omega, principio y fin, medida de todas las cosas, es el amor, el sueño, el objeto y el sujeto" del transitar histórico de la humanidad, y porque estos mismos hombres, encarnados por nosotros en el pueblo de chile -sufren hoy el despojo de toda libertad.

La libertad, derrotero de millones de hombres y pueblos a través de los siglos, sigue siendo todavía una esperanza no resuelta en vastas latitudes de la tierra, y Chile es de ello trágico ejemplo.

Libertad y cultura, una vez mas, son inseparables. Siendo 1a líbertad superación por los hombres de las condicionantes materiales oríginadas en la naturaleza, asi como de las trabas impuestas por las relaciones de desigualdad, explotación y opresión propias de una sociedad de clases, supone ella conciencia de estas necesidades que limitan a los hombres, trabajo y lucha organizada. Sólo así van abriéndose, histórica y socialmente, las posibilidades de crear los fundamentos reales para el desarrollo pleno de todas las potencialidades del ser humano.

La libertad no es, en consecuencia, únicamente ausencia de prohibiciones, como no es tampoco el solo reconocimiento teórico de derechos que hoy son negados a los chilenos.

Nadie puede hoy dejar de preguntarse seriamente acerca de qué líbertad de pensamiento o de decidir su propio destino y el del país, tienen aquellos que carecen de trabajo y de medios vitales de subsistencia; o cuan libre podrá ser mañana el niño que carece de derechos ahora, incluso el pan, o los miles de jóvenes que no saben que rumbo tomar, porque el país no les ofrece un camino de vida.

No existe libertad para quienes sufren las cárceles del régimen.

No existe libertad para todo aquel que vive en la constante inseguridad, como los incontables trabajadores despedidos hoy de IRT, Fanaloza, Yarur y de cientos de otras empresas víctimas de la creciente cadena de quiebras. No existe la libertad para los miles de trabajadores para quienes las rebajas de sueldos y salarios son constante amenaza. No existe la libertad para todos los chilenos que hoy no saben que creer, sometidos cada día a nuevos bombardeos de insólitos hechos criminales, jamás aclarados plenamente, que, en definitiva, son sólo algunas expresiones de la crisis, degradación y corrupción moral a las que el régimen ha llevado al país.

No es en el sistema de explotación capitalista, en consecuencia -en el que unos pocos controlan los medios para hacer valer sus privilegios en desmedro de la inmensa mayoría- donde la libertad encontrará su reino. Y tanto menos en nuestro Chile de hoy, en el que los intereses del gran capital financiero -expresados y defendidos por el poder fascista para acrecentar y garantizar sus superganancias-, imponen la ausencia de toda libertad, pues para negar una vida digna a la mayoría del país este poder recurre en primer lugar al cercenamiento de todas las libertades ciudadanas.

LA AGRESIÓN DEL RÉGIMEN

Es en este escenario donde los intelectuales de Chile -profesionales y técnicos, académicos y estudiantes, escritores, artistas y trabajadores de la cultura- reciben la agresión múltiple del régimen. Por una parte, inseguridad económica exacerbada. junto a la anulación práctica de muchas de sus capacidades de aporte intelectual a la nación. De otra parte, explotación y represión, que como los pares de una misma tenaza se necesitan mutuamente para someter a todo el pueblo de Chile a una forma de vida empobrecida económica, social y culturalmente.

Día tras dia, el fascismo va quedando al desnudo como lo que efectivamente es: la máxima ruptura con la historia y la cultura de Chile.

Todos los valores y conductas forjados en duras y largas luchas por lo mejor de los chilenos, han sido atacados y puestos bajo amenaza desde el mismo 11 de septiembre de 1973; el verdadero patriotismo -jamás opuesto a la amistad y cooperación con otros pueblos del mundo-; la adhesión sincera a la democracia y el deseo de participar y decidir sobre los destinos del país; el aprecio al trabajo y la creatividad en condiciones adversas; el ejercicio pleno y cotidiano de la solidaridad.

El fascismo es, pues, no sólo la explotación y represión llevados al limite. Es también, por su mismo desprecio a los valores humanos, la anticultura y la antihistoria de Chile.

