miércoles, 30 de marzo de 2022

LA DICTADURA FASCISTA

 

 

 

 

                                                Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                Centro de Extensión e Investigación

                                                Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 


 

Durante 16 años y seis meses, del 11 de septiembre de 1973 al 11 de marzo de 1990, el pueblo chileno sufrió una de las tiranías más sanguinarias de la historia de la humanidad. 

El Partido Comunista fue perseguido con saña: dos Comités Centrales y uno de las Juventudes Comunistas fueron detenidos, y asesinados. Forman parte de la lista de detenidos desaparecidos. José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino son horriblemente degollados. 

El régimen fascista barrió con todo elemento democrático: quemó los Registros Electorales; prohibió los partidos políticos y las organizaciones sindicales; disolvió el Congreso, que fue reemplazado por un nuevo poder legislativo: los comandantes en jefe de las tres ramas de las FF AA y el Director de Carabineros. 

La dictadura se "institucionalizó" a través de la Constitución de 1980; del Plan Laboral, que entró en vigor el 1 de julio de 1979; la Ley Electoral, etc. 

 

A.- EL GENOCIDIO 

La base teórica  de los crímenes perpetrados por la dictadura fue la Doctrina de Seguridad Nacional: la guerra de exterminio contra el enemigo interno, calificado genéricamente como comunismo. 

 

CIFRAS OFICIALES DE VÍCTIMAS DE LA DICTADURA FASCISTA 

Hubo cinco instancias oficiales  para estudiar los atropellos a los derechos humanos bajo la dictadura: la Comisión Nacional  de Verdad y Reconciliación o Comisión Rettig (marzo de 1991), la Comisión Rettig II,  la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación (febrero 1992), La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura  o Comisión Valech (2004) y la Comisión Valech II (2010). Las cinco, luego de recibir miles de testimonios, evacuaron un informe.

De la suma de todos estos informes, las cifras oficiales entregan un   total final  de 3.227 víctimas 2.125 asesinados y 1.102 detenidos- desaparecidos.

Además, los agentes de la dictadura detuvieron y torturaron a 31.831 patriotas. Más de 200  mil personas fueron lanzados al exilio, repartidos en 50 países.

 

B.- EL MODELO NEOLIBERAL 

El modelo neoliberal  fue aplicado en Chile por la dictadura  utilizando al país, en base al terrorismo de Estado, aplastando todos los derechos de los trabajadores, se atacó la salud, la educación, la seguridad social, todo con el fin de aumentar las ganancias de los empresarios.

El fundamento económico del neoliberalismo se centró en la competencia, eliminando (o limitando al máximo) el papel del Estado. Así, se entiende que el mercado se regula por sí mismo, eliminando las empresas más débiles y premiando a las más rentables. 

En el período 73-90 se privatizaron y se devolvieron 725 empresas y activos pertenecientes a la CORFO; de ellas 343 fueron devueltas a sus dueños por estar requisadas o intervenidas. 35 fueron privatizadas dos veces. Las llamaron “el área rara”, porque fueron privatizadas, quebraron, por lo que la dictadura  las estatizó, les dio solvencia, y las volvió a privatizar. En su mayoría fueron bancos afectados por la crisis de 1982 y los créditos no pagos y las recién constituidas AFP. 

En cuanto a los precios, el Estado no debía entrometerse, ni siquiera en los productos de primera necesidad. La teoría establece que la competencia y la ley de oferta y demanda son los factores que marcan lo que cuesta cada artículo.

Se  redujeron los impuestos sobre la renta. Por contrario, los de valor agregado (como el IVA, que pagan todos los chilenos) subieron para cubrir las necesidades presupuestarias. Esto benefició a las rentas altas y a las empresas frente a los población trabajadores.

El  neoliberalismo en Chile perjudicó  a gran parte de la población. Los buenos datos macroeconómicos contrastaban con la microeconomía; es decir, con lo que la gente percibía en su hogar.

La inflación que se había reducido en 1981 volvió a dispararse posteriormente. El cambio fijo con el dólar debió eliminarse cuando la deuda externa alcanzó los 16.000 millones de dólares. El gobierno se vio obligado a intervenir algunas empresas en 1983 para impedir su quiebra.

Por otra parte, los sueldos sufrieron una gran reducción. Se calcula que en el periodo entre 1974 y 1980 los sueldos reales equivalían apenas a tres cuartos de los de 1970.

En cuanto al desempleo, este aumento de manera muy considerable. La bajada de aranceles —que perjudicó a las empresas nacionales— y otros factores llevaron a que la cesantía  llegara a un 30 % entre 1982 y 1983.

