En su 132º natalicio:
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Bartolomeo Vanzetti, nació el 11 de junio de 1888 en Villa
Falleto, Piamonte. Llegó a Estados Unidos en 1908. No pudo ejercer su oficio de
confitero. Debió trabajar de
picapedrero, albañil y barredor de nieve. Siempre por
jornales inferiores a los que ganaban los estadounidenses. En 1913 comenzó a
activar en las filas obreras. En 1916 estalló una huelga en la empresa Plymouth
Cordge Company. Vanzetti fue uno de sus
dirigentes. Ese movimiento triunfó.
Bartolomeo leyó y estudió. Adquirió conciencia revolucionaria. Comprendió el significado real del concepto de la lucha de clases planteado
por Carlos Marx.
CONOCE A NICOLA SACCO
En la ciudad de Boston, donde vendía pescado por las
calles, conoció a Nicola Sacco que oficiaba de zapatero. Ambos eran
anarquistas.
En mayo de 1920, la policía secuestró, torturó y asesinó a
un trabajador anarquista de apellido Salcedo e hizo aparecer el crimen como un
suicido. Vanzetti y Sacco, junto a otros compañeros iniciaron inmediatamente la
denuncia del asesinato de Salcedo. Sacaron volantes que repartieron, culpando
al FBI por la muerte del tipógrafo. Dos días después de la muerte de
Salcedo, ambos fueron detenidos.
ARBITRARIEDADES
DE LA POLICÍA
Primero se les acusó de
repartir panfletos subversivos y de ser anarquistas. Después de ser culpables
de dos asesinatos. La policía se jactó de haber encontrado a dos miembros de la
“banda de anarquistas italianos” de los asaltos en Massachusetts.
Por entonces Sacco tenía 29 años y Vanzetti, 31. Ambos
iban armados.
Desde el momento de su
detención, la policía cometió abusos arbitrarios y violaciones a los derechos
humanos de los detenidos. Por ejemplo, no se les informó sobre la causa de su
arresto; las armas y proyectiles que portaban no fueron manejados con los
requerimientos que rigen para los exámenes balísticos.
Se comprobó que los testigos
fueron sugestionados para que los “reconocieran” como culpables de los asaltos.
En septiembre de 1921 Sacco y
Vanzetti fueron encausados por los asesinatos de Alessandro Berardelli y
Frederick Parmenter en el asalto de South Braintree.
“¡Es una locura, somos inocentes!”, gritó Sacco.
UN MONSTRUOSO PROCESO
El 31 de mayo de 1921 se inició el juicio del Estado de
Massachusetts contra Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti.
El juicio estuvo viciado desde sus comienzos. No se
tuvo en cuenta declaraciones fundamentales que probaban la inocencia de los acusados.
A las 2,30 de la tarde del 14
de julio de 1921, los miembros del jurado se retiraron de la sala para discutir el veredicto. Cinco
horas después, en un tiempo asombrosamente breve, ya tenía una decisión
unánime: “culpables de asesinato en primer grado”, equivalente a la pena de
muerte en la silla eléctrica.
Casi seis años después, el 23
de abril de 1927, el juez Thayer dictó la sentencia de muerte.
Bartolomeo Vanzetti Nicola Sacco
Desde el momento de su detención, compañeros y amigos de
los dos italianos formaron el Comité de Defensa de Sacco y Vanzetti, destinado
a recaudar fondos para la contratación de abogados y otros gastos.
A medida que se conocían
los detalles del monstruoso proceso, fue creciendo la solidaridad para los
dos obreros falsamente acusados de un crimen que no cometieron. Entre
los que apoyaron su causa están los escritores
estadounidenses Upton Sinclair y John Dos Pasos. En Francia, Anatole
France, en una de sus últimas apariciones públicas, pidió a las autoridades de
Estados Unidos que le salvaran la vida. Filósofos, científicos, actores, religiosos, periodistas,
historiadores, dirigentes sociales y políticos progresistas de toda la tierra
se unieron exigiendo un juicio justo. Entre ellos estaban Albert Einstein, Marie Curie, Bernard Shaw,
Orson Wells, Miguel de Unamuno.
Hubo manifestaciones obreras y
protestas multitudinarias en muchas capitales y ciudades del mundo, entre otras, en Londres, Nueva Delhi, París, Roma,
Buenos Aires. Se
declaró una huelga internacional, que se cumplió en casi todos los países.
ASESINADOS POR ASPIRAR AL SOCIALISMO
El 4 de agosto de 1927 el gobernador del Estado de
Massachussets denegó el pedido de indulto, mientras en toda la tierra se alzaba
una ola de protestas.
El presidente del tribunal,
Webster Thayer expresó en una de las audiencias: “Los imputados en el asesinato
son culpables de socialismo”.
A las 0,19 horas del 23 de
agosto de 1927, en la Casa
de la Muerte
de la prisión de Charlestown, Massachussets, Nicola Sacco fue ejecutado en la
silla eléctrica. Unos
minutos después, ocurrió lo mismo con Bartolomeo Vanzetti. Éste, antes de
morir, dijo:
“¡No hay justicia para los
pobres en América! ¡Oh,
compañeros míos, continuad con vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa
de la libertad y de la justicia para todos! Mi muerte ayudará a la gran causa
de la humanidad. No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía
fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi
corazón, que no será destruida!”.
OTRA TARDÍA REIVINDICACIÓN
El 23 de agosto de
1977, al cumplirse los cincuenta años de la ejecución de los dos obreros
italianos, el entonces gobernador del estado de Massachussets, Michael Dukakis,
reconoció que ambos habían sido condenados y ejecutados por sus convicciones
políticas, que eran inocentes del crimen del que fueron acusados. Los
reivindicó públicamente. Declaró que esa fecha era “el Día de Sacco y
Vanzetti”.
Se repitió lo ocurrido con los mártires de Chicago.
En ambos casos, la
cínica “reivindicación” burguesa llegó demasiado tarde.
¡Sólo los pueblos pueden
honrar a sus mártires y héroes!