Para dominar y perpetuarse, el poder fascista embiste sin escrúpulos de ninguna especie, frontal e hipócritamente, contra lo esencial de nuestra identidad como nación y como pueblo. Pretende, al mismo tiempo, que parezcan sinónimos los más antagónicos intereses: los de Chile y los de la reducida casta en el poder -el mando militar pinochetista y la gran burguesía financiera, asociados a los circulos más agresivos del Pentágono y a las empresas transnacionales- buscando puesto que no puede lograr la aprobación consciente de las mayorías, el silencio o la pasividad de los más.

Con la represión presente y amenazante, la tiranía pretende atemorizar y atomizar a los chilenos, borrar nuestra memoria histórica, aniquilar todo espíritu critico e impedir la costumbre de organizarse. en primer lugar entre los trabajadores. Intenta hacer desaparecer todo interés por los destinos de la patria, desprestigiando la política y tratando de embotar la sensibilidad y la razón de quienes piensan. Busca romper la esperanza y la decisión de quienes quieren cambiar a Chile en sentido profundo y positivo. Aspira asi la tiranía a lograr que nadie entorpezca ni obstaculice la politica ejercida desde el poder del Estado y con su ayuda en beneficio de los grupos económicos y del capital transnacional.

Porque como producto de una política económica antipatriótica y antipopular, se ha arrojado al país al borde de la quiebra, con una deuda externa que bordea los 18.000 millones de dólares, una cesantía real que se acerca al 30% de la fuerza de trabajo, con el mas grave daño a nuestra industria, anulándose el esfuerzo histórico de innumerables profesionales, técnicos y científicos chilenos, asi como del conjunto de nuestra clase obrera.

A través de todo este proceso, el gran capital financiero y los monopolios transnacionales se han, hecho dueños del país, en una escalada de concentración del poder y la riqueza jamás vista en nuestra patria.

Estos son el enemigo, la situación y el desafio que los intelectuales de Chile tienen frente a ellos.

Los intelectuales pueden constatar -por su propia experiencia- cómo ha llegado a imperar el desprecio oficial a las mejores tradiciones y valores del pueblo de Chile, cómo se despliega el control, la irracionalidad y la utilización antidemocrática del sistema educacional, cómo se manipula con el aparato de comunicaciones del país, como campea la discriminación económica, la censura arbitraria o el silenciamiento por la vía de la represión directa sobre la creación y difusión artística y literaria.

LA PRIVATIZACIÓN DE LA CULTURA

Todo es válido para el fascismo en su cruzada por destruir el acervo cultural progresista y democrático de Chile y por imponer su paupérrima seudo-cultura, plagada de ideología retrógrada y antihuma-nista.

Tiende asi a estructurarse en el país una "cultura oficial" cada vez más clasista y excluyente, que padece a la vez de encierro en si misma y de cosmopolitismo, puesto que no guarda relación sólida ni con nuestras raices ni con nuestro entorno latinoamericano, como tampoco con las más altas expresiones de la cultura universal.

Al tiempo que se privatiza a la cultura, se convierte a sus productos en mercancía y se la transforma en mecanismo de alienación y de opresión, sea en su variante elitista o en la mal llamada "cultura de masas", que pocas veces pasa de ser algo más que un inmenso negocio.

Frente a esta "cultura oficial" resiste y emerge -en medio de sus ...

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Boletin del Exterior del Partido Comunista de Chile

N° 57 - Enero - Febrero 1983


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Boletín del Exterior Nº57 - enero - febrero 1983



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JUVENTUDES COMUNISTAS DE CHILE: 50 AÑOS DE LUCHA


EDITORIAL

JUVENTUDES COMUNISTAS DE CHILE:

50 AÑOS DE LUCHA


Férreamente unida a su Partido, luchando con audacia y contribuyendo a forjar la más amplia unidad juvenil contra el fascismo, las Juventudes Comunistas de Chile, la querida y aguerrida Jota, arriba a sus 50 años de vida.

Cuando la dictadura que a sangre y fuego cercena las libertades de nuestro pueblo, tiene el anticomunismo como mascarón de proa, con qué orgullo y responsabilidad los jóvenes comunistas celebran su cincuentenario siendo el más numeroso, organizado e influyente destacamento juvenil político chileno, siempre presente en las luchas del pueblo y marchando a la cabeza de los combates de la juventud por sus derechos.