 

LA CONSTITUCIÓN FASCISTA DE 1980  

1)     SU ESPURIO ORIGEN

Fue redactada por el senador UDI Jaime Guzmán. Aprobada por la Junta de Gobierno a través del Decreto-Ley 3464  y “ratificada” por el Plebiscito del 11 de septiembre de 1980. Este fue un escandaloso fraude. Hasta el integrante de la Junta Militar de Gobierno, general Gustavo Leigh, reveló que antes de la singular consulta a la ciudadanía ya le habían dicho por cuánto ganaría la aprobación a la Constitución pinochetista.  Miles de agentes de seguridad y funcionarios del gobierno en todo el país los que votaron varias veces por el "Sí".  Aprovecharon que no existían registros electorales para llevar a cabo el fraude. 

Para votar bastaba presentar el carnet de identidad, incluso vencido. Los presidentes de las mesas fueron nombrados  por los alcaldes (designados por Pinochet), y los dos vocales sorteados también por el alcalde. Los recintos de votación fueron los escogidos por los alcaldes. A cada sufragante se le marcó con tinta indeleble el pulgar derecho. Pero no era indeleble.

Los jefes de local, designados por la autoridad militar correspondiente, enviaron actas, talones y antecedentes al alcalde; de allí pasaron al gobernador y al intendente". Todo "atado, y bien atado". 

La cifra de los electores en ese plebiscito provocó, desde su conocimiento, enormes sospechas por el elevado número: 6.271.868 que contrastaba con el de 3.661.898 electores que participaron en la última elección del período democrático, en marzo de 1973. En abril de 1982, se realizó un censo de población que permitió despejar definitivamente las dudas y confirmar las sospechas. Se estableció así que los mayores de 18 años, al 11 de septiembre de 1980, eran 6.668.240 personas, lo que significa que para aprobar la Constitución habría votado el 93,8% de los electores habilitados, cifra ajena a toda tendencia histórica electoral del país.

Los  amañados resultados entregados por la dictadura fueron: Por el SI: 4.204.879 votos (67,04%). Por el  NO: 1.893.420 votos (30,19%).

La Constitución fascista entró en vigor el 11 de marzo de 1981 y es la que actualmente nos rige.

 

2)                 CERROJOS PARA LA DEMOCRACIA 

La Constitución de 1980 fue concebida como una camisa de fuerza para la democracia, con una serie de cerrojos para restringir la intervención política sobre el legado de la dictadura.

En 1979, Jaime Guzmán, su principal ideólogo, señaló que la Constitución fascista debía asegurar "Que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativa que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario”.  Es decir, colocar candados a cualquier posibilidad de democracia.

El espíritu de la norma fundamental queda también reflejado en un fallo del Tribunal Constitucional del año 2016 en el que declaró inconstitucional un proyecto que confería a los sindicatos la titularidad para negociar colectivamente. "Cabe tener presente que la actual Constitución tiene particularidades. No se trata de una Constitución totalmente neutra. Ninguna lo es. Y, respecto de las materias objeto de examen, ciertamente no lo es", señaló en su resolución este organismo, que precisamente es  uno de los principales candados de la Constitución vigente.

Esta rigidez ha bloqueado la modificación de múltiples materias desde la vuelta a la democracia. Muchas de ellas están asociadas a las Leyes Orgánicas Constitucionales, que requieren un quorum de 4/7 del Congreso. Estas mayorías calificadas, que en el caso de reformas a la Constitución llegan a los 2/3, o trampas como la eliminación de la posibilidad de plebiscito, no nacieron con la Carta Fundamental de 1980, sino que fueron parte del “pacto de transición a la democracia” de 1989.

 

COMBATIENTES POR LA DEMOCRACIA 

La dictadura cambió también la conciencia social. Amplios sectores de trabajadores perdieron su conciencia de clase, el espíritu de solidaridad clasista, su combatividad. Fueron ganados por el consumismo, el egoísmo, la apatía, el conformismo, el apoliticismo. Otro tanto sucede con vastos estratos de jóvenes.

Pero fueron miles de chilenos que, guiados por sus ideales revolucionarios  y democráticos, combatieron contra la dictadura. Muchos de ellos fueron detenidos y torturados, secuestrados y asesinados. Más de 500 militantes comunistas cayeron en la lucha antifascista.

La primera manifestación pública antidictatorial  después del golpe  lo constituyó el  funeral del poeta Pablo Neruda, el 25 de septiembre de 1973.

