El miércoles 26 de junio de
cumplen 105 años del nacimiento de un revolucionario consecuente, Salvador
Allende Gossens. Con este motivo, el
Círculo Virtual de Estudios Histórico-Políticos le rinde homenaje a
través de un trabajo confeccionado por
un historiador del Centro de Extensión e
Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER.
Carlota Espina
Editora
UN REVOLUCIONARIO
LLAMADO SALVADOR ALLENDE
Iván Ljubetic Vargas
Fue una tarde de verano de
febrero de 1952. Nos juntábamos en el puente Arévalo, en San Antonio. Allí
donde termina la avenida Centenario y comienza el camino a Santiago. Se veían lienzos,
banderas rojas y chilenas. Estudiantes universitarios que veraneaban en la
zona, se unieron a nosotros,
jotosos de San Antonio, y
formamos un alegre destacamento juvenil, que lanzaba consignas
y cantaba canciones revolucionarias.
De pronto alguien gritó:
-
¡Ahí viene el candidato!
-
¡Y también el camarada Lafertte!,
agregó otro.
Comenzamos a marchar por Centenario. Llegamos a la Plaza
de San Antonio, muy cerca del puerto. Escuchábamos sirenas de remolcadores y de
algún barco. La brisa traía el salobre
sabor a mar.
Se inició el acto. Lo abrió
el presidente del Comando Allendista de San Antonio. Fue anunciado Elías
Lafertte. Aplausos y La Internacional.
Gobernaba el traidor. Los comunistas estaban fuera de ley y eran
perseguidos. Por ello, la plaza se pobló de gritos: -¡Y que fue... y que fue...
Aquí estamos otra vez!
EDUCADOR DE MASAS
Con enorme entusiasmo y el
Himno Nacional recibimos a Salvador Allende. Fue la primera vez que lo vi y
escuché. Era un educador del pueblo. Su
discurso fue claro y emotivo.
Se refirió a los problemas
de Chile y a sus soluciones.
Esa noche, bajo un cielo
estrellado y teniendo como música de fondo el
ronronear del océano, Allende planteó las medidas para terminar con
el atraso del país y la miseria de la gente: romper las ataduras con el
imperialismo, hacer de Chile el cobre chileno,
realizar una profunda reforma agraria...
Nos llamó a luchar sin claudicar y jamás sentirnos
derrotados.
El futuro es nuestro,
enfatizó el candidato del Frente del Pueblo.
Aquella noche de febrero de 1952 quedé convencido que
triunfaríamos el 4 de septiembre de ese año.
No fue así. Se impuso el ex dictador Carlos Ibáñez del
Campo, apoyado por una amplia coalición, en que habían desde marxistas hasta fascistas.
Allende perdió. Sacó algo
más de 50 mil votos (el 5,43% de los sufragios válidamente emitidos). Pero no
fue derrotado. Siguió luchando.
¿QUIÉN ERA ESE REVOLUCIONARIO AL QUE LOS FRACASOS NO DERROTABAN?
Salvador Allende
Gossens nació en Valparaíso el 26 de
junio de 1908. Por entonces, Chile tenía una población de tres millones de
habitantes. La clase obrera cumplía 80 años de combativa existencia y se
componía de 250 mil trabajadores. De su seno había surgido Luis Emilio
Recabarren, quien desde hacía 15 años participaba en la lucha social.
Al nacer Allende, se habían
cumplido seis meses de la masacre de la
Escuela Santa María de Iquique.
El joven Salvador tenía 18
años cuando ingresó, en 1926, a la Escuela de Medicina de la Universidad de
Chile. Un año más tarde se inició la dictadura del general
Ibáñez.
Los sectores más
consecuentes se opusieron a la tiranía. Entre ellos, los estudiantes
universitarios. En primera fila estuvo Allende.
El 26 de julio de 1931 un amplio movimiento democrático hizo caer al
dictador.