Gran mérito el de nuestros jóvenes, pues si bien la Jota a lo largo de su historia ha debido pasar por difíciles pruebas, nunca como ahora ha sido necesario contar con tanto valor, audacia y conciencia para ser uno de los suyos, para ser dignos herederos de Ramona Parra, Alicia Ramírez, José Ricardo Ahumada, Víctor Jara, Choño Sanhueza, Juan Antonio Chávez, Luis Alberto Corvalán, Luis Orellana y tantos otros jóvenes que entregaron sus vidas por la causa que juraron defender.

Con el temple de sus 50 años de combates, poseedora de ricas tradiciones, la Jota continúa cumpliendo con honor la misión de ser el destacamento juvenil del Partido Comunista de Chile, de ser escuela de comunismo.

En sus filas los jóvenes se forman en el cariño y respeto a la clase obrera y el pueblo, en el odio a la tiranía y la explotación, conocen de la ciencia que transforma el mundo y del internacionalismo proletario, aprenden de la sencillez de los humildes y a ser ardientes defensores de la obra de la clase obrera en el poder. En la Jota es donde se forja ese joven "... honrado, intrépido y valeroso...Que vive lleno de inquietudes, que tiene penas y alegrías, que es un enamorado de la vida, pero que jamás vacila en arriesgarla y entregarla si la causa asi lo exige".

Los primeros antecedentes de la organización de los jóvenes comunistas chilenos son cercanos a la fundación misma del Partido y consecuencia del trabajo de Recabarren. Ya en 1923 el primer grupo de jovenes comunistas de Antofagasta anotaba con claridad en su Programa la comprensión cabal de lo específico, lo singular de su aporte en la lucha revolucionaria: "... Hasta hace poco se consideraba innecesario que los jóvenes presentaran reivindicaciones suyas especiales, aparte de las comunes con los obreros adultos... mas la realidad y la experiencia han demostrado que si hay que presentarlas y defenderlas simultáneamente, porque existen problemas diferentes que, aunque todos problemas de clase, presentan distintas peculiaridades". Estos mismos jóvenes serian quienes editarían en 1924 su periódico "La llamarada".

Organizaciones semejantes existieron en el salitre, en el carbón, en algunas ciudades y en centros universitarios de Santiago.

A todos ellos cupo destacada participación en las luchas que sacudieron al país en ese entonces y de manera especial las acaecidas durante la crisis de los años 30 que tan duramente golpeó a nuestro pueblo. Estuvieron en la organización de huelgas y junto a los desocupados y sus demandas y brindaron apoyo efectivo a. la lucha de los marinos insurrectos y a la generación del vasto movimiento de solidaridad que salvaría sus vidas y lograra su amnistía. Solidarizaron con las luchas de los campesinos y encabezaron las movilizaciones de los jóvenes y en particular de los estudiantes por sus derechos.

Precisamente en atención a la contribución que venían entregando esos grupos de jóvenes comunistas y como manera de estimular su desarrollo a nuevos niveles, el 5 de septiembre de 1932, cumpliendo una resolución del Comité Central del Partido, se reunieron en Santiago jóvenes de todo el país con el entonces Secretario General, compañero Carlos Contreras Labarca, precediéndose a estructurar nacionalmente a las Juventudes Comunistas de Chile, las que tomaron por misión ser escuela formadora de comunistas y aplicar, en el terreno de la juventud, la linea política del Partido.

Fue de meridiana importancia que desde el nacimiento mismo de la Jota, estuvieran presentes en el Partido las observaciones de Lenin relativas al trabajo con la juventud: "... No pocas veces sucede que los representantes de las generaciones maduras y viejas no saben acercarse como corresponde a la juventud, que, necesariamente, está obligada a aproximarse al socialismo de una manera distinta, no por el mismo camino, ni en la misma forma, ni en las mismas circunstancias en que lo han hecho sus padres. Por lo tanto, entre otras cosas, debemos estar incondicionalmente por la independencia organizativa de la unión juvenil, y no sólo por el hecho que esa independencia es temida por los oportunistas, sino por la esencia misma del asunto. Porque sin una total independencia, la juventud no podrá formar de si misma buenos socialistas, ni prepararse para llevar el socialismo hacia adelante.

