sábado, 1 de enero de 2022

EL 1º DE ENERO DE 1959 EN CUBA



Hace 63 años: 

 

 

                                       Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                       Centro de Extensión e Investigación

                                       Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

 



Jueves 1 de enero de 1959.  Cuba y el mundo despertaron  con la noticia de la huida del dictador Fulgencio Batista. En la madrugada de ese jueves el dictador Fulgencio Batista salió de Cuba con destino a República Dominicana llevándose consigo toda su riqueza. Según trascendió, Batista huyó del país con una fortuna superior a los 100.000 millones de dólares, exiliándose primero en la República Dominicana, luego en la isla de Madeira, Portugal, y por último en la España de Franco.

Dos años y 13 días habían transcurrido desde que Fidel Castro, con solo siete fusiles, reiniciara la lucha armada en las montañas de la Sierra Maestra. El ejército de la tiranía había sido derrotado.

 

LA ALERTA DE FIDEL

Desde Palma Soriano, el 31 de diciembre de 1958, a través de las ondas de Radio Rebelde, Fidel había alertado al pueblo de Cuba de las maniobras que se fraguaban:

“Hoy vengo a decirle a nuestro pueblo que la Dictadura está vencida. Es posible que la caída de Batista sea cuestión ya de 72 horas. A estas horas luce evidente que el régimen no puede resistir por más tiempo. Las fuerzas que lo defienden se están resquebrajando en todas partes. El Ejército Rebelde tiene 10 000 soldados de la tiranía copados en la provincia de Oriente.

Sin embargo, yo tengo que hablarle hoy muy claramente al pueblo [...]. Hay muchos intereses que están tratando de evitar el triunfo pleno de la Revolución. Le quieren escamotear al pueblo y al Ejército Rebelde la Victoria”.  (Fidel Castro Ruz: La Contraofensiva Estratégica. De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba, Ed. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, pp. 364-365, La Habana, 2010)

Horas después —ante la imposibilidad de detener al Ejército  Rebelde que avanzaba y se consolidaba en todos los frentes—, se inicia en la capital un conato de golpe de Estado.

 

HUYE EL TIRANO

Cerca de la una de la madrugada de ese jueves    de enero de 1959, en medio de la fiesta por el recibimiento del nuevo año, Batista pronunció  un melodramático discurso de renuncia  a su cargo de presidente. En su intento de hacer efectivo un nuevo golpe contra el pueblo cubano, dirige sus últimas palabras a las fuerzas armadas y a los agentes de la seguridad para pedirles que obedezcan y apoyen al nuevo gobierno y a las jefaturas de los cuerpos armados al frente de los cuales ha sido nombrado el mayor general Eulogio Cantillo y Porras.

Tras invitar a sus más cercanos cómplices para reunirse con él en el aeropuerto militar de Columbia —aproximadamente a las 1,30 horas— Batista llega a la pista donde esperan tres aviones DC-4 en los cuales él y sus más allegados abandonarán el país.

Minutos antes de partir, siendo las 2,10 horas, junto a la escalerilla del avión, le daba a Cantillo sus últimas instrucciones: “Llama al embajador americano, llama al magistrado Piedra, destruye el archivo confidencial que te entregué hoy, protege las oficinas diplomáticas, no sueltes a los oficiales presos en Isla de Pinos”

La noticia de la huida del dictador, poco a poco se fue filtrando. Ante la presión de los medios de prensa, a las 6,15 horas se confirma  y las emisoras de radio comienzan a difundirla.

 

INTENTO GOLPISTA DE CANTILLO

El general Eulogio Cantillo intentó dar un golpe militar. Fidel Castro lo desconoció, exigió la rendición incondicional de todos los efectivos enemigos y convocó a una huelga general. Además, dio instrucciones al Ejército Rebelde para que continuara los ataques sobre las guarniciones que no se rindieran incondicionalmente, con la cooperación del pueblo y los militares pundonorosos que aceptaran sumarse a la revolución. En esas circunstancias, los planes fraguados por Cantillo y la embajada norteamericana, para impedir el triunfo insurgente, se esfumaron.

Horas después se constituyó el Gobierno Revolucionario presidido por Manuel Urrutia – que había llegado días antes en un avión con armas enviado por el gobierno de Venezuela. Urrutia, sin dilación, designó a Castro al frente de todas las fuerzas armadas.

Radio Rebelde no detiene sus trasmisiones. Desde la pequeña planta que ha multiplicado su potencia, los principales jefes del Ejército Rebelde reciben directamente las instrucciones militares.


EN SANTIAGO DE CUBA








 

Fidel en Santiago de Cuba, 1º de enero de 1959




Muy tarde en la noche de ese primer día de enero, miles de personas se congregaron en el Parque Céspedes. Desde el balcón del Ayuntamiento santiaguero,  Fidel  expresó:

“¡Al fin hemos llegado a Santiago! Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado. […] La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo en esta etapa inicial; y ¿qué mejor lugar para establecer el gobierno de la república que en esta fortaleza de la Revolución? Para que se sepa que este va a ser un gobierno sólidamente respaldado por el pueblo, en la ciudad heroica y en las estribaciones de la Sierra Maestra —porque Santiago está en la Sierra Maestra—, en Santiago de Cuba y en la Sierra Maestra, tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas…

“Esta vez no se frustrará la Revolución. Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad a su término; no será como en el 95, que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto, […] intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García, que había peleado durante 30 años, no lo dejaron entrar en Santiago de Cuba; no será como en el 33, que cuando el pueblo empezó a creer que la Revolución se estaba haciendo vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró una dictadura feroz aquí; no será como en el 44, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder. ¡Y los que llegaron al poder fueron los ladrones! ¡Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas, esta vez sí que es una Revolución! (Discurso pronunciado por Fidel Castro en Santiago de Cuba el 1º de enero de 1959, en Centro de Documentación CC PCC, pp. 1-)

Así finalizaba el jueves 1º de enero de 1959 en Cuba. Se abría  una nueva y gloriosa página en la historia de la Isla caribeña.