Fernando Ortiz Letelier
El Círculo Virtual de Estudios Histórico-Políticos se adhiere a los
homenajes a Fernando Ortiz, Horacio Cepeda y Lincoyán Berríos, tres heroicos
compañeros que cayeron en la lucha contra la dictadura de Pinochet.
Lo hace entregando un trabajo que el historiador Iván Ljubetic Vargas escribió sobre su compañero y amigo Fernando Ortiz, sobre quien escribió también un libro que, desgaciadamente, permanece inédito.
Carlota Espina
Editora
Los que han
escrito la Historia del PC:
RECORDANDO
A FERNANDO ORTIZ LETELIER
Iván Ljubetic Vargas
El 24 de junio de 1922, Talca era azotada por un
fuerte temporal. Lluvia y viento. El río Maule, que corre al sur de la ciudad
comenzaba a subir peligrosamente. La gente pasaba corriendo por las calles
avisando la amenaza de inundación en algunos sectores más pobres.
Carlos Ortiz, al escuchar esas voces y, en vez de
quedarse al lado de su esposa Estela, que ya iba a dar a luz, salió para ir a
ayudar a los damnificados.
Los elementos de la naturaleza estaban desatados,
cuando nació el hijo de Carlos y Estela. Le darán el nombre de Juan por
indicar ese onomástico el calendario
católico. Era el hijo mayor.
Juan Fernando Ortiz Letelier llegó a la vida
cuando el agua invadía los barrios pobres de Talca y cuando el mundo aún estaba
estremecido por la Revolución Rusa ocurrida sólo hacía cinco años atrás.
SUS
PRIMERAS ACCIONES POLÍTICAS
Tenía 13 años de edad cuando su familia se
trasladó a Puerto Montt, pues al padre se le presentó la oportunidad de
instalarse en esa austral ciudad con una tienda de géneros. Con ello las cosas
mejoraron para la familia formada por los padres, Fernando y dos hermanas: Marta y Eliana.
El muchacho no había cumplido los 16 años y ya salía por los barrios modestos de la
ciudad y le hablaba de la necesidad de votar por Pedro Aguirre Cerda.
En diciembre de 1939, luego de finalizar con
excelentes calificaciones su Sexto Año de Humanidades, viajó a Santiago a
rendir su prueba de bachillerato. Reprobó y volvió a Puerto Montt.
INGRESA A
LAS JJ CC
En marzo de 1940 rindió de nuevo el bachillerato y
lo aprobó. Se matriculó en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile,
en el Departamento de Historia de la
Facultad de Filosofía y Educación.
A mediados de
1942, cuando cursaba el tercer año, debió viajar urgentemente a Puerto
Montt. Su padre había fallecido y debió hacerse cargo de la tienda. Debió jugar
el papel de jefe de hogar a la edad de 20 años.
La madre, poco a poco, se fue haciendo cargo de la
tienda. Entonces Fernando buscó un trabajo extra. Logró que la directora del
Liceo de Niñas le diera algunas clases de Historia.
En 1943 se incorporó a las Juventudes Comunistas. Fue
en una reunión realizada en medio de un bosque en los alrededores de Puerto
Montt.
DE NUEVO EN
SANTIAGO
Fernando era un estudiante de escasos recursos, que necesitaba buscar la manera de
costear su estada en Santiago. Afortunadamente logró un puesto como inspector
en el Internado Nacional Barros Arana, donde tenía alimentación y alojamiento.
Precisamente fue en esas condiciones que vi por
primera vez a Fernando Ortiz en 1947. Yo cursaba sexto humanidades en el Internado Nacional Barros Arana; él
ejercía las funciones de Inspector o “serrucho” como los llamábamos.. Por
entonces él era dirigente estudiantil y de las Juventudes Comunistas. Había retornado a Santiago en agosto de 1945,
después de haber permanecido tres años en Puerto Montt.
