viernes, 26 de julio de 2024

ASALTO AL CUARTEL CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES

 



Al cumplirse 71 años del Asalto al Cuartel Carlos Manuel de Cespedes, un día  26 de Julio de 1953  que junto al Moncada, le abrió las puertas a la Revolución cubana, le rendimos homenaje en estas páginas, a través de un escrito del Historiador Iván Ljubetic Vargas.

 

                                                        Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                        Centro de Extensión e Investigación

                                                        Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

Cuartel Carlos Manuel de Céspedes

 

El asalto al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, provincia de Granma, tuvo como objetivo apoyar el simultáneo asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y  desviar la atención de los  efectivos de la dictadura. Así se evitaría el envío de refuerzos desde Bayamo hasta la ciudad de Santiago de Cuba, donde estaba ubicado ese otro bastión militar.

Los hechos del 26 de julio de 1953 fueron la respuesta del pueblo cubano ante la situación creada por Fulgencio Batista con el golpe de estado el 10 de marzo de 1952. Fue la búsqueda de un camino, a través de una revolución, que permitiera erradicar los males económicos y sociales producto del control norteamericano en la Isla.

Fidel Castro, joven revolucionario, encontró un camino para combatir con éxito a la tiranía y desencadenar la insurrección armada popular; la forma más alta de la lucha de masas.

A principios de 1953 ya Fidel Castro  tenía estructurado el plan táctico para el inicio de la lucha armada. Aglutinó, preparó los hombres y acopiaron las armas al tiempo que desarrollaban otras acciones.

El asalto a los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes y Moncada, llevado a cabo por los jóvenes revolucionarios, no  tenía por objetivo alcanzar el poder, sino era una acción sorpresa para desarmar al enemigo y armar al pueblo, a fin de iniciar la revolución.

Fue evidente que el hecho marcó un hito histórico, revolucionario. Su vigencia después del desembarco del yate Granma es aún incuestionable en el acontecer histórico cubano y en el desarrollo político posterior de América Latina.

 

EL ASALTO AL CUARTEL CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES

El 25 de julio de 1953 la ciudad de Bayamo, en el oriente cubano, mostraba absoluta normalidad. No había indicio de que una veintena de jóvenes procedentes de la capital del país aguardaban en un hotel en espera de una orden para tomar por asalto el cuartel de la ciudad.

El plan inicial consistía en que el jefe de los asaltantes, vestido de militar, se acercaría a la entrada principal del cuartel acompañado por un residente en la ciudad, muy conocido por la guarnición, quien identificaría a su acompañante como amigo y solicitaría que le permitieran pasar la noche allí con el argumento de que al otro día seguirían para Santiago de Cuba. Una vez adentro, desarmarían a la posta y obligarían a abrir la reja de entrada para darles paso a los demás asaltantes. Estos se encargarían de neutralizar a los restantes soldados que dormían y de abrirles la verja trasera a los demás revolucionarios para completar la ocupación del cuartel.


               



Estaba previsto, además de la toma del cuartel, que poco después un destacamento de mineros destruyera con explosivos los puentes, de manera tal que las fuerzas de la tiranía se encontraran con el casi insalvable obstáculo del río Cauto que les impediría acudir en ayuda de la guarnición del Moncada.

Al no presentarse el individuo que serviría de acompañante al jefe de la acción para engañar a los militares, la táctica tuvo que cambiar. Veintiún hombres armados, dirigidos por Raúl Martínez Ararás, Antonio “Ñico” López, Gerardo Pérez Puelles, Orlando Castro y Pedro Celestino Aguilera, partieron al amanecer para el combate.

Comenzaron a avanzar sigilosamente hacia la parte trasera del cuartel para llegar tenían que atravesar dos cercas. Pasaron por debajo de la primera, pero entre esta y la segunda encontraron un montón de latas de conserva, con las que tropezaron y el ruido puso sobre aviso a la posta del cuartel.