¡ Por la independencia plena de las uniones juveniles; pero también por la plena libertad de crítica de sus errores entre camaradas! No debemos adular a la juventud..."

Las condiciones estaban maduras para el paso dado por el Partido. Las Juventudes Comunistas ganaron en cohesión y mística, perfilandose desde entonces como la potente organización que llegarían a ser. A partir de 1937, bajo la secretaria general de Ricardo Fonseca, la Jota afianzó definitivamente su organización leninista y su gravitación en el movimiento juvenil se acrecentó considerablemente. Los mejores rasgos de este camarada ejemplar se transmitían en el fragor de los combates a la organización juvenil. La Alianza Libertadora de la Juventud, constituida con la participación de varias juventudes políticas, constituyó un aporte valioso en la lucha de los demócratas chilenos contra el fascismo y la guerra y contribuyó en forma importante al triunfo del Frente Popular en 1938.

Como preludio a la 2a Guerra Mundial, la España Republicana es asediada por los fascistas. La Jota impulsó con fuerza la solidaridad con los patriotas españoles. En caravanas recolectó ayuda material para enviarles y en mitines denuncia la barbarie del franquismo. Iniciada la guerra por la Alemania hitleriana, volcó junto al Partido toda su energía por la derrota del nazi-fascismo. En 1942, tomó la iniciativa de la realización del ler. Congreso de la Juventud Antifascista, en que participaron jóvenes comunistas, radicales, socialistas, católicos, protestantes y de centros culturales y deportivos .

En septiembre de 1943, el acto de masas celebrado en ocasión de su aniversario fue dedicado a los heroicos soldados y al pueblo soviético que hacían frente a la agresión de la maquinaria de guerra hitleriana.

La traición de González Videla, a cuyo triunfo las JJCC habian aportado, las obligó a trabajar en la clandestinidad, cumpliendo con abnegación y firmeza, también en ésta, el papel histórico que les asignara el Partido.

Si una constante en la vida de la Jota lo constituye su vinculación, impulso y organización de los jóvenes chilenos en la lucha por sus derechos, también lo es su internacionalismo. La marcha de Valparaíso a Santiago en solidaridad con Vietnam y Cuba revolucionaria, realizada en el marco de la campaña mundial "La juventud acusa al imperialismo" y donde participaron todas las juventudes políticas a excepción de la derecha, constituye un simbolo de la vastedad de acciones emprendidas en apoyo de estos y otros pueblos agredidos por el imperialismo.

En su Sexto Congreso Nacional, realizado bajo la consigna "La Juventud junto a la clase obrera por la Patria y la Revolución", se delineo lo que seria su grandioso aporte, junto a las demás juventudes de la Unidad Popular, en la conquista del gobierno popular del presidente Salvador Allende. Sus gloriosas Brigadas Ramona Parra contribuyeron fundamentalmente para que el pueblo ganara la "batalla de los muros", que fue preludio del triunfo popular del 4 de septiembre.

Puede afirmarse que la conquista del gobierno popular no habría sido posible sin el concurso del fuerte movimiento juvenil que acompañó a la Unidad Popular. A su vez, no es posible entender el desarrollo de ese movimiento juvenil sin el trabajo y aporte de los jóvenes comunistas.

Factor importante en el triunfo, la juventud fue también actor importante en las realizaciones del gobierno popular.

Impulsó el trabajo voluntario, las brigadas de la producción y del rendimiento estudiantil, el trabajo en las JAP, la investigación, desarrollo y difusión de nuestros valores artísticos y culturales, amén de sus acciones en defensa del Gobierno ante la acometida fascista.