Fueron  los sectores populares, entre ellos los comunistas, los únicos en combatir por la democracia desde los inicios de la dictadura.

Entre 1973 y 1975, heroicos grupos de patriotas se esforzaron para que sus organizaciones políticas y sindicales no sucumban en la guerra total que, en su contra, habían  desatado los generales.

De 1975 a 1977, etapa de reorganización. Recién entonces el PDC cesó su apoyo a la tiranía y pasó a una pasiva oposición.

Entre el 14 y el 23 de junio de 1977 tuvo lugar la primera huelga de hambre de los familiares de detenidos-desaparecidos. . Esta acción marcó el comienzo de una nueva etapa en la lucha antifascista: surgieron las primeras expresiones de masas contra la dictadura.

En agosto de 1977, se celebró el primer Pleno del Comité Central del Partido Comunista, durante la tiranía. Allí se analizó lo ocurrido durante el Gobierno Popular, sus logros y falencias. Con un profundo sentido autocrítico se pasó revista a la actuación del PC en esos mil días, sus aportes y deficiencias. Se señaló que la carencia de una acertada política militar constituye un "vacío histórico". Se rindió emocionado homenaje a los caídos en la resistencia antifascista. 

El año 1978 estuvo marcado por las masivas huelgas de las ollas vacías en Chuquicamata, El Salvador y Huachipato.

En 1980, el Partido Comunista proclamó la política de Rebelión Popular de Masas:  el empleo de todas las formas, incluso la violencia más aguda, para derrotar la tiranía.

El PC organizó exitosas marchas contra el hambre, que tuvieron lugar el 19 de agosto y el 30 de septiembre de 1982. También acciones de protestas que el 24 de marzo de 1983, se realizaron en 20 ciudades del país.

El 11 de mayo de 1983, convocada por la Confederación de Trabajadores del Cobre, se llevó a cabo la Primera Jornada Nacional de Protesta. Esta masiva demostración contra el régimen marcó el inicio de una nueva e importante etapa de la lucha antifascista.

Ese año, se efectuaron otras seis acciones de este tipo, que comenzaron a arrinconar a la dictadura. Esta se vio obligada a ceder espacios a la oposición. Es así, como aparecieron revistas críticas y surgieron a la vida pública los partidos políticos. En agosto, se constituyó la Alianza Democrática, liderada por la DC; en septiembre, el Movimiento Democrático Popular, que encabeza el PC.

El 14 de diciembre de 1983, se fundó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Se multiplicaron las acciones de desestabilización de la tiranía: cadenazos, apagones, ataques a agentes del terrorismo de estado.

En 1984, hubo cuatro grandes jornadas de protesta; en 1985,  otras cinco.

En abril de 1986, se constituyó la Asamblea Nacional de la Civilidad, la más amplia coalición social en la historia de Chile. También el Comité Político Privado en el que participan todos los partidos políticos de oposición. 

El 2 y 3 de julio de 1986, tuvo lugar la más grande y combativa jornada de protesta antifascista. De seguir la tendencia en alza que han tenido estas acciones, en Septiembre de ese año, el país sería ingobernable para el tirano.

Pero no prosiguieron las grandes jornadas de protesta. Al ver la envergadura que tomaban y las claras perspectivas de una salida democrática de masas, el imperialismo intervino más groseramente que antes en los asuntos internos de Chile. Presionó a la Democracia Cristiana y a otros partidos de centro derecha. Estos  abandonaron la Asamblea Nacional de la Civilidad, disolvieron el Comité Político Privado, renunciaron  a la lucha frontal con la dictadura y buscaron el camino de una salida pactada con ella.

Sólo los partidos populares prosiguieron las acciones contra Pinochet. Pero ocurrieron dos reveses que debilitaron ese camino: el descubrimiento del arsenal patriota en Carrizal, en agosto, y el fracaso del intento de tiranicidio, en septiembre de 1986.

El 26 de junio de 1987, cumpleaños de Allende, el Partido Comunista  y un sector del PS constituyeron la Izquierda Unida.

El 7 de octubre, se llevó a efecto un paro general convocado por el Comando Nacional de Trabajadores. El 19 de noviembre, se realizó un gran acto de la oposición en el Parque O'Higgins.

En febrero de 1988, 13 partidos acordaron participar en el plebiscito convocado por la dictadura, renunciando a toda acción  contra ella. Entre estos, estaban los partidos que habían  formado la Unidad Popular, excepto el Partido Comunista.  Sólo éste siguió  planteando la necesidad de continuar   acciones de masas contra la tiranía, para construir una salida democrática y popular, sin amarres que impidieran alcanzar una real democracia.