Fracasado el factor sorpresa del que dependía el éxito de la acción, el débil armamento de los revolucionarios no podía enfrentar con efectividad el fuego de los militares, y los revolucionarios decidieron retirarse. La mayoría de los atacantes salvaron sus vidas gracias a la ayuda valiente y desinteresada de vecinos de Bayamo y otras localidades de la actual provincia de Granma.

 






ASALTO AL CUARTEL MONCADA

 

Al cumplirse 71 años del Asalto al Cuartel Moncada un día,  26 de Julio de 1953, que le abrió las puertas a la Revolución cubana, le rendimos homenaje en estas páginas, a través de un escrito del Historiador Iván Ljubetic Vargas.




Un domingo 26 de julio de 1953, hace 71 años:

 

                                                             Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                              Centro de Extensión e Investigación

                                                               Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

             

Cuartel Moncada hacia 1953


El cuartel  Moncada está ubicado en la ciudad  Santiago de Cuba, capital de la provincia de Oriente.  En 1953 estaba  allí acantonado el Regimiento Nº 1 de la “Antonio Maceo”. Era la segunda fortaleza militar del país, ocupada por unos mil hombres.

 

LA SITUACIÓN DE CUBA HACIA 1953

Existía una grave crisis de las instituciones políticas. Enormes problemas sociales. El 10 de marzo de 1952  se había producido un ilegal golpe de estado, que condujo a la dictadura de  Fulgencio Batista.

La brutal represión policial aplastaba a la oposición y hacía imposible cualquier salida pacífica a la crisis política.

La situación del país era precaria en temas tan vitales como la salud, la educación y el trabajo. Las clases pobres no tenían acceso a los medios de vida indispensables y sufrían todo tipo de maltratos y vejaciones. Un triste panorama empañaba la vida del cubano común.

 

 

 

CÓMO ERA LA ORGANIZACIÓN ENCABEZADA POR FIDEL

El movimiento estaba estructurado en forma de células. Se observaban estrictamente las normas de seguridad que exigía su carácter clandestino. Tenía dos comités de dirección: uno militar, al mando de Fidel, y otro civil, dirigido por Abel Santamaría.

 

                    


             Fidel Castro               Abel Santamaría       
                                               ( ambos hacia 1953)



Además, era una organización selectiva. Por instrucciones de Fidel, sus miembros se reclutaron entre las clases y sectores humildes de la población: obreros, campesinos, empleados, profesionales modestos. Eran hombres y mujeres preferentemente jóvenes, ajenos a toda ambición, no infectados por el anticomunismo ni por las lacras y vicios de la política tradicional. A principios de 1953, el movimiento contaba aproximadamente con 1.200 miembros. Las armas, los uniformes y los recursos necesarios para la lucha se obtuvieron fundamentalmente gracias a la abnegación, generosidad y sacrificio personal de los propios combatientes. Hubo casos conmovedores.  Un joven vendió su empleo y aportó $300.000 para la causa; otro liquidó los aparatos de su estudio fotográfico, con los que se ganaba la vida; un tercero empeñó su sueldo de varios meses y fue preciso prohibirle que se deshiciera también de los muebles de su casa, Éste vendió su laboratorio de productos farmacéuticos; aquel entregó sus ahorros de más de cinco años.

¿POR QUÉ SE ELIGIÓ EL CUARTEL MONCADA?

Ante la situación existente en Cuba los jóvenes revolucionarios planificaron tomar el Cuartel Moncada con el objetivo de iniciar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista, (1952-1958).

 

¿Por qué escogieron el Moncada?

1. Porque era la segunda fortaleza militar del país, ocupada por unos mil hombres.

2. Porque su lejanía de La Habana dificultaba el envío de ayuda al Ejército Oriental.

3. Porque Santiago de Cuba se hallaba situada en la costa sur, junto al mar, y rodeada de montañas.

4. Porque en Oriente se habían iniciado las tres guerras independentistas en el siglo pasado que se habían librado en Cuba, allí se produjeron insurrecciones populares en varios momentos del período republicano —incluso durante la revolución de 1933—, sus montañas eran conocidas por la resistencia armada de los campesinos frente a los latifundistas, y su pueblo se caracterizó siempre por un espíritu de rebeldía, debido a lo cual ese territorio era llamado “el Oriente indómito”

 

               

                                                     El Oriente cubano.