Chile vivió impactantes
acontecimientos. A comienzos de septiembre de 1931 se sublevó la marinería de
la flota de guerra.
En junio de 1932 un golpe
militar dio nacimiento a la República Socialista, que duró doce días,
siendo derrocada el 16 de junio
de 1932. Ese mismo día, Allende fue
detenido y encarcelado. Estando en prisión, falleció su padre. Le autorizaron
para asistir una hora a los funerales.
Ante la tumba de su progenitor hizo solemne promesa: “Desde este momento
consagraré mi vida a la lucha social”. Era el 8 de noviembre de 1932. Cumplió
con ese compromiso hasta el fin de su existencia.
Allende fue uno de los
fundadores del Partido Socialista de Chile, surgido el 19 de abril de 1933.
El 6 de mayo de 1936 se
constituyó el Frente Popular, primera coalición de izquierda de nuestra
historia.
En los comicios
presidenciales del 25 de octubre de 1938 triunfó el abanderado del Frente
Popular, el maestro radical Pedro
Aguirre Cerda. El 28 de septiembre de 1939, cuando tenía 31 años de edad,
Allende asumió como Ministro de Salubridad. Ese mismo año, contrajo matrimonio
con Hortensia Bussi.
HACIA LA VICTORIA POPULAR
En 1951 surgió el Frente
del Pueblo, formado por el ilegal Partido Comunista y el pequeño Partido Socialista de Chile.
El Frente del Pueblo
proclamó a Salvador Allende candidato a
la Presidencia de la República. El 4 de septiembre de 1952 ganó el ex dictador
Ibáñez.
En febrero de 1956 nació el Frente de Acción Popular, FRAP. Lo
formaron los partidos Comunista, Socialista de Chile, Socialista Popular, el
Partido del Trabajo y otras colectividades.
El FRAP proclamó la segunda
candidatura de Salvador Allende a la Presidencia de la República. Fue vencido el 4 de septiembre de 1958. Quedó segundo, detrás del derechista Jorge
Alessandri Rodríguez. Pero, el avance de las fuerzas populares fue enorme. Los
51 mil votos de 1952 se habían convertido en 356 mil (el 28,51% de los votos
válidamente emitidos).
El imperialismo tomó nota
de ello. A partir de ese momento, adoptó una
enconada posición antiallendista.
Esto quedó comprobado en la campaña presidencial que debía culminar el 4
de septiembre de 1964.
Ya en 1962 el Presidente
John Kennedy señaló “que era de interés de la seguridad nacional norteamericana
que resultase elegido en 1964 el candidato Eduardo Frei Montalva”.
Esta insolente intervención en nuestros asuntos
internos, fue respaldada por decenas de
millones de dólares, según afirmó
Edward Korry, ex Embajador estadounidense en Santiago.
Por su parte, la jerarquía de la Iglesia Católica chilena
emitió, con fecha 18 de septiembre de 1962, un documento donde se sostenía que
“de una victoria del comunismo en Chile,
la Iglesia y todos sus hijos no pueden esperar otra cosa sino
persecuciones, lágrimas y sangre”.
Triunfó Frei en 1964, con el apoyo del imperialismo y de
la derecha criolla. Pero las fuerzas
democráticas continuaban creciendo. Ahora Allende, candidato del FRAP, obtuvo 997.902 votos (el 38,64% de los
sufragios válidamente emitidos).
CON LAS BANDERAS DE LA UP
El 9 de octubre de 1969 se
constituyó la Unidad Popular. La formaron comunistas, socialistas, radicales,
socialdemócratas, el MAPU y la Acción Popular Independiente, API.
A mediados de diciembre de
1969 se aprobó el Programa Básico del Gobierno Popular. Pero no fue fácil
designar el candidato único. Renunciaron en aras de la unidad Pablo Neruda, del Partido Comunista; Jacques
Chonchol, del MAPU; Alberto Baltra, del Partido Radical. Pero se mantenían Salvador Allende, del Partido Socialista, y
Rafael Tarud, del Partido Socialdemócrata y de la Acción Popular Independiente.