Entre las acciones  que convocó el Partido Comunista estuvo la exitosa marcha contra el hambre del 11 de julio de 1988. Además, llamó a trabajar y a votar por el NO en el plebiscito.

El 5 de octubre, venció el NO en el plebiscito. Fue derrotado Pinochet en sus pretensiones de continuar a la cabeza de la dictadura.

La salida pactada en Chile, significó el reemplazo del gobierno de la dictadura, por otro, el de la Concertación, cuya principal función, determinada por los amarres impuestos por Pinochet, fue impedir el acceso al poder del movimiento popular.

El 11 de marzo de 1990 asumió la Presidencia de la República Patricio Aylwin. Terminó la dictadura fascista. Cambió el gobierno, pero se mantuvieron inalterables el modelo económico neoliberal, la concepción de las fuerzas armadas, la Doctrina de la Seguridad Nacional y su comandante en jefe; así como el poder judicial y el control por la reacción -que cada día es mayor- de los medios de comunicación de masas. Siguió imperando la Constitución fascista de 1980, las leyes laboral y electoral antidemocráticas.

 

 








MANUEL GUERRERO CEBALLOS

 



 

                           Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                          Centro de Extensión e Investigación

                          Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

 

 



 

 

Cuando se nombra a nuestro compañero Manuel Guerrero Ceballos se le asocia  de inmediato, y con toda razón,  con el feroz crimen cometido por los agentes de Pinochet en marzo de  1985, cuando él, junto con otros dos profesionales comunistas, fue degollado.

Pero la vida de este querido luchador tiene otros capítulos dignos de conocerse.

 

Nació el 25 de junio de 1948.  Muy joven se incorporó a las Juventudes Comunistas. Estudió en la Escuela Normal José Abelardo Núñez., de donde egresó en 1967. Trabajó como maestro en las comunas de San Miguel y Conchalí.

 

CONTRIBUYENDO A LA VICTORIA POPULAR


Participó en la campaña electoral del 70. Así lo recuerda Manuel Guerrero Ceballos:

“La lucha presidencial entraba en tierra derecha. Los partidos populares, conformados en Unidad Popular, ya tenían candidato único: Salvador Allende. La unidad alcanzada, el programa y el candidato común ya eran una importante conquista. A todas partes llegó la palabra de la Unidad Popular y la juventud fue un vehículo magnífico, que con mística y arrojo, incorporó a importantes sectores jóvenes al combate. Del aporte juvenil nacieron himnos y la nueva canción chilena, las brigadas murales, cuya representante más alta fue la Brigada Ramona Parra, los jueves proletarios para el trabajo en las industrias, los domingos insurgentes para la labor propagandística y de educación política casa por casa en los barrios. Los caminos de Chile fueron cubiertos por los rayados de las Brigadas Venceremos. Los jóvenes luchaban por sus reivindicaciones en todas partes. Las salidas al campo para el trabajo con los campesinos e incluso a las playas con veraneantes, contaban con la presencia entusiasta de lolos y lolas de cortos años.

¡Cuántos jóvenes hicieron su escuela política en estas acciones!

Las Juventudes Comunistas crecían en número y madurez. Eran una organización  conocida y admirada y querida por los jóvenes trabajadores, estudiantes, artistas y pobladores. Los colores amarantos de su camisa florecían y cada jota-jota, tronaba en las calles con sabor a futuro. A su presencia contribuyeron el aporte de tantos jóvenes, militantes y dirigentes, que llenaron todo un período político muy importante de la historia de Chile. Entre estos sobresale la figura, creatividad política y firmeza revolucionaria de Gladys Marín bajo cuya égida la Jota alcanzó dimensión de fuerza juvenil nacional.  Tampoco en esa ocasión era fácil ser comunista.

El odio de clase de los reaccionarios se sentía a toda hora y se jugaban por frustrar los anhelos del pueblo. En la campaña varios compañeros fueron asesinados, golpeados y detenidos. Las bandas de los pijes agredían a mansalva a nuestros compañeros y la enérgica repuesta dada en cada oportunidad impidió que prosperara su intento  de intimidarnos”.(Manuel Guerrero Ceballos: “Desde el Túnel”, p. 22)

 

DURANTE EL GOBIERNO DE SALVADOR ALLENDE


Relata Manuel Guerrero: “El triunfo de Salvador Allende en 1970 fue la coronación del sueño y la lucha de largos años de la clase obrera y del pueblo chileno.

