En memoria de Marta Lidia Ugarte
Román: “Te recuerdo Marta”
Escrito por Paulina Acevedo
Fuente: diarioreddigital
El próximo año se cumplirán
cuatro décadas desde el fatídico golpe militar que tiñó de sangre nuestra
historia, y aquí estamos los que no olvidamos.
Provistos de claveles, venimos a rendir homenaje a las compañeras y
compañeros caídos, precisamente en esta costa donde emergió la Verdad y desde
donde quiero invitarlos a un viaje a la Memoria. El cuerpo de Marta Lidia
Ugarte Román no fue encontrado en esta bahía, pero si los rieles que al igual
que ella, surgieron desde las profundidades del mar para convertirse en
testimonio de los crímenes que sus perpetradores creyeron ocultar en sus aguas.
Vea el homenaje de Inti Illimani: Vino del Mar.
Marta era miembro del Comité Central del Partido Comunista y fue detenida
por agentes de la DINA el 9 de septiembre de 1976. Sus aprehensores la condujeron a lo que se
denominaba “La Torre” en el centro de prisioneros Villa Grimaldi, el principal
cuartel operativo de la DINA, y más tarde sabríamos también de su paso por el
clandestino cuartel Simón Bolívar, siendo en ambos lugares brutalmente
torturada.
Sólo un mes más tarde, el 12 de septiembre de ese mismo año, su cuerpo
apareció en Playa La Ballena, entre las localidades costeras de Los Vilos y Los
Molles. Su columna se encontraba
fracturada, presentaba traumatismos abdominales varios, ruptura y estallido de
hígado y bazo, luxación de hombros y caderas, además de una fractura en su
antebrazo derecho.
Lo que habla de la brutalidad con la que actuaron sus captores.
El autor material de su muerte, fue el agente de la DINA Cristián Álvarez
Morales, quien en terrenos del ejército en Peldehue participaba de uno de los
tantos operativos con los que, mediante sobrevuelos de helicópteros Puma, se
arrojaron los cuerpos de nuestros compañeros al mar.
Todo transcurría en forma “rutinaria”, cuando Álvarez se percató que uno de
los sacos se movía, pese a la inyección letal administrada por la enfermera
militar Gladys Calderón. Abrió entonces el costal, cortó parte de los alambres
con los que Marta iba atada y con total sangre fría, la estranguló.
Las órdenes en este operativo fueron entregadas por el capitán de Ejército
Germán Barriga Muñoz, jefe de la Brigada Lautaro en el cuartel Simón
Bolívar. Conocido como “Don Jaime”, tras
una acción de la Comisión FUNA para evidenciar los múltiples crímenes en los
que participó, se suicida el 16 de enero de 2005 arrojándose desde un edificio
en Providencia.
La aparición del cuerpo de Marta fue presentada como un crimen pasional,
con la ayuda cómplice de los periodistas Pablo Honorato (en ese entonces en
LUN) y Beatriz Undurraga, esta última también funada en dependencias del diario
El Mercurio, tras comprobarse que había girado boletas de honorarios a empresas
que luego, en procesos judiciales seguidos por crímenes de la dictadura, se
supo eran utilizadas para las operaciones de la DINA.
Bajo el titular “Asesinada hermosa joven”, la nota hablaba de una mujer de
23 años (Marta tenía 42) supuestamente muerta por razones amorosas, pese a que
Undurraga estuvo en presencia del cuerpo, y que éste aún conservaba el alambre
alrededor de su cuello. Pero como no hay
Verdad que pueda ser ocultada por siempre, ni responsabilidades que no sean
perseguidas, años más tarde el Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas
siguió la condenó por estos hechos, así como por su participación en el
encubrimiento de la Operación Colombo, junto a varios otros periodistas que
sirvieron al régimen militar.
Años más tarde, el 20 de julio de 2004, el entonces juez Juan Guzmán
proceso por “obstrucción a la justicia” a cinco miembros del Comando de
Aviación del Ejército (los suboficiales Juan de Dios González Dubó, René Meier
Chávez, Sergio Castro Cano, Marco Cáceres Rivera y Rigoberto Saavedra Navarro)
precisamente en la causa por el homicidio de Marta Ugarte, dado el conocimiento
que tenían de estos hechos y de la práctica de desaparición en el mar aplicada
por la dictadura.
Fue en tiempos de la misma investigación, que pescadores de esta hermosa
bahía encontraron los rieles de ferrocarril a los que eran amarrados los sacos,
para que éstos actuaran como anclas y llevaran los cuerpos al fondo del
mar.
Los mismos que una vez cerrada la causa, fueron entregados al ahora Sitio
de Memoria Villa Grimaldi, donde están expuestos. El mismo lugar donde Marta estuvo prisionera.
No puedo dejar de mencionar, al concluir este relato, una información de la
que tomé conocimiento hace muy poco tiempo, cuando asistí al lanzamiento en el
Puerto de San Antonio del libro “La Danza de los Cuervos”, del periodista
especializado en temas de Derechos Humanos, Javier Rebolledo. Donde uno de los asistentes dio cuenta de lo
comentado por un guardia de seguridad que era conscripto en tiempos del golpe,
que aseguró que todos los años se organiza una reunión a la que son invitados
con gastos pagados, siempre en distintos puntos del país, para “fortalecer las
confianzas”. O dicho con todas sus
letras, para evitar que delaten a los autores materiales de los crímenes de la
dictadura y se haga Justicia.
Porque, ¿qué es la Verdad, sin la Justicia? ¿Pero de qué nos sirve la
Verdad, incluso la Justicia, sin la Memoria?
Agradezco la invitación al Colectivo de Familiares y Compañeros de los 119
y la oportunidad de entregar este relato, pero en especial agradezco la Memoria
que en ellos no claudica.
Hoy soy en Marta Ugarte. Hoy somos en los 119. Hoy somos todos los
compañeros y compañeras que encontraron en el mar, el inicio de una existencia
que no perece.
NI PERDÓN, PERO SOBRE TODO, SIN OLVIDO
(*) Periodista, Comunicadora
en Derechos Humanos
Texto reseñado en el
Homenaje “Un Clavel” a los detenidos desaparecidos arrojados al mar
Memorial Bahía de Quinteros,
01 de septiembre de 2012
(12 de septiembre de 1976,
Playa La Ballena)
“Vino del Mar”
Vino del mar
envuelta en agua azul,
la trajo el viento del más allá,
dormida en las
olas de espuma y sal
sobre su propia herida mortal.
Patricio Manns
Homenaje a Marta Ugarte Román
Vino del Mar
Inti Illimani