 

UN DOMINGO DE CARNAVAL

El plan se elaboró en absoluto secreto. Además de Fidel, solamente lo conocían dos compañeros de la dirección del movimiento y su responsable en Santiago de Cuba. Los demás sabían que se iba a realizar un evento decisivo pero ignoraban de qué se trataba, 

Para asegurar la acción se alquiló una pequeña finca de recreo, la granjita «Siboney», situada en las afueras de Santiago de Cuba, con el supuesto fin de dedicarla a la cría de pollos. En ella se situaron las armas, los uniformes y los automóviles que se utilizarían en el ataque, y allí se concentrarían los combatientes en el momento oportuno.

Se escogió para la acción, el 26 de julio por ser domingo de carnaval, fiesta a la que tradicionalmente asistían personas de diferentes puntos de la isla, por lo cual la presencia de jóvenes de otras provincias no causaría extrañeza.

 

PREPARANDO  LA ACCIÓN

Un grupo de jóvenes, liderados por Fidel Castro, se colocaron a la vanguardia de la lucha por la verdadera independencia de Cuba. En el año del centenario del héroe nacional José Martí, el 26 de julio de 1953 ellos protagonizaron el asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente.

En la madrugada de ese día, 135 combatientes, vestidos con uniformes del Ejército y dirigidos por Fidel, precisaban el plan de ataque. Se organizaron en tres grupos, el primero de los cuales, con Fidel al frente, atacaría la fortaleza. Los otros dos grupos, mandados respectivamente por Abel Santamaría —segundo jefe del movimiento— y Raúl Castro, tratarían de tomar dos importantes edificios contiguos al cuartel: el Hospital Civil, donde se atendería a los heridos, y el Palacio de Justicia, donde radicaba la Audiencia, desde cuya azotea apoyarían la acción principal.

 

          

Santiago de Cuba

 

EL MANIFIESTO DEL MONCADA

Cuando todos estuvieron listos, se le dio lectura al «Manifiesto del Moncada», redactado por el joven poeta Raúl Gómez García bajo la orientación de Fidel. Gómez García leyó sus versos «Ya estamos en combate» y Fidel les dirigió esta brevísima exhortación:

 

"Compañeros: Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos; pero de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras el movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante. El pueblo nos respaldará en Oriente y en toda la isla. ¡Jóvenes del Centenario del Apóstol! Como en el 68 y en el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡Libertad o muerte! Ya conocen ustedes los objetivos del plan.

Sin duda alguna es peligroso y todo el que salga conmigo de aquí esta noche debe hacerlo por su absoluta voluntad. Aún están a tiempo para decidirse. De todos modos, algunos tendrán que quedarse por falta de armas. Los que estén determinados a ir, den un paso al frente. La consigna es no matar sino por última necesidad.

 

Los asaltantes se hallaban en total desventaja frente a un enemigo superior en armas y en hombres, atrincherado dentro de aquella fortaleza. Otro elemento adverso, también accidental, fue que los atacantes no pudieron contar con varios automóviles donde iban las mejores. De los 135 revolucionarios, 131 dieron el paso al frente. Los cuatro arrepentidos recibieron la orden de regresar a sus puntos de origen, y poco después de las 4:00 de la madrugada, todos comenzaron a salir en los autos hacia Santiago.

 

A LA ACCIÓN

Los grupos dirigidos por Abel y Raúl cumplieron su objetivo: la toma del Hospital Civil y la Audiencia. El grupo principal, dirigido por Fidel, llegó según lo previsto hasta una de las postas, la No. 3, la desarmó y traspuso la garita, pero una patrulla de recorrido que llegó inesperadamente, y un sargento que apareció de improviso por una calle lateral, provocaron un tiroteo prematuro que alertó a la tropa y permitió que se movilizara rápidamente el campamento. La sorpresa, factor decisivo del éxito, no se había logrado. La lucha se entabló fuera del cuartel y se prolongó en un combate de posiciones.