Al conocerse el resultado la juventud se volcó a las calles manifestando su  voluntad de combate y disposición ante las nuevas tareas que surgían. Las Brigadas Ramona Parra así como escribieron el nombre de Allende en el mismo instante en que fue proclamado candidato único de la Unidad Popular, ahora rayaron la alegría del triunfo y los desafíos venideros”.

Durante el Gobierno Popular, Manuel Guerrero Ceballos  tuvo a su cargo la Organización Nacional de Trabajos Voluntarios.

Recuerda  sobre estos. “Grandes tareas eran respaldadas por millares de muchachas y jóvenes. El trabajo voluntario fue una de las características de su participación. Estuvimos en la pampa del tamarugal rompiendo con chuzo la pétrea costra desértica para hacer vivir una diminuta planta que diera alimentación a ovejas y lograra que esa gigantesca porción de tierra, compuesta de  arena y sal, sirviera al país. En la inmensidad de la pampa, bajo 40 grados de calor, con una insignificante hierba  verde en las manos, buscábamos la primavera para Chile.

Las columnas de jóvenes, con sus mochilas al hombro, que cruzaban la extendida geografía chilena, participaban de la pujanza de un pueblo que era dueño de su destino.

La juventud construyó  represas, canales, casas, escuelas y caminos. Plantó árboles y extrajo cobre desde las profundidades de la mina. Sacó muelas y curó enfermedades. Canto. Hizo teatro, pintó y escribió poemas. Formó brigadas de vanguardia de la producción. Creó

Miles de comités de Apoyo al Rendimiento Estudiantil. Manejó tractores, camiones y cargó en sus hombros miles de toneladas. Aseguró el abastecimiento. Peleó contra los reaccionarios que saboteaban. Se educó y entregó su palabra de adhesión.”  (Manuel Guerrero  Ceballos: Obra citada, p. 24)


 

EN LA LUCHA CONTRA LA DICTADURA


Después del golpe fascista, participó   en el trabajo clandestino.

Escribe  Manuel Guerrero Ceballos: “La vida en la lucha clandestina es dura, áspera, sacrificada. Como nunca se debe actuar con resolución  y autonomía. Teniendo la orientación principal clara caminamos por caminos desconocidos. Cada aprendizaje cuesta, incluso vidas humanas... Las noticias de las detenciones y asesinatos nos golpeaban y herían, recordábamos a los compañeros con cariño y emoción. Muchas lágrimas derramadas en silencio, pero la exigencia de continuar combatiendo hacía más patético cada golpe.”

Relata: “Caminaba por Bellavista en dirección a Pío Nono. Serían las cuatro o cinco de la tarde. Bajo el brazo al medio de un diario doblado, llevaba una reciente declaración del Partido. Doblé por Pío Nono hacia Alameda y me encontré frente a una patrulla militar  que pedía identificación, revisaba papeles y bolsillos de los transeúntes.  La garganta se me apretó, el corazón dio un brinco y las manos transpiraron. Si retrocedo o cruzo igual me pararán y llamo más su atención, pensé. Con resolución avancé.

- Alto!

El grito me hizo estremecer.

Me detuve.

- Su identificación

Cambié el diario de mano, apretándolo con fuerza. Saqué el carnet y se lo extendí. Lo miró atentamente.

- Dónde trabaja.

-  En una escuela.

Me observó, dio vuelta el carnet y vio la dirección. Me la preguntó. Dudé varios segundos, me costaba recordarla, finalmente lo hice y se la dije.

- Separe los brazos.

Con el diario en la mano derecha levanté los brazos. Torpemente sus manos iban chequeando el cuerpo.

Me angustiaba sólo pensar que me quitara el diario y lo abriera, cuando expresó:

- Está bien, siga no más...”     (Manuel Guerrero Ceballos: “Desde el Túnel” pp. 29 y 30)  

                                                                                                                                

          LA DETENCIÓN


Manuel Guerrero Ceballos relata como cayó en manos del siniestro Comando Conjunto en 1976:

“Eran cerca de las 10 de la mañana  del 14 de junio. Iba al trabajo  y mi compañera iría a buscar al hijo, que había estado sábado y domingo con los abuelos. Caminábamos  con despreocupación hacia el paradero del microbús....

“Llevaba en la mano izquierda el bolsón escolar de mi hijo que orgulloso daba los primeros pasos en la lectura. Verónica, mi compañera, decía algo referente a la guagua que vendría o a la débil salud de nuestro hijo...