Pasaban los días y no se definía el abanderado de la Unidad Popular. Los otros:
Jorge Alessandri, de la derecha, y Radomiro Tomic, democratacristiano, estaban
hacía meses en campaña.
El Partido Comunista convocó a una concentración
en la Plaza Bulnes para el 22 de enero de 1970. Y comunicó a sus aliados que,
si a esa fecha no había candidato único,
proclamaba definitivamente a Pablo Neruda.
Poco antes de las 19, hora
fijada para el inicio del acto, se logró el difícil parto. Luis Corvalán,
secretario general del Partido Comunista, pudo decir en esa tarde de verano:
“Salió humo blanco... Tenemos candidato único... Es Salvador Allende”.
Estalló la alegría en la
plaza. Miles de gargantas enronquecieron
gritando: “Allende... Allende... Allende”...
“El pueblo unido.. jamás será vencido”.
Y el eco recorrió la patria entera.
Se inició la campaña
presidencial más breve de la Izquierda.
Breve, pero a la ofensiva,
con movilizaciones de masas, con la constitución de miles de comités de base,
con acciones audaces que derrotaron la campaña del terror, con heroicas brigadas, entre ellas las Ramona
Parra, que pintaron hasta el cielo.
Y la cuarta fue la vencida.
El 4 de septiembre de 1970 triunfó Allende. Obtuvo el 36,22% de los votos
válidamente emitidos.
Cuando amanecía el día 5,
dijo en emotiva improvisación: ”Esto que
hoy germina es una larga jornada. Yo sólo tomo en mis manos la antorcha que
encendieron los que antes que nosotros lucharon junto al pueblo y por el
pueblo...
“ A la lealtad de ustedes,
responderé con la lealtad de un gobernante del pueblo; con la lealtad del Compañero Presidente...
“Le debo este triunfo al
pueblo de Chile, que entrará conmigo a La Moneda”. Y así fue. Después de 60
días al rojo, en que el Imperio y todos los enemigos del pueblo recurrieron
hasta al crimen para impedir la llegada de Allende a La Moneda, el 3
de noviembre de 1970 se inició el Gobierno Popular, el período más brillante de
la historia de Chile.
CONSECUENTE HASTA LA MUERTE
2 de diciembre de
1971. En el acto de despedida de Fidel
Castro en el Estadio Nacional, un día después
que el fascismo mostrara sus garras en Santiago, el compañero
Presidente dijo:
“Yo no tengo pasta de
apóstol ni tengo pasta de Mesías, no tengo condiciones de mártir, soy un
luchador social que cumple una tarea, la tarea que el pueblo me ha dado...
Que lo sepan, que lo oigan,
que se les grabe profundamente: defenderé esta revolución chilena, y defenderé
el Gobierno Popular porque es el mandato que el pueblo me ha entregado.
No tengo otra alternativa.
Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir
el Programa del pueblo”.
11 de septiembre de
1973. Atacado por las tropas fascistas,
Salvador Allende proclamó a través de
Radio Magallanes:
“Ante estos hechos sólo me
cabe decirle a los trabajadores:
‘¡Yo no voy a renunciar!
Colocado en este tránsito histórico pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”.
Lo dijo y lo hizo. Fue
leal hasta el último minuto de su
existencia. Lealtad se escribe con “L” de Allende.
Al cumplirse este año el
centenario de su nacimiento, levantemos en alto su ejemplo, sus ideales y su
obra. Cumplamos la gran tarea que nos
entregó cuando dijo:
“¡Sigan ustedes, sabiendo,
que más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por
donde pase el hombre digno para construir una sociedad mejor!”
Ser heredero de Salvador Allende, es participar en el duro combate de cada día por abrir de nuevo las grandes alamedas. Es contribuir a forjar
esa sociedad mejor, por la cual
luchó y murió el heroico Compañero Presidente. Es ser un consecuente revolucionario como lo fue él.