Cuando los que colaboraron y
apoyaron la dictadura de PInochet se disfrazan con ropajes democráticos,incluso
pretendiendo ganar votos con su demagogia plena de cinismo, el Círculo Virtual
de Estudios Histórico-Políticos recuerda uno de los tantos crímenes perpetrados
por el terrorismo de Estado de la tiranía, en que no sólo hubo criminales de
uniforme sino también de civil. Son los asesinatos de jóvenes frentistas
perpetrados hace 26 años.
Carlota Espina
Editora
A 26 AÑOS DE UNA CRUEL MATANZA:
LA MASACRE DE CORPUS CRISTI
Iván Ljubetic Vargas
La capacidad operativa mostrada por el Frente
Patriótico Manuel Rodríguez en el intento de tiranicidio llevado a cabo el 7 de
septiembre de 1986, preocupó seriamente a los aparatos represivos de la
dictadura. Conocedores que la plana mayor del FPMR se reuniría a comienzos de
junio de 1987 en Santiago, los agentes de la tiranía vieron en ese evento la
posibilidad de exterminar a los principales dirigentes del FPMR.
IDENTIFICACIÓN DE FRENTISTAS
Datos acumulados gracias a las torturas y la labor
de algunos infiltrados, la CNI logró identificar a algunos de ellos. A
comienzos de 1987 iniciaron una tenaz labor de seguimientos y de colocar puntos
fijos sobre dirigentes del FPMR
Uno de los
logros más importantes de los servicios represivos fue la identificación
de José Joaquín Valenzuela Levi, quien había comandado el intento de
tiranicidio con el nombre de “Ernesto”. En los registros de la CNI aparecía con
el nombre de “Rapa Nui”, pues fue visto por primera vez saliendo de una
vivienda en una calle con ese nombre.
Por su parte, Ignacio Recaredo Valenzuela era
conocido como "Chaqueta de cuero", por la vestimenta que usaba al
momento de su primera detección.
EL
ASESINATO DE IGNACIO VALENZUELA
Ignacio Recaredo Valenzuela Pohorecky era seguido
desde marzo de 1987. Destacado ingeniero y académico en la vida pública; en la
privada, era uno de los seis más altos oficiales del Frente. De gran valentía
había participado en el asalto a una armería y se había enfrentado a
funcionarios de seguridad en varias ocasiones.
El 15 de junio de 1987, desde las 6 de la mañana, agentes de la CNI
lo esperaban afuera de su domicilio, en la remodelación San Borja. Abandonó su
casa. Fue seguido durante horas. Alrededor del mediodía, agentes le dispararon
en la calle Alhué, en Las Condes, desde un furgón a unos 25 metros de
distancia. Recibió tres impactos, uno de ellos en el tórax, que le resultó
mortal; otro en el glúteo y el tercero en el pie. Además, un árbol tras el
cual se refugió registró cuatro impactos
y la casa por donde él iba pasando también evidenció balazos. Valenzuela estaba
a escasos 30 metros de la casa de su madre, cuando fue interceptado.
La CNI informó que Valenzuela portaba una pistola
y una granada. Pero testigos
presenciales afirmaron que no iba armado y que sólo atinó a darse vuelta, por
lo cual le dispararon en un glúteo y en un pie. Los testigos señalaron que
minutos antes de los hechos fueron advertidos de que iban a producirse disparos
y que debían alejarse del lugar.
Ignacio Recaredo Valenzuela fue asesinado
fríamente por los verdugos de la dictadura.
EL
ASESINATO DE PATRICIO ACOSTA
Ese mismo 15 de junio de 1987, seis horas más
tarde, otro numeroso grupo de agentes estaba apostado en calle Varas Mena, en
San Joaquín. Acechaban a Patricio Acosta Castro, un importante oficial del
FPMR. Desde hacía una semana los agentes se desplazaban en automóviles.
Esa tarde, Patricio Acosta salió de su casa cerca
de las 18 horas. Era estrechamente vigilado. Se dirigió hacia Santa Rosa. A llegar a esa calle, se devolvió hacia su
casa. Le salieron al paso unos agentes, encabezados por el capitán Zúñiga,
quien le disparó, de improviso, a unos siete metros de distancia. Patricio
Acosta cayó al suelo.
Según testimonios de testigos, la víctima cayó
arrodillada. Entonces lo rodearon alrededor de ocho sujetos, entre ellos
Zuñiga. Ya reducido, en vez de ser llevado a un centro asistencial, Acosta fue
acribillado. El propio Zuñiga le disparó en la cabeza, mientras otro lo remató
con una ráfaga de metralleta. Una vez muerto, un agente de la CNI le puso en
sus manos un revólver y un gorro pasamontañas. En esa posición lo filmaron y le
sacaron varias fotografías.