“Escuchamos a nuestras espaldas un vehículo que avanzaba a gran velocidad. Sin saber me estremecí y presentí el peligro. El vehículo se detuvo al costado nuestro. Bajaron dos individuos jóvenes a la carrera. Grité a mi compañera: ¡cuidado!

“Ya recibía golpes de pies y manos, era agredido. Por reflejo opuse resistencia. Mi compañera irrumpió en gritos y fugazmente vi que blandía su cartera en el aire...

Todo era un torbellino. De pronto escuché un estrépito y sentí un fuerte impacto en el pecho. Parecía que un caballo me hubiese dado una coz de lleno. Caí doblado y sentí que en vilo era arrojado dentro del auto. Mi cabeza se estrelló  en la puerta lateral derecha violentamente. Un dolor desconocido horadaba mi estómago y tronco. Quemaba, consumía. Los oídos zumbaban y la cabeza  se  aprestaba a estallar.

Las manos me las esposaron a la espalda... La primera certeza de la situación la tuve al sonar, atrasadamente en mis oídos, el aullido angustiado de Verónica- ‘son de la DINA’- ‘se llevan a mi marido, son de la DINA’,- ‘son los asesinos de la DINA’.

-¡ Cagué! – pensé.”    (Manuel Guerrero Ceballos: obra citada, p. 13)

Respondiendo  a una pregunta del periodista y escritor José Miguel Varas, dijo:

“Yo, en ese momento, cuando iba en el vehículo, empecé a sentir sangre que me cubría  mi piel, y comencé a tener dificultades para respirar, por lo que presumí que la herida –y posteriormente se confirmó- había sido en el pecho. La bala me ingresó por el costado inferior de la tetilla derecha, para quedar alojada, sin salida, bajo la axila izquierda, es decir, me atravesó todo el pecho...”  (Entrevista realizado por José Miguel Varas, en Europa en marzo de 1977)

 

“Las últimas ideas fueron de muda despedida de la vida y de cómo encarar el    interrogatorio. No debía perjudicar a nadie con mis respuestas. El precio de la  vida no lo iba a pagar con la confesión o la traición. Pensé en mi hijo. Si vivía quería mirarlo de frente.

El viaje llegó a su fin. Mentiría si no dijese que un miedo glacial me acompañaba. No cantaba ante la muerte, templaba; pero estaba dispuesto a resistir.”  (Manuel Guerrero Ceballos:  “Desde el Túnel”, p.  14)


 

LOS  CHACALES  ACTÚAN.


Manuel Guerrero Ceballos escribe sobre las torturas a   que fue sometido:

 “Aguardé el golpe que podía venir de cualquier  lugar.

- Sáquenle la ropa.

Abrieron las esposas, me sobé las muñecas. Me empezaron a sacar la ropa. Seguí con la vista vendada.

Fui empujado hasta el borde de una tarima, camastro liso o mesa.

-‘Súbete’.

Con trabajo lo hice. Quedé tendido de espalda. Desnudo, con los ojos vendados, acostado sobre una cubierta fría y dura –como de latón o baldosas- terriblemente dolido. Mi angustia se desbordó. A pesar de mi oposición, las lágrimas rodaban por las mejillas. El cuerpo brincaba, me estremecía...

“Un golpe de puño, seco, recibí en la herida.

-‘Cuenta ahora, concha de tu madre’

Grité de dolor. Mordiendo las palabras contesté preguntado.

-‘¿Qué quieren les cuente?’

-‘Todo pu’s huevón’

-‘No tengo nada que contar’

Esperé otro golpe. Llegó y fue más violento. Del pelo a los pies me sobrecogió el dolor. La herida manaba más sangre.

La desnudez me hacía sentirme  desamparado, más estando con los ojos vendados y amarrado al mesón. A indefensión absoluta se unía la duda lacerante de ignorar que venía a continuación, de dónde venía y a donde iría el castigo siguiente.” (Obra citada, p. 18)


 

FUE UN DETENIDO DESAPARECIDO DURANTE UN MES


Lo continúan torturando. La gravedad de su estado obliga a los esbirros de la dictadura a conducirlo a un establecimiento, que según  él calcula  fue el Hospital de Carabineros de Santiago. Lo ingresaron con nombre falso. Lo atendieron para evitar que la hemorragia interna terminara con su vida antes de lograr que entregara las informaciones que requerían. Lo siguieron torturando en ese hospital.

Fue conducido a Cuatro Álamos. Allí seguía con los ojos vendados, continuaban con los ‘interrogatorios’, acompañados de golpes y uso de corriente eléctrica.

