DEMOCRATIZACIÓN,
“IZQUIERDIZACIÓN”
Diputado
Guillermo Teillier.
Presidente del Partido Comunista
de Chile.
Se
instaló un debate distorsionador. Una polémica que esquiva temas de fondo que
tienen que ver con el desarrollo y las transformaciones que Chile necesita y
que el movimiento social y ciudadano, mayoritariamente, reclama.
Hace
unos días, junto al Partido Radical Socialdemócrata (PRSD), Izquierda
Ciudadana, y el Partido por la Democracia (PPD), dimos a conocer un documento
con propuestas programáticas, invitando a todos los partidos opositores y a
todo el movimiento social a analizarlo para dar una discusión más amplia y
avanzar hacia un acuerdo programático de la oposición.
Algunos representantes de colectividades
políticas, de la derecha y editoriales de medios conservadores, insistieron en
tachar dicha iniciativa como una “izquierdización”, lo que, entre otras cosas,
dividiría a la oposición o no permitiría generar un consenso o la unidad
necesaria.
Lo que
está ocurriendo es todo lo contrario. Cuatro partidos de centro y de izquierda
logramos un consistente acuerdo en materias centrales. No se trata de
“izquierdización” sino de transformación.
Y en
ese camino se está produciendo más acercamientos en el ámbito de la oposición
política y social.
No se
puede caer en reduccionismos o descalificaciones que parecen tener más
propósitos mediáticos o quizá, plantear solapadamente que no se comparten las
posturas democratizadoras y de cambios que estamos planteando.
Los
hechos. El documento plantea que haya elección de Intendentes y consejeros
regionales; que existan plebiscitos comunales vinculantes para garantizar la
participación y resolución de los habitantes de los municipios; que se produzca
un incremento del Aporte Fiscal al Fondo Común Municipal; que se cambie el
sistema electoral binominal por uno proporcional; la existencia de plebiscitos
nacionales vinculantes; reconocimiento de Chile como nación plurinacional; que
se elimine y sancione todo tipo de discriminación y segregación; creación de
una AFP estatal previo análisis con los trabajadores; profunda reforma tributaria
que, sobre todo, permita al Estado una mayor recaudación con fines de
desarrollo social; avanzar hacia una nueva Constitución que de cuenta real de
derechos políticos, sociales, económicos y culturales; la Asamblea
Constituyente parece el camino más legítimo, entre otros, para arribar a una
nueva Constitución y construir una plena e inclusiva democracia.
Si se
lee con atención, se trata de medidas esenciales para la democratización del
país, el logro de la equidad, la justicia social y la mejora de la
institucionalidad. Todo tiene un claro contenido y sentido democratizador de
nuestro país. Todas son exigencias de la mayoría de la sociedad.
Si eso
es “izquierdizar” para algunos, pues se trata de un calificativo que le colocan
antojadizamente a la idea de transformar y democratizar. ¿No serán que no están
de acuerdo con esos cambios y le colocan ese calificativo para oponerse? Quizá
algunos debieran decir con mayor claridad que se oponen a ese listado de
propuestas. Lo que, por lo demás, implica el continuismo del neoliberalismo,
del sistema democrático limitado y acotado, y el cerco a las demandas sociales
y ciudadanas.
Los
acuerdos programáticos a los que estamos llegando en la oposición, apuntan a
corregir graves inequidades y falencias del modelo y de la institucionalidad,
apuntan a mejorar el sistema democrático, a garantizar derechos y participación
de los ciudadanos, a velar por intereses de los trabajadores, de los
pensionados, de los estudiantes, de los electores.
No se
trata de “izquierdizar”, eso no está en ningún texto. Se trata de tener un
Chile más justo. Y esas propuestas, lo decimos con convicción y
responsabilidad, serán vitales si se quiere tener programa y candidato único de
la oposición en la elección del 2013.
En
este marco es conveniente no pasar por alto un editorial del diario El
Mercurio, de fecha 10 de octubre, en que abordó este tema instalado por cuatro
partidos de la oposición y el movimiento social. El periódico señaló que los
planteamientos que hemos realizado “son los clásicos del estatismo de
izquierda” y los califica de “fundamentalistas de izquierda”. Indica que
“priman no pocos elementos ya probadamente fracasados en todos los ‘socialismos
reales’”. Y según El Mercurio, las posturas expuestas crean “dificultades
inmensas para sus socios”.
Si se
lee con responsabilidad y serenidad la propuesta programática, se comprobará
que los dichos de aquel editorial, una vez más, apuntan a la descalificación
arbitraria, a la tergiversación y la demonización de las posturas democráticas
de la izquierda y el progresismo. Nada de lo planteado, en verdad, puede
meterse en una bolsa de medidas “fundamentalistas” ni de “estatismo de
izquierda”. No hay que ir a los “socialismos reales”; hoy en países
capitalistas, con gobiernos conservadores, existen sistemas electorales
proporcionales, sistemas previsionales, de salud y educación públicos y
estatales, plebiscitos y referendos para consultar a los ciudadanos, y se
desarrollan en su momento y de acuerdo a sus propias condiciones, reformas
constitucionales.
Al
contrario de lo señalado por El Mercurio, las propuestas ayudan a la unidad de
la oposición política y social, porque en lo esencial se comparten los
cambios planteados.
Esto
hay que señalarlo porque nuevamente un editorial de ese diario usa un lenguaje
anticuado, tergiversador, propio de los tiempos de la Guerra Fría, que ni
siquiera da cuenta de lo que está ocurriendo en Estados modernos y países
incluso capitalistas donde hay estándares más avanzados de derechos ciudadanos.
Ni de las crisis, como la europea, porque insistir en un modelo que atenta
contra derechos y beneficios de pensionados, trabajadores y estudiantes. La
verdad es que El Mercurio está defendiendo el actual modelo y la actual
institucionalidad.
El asunto verdaderamente importante es que en
Chile ya está instalado el desafío de efectuar cambios trascendentales para
solucionar distorsiones e injusticias que la mayoría ya no acepta. Eso requiere
que levantemos propuestas y medidas como las señaladas. No hay otro camino. De
lo contrario, se perpetuará este sistema con todas sus inequidades, injusticias
y limitaciones.
Fuente: Guillermo Teillier: blog