martes, 23 de junio de 2020

GALILEO GALILEI, GRAN ASTRÓNOMO Y FÍSICO ITALIANO.







                                         Iván Ljubetic Vargas,  historiador del
                                           Centro de Extensión e Investigación
                                           Luis Emilio Recabarren, CEILER

 


                
                                   “Eppur si muove” (“Y sin embargo se mueve”).
                                                                                                          
                                                                                  Galileo Galilei

   
El 22 de junio de 1633, el sabio Galileo Galilei fue obligado por la fatídica Inquisición católica a abjurar de sus ideas científicas.

SUS INICIOS

Galileo Galilei  nació en Pisa, Italia, el 15 de febrero de 1564.

A los 17 años, comenzó a cursar medicina en la Universidad de Pisa. Más adelante decidió  estudiar matemáticas. Sobresalió en  geometría.

A los 25 años se le asignó la cátedra de Matemáticas en la Universidad de Pisa. En 1592, teniendo 28 años, ejerció en la Universidad de Venecia, hasta que cumplió los 46 años.

DESCUBRIMIENTOS

Por ese tiempo, en 1610, Galileo desarrolló el telescopio y realizó asombrosos descubrimientos: las montañas de la luna, los satélites de Júpiter, las fases de Venus, además, que la luna era opaca y que reflejaba la luz  del sol.

Estos descubrimientos de Galileo probaban la justeza del sistema de Copérnico, lo que presagiaba graves problemas con la Iglesia.

CONTRA  LA BIBLIA

Nicolás Copérnico, astrónomo polaco, había expuesto en 1542 su teoría heliocéntrica,  que refutaba la teoría geocéntrica de Ptolomeo, aceptada por la Iglesia Católica. Según Copérnico, no era el sol que giraba en torno a la tierra, sino todo lo contrario. En el Génesis de la Biblia  se dice: “E hizo Dios dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche”. O sea, el sol girando alrededor de la tierra.

RESPALDA LAS IDEAS DE COPÉRNICO

En 1632 Galileo publicó su libro  “Diálogo acerca de los máximos Sistemas del Mundo”. En él,   respaldó  las ideas de Copérnico.  La obra tuvo gran acogida en amplios sectores. Ello molestó a la Iglesia, la que actuó a través de la Inquisición. Esta siniestra institución represiva,  acusó  a Galileo de violar una disposición del Santo Oficio de 1616.

EL JUICIO

La inquisición lo obligó a comparecer en Roma, acusándolo de introducir en su libro doctrinas heréticas. Galileo tenía 68 años, estaba muy enfermo y agotado. El juicio se inició el 9 de abril de 1633 con un interrogatorio.  Ante la falta de pruebas concretas, se le obligó a confesar bajo la amenaza de que si no lo hacía sufriría torturas. Galileo aceptó confesar. Lo que lleva a cabo en una comparecencia ante el tribunal el 30 de abril. Una vez obtenida la confesión, se  le condena.



El 22 de junio 1633, en el convento romano de Santa María, se le leyó la sentencia. Se le condenó a prisión perpetua. Se le conminó a abjurar sus ideas, cosa que hizo seguidamente. Tras la abjuración, el papa conmutó la prisión por arresto domiciliario de por vida. Se le permitió iniciar su pena como invitado de su amigo el arzobispo de Siena. Luego continuarlo en su villa de Arcetri, cerca de Florencia, próximo al convento donde residían sus hijas: la hermana María Celeste y la hermana Arcángela.

Allí, siguió trabajando en el problema del movimiento, cuyo estudio había iniciado en Pisa medio siglo antes

Y SIN EMBARGO SE MUEVE

Galileo Galilei debió vivir confinado en la  villa  Arcetri, en las afueras de Florencia. Fue allí donde pronunció su famosa frase: “Eppur si muove” (“Y sin embargo se mueve”).

Galileo murió el 8 de enero de 1642 en la Villa Arcetri, cuando tenía 78 años. Sus funerales se realizaron en Florencia al día siguiente.

El 13 de marzo de 1736 se erigió en su honor un Mausoleo en la Iglesia  de la  Santa Cruz de Florencia.

LA TIERRA SIGUE GIRANDO

La perversa y reaccionaria Inquisición, cruel instrumento de la Iglesia Católica,  pudo obligar a un viejo y decrépito Galileo a abjurar de sus sabias ideas, pero no logrará que la tierra, refutando lo planteado en el Génesis, siga moviéndose en torno al sol.