A propósito del Día Internacional de
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
“La historia de
toda sociedad
hasta nuestros días no ha
sido sino la historia de
las
luchas de clases”
(K. Marx- F. Engels: “Manifiesto
del Partido Comunista”)
MUJERES
COMBATEN JUNTO A SUS HERMANOS DE CLASE: FEMINISMO CONSECUENTE
Hay mujeres que, comprendiendo que lo
fundamental es la lucha de clases,
combaten por los derechos de sus
congéneres y lo hacen codo a codo con sus hermanos clase. Un ejemplo de ellas es Luisa Michell (Louise
Michelle).
Hacia 1870 la situación del Segundo Imperio de Napoleón III era muy complicada. Había enorme descontento popular. El emperador, intentando salvar su imperio, declaró la guerra a Prusia el 19 de julio de 1870. Fue derrotado. El Imperio se derrumbó.
Entonces las masas populares parisinas llevaron a cabo la insurrección del 4 de septiembre de 1870. El pueblo se tomó los edificios públicos
exigiendo
Los ejércitos franceses entraron en acción
con bastante éxito, pero la traición del Gobierno Provisional quebró la
resistencia del pueblo galo. El llamado “Gobierno Nacional”. fue en realidad el
gobierno de la “traición nacional”.
El 17 de febrero de 1871 se constituyó en Versalles el gobierno reaccionario de
Adolphe Thiers, que firmó la paz con los
invasores prusianos. Los obreros de París no aceptaron someterse a ese
gobierno. Se produjo el enfrentamiento entre dos clases: la burguesía y el
proletariado.
Durante la revolución del 4 de septiembre
de 1870, los obreros habían constituido
Thiers ordenó a sus tropas entrar a París y
desarmar a los obreros. En la noche del 17 al 18 de marzo de 1871, soldados
gubernamentales marcharon en dirección a las colinas Montmartre, al norte de
París, con el fin de apoderarse de los cañones emplazados por
El 18 de marzo de 1871 todas las dependencias del
Estado fueron ocupadas por destacamentos de
¡Se había producido la primera revolución
proletaria del mundo!
El 26 de marzo tuvieron lugar las
elecciones para designar los miembros del Consejo de
El
28, fue proclamada
¿QUIÉN ERA LUISA MICHELL?
Había nacido en Vroncourt-la-Côte, departamento de
Haute-Marne (Francia), el 29 de mayo de 1830. Era hija natural de una
sirvienta, Marianne Michell, y del hijo de la mansión, Etienne Charles Demahis.
Los abuelos maternos le dieron una educación liberal
En 1850, después de la muerte de su abuelo,
Luisa inició sus estudios para maestra. En 1851 Luis Napoleón Bonaparte dio un
golpe de Estado e impuso el llamado Segundo Imperio. Gobernaba este “pequeño
sobrino del gran tío”, cuando se recibió Luisa como profesora, pero ella se
negó a prestar juramento ante Napoleón III. Esto le impidió ejercer en la
enseñanza pública.
Entre 1852 y 1855 abrió escuelas en tres
ciudades del departamento de Haute-Marne, en las que practicó una enseñanza
basada en los ideales republicanos. En 1856 se trasladó a París, donde se
dedicó a la educación durante quince años. Abrió una escuela en 1865 y otra en
1868. Apoyó todas las iniciativas progresistas, como, por ejemplo, la creación de escuelas profesionales y
orfanatos laicos.
Le interesaba
la literatura. Escribió algunos libros, entre ellos uno de poemas, que firmó
con el seudónimo “Eljolras”. Conoció a Víctor Hugo, una de las personalidades
más famosas y respetadas de la época, con quien mantuvo una correspondencia
entre
Tomó
contacto con los círculos revolucionarios, donde trabó amistad con Jules
Vallés, Eugène Varlin, Raoul Rigault, Emile Eades. Fue colaboradora habitual de
los periódicos de la oposición, como “El grito del pueblo”.
En 1862, se hizo socia de
La
capital francesa estaba cercada por los
ejércitos enemigos, por los versalleses y los prusianos. Los comuneros se
defendían heroicamente.
El 21 de mayo de 1871, las tropas de
Thiers, con apoyo de los invasores prusianos, lanzaron el asalto general. Un
traidor les había revelado el punto débil de la defensa. Por ahí irrumpieron.