EL
ENFRENTAMIENTO DE CALLE VARAS MENA
Esa misma noche del 15 de junio de1986, agentes de
la policía civil llegaron hasta el inmueble de calle Varas Mena 417. Era una de las casas, que la CNI decidió allanar,
a las 23 horas de esa noche. Allí se produjo el primer y único enfrentamiento
real.
La de Varas Mena 417 era utilizada como casa de seguridad y centro
de instrucción del FPMR. Allí se encontraba
cerca de una docena de combatientes del
Frente. Hacía las veces de dueña de casa
Cecilia Valdés, que estaba acompañada de su hijo, de dos años. La supuesta
pareja de Cecilia era el oficial del Frente Juan Waldemar Henríquez. Los que
estaba en la casa ya sabían de la muerte de Ignacio Recaredo Valenzuela y
también la de Patricio Acosta, a pocas cuadras del lugar.
Cerca de la medianoche la casa fue asaltada por
los agentes. Se produjo un intenso tiroteo entre las fuerzas de seguridad y dos
frentistas que cubrieron la retirada de sus compañeros desde el interior. Estos
fueron Juan Waldemar Henríquez y Wilson Henríquez Gallegos.
Una decena de rodriguistas lograron escapar en medio de la balacera. Desde los
techos de la casa los dos frentistas encargados de la defensa del grupo,
respondían el ataque policial con sus armas. En un momento, la techumbre cedió
y Juan Waldemar Henríquez, ingeniero de 28 años, cayó herido al interior de una
vivienda vecina. Ingresaron los policías al inmueble. Juan Waldemar estaba
tendido en el piso, sin ofrecer resistencia. Fue rematado por ráfagas de
disparos en el mismo lugar. Algunos testigos señalaron que Henríquez se había
rendido y que estaba con los brazos en alto cuando fue ultimado.
Por su parte, Wilson Henríquez, fue rodeado por los agentes en el patio de
otra casa, donde se había refugiado. En breves momentos fue apresado, golpeado,
y luego fusilado. Su cuerpo, según el protocolo de autopsia, tenía 21 orificios
de bala.
Entre los que escaparon por los techos de las
casas vecinas, para luego ser capturados, se encontraban Cecilia Valdés,
Santiago Montenegro y Héctor Figueroa. Este último era intensamente buscado por
su participación en el intento de
tiranicidio en 1986.
EL
ASESINATO DE JULIO GUERRA OLIVARES
Casi simultáneamente a los sucesos de Varas Mena,
otro centenar de agentes y policías, rodeó el departamento 213, del block 33 de
la Villa Olímpica, en Ñuñoa. Allí Julio Guerra Olivares, conocido al interior
del Frente como "Guido", arrendaba una pieza a Sonia Hinojosa. Estaba
clandestino desde su participación como fusilero en el intento de tiranicidio
contra Pinochet en septiembre de 1986.
Alrededor de la medianoche, el agente de la CNI
Iván Cifuentes forzó la puerta del departamento y lanzó a su interior
una bomba lacrimógena. Mientras esperaban a que Guerra saliera, llegó
otro equipo de seguridad.
Entonces el agente Fernando Burgos, portando una
máscara antigas, llegó hasta el baño del segundo piso. Allí encontró a Julio
Guerra, a quien abatió de cuatro balazos.. Posteriormente, el cuerpo fue
rematado por otro agente y lo dejaron en el borde de una escalera.
La autopsia de Julio Guerra demostró que tenía
disparos a corta distancia, siempre de arriba hacia abajo y de atrás hacia
adelante. Dos de ellos en los ojos. Además se comprobó que el frentista no
estaba armado.
ASESINATOS
EN CALLE PEDRO DONOSO
El último capítulo de la llamada Operación Albania
por la dictadura, se escribió en un abandonado inmueble de la calle Pedro
Donoso Nº 582, en la comuna de Recoleta.
Hasta allí fueron llevados siete frentistas,
detenidos en las horas previas y que estaban en los cuarteles de la CNI. Ellos
eran: José Joaquín Valenzuela Levi, el comandante “Ernesto”, Esther Cabrera
Hinojoza, Ricardo Rivera Silva, Ricardo Silva Soto, Manuel Valencia Calderón,
Elizabeth Escobar Mondaca y Patricia Quiroz Nilo.
La orden dada por el general Salas Wenzel fue
eliminarlos.
El mayor Alvaro Corbalán le ordenó al agente Iván
Quiroz que eligiera a cinco oficiales para que se hicieran responsables de
juntar a su gente para llevar a cabo la eliminación de los siete detenidos.
La madrugada del 16 de junio de 1987, los
detenidos fueron trasladados en caravana a la casa deshabitada de calle Pedro
Donoso 582.
Según versiones de vecinos de la casa de calle
Pedro Donoso las personas que esa noche llegaron detenidas estaban descalzas,
con los brazos atados atrás de la espalda, amarrados y con la vista vendada.