Comprendiendo que continuar la lucha en esas condiciones era un suicidio colectivo, Fidel ordenó la retirada. Al mismo tiempo que esto ocurría en Santiago, 28 revolucionarios asaltaban al cuartel de Bayamo, operación que también fracasó. Fidel Castro fue detenido después de la acción del Moncada.

 

DESPUÉS DEL FRUSTRADO ASALTO

Inmediatamente después de estos hechos, la dictadura reaccionó con una brutal represión. Batista decretó el estado de sitio en Santiago de Cuba y la suspensión de las garantías constitucionales en todo el territorio nacional; clausuró el periódico «Noticias de Hoy», órgano del partido socialista popular, y aplicó la censura a la prensa y la radio de todo el país. Creaba así las condiciones para lanzar a los cuerpos represivos con violencia y sin riesgo de publicidad contra la rebeldía popular.

 

        

 


En relación con los asaltantes del Moncada, Batista ordenó que se asesinara a diez revolucionarios por cada soldado muerto en combate. Excepto unos pocos combatientes que pudieron escapar ayudados por el pueblo, casi todos los demás fueron capturados y gran parte de ellos asesinados en los días sucesivos. Sólo seis asaltantes de los dos cuarteles habían perecido en la lucha; pero las fuerzas represivas del régimen asesinaron a 55, y a dos personas ajenas a los acontecimientos.

Además, a diferencia del trato humano dado por los revolucionarios a los militares que cayeron en su poder, los asaltantes prisioneros fueron torturados antes de ser ultimados, y después se les presentó como caídos en combate. Más tarde, ante el tribunal que lo juzgaba, Fidel Castro denunciará el crimen:

“No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen. El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros".

 

                

Fidel y el resto de sobrevivientes prisioneros


Los crímenes cometidos en esos días por el régimen los denunció Fidel Castro en su alegato de autodefensa La historia me absolverá. Allí Fidel pasó de acusado a acusador y denunció todos los males que hacían sufrir al pueblo cubano”.

 

IMPORTANCIA HISTÓRICA DEL ASALTO

El asalto al cuartel Moncada terminó en una derrota militar; sin embargo, tuvo una trascendencia extraordinaria para el pueblo cubano y para el movimiento de liberación nacional que se iniciaba.

En 1961, el entonces comandante Raúl Castro Ruz y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), al referirse a la importancia histórica de este acontecimiento manifestó:

 

“...En primer lugar inició un período de la lucha armada que no terminó hasta la derrota de la tiranía. En segundo lugar, creó una nueva dirección y una nueva organización que repudiaba el quietismo y el reformismo, que eran combatientes y decididos y que en el propio juicio levantaban un programa con más importantes desmanes de la transformación socioeconómica y política exigida por la situación de Cuba... Como expresó Fidel: El Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias”.

 

                


 

“LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ”

 “Termino mi defensa, no lo haré como hacen siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del defendido; no puedo pedirla cuando mis compañeros están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte, es inconcebible que los hombres honrados estén muertos o presos en una república donde está de presidente un criminal y un ladrón.

A los señores magistrados, mi sincera gratitud por haberme permitido expresarme libremente, sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor, reconozco que en ciertos aspectos habéis sido humanos y sé que el presidente de este tribunal, hombre de limpia vida, no puede disimular su repugnancia por el estado de cosas reinantes que lo obliga a dictar un fallo injusto. Queda todavía a la Audiencia un problema más grave; ahí están las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es decir, la mayor masacre que hemos conocido; los culpables siguen libres con un arma en la mano que es amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si no cae sobre ellos todo - 42 -el peso de la ley, por cobardía o porque se lo impidan, y no renuncien en pleno todos los magistrados, me apiado de vuestras honras y compadezco la mancha sin precedentes que caerá sobre el poder judicial.

En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa. La historia me absolverá”

 

LIBERADOS

Después de 20 meses de prisión, Fidel Castro y otros 28 combatientes que habían participado en los asaltos a los cuarteles  Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, ante la potente presión popular, debieron ser liberados.