Siendo el movimiento juvenil chileno una fuerza de consideración, presente desde largos años en la vida política y social del país, el fascismo le teme. Buscando neutralizarle y en la intención de agrupar a su lado a un sector, ha combinado la represión con la demagogia y el crimen con la adulación. Mientras en las cárceles y campos de concentración cerca del 80% eran jóvenes menores de 30 años, el propio tirano señalaba explícitamente a la adolescencia y la niñez como objetivos centrales de su maquinaria ideo-politica-propagandística. El despojo a los planes y programas de estudios de todas las materias que permiten formar una visión científica del mundo y la sociedad y su saturación, en cambio, de materias y actividades que exaltan el chovinismo, el individualismo y la violencia, así como el papel que en esa misma dirección juegan la mayoría de los medios de comunicación de masas y los enormes recursos entregados a la denominada Secretaria de la Juventud y a la Dirección General de Deporte y Recreación, son sólo una parte del poderoso mecanismo utilizado por la dictadura en la búsqueda de su declarado objetivo de "crear una generación con una nueva mentalidad".

Es evidente el daño irreparable que esta política de la tiranía ha causado a una parte de la juventud, lo que se suma a su larga lista de crímenes. Pero, a nueve años de su instauración, al revés de lo supuesto por el déspota, los nuevos jóvenes, como sus predecesores, mantienen un alto espíritu solidario, y un ideario democrático y de justicia social, rechazan el consumismo y los valores fatuos de los seudo héroes que les tratan de imponer. Son ellos los que crecientemente se incorporan al combate antifascista, comprendiendo que la satisfacción de sus justas aspiraciones presentes y futuras, que la posibilidad de ser hombres cabales y dignos pasa directamente por el derrocamiento de la tiranía.

Son estos nuevos jóvenes los que se expresan a través de las ...


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EN EL 50 ANIVERSARIO DE LAS JJCC

EDITORIAL


Juventudes Comunistas de Chile: 50 años de lucha

JUVENTUD

Rafael Dias: Un aniversario en medio de la lucha

Alejandro Yañez: El treinta aniversario de la Jota

Documentos publicados en:

BOLETIN DEL EXTERIOR PARTIDO COMUNISTA DE CHILE

N°55 - Septiembre - Octubre 1982

paginas N°8 - 28

Boletín del Exterior Nº55 - septiembre - octubre 1982




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domingo, 17 de abril de 2011

La universidad latinoamericana: su carácter elitista




La universidad latinoamericana: su carácter elitista

ENRIQUE KIRBERG

Desde sus primeros días, la Colonia en Latinoamérica se caracterizó por su negligencia hacia la educación en las nuevas tierras. La Corona estaba más interesada en extender la religión católica —lo que a veces adquirió caracteres violentos—, extraer riquezas y comerciarlas en un sentido exclusivista. En estas aspiraciones no tenía cabida el educar a los nativos ni a los mulatos. Más adelante surgió el problema de proveer de educación a los familiares de los funcionarios peninsulares en América, especialmente aquellos que no podían enviar a sus hijos a estudiar a las metrópolis1.

La enseñanza básica estaba entregada a la magra iniciativa privada y, en algunos casos, a la iglesia por medio de pequeñas comunidades y siempre orientadas hacia los miembros de las familias más encopetadas. «España, en vez de escuelas para el pueblo, hizo plazas» escribe Germán Arciniegas.

Hubo tímidas iniciativas para escuelas básicas. En mayo de 1775 se inau­guraba en Santiago de Chile el Colegio de San Pablo destinado especial­mente a hijos de los caciques de los indios mapuches, con una asistencia de 16 niños. Esta escuela había sido fundada por el gobernador Agustín de Jáuregui con el apoyo entusiasta del rey Carlos III, quien ordenó am­pliar los beneficios de la escuela no sólo a los hijos de los caciques, cual era la idea de Jáuregui, «sino también para los comunes y ordinarios de las ínfimas clases, para que todos logren el beneficio y se consiga la con­versión de esas naciones (los indios mapuches) a mi suave dominio». Los españoles de la época descubrieron con asombro que los niños araucanos asimilaban las mismas enseñanzas que los niños hijos de españoles aco­modados. A decir verdad y según cuentan las crónicas, el funcionamiento de dicha escuela sólo duró unos pocos años2.

Más de medio siglo tardó el imperio español en fundar su primera uni­versidad en América Latina (México y Lima, 1551) en un período en que la universidad europea experimentaba un verdadero auge después de cua­tro siglos de la constitución de las primeras universidades; alrededor de 60 funcionaban en Europa a la sazón.

