Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
El
último Año Nuevo en el exilio de la célula Alberto Molina en
Este episodio es un botón de muestra de cómo vivimos los comunistas desterrados el “exilio dorado”
Desde que llegamos al destierro, los comunistas
chilenos nos organizamos y trabajamos en la solidaridad con nuestro pueblo.
Apenas
nos instalamos en Marburg, donde éramos con Marcia los únicos comunistas
chilenos, viajamos a la vecina ciudad de Giessen, donde vivían camaradas que conocíamos desde Chile o que encontramos
en nuestro asilo en Santiago.
Con ellos, en mayo de 1974 constituimos la célula Alberto Molina, nombre dado en homenaje al compañero que fue Secretario del Comité Regional de Cautín del Partido Comunista, asesinado en el Regimiento Tucapel en la noche del 10 de noviembre de 1973.
En
nuestra célula militábamos Pedro
Cabezas, ex Alcalde de
En
Otro
aspecto del apoyo a la lucha de nuestro
pueblo era el aporte económico,
cumpliendo y superando las cuotas de las Campañas de Finanzas entregada por el
Coordinador. En ello, las empanadas, símbolo internacional de la lucha contra
la dictadura de Pinochet, jugaron un rol fundamental.
El
compañero Pedro Cabezas compró un vehículo, donde además de poder llevar cinco
compañeros, tenía un espacio en la parte trasera, para la cual el mismo fabricó
un mueble en que se podían colocar cinco enormes bandejas llenas de empanadas.
Los militantes de la célula y algunas solidarias
compañeras alemanas, nos especializamos en la fabricación de las empanadas. Unos
preparaban la masa, otros la extendían, rayaban el queso o hacían el pino, colocaban el relleno y las
cerraban.
Un
camarada alemán nos regaló un inmenso congelador que instalamos en el
subterráneo del edificio donde vivíamos con Marcia. Allí guardábamos, en cajas de
cartón en las que llegaban verduras desde Holanda, en que cabían muchas
empanadas colocadas verticalmente. Eran cientos y cientos de empanadas de queso
confeccionadas con anticipación a las actividades y que congelábamos. Las de pino las hacíamos el mismo día de la
venta, dejando hecho el relleno en la víspera.
En los días de las actividades, las compañeras seguían haciendo empanadas de pino y los compañeros, nos íbamos a instalar a un stand, donde freíamos y vendíamos las empanadas. Era emocionante ver las largas filas de alemanes esperando pacientemente, a veces bajo una fuerte lluvia, las apetecidas empanadas antifascistas.
Concurríamos a toda actividad de masas en que fuéramos invitados: a las Carpas del PC alemán que cada año se realizaba en Marburg durante unos cinco días. Trabajábamos con entusiasmo. Había ocasiones en que llovía y se complicaban las cosas. Recuerdo que en una de esas ocasiones llevaba una gran bandeja llena de empanadas. Estaba todo lleno de barro. Había una escala con unos cuatro escalones. Tropecé. Me torcí un tobillo y caí de rodillas sobre un escalón. Entregada las empanadas volví a casa. Me dolía el tobillo. De pronto Marcia se fijó que tenía sangre en la pierna del pantalón. Miramos y vimos que tenía un feo tajo en la rodilla. No le di importancia. Pero Marcia fue a buscar al compañero Edgardo Salas (el “negro” Salas), que es médico y que vivía en el mismo block. Me examinó la herida y me dijo vamos. Y me llevó a una clínica. Ahí me puso una inyección contra el tétano y me colocó unos puntos.
Stand de DON RECA, revista en castellano y alemán
de los comunistas chilenos exiliados en
También participábamos en las fiestas de la prensa comunista
realizadas a nivel de toda
Trabajábamos
con alegría y enorme responsabilidad. Sólo un ejemplo: el último Año Nuevo en
el exilio lo pasamos haciendo y vendiendo empanadas.
El aporte de los comunistas exiliados en diversos
países del mundo fue enorme. A partir de 1980 se realizaron campañas anuales de
Finanzas cuyo total era enviado a Chile.
Veamos algunas cifras.
En 1980 se reunieron 131.536 dólares;
en 1981, 196.000 dólares:
en 1982, 237.474 dólares;
en 1983,
252.353 dólares;
en 1984, 293.873 dólares;
en
1985, 356.891 dólares.
Esta
parte del “exilio dorado” es muy poco conocida o ignorada, incluso en las filas
del Partido.
UNA HEROICA ACTIVIDAD NO RECONOCIDA PLENAMENTE
Quizás
debido a las dificultades que surgieron entre el segmento interior y el
segmento exterior del Comité Central del Partido o al sectarismo de algunas o
algunos camaradas dirigentes del interior, se creó una actitud negativa,
incluso hostil, de ciertos militantes hacia quienes vivimos el destierro. Esto
lo pude apreciar personalmente cuando concurrí, en representación de los
comunistas exiliados en
En
las sesiones del Congreso abundaron las críticas muy poco fraternales hacia los dirigentes del segmento exterior,
a varios de los cuáles se les negó el derecho a participar en ese evento (Entre
ellos: Orlando Millas, Mario Navarro, Jorge Montes, Sergio Ovalle).
Independientemente
de las discrepancias existentes entre los segmentos, hasta hoy el Comité
Central del Partido Comunista no ha hecho justicia en lo que se refiere en
reconocer el trabajo ejemplar que miles de comunistas llevado a cabo en el
exterior apoyando día a día y, a través
de todos los medios posibles, la heroica
lucha contra la dictadura fascista.
Heroínas o héroes no son sólo los que caen combatiendo en el campo de batalla. También lo son
compañeras como Margarita Parra, Marcia Ortiz y
compañeros como Pedro Cabezas, Max Eytel y Mario Torres, para nombrar
sólo a las y los camaradas que nos han dejado y que cumplieron su labor
revolucionaria en las filas de la entonces célula Alberto Molina.
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