 

 

Revolucionarios cubanos, encabezados por Fidel Castro, abandonan la prisión, 
15 de mayo de 1955.

 

EL CUARTEL MONCADA EN LA ACTUALIDAD

Después del triunfo de la revolución, el Moncada fue convertido en una ciudad escolar que tomó el nombre de "Ciudad Escolar 26 de julio" y un espacio de ella se dedicó a un museo sobre los hechos relacionados con el asalto.

 

El cuartel Moncada en la actualidad

 

 

 


jueves, 25 de julio de 2024

ACTO OFICIAL 26 DE JULIO - 71° ANIVERSARIO

 





SIMÓN BOLÍVAR, EL LIBERTADOR

 


En su 241 natalicio:

 

Ayer 24 de Julio se cumplieron 241 años del natalicio del Gran Libertador Simón Bolivar. Lo recordamos  en estas páginas, a través de un escrito del Historiador Iván Ljubetic Vargas.

 Boletín Rojo

 

                                                           Iván  Ljubetic Vargas, historiador del

                                                             Centro de Extensión e Investigación

                                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

                      


                                                PADRE nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire

                                                de toda nuestra extensa latitud silenciosa,

                                                todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:

                                                tu apellido la caña levanta a la dulzura,

                                                el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,

                                                el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,

                                                la patata, el salitre, las sombras especiales,

                                                las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,

                                                todo lo nuestro viene de tu vida apagada,

                                                tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,

                                                tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

                                                (Pablo Neruda: “Un canto para Bolívar”)

 

 

 

 

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios  nació en Caracas el 24 de julio de 1783.

 

Al nacer Bolívar, Venezuela  era una Capitanía General del Reino de España, entre cuya población se respiraba el descontento por las diferencias de derechos existentes entre la oligarquía española dueña del poder, la clase mantuana o criolla, terratenientes en su mayoría, y los estratos bajos de mulatos y esclavos.

Los criollos, a pesar de los privilegios que tenían, habían desarrollado un sentimiento particular del «ser americano» que los invitaba a la rebeldía. Ésta era, por lo demás, la clase a la cual pertenecían sus padres, Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco.

 


Casa natal de Simón Bolívar

 


INFANCIA Y JUVENTUD

El niño Simón era el menor de cuatro hermanos y muy pronto se convertiría, junto a ellos, en heredero de una gran fortuna.

Bolívar quedó huérfano a los nueve años de edad, pasando al cuidado de su abuelo materno y posteriormente de su tío Carlos Palacios; ellos velarían por su educación, aunque también la negra Hipólita, su esclava y nodriza, continuaría cuidando del muchacho. Entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas discurrió la infancia y parte de la adolescencia del joven Simón.

Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras de la ciudad, con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de edad, fue nombrado subteniente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua. Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez. Sus tíos decidieron enviarlo a España a continuar su formación.

 

MADRID-CARACAS-MADRID

En 1799 Bolívar desembarcó en España.  En Madrid siguió sus estudios. Pero el ambiente de la ciudad le seducía: frecuentaba los salones de lectura, baile y tertulia, y observaba maravillado la corte del reino desde los jardines de Aranjuez.

Vestía de soldado en esos tiempos en los cuales España comenzaba a hablar de Napoleón.  Visitaba también al marqués de Ustáriz, hombre culto con quien compartía largas tardes de conversación. En una de ellas conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, con quien se casó el 26 de mayo de 1802. Inmediatamente después de la boda, los recién casados se trasladaron a Caracas y, a pesar de los resquemores que canalizaban los criollos a través de sus conspiraciones, Bolívar permaneció junto a su esposa, llevando una vida tranquila. Esta serenidad conyugal, sin embargo, no duró mucho. María Teresa murió pocos días después de haberse contagiado de fiebre amarilla, en enero de 1803. Bolívar marchó nuevamente a Europa.

