Nuestra gran Gabriela Mistral, la autora de: Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938), Lagar (1954), Poema de Chile (1967), Lagar II (1991) (…), entre su fundamental cofre de escrituras, tuvo una fructífera trayectoria en la cual José Martí no fue un simple accidente.
Gabriela Mistral nació en la ciudad de Vicuña, 7 de abril de 1889 y falleció en Nueva York, 10 de enero de 1957. Fue una de las más significativas escritoras chilenas; diplomática, profesora y pedagoga. Por su trabajo poético, recibió las máximas distinciones y reconocimientos. Constituyéndose en la primera mujer iberoamericana y latinoamericana en recibir tal distinción, el Premio Nobel de Literatura 1945. -Martí fue mi maestro y mi guía, en él encontré el complemento de mi espíritu (…) Lo leí, lo volví a leer, lo leí por tercera vez, fundí mi pensamiento con el suyo y dejé que mi alma fuese invadida toda por las ideas martianas».
Gabriela Mistral, desde sus inició admiro a este notable ser humano dentro de los humanos: “A José Martí lo venero, le tengo una admiración penetrada de ternura, y cuando lo nombro es algo más que cuatro sílabas lo que digo (…), rosa de fuego esta isla de Cuba, porque es hermosa como una terrible hermosura de brasa desnuda”.
Desde
que realizó su primer desembarco en
No
obstante, su última visita a su querida y entrañable Cuba en 1953, cuando ya
frisaba los 64 años, pasó una estancia de 13 días, (24 de enero al 5 de
febrero) Arribó a
La
insigne escritora cubana Dulce María Loynaz, su anfitriona, que llegó a decirle
a
José Julián Martí Pérez, nació en la ciudad de
Gabriela
Mistral fue una ferviente admiradora de José Martí y esta amistad implícita
generó frases de admiración, comentarios y pensamientos de
La admiración de nuestra Gabriela Mistral por José Martí, en esa amistad improbable que al final de algún modo se hizo realidad, llegó al punto de que la propia autora chilena confesara durante su última visita a Cuba (1953) que una mujer cubana le había espetado: “¡Esa señora está enamorada del Apóstol!
-íY dígalo usted! Lo único que lamento es no haberlo llegado a conocerlo personalmente”.
Este amor platónico entre dos personajes que no llegaron nunca a encontrarse -José Martí murió en 1895 cuando Lucia de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga (Gabriela Mistral), tenía seis años- nació desde el día en que leyó un poemario encontrado en una librería a inicios del siglo XX.
Simone de Beauvoir, la escritora y filósofa francesa, tendría una frase célebre para este tipo de situaciones: “Me parecía que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar”.
De esta manera el pensamiento martiano y Mistraliano se fusionaron en la causa común de los pueblos de América por la independencia y soberanía, como también en la sensibilidad y lucha en favor de la justicia social.
Sería verdaderamente imposible resumir la fértil
e intensa trayectoria de ambos pensadores latinoamericanos.
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Luis E. Aguilera
Secretario General
Sociedad de Escritores de Chile (SECH),
Filial Región de Gabriela Mistral-Coquimbo