Según la CNI, esa noche había cerca de un centenar
de agentes, carabineros y detectives dentro y fuera de la casa. La orden para
que los efectivos asignados a cada víctima percutara sus armas se dio lanzando
un ladrillo en el techo, mientras el resto de los agentes disparó al aire y
gritó para dar a los vecinos la idea de un enfrentamiento. Alrededor de las
5.30, los siete frentistas fueron acribillados. Después, entró en acción el
capitán Francisco Zúñiga, quien procedió a rematar a cada una de las víctimas.
En el primer dormitorio quedaron los cuerpos de
Ricardo Rivera Silva, con cinco impactos recibidos a mediana distancia, y de
José Joaquín Valenzuela Levi, con 16, efectuados a corta distancia.
En el primer pasillo fue muerto Manuel Valencia
Calderón, con 14 disparos hechos desde unos tres metros, en ráfaga. Del informe
balístico y de la autopsia se concluye que fue colocado al final de este
pasillo, donde había una puerta abierta, y fusilado.
El cuerpo de Ester Cabrera Hinojosa, con cinco
impactos de bala, fue encontrado en el interior de la cocina. En ese lugar no
hay huellas de disparos. Del análisis de los peritajes se concluye que la
víctima fue fusilada en un pasillo lateral y que, posteriormente, su cuerpo fue
dejado en la cocina.
El cuerpo de Ricardo Silva Soto presentaba 10
impactos de bala. De acuerdo con los informes periciales, fue baleado dentro
del segundo dormitorio y rematado en el suelo, según revelan varios impactos en
el piso de la pieza. Un detalle significativo de que no hubo enfrentamientos es
el hecho de que Ricardo Silva presentaba heridas de bala en las palmas de sus
dos manos, en un intento instintivo de protegerse, desde el suelo, de las balas
con que finalmente lo mataron.
Muy cerca del cuerpo de Ricardo Silva fue
encontrado el de Elizabeth Escobar Mondaca, con 13 impactos de bala, 10 de los
cuales fueron efectuados a muy corta distancia, según la autopsia. La joven,
igual que Ricardo Silva, fue baleada primero dentro del segundo dormitorio y,
posteriormente, rematada a menos de un metro de distancia, con varias ráfagas,
contra un muro de una habitación deshabitada. El cuerpo de Patricia Quiroz Nilo
apareció al fondo del extenso pasillo interior de la casa de Pedro Donoso y
presentaba 11 impactos de bala.
Un policía que estuvo en todos los lugares donde
murieron las personas en la Operación Albania, declaró en el proceso que todos
los sitios del suceso estaban profundamente alterados y que al llegar a ellos
los impactos de bala en los muros habían sido removidos. También declaró que
"todas las armas de las víctimas estaban colocadas en la mano
izquierda".
EL PROCESO Nº 39. 122-87
Estos hechos fueron investigados en el proceso
judicial rol Nº 39.122-87.
El 28 de enero de 2005 el ministro en visita
Hugo Dolmestch condenó en primera
instancia a cadena perpetua al ex director de la CNI Hugo Salas Wenzel, por los
asesinatos cometidos en el marco de la llamada Operación Albania. Asimismo,
sentenció a quince años de prisión al ex jefe operativo de ese disuelto
organismo Álvaro Corbalán, y a diez años al ex oficial de Carabineros Iván
Quiroz, quien fue pieza clave de esta operación. Este último permaneció prófugo
de la justicia desde el momento de conocerse el fallo de última instancia, en
septiembre de 2007, siendo apresado por la policía el día 23 de enero de 2008
en Concepción, e ingresado al día siguiente en la Cárcel de Punta Peuco.
En el fallo dictado por el ministro en visita se
señaló que Salas Wenzel fue condenado a la pena de presidio perpetuo como
co-autor de los delitos de homicidio simple de los doce frentistas asesinados
en junio de 1987.
NO AL
OLVIDO
La dictadura fascista fue un régimen en que junto
a los militares, estuvieron muchos civiles. Ocuparon cargos decisivos en el
Gobierno: Ministros, asesores, etc. No pocos de ellos están ahora en el
Gobierno de Piñera y en el
Parlamento. Han pasado piola. Jamás han enfrentado
un juicio. Se visten con ropaje democráticos. Son de la UDI y no sólo de ahí.
Ellos, con todo cinismo se atreven a hablar contra
los comunistas, contra la ejemplar democracia venezolana, contra la Cuba heroica y se lanzan contra los exonerados políticos..
No podemos olvidar crímenes tan terribles como los
perpetrados en junio de 1987, a los asesinos y sus cómplices
Recordemos a los héroes masacrados por luchar
contra la tiranía y por la democracia.
Y, en su homenaje, empuñemos el arma del voto para
castigar a la derecha que tiene una historia manchada con sangre patriota.