viernes, 12 de junio de 2020

BARTOLOMEO VANZETTI OTRA VÍCTIMA DE LA BURGUESÍA ESTADOUNIDENSE





En su 132º natalicio:



                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                               Centro de Extensión e Investigación
                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

                           


Bartolomeo Vanzetti, nació el 11 de junio de 1888 en Villa Falleto, Piamonte. Llegó a Estados Unidos en 1908. No pudo ejercer su oficio de confitero. Debió trabajar  de picapedrero, albañil y barredor de nieve. Siempre por jornales inferiores a los que ganaban los estadounidenses. En 1913 comenzó a activar en las filas obreras. En 1916 estalló una huelga en la empresa Plymouth Cordge Company.  Vanzetti fue uno de sus dirigentes. Ese movimiento triunfó.

Bartolomeo leyó y estudió. Adquirió conciencia  revolucionaria.  Comprendió el significado real  del concepto de la lucha de clases planteado por Carlos Marx.

CONOCE A NICOLA SACCO

En la ciudad de Boston, donde vendía pescado por las calles, conoció a Nicola Sacco que oficiaba de zapatero. Ambos eran anarquistas.

En mayo de 1920, la policía secuestró, torturó y asesinó a un trabajador anarquista de apellido Salcedo e hizo aparecer el crimen como un suicido. Vanzetti y Sacco, junto a otros compañeros iniciaron inmediatamente la denuncia del asesinato de Salcedo. Sacaron volantes que repartieron, culpando al FBI por la muerte del tipógrafo. Dos días después de la muerte de Salcedo, ambos fueron detenidos.

ARBITRARIEDADES DE LA POLICÍA

Primero se les acusó de repartir panfletos subversivos y de ser anarquistas. Después de ser culpables de dos asesinatos. La policía se jactó de haber encontrado a dos miembros de la “banda de anarquistas italianos” de los asaltos en Massachusetts.
Por entonces Sacco tenía 29 años y Vanzetti, 31. Ambos iban armados. 

Desde el momento de su detención, la policía cometió abusos arbitrarios y violaciones a los derechos humanos de los detenidos. Por ejemplo, no se les informó sobre la causa de su arresto; las armas y proyectiles que portaban no fueron manejados con los requerimientos que rigen para los exámenes balísticos.

Se comprobó que los testigos fueron sugestionados para que los “reconocieran”  como culpables de los asaltos.

En septiembre de 1921 Sacco y Vanzetti fueron encausados por los asesinatos de Alessandro Berardelli y Frederick Parmenter en el asalto de South Braintree.
“¡Es una locura, somos inocentes!”, gritó Sacco.

UN MONSTRUOSO PROCESO

El 31 de mayo de 1921 se inició el juicio del Estado de Massachusetts contra Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti.

El juicio estuvo viciado desde sus comienzos. No se tuvo en cuenta declaraciones fundamentales que probaban  la inocencia de los acusados.

A las 2,30 de la tarde del 14 de julio de 1921, los miembros del jurado se retiraron  de la sala para discutir el veredicto. Cinco horas después, en un tiempo asombrosamente breve, ya tenía una decisión unánime: “culpables de asesinato en primer grado”, equivalente a la pena de muerte en la silla eléctrica.

Casi seis años después, el 23 de abril de 1927, el juez Thayer dictó la sentencia de muerte.
















Bartolomeo Vanzetti              Nicola Sacco


LA SOLIDARIDAD

Desde el momento de su detención, compañeros y amigos de los dos italianos formaron el Comité de Defensa de Sacco y Vanzetti, destinado a recaudar fondos para la contratación de abogados y otros gastos.

A medida que se conocían  los detalles del monstruoso proceso, fue creciendo la solidaridad para los dos obreros falsamente acusados de un crimen que no cometieron. Entre los que apoyaron su causa están los escritores  estadounidenses Upton Sinclair y John Dos Pasos. En Francia, Anatole France, en una de sus últimas apariciones públicas, pidió a las autoridades de Estados Unidos que le salvaran la vida. Filósofos, científicos,  actores, religiosos, periodistas, historiadores, dirigentes sociales y políticos progresistas de toda la tierra se unieron exigiendo un juicio justo. Entre ellos estaban  Albert Einstein, Marie Curie, Bernard Shaw, Orson Wells, Miguel de Unamuno.

Hubo manifestaciones obreras y protestas multitudinarias en muchas capitales y ciudades del mundo, entre  otras, en Londres, Nueva Delhi, París, Roma, Buenos Aires. Se declaró una huelga internacional, que se cumplió en casi todos los países.


ASESINADOS POR ASPIRAR AL SOCIALISMO

El 4 de agosto de 1927 el gobernador del Estado de Massachussets denegó el pedido de indulto, mientras en toda la tierra se alzaba una ola de protestas.

El presidente del tribunal, Webster Thayer expresó en una de las audiencias: “Los imputados en el asesinato son culpables de socialismo”.

A las 0,19 horas del 23 de agosto de 1927, en la Casa de la Muerte de la prisión de Charlestown, Massachussets, Nicola Sacco fue ejecutado en la silla eléctrica. Unos minutos después, ocurrió lo mismo con Bartolomeo Vanzetti. Éste, antes de morir, dijo:

“¡No hay justicia para los pobres en América! ¡Oh, compañeros míos, continuad con vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida!”.


OTRA TARDÍA REIVINDICACIÓN

El 23  de agosto de 1977, al cumplirse los cincuenta años de la ejecución de los dos obreros italianos, el entonces gobernador del estado de Massachussets, Michael Dukakis, reconoció que ambos habían sido condenados y ejecutados por sus convicciones políticas, que eran inocentes del crimen del que fueron acusados. Los reivindicó públicamente. Declaró que esa fecha era “el Día de Sacco y Vanzetti”.

Se repitió lo ocurrido con los mártires de Chicago.

En ambos casos, la  cínica “reivindicación” burguesa llegó demasiado tarde.

¡Sólo los pueblos pueden honrar a sus mártires y  héroes!