Hace 37 años:
Iván Ljubetic
Vargas, historiador del
Centro de
Extensión e Investigación
Luis Emilio
Recabarren, CEILER
Fue el domingo 31 de marzo de 1985. Estábamos en
Moscú. Ya había terminado el Encuentro de dirigentes comunistas chilenos en
Europa, en el cual participé en mi calidad de secretario del Coordinador en la
entonces República Federal Alemana. La mayoría de los compañeros ya habían salido de
regreso para sus respectivos países. Sólo quedábamos en la capital de
De pronto fuimos llamados de manera urgente al
local que el Partido tenía en Moscú.
Allí nos esperaba el compañero Volodia
Teitelboim, encargado de
Compañero
Iván, señaló dirigiéndose a mí e intentando romper la dolorosa atmósfera que
reinaba en la sala, como ya no tiene que trabajar en Don Reca, ¿podría redactar
una breve reseña sobre Manuel Guerrero? Luego entregó a otros compañeros las
reseñas sobre José Manuel Parada y Santiago Nattino, haciéndose cargo él de la
redacción final del comunicado de
Después nos fuimos imponiendo de los detalles del
degollamiento de nuestros compañeros.
LAS
DETENCIONES
El 28 de marzo de 1985, Santiago Nattino,
publicista, fue secuestrado en
plena vía pública en el sector alto de la capital.
El
29 de marzo, a tempranas horas de la mañana, fue detenido, en momentos en que
llevaba su hija al Colegio Latinoamericano de Integración, José Manuel Parada
Maluenda, quien se desempeñaba como Jefe del Departamento de Análisis de
Familiares y compañeros de los detenidos se
movilizaron. Interpusieron un recurso de amparo. Incluso indicaron el lugar en que podrían estar
detenidos: el cuartel de
EL HORROROSO CRIMEN
Los
autos con los tres detenidos se trasladaron hasta una zona de Quilicura cercana
al aeropuerto. Se estacionaron en la berma, en las cercanías del fundo El
Retiro. "El
Fanta", Zamora y González Betancourt se quedaron en su vehículo.
Guerrero fue el primero en ser bajado. De rodillas,
esposado y vendado en una especia de hondonada junto al camino, el sargento
Fuentes le tomó la cabeza por atrás y le cortó el cuello con un corvo. El
vehículo se movió unos 30 metros al norte. Bajaron a Nattino, también esposado
y con la vista vendada. Usando la misma arma, el cabo Sáez repitió la
ejecución. El auto volvió a avanzar algunos metros, donde fue bajado Parada.
Tendido de espaldas, esposado y vendado, el cabo Salazar tomó el corvo y le dio
un profundo corte en el abdomen. La víctima se resistió y gritó de dolor, lo
que aterró a su verdugo. Un tercer agente bajó del coche y lo degolló.
A los tres cuerpos les retiraron las vendas y
esposas. Consumados los crímenes, el grupo se trasladó hasta su cuartel, en la
calle 18.
LOS
ENCONTRARON DEGOLLADOS
Pasado el mediodía del sábado 30 de marzo de 1985, en el camino que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel, dos hermanos campesinos encontraron los tres cadáveres. Estaban horriblemente degollados. Siete horas más tarde, fueron trasladados al Instituto Médico Legal, donde familiares y amigos de Parada, Guerrero y Nattino, esperaban conocer la identidad de los cuerpos.
Pinochet, militares y civiles participantes en la dictadura negaron su participación en ese monstruoso crimen.
El Informe Rettig señaló: “De los antecedentes
narrados y los reunidos en la
investigación judicial,
¿Por qué se les asesinó en forma tan bárbara? Por la razón (o la sinrazón) de pensar en forma
distinta al dictador. Por entonces, mucha gente en todo el mundo, al conocer el
terrible crimen perpetrado a fines de marzo de 1985 en Chile por los agentes de
la tiranía, unieron sus voces “para que nunca más”.
EL VALOR DE UN PADRE COMUNISTA
El sábado 30 de marzo de 1985, la compañía de teatro ICTUS presentaba “Primavera con una Esquina Rota”, adaptación colectiva de la novela homónima de Mario Benedetti que cuenta la historia de un padre exiliado que tenía un hijo preso por razones políticas en medio de la dictadura uruguaya.
Llevaban
nueve meses de funciones, cuando los
miembros de la compañía ICTUS fueron sacudidos por un hecho político de
macabras características: el secuestro y posterior asesinato por degollamiento
de tres militantes comunistas a manos de un grupo de carabineros, conocido como
el “caso Degollados”.
Una
de las víctimas era el joven sociólogo José Manuel Parada, de 36 años, hijo del
veterano actor Roberto Parada, uno de los protagonistas de pieza teatral del
ICTUS.
Roberto Parada se entera de la muerte de su hijo
durante el intermedio de la obra, y pese a ello y a la insistencia de sus
compañeros actores, que intentaron convencerlo de suspender la función, Roberto
decidió salir a escena y, como relatan sus colegas, actuó magníficamente.
Pese
al dolor, Parada decidió seguir adelante con la función y ofreció un
estremecedor acto donde, de forma casi inverosímil, las líneas calzaban de
forma exacta con lo que él mismo vivía en ese momento.
La
sala del ICTUS estaba llena, pero conforme fue avanzando la obra, la sala se
fue atiborrando de gente; amigos y cercanos que, tras correrse la voz de la
muerte de José Manuel, decidieron salir de sus casas e ir a acompañar a
Roberto.
Una
situación única e irrepetible, donde ficción y realidad se cruzaron de manera
sorprendente.
Un
hito emocionante que entrega un testimonio de coraje y compromiso de un actor
con su arte y describe claramente un momento trágico de nuestra historia.(Ver:
Red Digital: 4/4/2019)
ASÍ INFORMÓ
Cínicamente
“
NO PODEMOS OLVIDARLOS
Recordemos
las palabras de Pablo Neruda:
“No
renunciéis al día que os entregan
los muertos que lucharon. Cada espiga
nace
de un grano entregado a la tierra,
y
como el trigo, el pueblo innumerable
junta
raíces acumula espigas,
y
en la tormenta desencadenada
sube
a la claridad del universo”
(
Pablo Neruda “Canto General. Bruguera. Barcelona, 1980, p. 151)