 

ASUME  IDEAS LIBERALES

Mientras el caraqueño Francisco de Miranda, desde Estados Unidos y las Antillas, reunía pacientemente apoyos para una expedición militar que diese la independencia al país, los acontecimientos en Venezuela comenzaban a tomar aires de revuelta.

Ajeno a todo aquello, Bolívar se reunió con su suegro en Madrid, para trasladarse a París en 1804. A la sombra de Napoleón Bonaparte (quien no tardaría en proclamarse emperador de Francia) se había formado un sector progresista. A sus reuniones asistía Bolívar.

Allí se empapó  de las ideas liberales y  tomó contacto con la literatura que había inspirado la Revolución Francesa. Era un gran lector y un interlocutor bastante interesado en la política. En esos tiempos conoció al eminente naturalista alemán  Alexander von Humboldt, expedicionario y gran conocedor del territorio americano, quien le habló de la madurez de las colonias para la independencia.

 

 "Lo que no veo (diría Humboldt) es el hombre que pueda realizarla".

 

EL JURAMENTO DEL MONTE SACRO

Su antiguo preceptor, Simón Rodríguez, se hallaba por entonces en Viena; Bolívar, al enterarse, corrió en su búsqueda. Posteriormente el maestro se trasladó a París, y en compañía de Fernando Toro emprendieron un viaje cuyo destino final era Roma. Cruzaron los Alpes caminando hasta Milán. Después visitaron Venecia, Ferrara, Bolonia, Florencia, Perusa y Roma.

 

En esta última ciudad tuvo lugar el llamado Juramento del Monte Sacro: en presencia de Simón Rodríguez y Fernando Toro, Simón Bolívar juró solemnemente dedicar su vida y todas sus energías a la liberación de las colonias americanas.

 

Tras una corta estancia en Estados Unidos, Bolívar regresó a mediados de 1807 a Caracas, donde hubo de retomar sus antiguas ocupaciones de hacendado.

 

Pese al fracaso, las incursiones de Miranda habían tenido la virtud de adherir algunos caraqueños al proyecto emancipador; sin embargo, la gran mayoría de los criollos se conformaba con rebelarse pasivamente violando las normas que se dictaban desde España.

 

SE INCORPORA A ACTIVIDADES CONSPIRATIVAS

En 1808 Bolívar se incorporó a las actividades conspirativas. Ese mismo año tuvieron lugar gravísimos sucesos en la metrópoli: Napoleón Bonaparte invadió España. Derrocó e hizo prisionero al monarca Fernando VII, colocando en el trono a su hermano José Bonaparte, al que los hispanos  bautizaron como “Pepe botella”.

Los españoles resistieron al invasor. Organizaron una guerra de guerrillas. Crearon juntas de gobierno, las que se unieron en una Junta Central  (el Consejo de Regencia de Cádiz), que pretendía tener autoridad sobre las colonias españoles de América.

 

 

SE INICIA EL PROCESO EMANCIPADOR

En abril de 1810, arribaron a Caracas los comisionados del nuevo Consejo de Regencia de Cádiz, órgano de gobierno que actuaba en la península en sustitución de Fernando VII, tras haber relevado a la Junta Suprema. Fueron rechazados.

Comenzaba así la revuelta caraqueña que, sin proponérselo, daba inicio al proceso de independencia de Venezuela. Se constituyó la Junta Suprema de Venezuela, órgano gubernativo teóricamente fiel al rey Fernando VII que, entre otras disposiciones, nombró a Simón Bolívar coronel de infantería y le asignó la tarea de viajar a Londres, en compañía de Andrés Bello y Luis López Méndez, en busca de apoyo.

Ese viaje fue muy importante para Bolívar. Aclaró sus  ideas sobre la emancipación de la América Latina.  Clave para ello fue su entrevista en Londres con Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la independencia de América, quien ya había ideado, entre otras cosas, un proyecto para la construcción de una gran nación llamada «Colombia», que había de reunir en su seno a todas las antiguas colonias, desde México hasta Chile y Argentina. Bolívar se empapó de las ideas del gran precursor y las reformuló a lo largo de una campaña que duraría veinte años.