Una lucha encarnizada, terrible, se libró
en las calles de París. Ese episodio pasó a la historia como
Luisa Michell, profesora parisina,
militante ardorosa de
Luisa Michell, fusil en mano, encabezó un
batallón de mujeres. En las barricadas tomaron parte cerca de diez mil
mujeres obreras, socorriendo a los
heridos, levantando trincheras y
luchando en ellas.
Se combatía contra fuerzas muy superiores. Los comuneros
defendían cada barrio proletario, cada casa.
En sus memorias Luisa Michell relató los últimos combates que libraron 200 comuneros en el Cementerio Père Lachaise: “Un puñado de valientes en el cementerio contra un ejército entero. Se combate entre las tumbas, en las zanjas y en el interior de las bóvedas; se combate cuerpo a cuerpo, con sables, con bayonetas, a culatazos; muchísimo más numerosos, mejor armados, con sus fuerzas frescas reservadas para la presión en París, los versalleses masacran implacablemente a los valientes... Al caer la noche, un grupo de sobrevivientes de los heroicos defensores de París fue cercado y fusilado junto a los muros del cementerio”.
(Ese muro, llamado “Muro de los Federados”
es un lugar donde culminan las marchas de los trabajadores de París. Incluso,
durante la ocupación nazi, a pesar de la estricta vigilancia ejercida por los
soldados alemanes, en cada mayo aparecían flores rojas en ese lugar. Fue un
símbolo de la resistencia).
El
28 de mayo cayó la última barricada levantada en el barrio proletario, en la
calle de Ramponeau. La contrarrevolución había triunfado.
Lo del 28 de mayo fue sólo el inicio de la
feroz matanza de los obreros parisinos.
Treinta y seis mil comuneros fueron masacrados, Más de cuarenta mil arrojados a prisión y
deportadas a lejanas colonias, condenados a trabajos forzados. Entre estos
últimos estaba Luisa Michell.
Le habían seguido un juicio, iniciado en
diciembre de 1871. En él no se defendió. Reconoció la responsabilidad por todas
sus acciones. Con audacia y orgullo
planteó los objetivos de la revolución social. Dijo: “Ya que parece que un
corazón que late por la libertad tiene
derecho sólo a una pequeña bala de plomo, exijo mi parte. ¡Si no sois cobardes,
matadme!”
DESTERRADA
Más tarde, desde la cárcel, le escribió al
general Appert, que encabezaba los procesos:
“Si usted no quiere pasar por las formalidades legales, usted ya conoce
bastante sobre mí para fusilarme. Estoy lista y el llano de Satory está
cercano. Usted y todos sus cómplices saben muy bien que si salgo viva de aquí
yo voy a vengar a los mártires. ¡Viva
Hacia junio de 1872 habían sido procesados
32.905 comuneros y Luisa Michell observó que
no condenaron a muerte a ninguna de las mujeres más valientes que se
distinguieron en la lucha por
La condenaron a 15 años de trabajos forzados en Nueva Caledonia (territorio de ultramar de Francia, ubicada en el océano Pacífico al Este de Australia). Intentó escapar, sin éxito, un par de veces.
Amnistiada al cabo de 9 años, regresó a
París convertida en una revolucionaria convencida. Fue recibida con un masivo
acto de bienvenida por el pueblo parisino.
Efectuó una gira dictando conferencias por
toda Francia, Bélgica e Inglaterra. Fue condenada en varias ocasiones a
diversas penas de prisión. En una oportunidad se dictó la pena de un nuevo
confinamiento. Pero no se llevó a cabo. Los multitudinarios funerales de su madre,
donde concurrieron muchos grupos revolucionarios, hicieron retroceder a las
autoridades reaccionarias.
En 1890 se exilió en Inglaterra, regresando
a su patria en 1895.
LAS MEMORIAS DE LUISA MICHELL
En 1898 Luisa Michell escribió “Memorias de
“Cuando llegue
Luisa Michell continuó inalterable con su
labor revolucionaria hasta el final de sus días. Murió de pulmonía en 1905 en el Hotel Oasis
de Marsella. Miles de personas participaron en sus funerales efectuados en París.
Fue, al decir de Bertolt Brecht, una
imprescindible: luchó toda la vida.