Después se le trasladó a  Tres Álamos, donde ya no tuvo incomunicado. Allí supo lo ocurrido con su compañera Verónica. No estaba detenida. Ello, como producto de  la conmoción pública que tanto la detención como el baleo generó en el sector y la cantidad de testigos que presenciaron esos hechos.

Eso impidió la detención de Verónica y le salvó la vida  a él. A pesar que el Ministerio del Interior negó su detención, ante un recurso de amparo presentado por su compañera, la dictadura no pudo seguir negando que estaba preso. Ya no era un desparecido.

 

VOLVIENDO A LA VIDA


Relata el paso de Cuatro Álamos a Tres Álamos, el  paso de ser desaparecido a la vida.

Lo sacaron de la celda de incomunicación dos agentes de la DINA. Uno de ellos le dijo:

-‘Te vai de aquí, tení cueva, te salvaste del balazo primero y de ésta ahora’ ...

No me dijo nada más. Me entregaron mi carnet de identidad, me revisaron completamente y me obligaron a  seguirlos.

Salimos caminando por el pasillo, cruzamos la siniestra puerta de fierro y caminamos por oscuros senderos de tierra. Me hicieron ingresar a una oficina y cuanta no sería mi sorpresa de ver en ella a carabineros con su característico uniforme. Hasta me alegré de verlos...

El funcionario de la DINA dijo:

-‘Nosotros ya hicimos el pase, es huevá de ustedes como se las arreglan, y sin más se dio media vuelta y se fue. Quedé entre los carabineros.”

 

Estos lo condujeron  y lo hicieron golpear en una casucha que estaba en patio. Entró. Había una cantidad de personas. Les dijo:

-“Soy un preso, vengo recién llegando de Cuatro Álamos”. Fue recibido con alegría y enorme solidaridad.

Cuenta: “Ese día los compañeros me cuidaron y atendieron como a un niño...” 

Pasó el tiempo. “Llegó el esperado día de visita. Los amigos me prestaron un poncho blanco y un gorro pasa montaña. Esperé como colegial que me llamaran por la lista. Los presos iban saliendo de uno a uno, donde estaban sus familiares sentados en unas bancas...

Por fin me llamaron. Salí caminando lentamente, mirando todo con verdadera emoción e interés, buscando entre todos esos rostros anhelantes mis seres queridos. No los vi. Me empecé a desesperar. Miraba y miraba. Y entre la muchedumbre asomó el rostro lloroso de mi compañera con su guata, cual banderola en el aire, acompañada de mi padre, mi madre y mi suegro.

No me reconocieron hasta estar muy cerca. Nos fundimos en un todo de abrazos, lágrimas, suspiros y sobre todo, vida”.   (Obra citada, pp. 87 y 88)

Así termina su narración Manuel Guerrero Ceballos, cuando va saliendo “desde el túnel”.

Fue liberado el 19 de  noviembre de 1976.  Fue el único detenido por el Comando Conjunto que salvó  vivo de sus garras.


EN EL EXILIO


A fines de noviembre de 1976 viajó a Suecia. Permaneció seis años en  ese país. En el destierro  participó activamente en las labores de solidaridad con la lucha del pueblo chileno. Además, escribió su desgarrador testimonio  “Desde el Túnel”.

En sus “Palabras iniciales”  explica: ”La idea de hacer esta narración nació de la angustia. Me explico. Encontrándome como preso político desaparecido, secuestrado por la DINA (posteriormente se vino a conocer la existencia del siniestro Comando Conjunto) y tenido en un lugar ignorado, bajo nombre falso, en las interminables horas de vigilia, desesperanza, dolor, impotencia, confusión, ira,  y cuanta sensación se pueda sentir en tal estado, me surgió la idea que si sobrevivía tenía que contar todo lo que me había pasado... Lo he escrito en el exterior de Chile...

Me decidí a hacerlo por dos razones centrales. El tiempo pasa y la memoria es frágil. Es necesario que las nuevas generaciones conozcan  lo que ha hecho y, lamentablemente, aún hace el fascismo en nuestra Patria. Y una segunda razón es que hay muchos hechos ignorados, más allá de lo que todos creemos, por nuestra propia población chilena. Es más de lo imaginado lo que no se conoce de la represión y la barbarie de los fascistas, como del heroísmo de muchas gentes simples y modestas de nuestro pueblo, en especial de la lucha juvenil y el papel  relevante que han jugado en ella, las Juventudes Comunistas, conformadas por rostros y vidas concretas, muchas de las cuales no están físicamente con nosotros...  Que ninguno de ellos se nos olvide, recordemos sus vidas y  aportes. Ellos estarán presentes en los caminos por los que transitamos hoy, estarán presentes en la hora de la victoria.”  (Manuel Guerrero Ceballos: “Desde el Túnel”, p. 5)



RETORNO A LA PATRIA


Regresó a Chile en noviembre de 1982. De inmediato se incorporó a la lucha clandestina  y a las labores de su gremio, el Magisterio.