Santiago Cavieres, con quien fuimos compañeros de
curso en el Barros Arana, me contó que
en 1946, cuando cursaba el Quinto
Humanidades, estando haciendo fila para entrar al comedor, se le acercó un
compañero de Sexto año y le dijo que en la Casa América del Partido Comunista,
iba a dar una conferencia Fernando Ortiz sobre la formación ideológica de
cuadros. “Asistí, me dijo. Fue una charla excelente, animada y llena de enseñanzas.
Terminó con las palabras de un comunista francés, de un combatiente de los
maquis (guerrilleros), Gabriel Perí, pronunciadas ante el pelotón de
fusilamiento nazi: ‘Todos los caminos conducen al comunismo. El comunismo es el
mañana que canta”.
Miguel Lawner relata: “Cuando ingresé a la
Universidad en 1946, Fernando era dirigente de la Dirección de Estudiantes
Comunistas”.
EN LA
UNIVERSIDAD
En 1948 yo llegué al Instituto Pedagógico a
estudiar, igual que Fernando, Historia y Geografía. Allí lo vi muchas veces, activando las luchas
estudiantiles. Eran los tiempos del Gobierno de González Videla. La represión
cayó muchas veces sobre trabajadores y estudiantes. Recuerdo que la primera vez
que salí a protestar en las calles de Santiago, fue para pedir la libertad de
Fernando Ortiz, preso en virtud de la Ley Maldita.
En la Universidad los jóvenes comunistas,
encabezados por Fernando, habían ganado la admiración y el apoyo de muchos
estudiantes por su audacia y valor.
Lograron transformar a la Universidad en un foco
de resistencia, en una verdadera isla democrática en medio de un país
violentamente reprimido.
EN LA LUCHA
CALLEJERA
En una charla dictada el 9 de octubre de 1964,
Fernando relató su experiencia en la “Huelga de la Chaucha”, en agosto de 1949:
“Tan pronto se dictó el decreto que autorizaba el alza los micros en el año 49, inmediatamente los
comunistas salimos a la calle. Tengo muy vivo en mi memoria las primeras
salidas callejeras; éramos no más de 50 jóvenes comunistas... no habíamos
recorrido una cuadra cuando el desfile de 50 personas se transformó en una gran
manifestación.”
LA
IZQUIERDA GANA LA FECH
Gracias al trabajo unitario de los jóvenes
comunistas en la Universidad de Chile, el movimiento estudiantil ganó en fuerza
e influencia, Fue así como la lista de izquierda ganó las elecciones en la
FECH, que tuvieron lugar en agosto de 1950. Fueron elegidos José Tohá, de la
Juventud Socialista, Presidente; Luis Dodds, de la Juventud Radical,
Vicepresidente; y Fernando Ortiz, Secretario General.
A LA CABEZA
DE LAS JJ CC
En medio de las luchas y acciones de los jóvenes
chilenos, en ese turbulento año 1950, Fernando asumió el cargo de Secretario
General de las Juventudes Comunistas de Chile.
Conversando con el compañero Manuel Cantero el
lunes 4 de junio de 2001, me dijo: “Durante el tiempo que Fernando fue
Secretario General de las Juventudes Comunistas –entre 1950 y 1952- yo ocupé el
cargo de Secretario de Organización. Lo conocí muy de cerca y puedo afirmar que
tenía grandes valores morales. No era vanidoso. Era un excelente compañero
desde todo punto de vista. Siempre muy preocupado de sus compañeros, en
especial de quienes éramos funcionarios, que debíamos ser financiados por las
JJ CC.
Era muy responsable, muy humano. Sumamente
generoso. De gran sencillez. Yo lo visitaba en su casa, donde vivía
modestamente, pero tenía una formidable biblioteca. Era muy estudioso. Un
hombre cabal”.
EL
“REINOSISMO”
Se conoce como ‘reinosismo’ ciertas desviaciones
de izquierda, que desencadenaron una de las crisis que ha sufrido en su
historia el PC de Chile.
