sábado, 1 de enero de 2022

CUANDO LA LABOR DEL PC FUE PREMIADA POR EL PUEBLO EN 1947

 


PÍLDORAS CONTRA EL ANTICOMUNISMO

 

 

                                       Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                       Centro de Extensión e Investigación

                                       Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

 

UNA NUEVA FORMA DE ACTUAR

El PC estableció un procedimiento verdaderamente nuevo y democrático de gobierno: dar cuenta periódicamente, detallada y franca, a todo el país de la marcha del cumplimiento del programa, de la actuación diaria de sus ministros, de los obstáculos que encontraban en el desempeño de sus labores, de la manera en que las masas podían ayudar a vencerlos.

Quince días después de ingresar al Gabinete, el PC rindió cuenta pública del trabajo de sus ministros en un acto de masas efectuado en el Teatro Caupolicán.

Al Presidente no le gustó este método.  Pero, no tuvo argumentos para oponerse a él.

A proposición de los ministros comunistas, el gobierno aprobó una serie de positivos decretos: de expropiación de siete fundos en el Valle del Choapa y en las Vegas de La Serena, de la gran hacienda Ñanco de Malleco y de 35 mil hectáreas más en diversos otros puntos del territorio, para entregarlas a los campesinos y aumentar la producción agropecuaria; de expropiación del Ferrocarril Salitrero de Tarapacá y del ferrocarril de Concepción a Curanilahue, ambos en manos de particulares.

Se estableció, además, el corte único del pan, para evitar la especulación con los panes de tipo especial; se creó el consejo de Economía Nacional; se decretó el libre tránsito en los ferrocarriles particulares y se prohibió a las empresas estadounidenses discriminar sobre quienes debe ir a sus minerales.  Se decretó el estanco, el monopolio por parte del Estado de la venta del trigo y de la harina.

 

ELECCIONES MUNICIPALES DE 1947

El 6 de abril de 1947 se realizaron elecciones municipales en todo el país. Según datos oficiales,  el PC obtuvo 91.282, más del doble de los alcanzados en las elecciones similares de 1944, cuando recibió 43.269 votos.  A los 91.282, se debían agregar otros 15.000 sufragios más, correspondientes a candidatos comunistas inscritos en las listas del PR.

Si a las cifras entregadas por la Dirección del Registro Electoral, le restamos al PR los 15.000 votos de los candidatos comunistas incluidos en sus listas, y los sumamos a los del PC, el primero suma 122.647 sufragios y el segundo, 106.204. 

Por tanto, los comunistas salieron de los comicios de abril de 1947 transformados en la tercera fuerza electoral, a 16.000 votos del PR, que era el de mayor votación, y a sólo 5.000, del Partido Conservador, que ocupaba el segundo lugar.

 

AVANCE COMUNISTA CAUSA TERROR A LA REACCIÓN 

El gran avance del PC infundió temor a la oligarquía y al imperialismo.  Ambos presionan a GGV para que cumpliera sus promesas de expulsarlo del gobierno.

En junio de 1947, se reunió una Convención Nacional del PR, donde se acordó la formación de un Gabinete compuesto exclusivamente de ministros radicales, del que debían salir los comunistas.

 

COMUNISTAS ABANDONAN EL GOBIERNO 

El 18 de junio, abandonaron  el gobierno los ministros comunistas.  El 16 de julio, el Presidente González Videla declaró a un corresponsal del “News Chronicle” de Londres, “que no tenía ninguna divergencia sobre asuntos nacionales con el Partido Comunistas, pero que le era indispensable amoldar su política al hecho que la guerra ruso–norteamericana estallaría antes de tres meses.  Los círculos dirigentes de Estados Unidos lo habían puesto al corriente de sus propósitos de desencadenar la Tercera Guerra Mundial en la primavera de 1947 y él, no queriendo ser el furgón de cola del tren bélico, se apresuraba a participar en ella”. 

Los comunistas salieron del Gobierno de González Videla con la frente en alto. De ellos no se pudo decir nada malo. “No habían aprobado una sola alza; no habían aprobado ni un solo lanzamiento de arrendatarios; no habían servido de gestores de nadie. Salían del gobierno tan pobres  y tan limpios como habían entrado. Su único ‘delito’ había sido el de luchar por el cumplimiento del programa, el de ser leales con el pueblo y con la nación chilena. El pueblo veía esto y premiaba al Partido votando por él en las elecciones municipales. Era la primera vez en Chile que un partido crecía en forma tan extraordinaria, estando en el Gobierno” (Luis Corvalán: “Ricardo Fonseca combatiente ejemplar”. Austral. Santiago, 1952, página 191)