Un año  antes, el 27 de noviembre de 1981, un grupo de 31 educadores de las Regiones Metropolitana, Quinta, Séptima y Octava, habían constituido la Asociación Gremial de Educadores de Chile, AGECH. Entre sus fundadores estaban  Julio González, Alfonso Bravo, Eduardo Hurtado, Alejandro Traverso, Samuel Lillo, Carlos Mena, Estanislao Montoya, Eduardo Osorio, Raúl Manríquez y Jorge Pavez. (Ver: Iván Ljubetic Vargas:  “Historia del Magisterio chileno”, p. 236)

 

Al llegar al país, Manuel Guerrero Ceballos  encontró al profesorado en lucha contra la dictadura, que no sólo reprimía a los maestros, sino que imponía la municipalización de la educación.

Pronto se distinguió por su claridad política, por su valentía y responsabilidad. Fue elegido Presidente del Consejo Metropolitano de la AGECH.  Estuvo a la cabeza de muchas luchas.

Una profesora que lo conoció personalmente en ese tiempo, lo recuerda como una persona muy jovial,  querida y respetada por sus colegas; elocuente y convincente en sus intervenciones; preocupado siempre por el lado humano de la gente, de gran consecuencia  entre su pensar,  lo que decía y lo que hacía.

Un dirigente del Magisterio, que trabajó junto a él, señala que, entre sus enormes cualidades,  estaba su profundo  respeto por los compañeros de otros partidos. En la AGECH –explica- participábamos colegas de diferentes fuerzas políticas e independientes  y Manuel actuó siempre con ejemplar modestia, jamás subestimó a los aliados, siempre los consultaba y tomaba en cuenta sus opiniones. Comprendía  muy bien que el cargo de Presidente del Consejo Metropolitano lo había obtenido con el apoyo de colegas de las más diferentes posiciones políticas e ideológicas. Esa actitud le granjeó el cariño y respeto de  profesores de todos los sectores.

 

DETENCIÓN Y MUERTE DE TRES COMBATIENTES             EJEMPLARES


El 28 de marzo de 1985, Santiago Nattino, publicista de militancia comunista, fue secuestrado  en plena vía pública en el sector alto de la capital.

En la noche, agentes de la dictadura llevaron a cabo un operativo en la sede de la AGECH, ubicada en la calle Londres 75. Detuvieron a varios profesores, que fueron liberados  24 horas después. .

El 29 de marzo, a tempranas horas de la mañana, fue secuestrado, en momentos en que llevaba su hija al Colegio Latinoamericano de Integración, José Manuel Parada Maluenda, quien se desempeñaba como Jefe del Departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad. En esa misma oportunidad fue secuestrado Manuel Leonidas Guerrero Ceballos, profesor e inspector del mismo colegio y dirigente de la AGECH.

Familiares y compañeros de los detenidos se movilizaron. Interpusieron un recurso de amparo, donde incluso  indicaban el lugar en que podrían estar detenidos: el cuartel de  la Dirección de Comunicaciones de Carabineros, DICOMCAR, ubicada en calle Dieciocho (donde se comprobó posteriormente  habían estado). La justicia nada hizo.

El 30 de marzo de 1985 fueron encontrados los cuerpos  degollados de los tres militantes comunistas en el camino que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel.

Pinochet y sus secuaces intentaron negar su participación en  ese monstruoso crimen.

El Informe Rettig señaló: “De los antecedentes narrados y  los reunidos en la investigación judicial, la Comisión ha llegado a la convicción de que Manuel Guerrero, José Parada y Santiago Nattino fueron ejecutados por agentes estatales en razón de su militancia y las actividades que realizaban, en violación de sus derechos humanos”.

 

Manuel Guerrero Ceballos  es uno de esos heroicos combatientes del pueblo que, como él mismo escribió, “están presentes en los caminos por los que  transitamos hoy y estarán presentes en la hora de la victoria”.

 

Honor y gloria a los héroes y las heroínas que han luchado y han sido leales  hasta el último segundo de su existencia.