 

DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE VENEZUELA

Bolívar regresó a Caracas convencido de la misión que había decidido adoptar. Partidarios a ultranza de proclamar una independencia absoluta para Venezuela, Bolívar y Miranda instaron a los miembros de la Sociedad Patriótica a pronunciarse en ese sentido ante el Congreso Constituyente de Venezuela, reunido el 2 de marzo de 1811.

El 5 de julio de 1811, el Congreso Constituyente declaró la independencia y se aprobó la Constitución Federal para los estados de Venezuela.

 

La primera República se perdió como consecuencia de las diferencias de criterios entre los criollos y las contradicciones entre castas y clases sociales.

El 25 de julio se produjo la capitulación del generalísimo Francisco de Miranda. Lo que llenó de ira a Bolívar, quien, al enterarse de los planes de Miranda de abandonar el territorio, participó en su arresto en el puerto de La Guaira.

 

EL MANIFIESTO DE CARTAGENA

La estrategia de Bolívar fue entonces huir hacia Curazao, desde donde partió a Cartagena, en la costa caribeña de Colombia. El 27 de noviembre de 1811, Cartagena y otras ciudades del Reino de Nueva Granada (actual Colombia) habían proclamado su independencia y constituido las Provincias Unidas de Nueva Granada. Bolívar deseaba encontrar apoyo en las fuerzas neogranadinas para emprender la reconquista de la República en la vecina Venezuela. 

El Manifiesto de Cartagena fue carta de presentación de Bolívar ante el Soberano Congreso de las Provincias Unidas de Nueva Granada. En él trazaba un diagnóstico de la derrota y ofrecía sus servicios al ejército de esa región. Los granadinos lo acogieron otorgándole el rango de capitán de la guarnición de Barrancas. 

Bolívar libró unas cuantas batallas.  Inició su arremetida hacia Venezuela. En mayo de 1813 emprendió la «Campaña Admirable», la reconquista de los territorios del occidente del país. Entró triunfalmente en Caracas en agosto del mismo año. 

A su paso por Mérida le llamaron «el Libertador», y  ese título fue ratificado por la municipalidad de Caracas, que lo nombró, además, capitán general de los ejércitos de Venezuela. Pero la Segunda República iba a ser, en esencia, tan efímera como la primera.

 

 












La ofensiva de los ejércitos realistas, al mando del español José Tomás Boves, forzó a los patriotas a abandonar Caracas en julio de 1814. La República caía nuevamente.

 

LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA Y COLOMBIA

Bolívar marchó hacia Jamaica en mayo de 1815. En Kingston se dedicó a divulgar, a través de una copiosa correspondencia con personalidades de todo el mundo, el propósito de la guerra que se estaba librando en el territorio de la América meridional. Hasta entonces, el mundo sólo conocía la versión de los realistas.

De estos documentos divulgativos, el más famoso es la Carta de Jamaica.

La reconquista de Venezuela por los patriotas tardó seis años. Las expediciones se iniciaron en la isla Margarita. La batalla de San Félix (1817) dio a los independentistas la región de Guayana y la navegación por el Orinoco. En 1819, Bolívar emprendió la Campaña de los Andes, y, tras derrotar a los realistas en la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819), obtuvo el control de las Provincias Unidas de Nueva Granada (la actual Colombia), que habían caído en manos de los españoles en 1816. Finalmente, la victoria en la batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) selló definitivamente la independencia de Venezuela y Colombia.

 

 

Bolívar y Francisco de Paula Santander, vicepresidente de la «Gran Colombia»


Simultáneamente, Bolívar se encargó de la reconstrucción política de la región. En febrero de 1819 convocó el Congreso de Angostura.

Presidida por Bolívar, la «Gran Colombia» quedó constituida ese mismo año, y agrupaba por el momento los territorios de las actuales Venezuela y Colombia.