Aunque no se daba mucha importancia a la enseñanza primaria, conti­nuaron creándose lentamente universidades en los nuevos países y es así como en el primer siglo de la conquista se crean cinco universidades y se completan diecinueve hasta la Independencia, a comienzos del siglo XIX. En este proceso no participó Brasil en donde sólo apareció su primera uni­versidad en el segundo decenio del corriente siglo, aunque funcionaban escuelas de estudios superiores desde mucho antes.

En ningún caso estas universidades tomaron parte en las luchas por la independencia de sus países. Los proceres de la emancipación no se formaron en esas aulas, sino en centros universitarios o academias militares europeas. Se podría citar como la excepción —y para honrar su memoria— la participación de un grupo de estudiantes universitarios ve­nezolanos en la batalla por la independencia de Venezuela en La Victoria en 1814.

En sus comienzos, toda la actividad universitaria giraba en torno de su núcleo central: la Facultad de Teología. Posteriormente se fueron agre­gando las facultades de Derecho Canónico, Civil y Medicina. Como ante­cedente curioso se puede consignar que al crearse en 1738 por Felipe V la primera universidad en Chile, la Real Universidad de San Felipe, sus cátedras eran Teología, Derecho Canónico, Artes y Letras, Medicina y Matemáticas, pero estas dos últimas jamás se iniciaron pues no se encon­tró quién las proveyera ya que, conforme a la cédula real, estas debían de­sarrollarse en latín.

La universidad colonial, aunque autónoma durante el tiempo que estu­vo regida por las órdenes religiosas, estaba sin reservas al servicio de la monarquía española y de su dominación en América. En ella se formaban los funcionarios que necesitaba la metrópoli para el sometimiento y go­bierno de las dilatadas colonias en las Indias Occidentales. La cultura ori­ginal de la América morena, la precolombina, no quedó, en forma algu­na, incorporada a la cultura universitaria; por el contrario, fue progresiva­mente eliminada por el proceso de cristianización que, en los hechos, im­plicaba la imposición de una cultura advenediza, importada desde la pe­nínsula Ibérica.

En todas estas universidades se requería un «certificado de pureza ra­cial» y, además, demostrar que sus antepasados no se habían dedicado al comercio.

Y esto era una exigencia hasta los umbrales de la Independencia. En la biblioteca boliviana Gabriel Rene Moreno, del Archivo de Chuquisaca, se encuentra una disposición con el siguiente título:

«Instrucción y método que debe observarse en los tribunales de América para que los naturales de Indias puedan probar en el Consejo Real de las Orde­nes sus naturalezas y legitimidades, limpieza de sangre y oficio con arreglo a lo prescrito por S.M. sobre este punto en reales órdenes del 12 de abril y 6 de mayo de este corriente año de 1807»1.

Y en la Universidad de Guadalajara, México, cuando fue creada en 1792, se estableció que, para otorgar el título de médico, el candidato de­bería tener su licenciatura, «limpieza de sangre y honestidad de vida y costumbres»4.

Los procesos de Independencia no significaron muchos cambios en la estructura social de las colonias. Si bien es cierto que el poder pasó de manos de los peninsulares a los aristócratas criollos, gran parte de los sistemas de propiedad y explotación feudal quedaron intactos. Como conse­cuencia de ello, la universidad no vivió ningún cambio significativo; en muchos casos, por el contrario, sufrió un decaimiento atribuible, en sus comienzos, a una excesiva intervención del nuevo estado y a la ausencia de la ayuda que antes le prestaban las órdenes religiosas que era una base importante de sustentación.

La Ilustración y la Universidad Napoleónica ejercieron su influencia sobre las jóvenes repúblicas y se generaron algunos intentos de mejorar la heredada universidad colonial o de reemplazarlas por nuevas universi­dades, como ocurrió con la creación de la Universidad de Chile en 1842. Sin embargo, en muchos casos se trataba de un producto implantado para ....

PUBLICADO EN REVISTA:

ARAUCARIA DE CHILE

N° 36 - 1986

Páginas N° 87 AL 99.

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La universidad latinoamericana: su carácter elitista

Revista Araucaria de Chile N° 36