miércoles, 5 de enero de 2022

EL COMPAÑERO MARIO

 


PÍLDORAS CONTRA EL ANTICOMUNISMO

 

 

 

                                       Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                       Centro de Extensión e Investigación

                                       Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

 

 

EL COMPAÑERO MARIO

Lo conocí en Marburg, Alemania Federal. Un compañero muy especial. No vidente, con una alegría de vivir  desbordante. Bueno para las tallas y para reírse. Optimista.  Bajo de estatura, de abundante corpachón. Bueno pal diente. Con la picardía del chileno. De origen mapuche, de las tierras de Osorno. De militancia socialista, que sufrió la crueldad de los fascistas. Debió salir al exilio. Luego de pasar por varios lugares  llegó a Marburg.

Nos visitaba seguido en nuestro departamento de la calle Ortenbergstrasse 9. Nos hicimos muy amigos. Le caía muy bien a Marcia. Nos comenzó a acompañar en las actividades de la célula Alberto Molina. En las ventas de empanadas y en especial en la venta de la  edición alemana de la revista “Don Reca” que editábamos cada dos los comunistas exiliados en la RFA. Fue uno de los mejores vendedores de  “Don Reca”.

Fruto de muchas conversaciones y del trabajo conjunto, se incorporó a las filas comunistas, concretamente a la célula Alberto Molina.

Con Mario Neculmán vivimos muchos momentos, que hasta hoy al recordarlos reímos a carcajadas. Voy a contar dos:

En una ocasión, en  Marburg,  un grupo de fachos organizó una exposición anticomunista, apoyando la dictadura de Pinochet, en un amplio salón de la Mensa (comedor estudiantil). Estaba muy bien hecha en lo formal. Desde el techo colgaban vistosos adornos, fotos, etc. Ante ello, conversé con los compañeros alemanes, quienes se negaron a realizar cualquier acción violenta contra esa exposición, porque eso no era democrático. Entonces acordamos hacer la “Operación Mario”, que éste aceptó encantado.

Un mediodía, cuando la Mensa estaba llena de estudiantes, llegamos con Mario. Lo coloqué en el lugar preciso le indiqué la dirección correcta. Y nuestro compañero,  comenzó a avanzar como un tanque, por el centro de la exposición y, con el movimiento habitual de los no videntes, fue destruyendo con su blanco bastón todo lo que encontró a su paso.  Quedó la escoba. Ello en medio de los gritos de los fascistas y de grandes aplausos de los estudiantes.

Un segundo caso, que se repitió varias veces, fue el siguiente:

En noviembre de 1983, fui designado como Encargado del Coordinador del Partido Comunista de Chile en la RFA. Si hasta noviembre de 1983 debía viajar  desde Marburg una vez a la semana a Fráncfort, donde funcionaba la sede del Coordinador Comunista en la RFA. Ahora tenía que  hacerlo todos los días.

Tuve una idea para ahorrar dinero con los pasajes de los muchos viajes en tren. Mario  me había contado que, por ser  no vidente, tenía un pase especial para viajar en tren gratis él y un acompañante en cierto radio alrededor de Marburg, donde vivía.  Por ejemplo ese pase servía para ir a Giessen, donde se reunía la célula, y a Fráncfort, sede del Coordinador. Entonces, Mario era una buena solución.

Le propuse que viajamos juntos en ocasiones. Mario aceptó muy  contento de ser útil al Partido. Pero,  me hacía sufrir  haciendo siempre  la misma broma:  cuando el inspector del tren pedía los pasajes, sacaba una tarjeta con el menú de un restaurante de un compañero griego donde él cantaba –porque Mario  le pega al canto y a la guitarra- y se la pasaba. Cuando  al inspector le decía –naturalmente en alemán- esto no sirve, Mario le respondía, disculpe y le pasaba el pase. No sé cuántas veces le hizo la talla al mismo inspector. Y yo, muerto de vergüenza. 

De esos hechos han pasado más de 30 años. Ahora yo resido en Ñuñoa. Mario, que ahora ha agregado a sus títulos el de ser ciudadano alemán, vive en Berlín y todos los días, todos  lo santos días, me llama por teléfono, incluso a veces dos y tres veces. Él escucha las noticias sobre  Chile y me las entrega, a veces con carácter de primicia. En un primer plano están  las noticias sobre el Partido y  las del Colo-Colo. 

Así han sido y son las historias del  leal  y buen compañero Mario Neculmán que, estoy seguro, me llamará mañana  antes o después de leer esta píldora.