 

SE LIBERA TODA LATINOAMÉRICA

La liberación y adhesión de las provincias de Quito y Guayaquil (el actual Ecuador) resultaba fundamental para consolidar y mantener la hegemonía en el continente de la recién creada República. Ello fue logrado, desde el punto de vista militar, en la batalla de Pichincha (1822), y desde el punto de vista político, por las negociaciones adelantadas por Antonio José de Sucre y Simón Bolívar, gracias a las cuales la región aceptó integrarse en la Gran Colombia una vez liberada.

El proceso de emancipación de Latinoamérica terminaría en Perú dos años después

En una inolvidable gesta, que incluyó la travesía de los Andes desde Argentina, el ejército chileno-.argentino encabezado por José de San Martín, había liberado Chile en 1818; desde allí, con el apoyo de Bernardo O’Higgins, al frente de un nutrido ejército que trasladó por mar, desembarcó en Perú. Ocupó Lima en 1821 y proclamó la Independencia.

 

LA CONFERENCIA DE GUAYAQUIL

Ambos libertadores se reunieron en Guayaquil en julio de 1822 con el fin de tratar éste y otros asuntos relativos a la guerra. Nunca se supo de qué hablaron Simón Bolívar y José de San Martín, pero el curso de los acontecimientos brinda la evidencia de un profundo desacuerdo. Poco después, San Martín renunció a su cargo de Protector del Perú y regresó a Chile.

 

Tras constituir la «Gran Colombia», Bolívar derrotó a los españoles en Perú, poniendo fin a tres siglos de colonialismo

Apenas dos años después, tras hacerse cargo en persona de los preparativos, las batallas de Junín y de Ayacucho (agosto y diciembre de 1824) acabaron con la resistencia realista. La caída del Virreinato del Perú puso fin a tres siglos de dominación española. En el Alto Perú, liberado en los primeros meses de 1825, se constituyó la actual República de Bolivia, presidida por su lugarteniente Antonio José de Sucre. Culminadas así todas las operaciones militares, Bolívar regresó a rendir cuentas al Congreso colombiano.

 


 




RENUNCIA Y MUERTE

Bolívar derrotó la sublevación de la Cosiata (1826). Intentó luego evitar la desmembración de la Gran Colombia invistiéndose de poderes dictatoriales (1828).         

El 25 de septiembre del mismo año, se perpetró un atentado fallido contra su persona.  El 27 de abril de 1830, Bolívar presentó su renuncia ante el que sería el último Congreso de la Gran Colombia. 

Simón Bolívar murió en la Quinta San Pedro Alejandrino, en  Santa

Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830.

 

 

Representación pictórica del funeral de Simón Bolívar, 
realizada Pedro Alcántara Quijano.

 

En 1842 el gobierno de Venezuela decidió trasladar los restos de Bolívar, según su último deseo, y sepultado en el Panteón Nacional de Venezuela, Caracas.

 

 

En el Panteón Nacional, Caracas, Venezuela

 

SEGÚN LA BBC DE LONDRES: SIMÓN BOLÍVAR ES EL AMERICANO MÁS IMPORTANTE  DEL SIGLO XIX

 

La BBC  eligió a Simón Bolívar por lo siguiente: 

"Con sólo haber vivido 47 años peleó en 472 batallas, siendo derrotado sólo 6 veces. 

Participó en 79 grandes batallas, teniendo gran riesgo de morir en 25 de ellas. 

Liberó 6 naciones, navegó  123 mil kilómetros, más de la distancia navegada por Colón y Vasco de Gama sumados. 

Fue Jefe de Estado de 5 naciones. 

Cabalgó con la Antorcha de la Libertad una distancia lineal de 6.500 kilómetros. Esa distancia es aproximadamente media vuelta a la Tierra. 

La distancia que recorrió equivale a 10 veces más que Aníbal, 3 veces más que Napoleón, y el doble de Alejandro Magno.

Sus ideas de Libertad fueron escritas en 92 Proclamas y 2.632 Cartas.

Pero, lo más increíble es que muchas de ellas fueron dictadas de forma simultánea y en diferentes idiomas a distintos secretarios. 

Y el Ejército que Comandó Bolívar  NUNCA CONQUISTÓ... Sólo LIBERÓ..."