Conversando con el compañero Volodia Teitelboim el
13 de enero de 1994, me explicaba que, en su opinión, esta crisis estaba muy
vinculada con la ilegalidad del Partido y la dictación de la Ley de Defensa. Pero
también –añadió- con la contracción que impuso en la organización del Partido la
clandestinidad y el sentido de acoso... Esto determinó dentro del Partido un
cierto desasosiego, preguntas. Y también yo la vinculo al carácter
acentuadamente centralizado del Partido, que se agravó en ese tiempo. El
Secretario General era Galo González; el Secretario de Organización, Luis
Reinoso. El Secretariado en ese tiempo era de un número muy pequeño,
generalmente tres personas; luego se extendió a cinco. Y se suponía que el
Secretario de Organización era el segundo hombre del Partido, que además
dirigía y tenía en sus manos todo el aparato del Partido”.
Habían dos tácticas opuestas para enfrentar la
dictadura de González Videla. Reinoso, a diferencia del resto de la Dirección,
sostenía la necesidad de una lucha frontal contra el régimen y no concordaba
con el repliegue organizado. Incapaz de
librar una lucha ideológica a favor de sus posiciones, adoptó el
equivocado camino del trabajo de zapa. Transformó la Comisión Nacional de
Organización en una verdadera fracción. Constituyó a espaldas del resto de la
Dirección, grupos armados que realizaban acciones audaces.
LAS
ACCIONES AUDACES
Miguel Lawner me contó en una conversación
efectuada el 27 de junio de 2001: “A raíz de los sucesos de agosto de 1949,
Reinoso captó que ese podía ser un camino para cambiar la situación. Le dio la
misión a Fernando para ir buscando cuadros preparados en este tipo de lucha,
todos conminados a no abrir la boca absolutamente a nadie. Entonces empezó el
entrenamiento militar, que se hacía en una parcela por ahí en Isla de Maipo,
con un viejo refugiado español de la guerra civil, que tenía en su poder una
ametralladora, que debió ser del año de la cocoa, de la primera guerra mundial.
Algunos ejercicios, gimnasia. Tonterías. Un par de prácticas con armas cortas. Todos
cagados de susto; todos, claro, orgullosos de esta tarea heroica. Y para
practicar, se asaltaron algunas panaderías de San Miguel, sin la intención de
inferir daño a nadie. Sólo para probarnos. Eso fue catastrófico. Entrábamos a
un boliche chico, con clientes todos conocidos, que defendían al dueño y te
echaban a patadas realmente. Una aventura descabellada. Después de varias
tentativas, nadie se prestó para una estupidez semejante...”
CON SENTIDO
AUTOCRÍTICO
Añadió
Miguel Lawner: “Fernando terminó
por captar la situación,. Y se las arregló para comunicar sus dudas a otros
miembros de la Dirección, lo cual permitió poner al descubierto la actividad
fraccional y aventurera de Luis
Reinoso”.
Esto lo confirma el compañero Samuel Riquelme,
cuando en una conversación que sostuvo conmigo el 1 de septiembre de 1992, me
afirmó: “Cuando Fernando se da cuenta que ha estado siendo utilizado contra el
Partido se siente muy afectado. Conversa conmigo y me dice: ‘Aquí se nos ha
querido meter en una cosa antipartido y
esto no se puede aceptar’. Con honestidad reconoce su equivocación y sin
vacilar adopta la posición correcta. Con ello contribuye al fracaso de los
planes de Reinoso. La Jota se mantiene fiel al Partido. No se divide. Sólo un
puñado continúa con las posiciones reinosistas. Así se supera la crisis en las
Juventudes Comunistas”.
FERNANDO
SANCIONADO
Fueron expulsados por labor fraccional Reinoso y
demás miembros de la Comisión Nacional de Organización. Fernando fue duramente
criticado y sacado de sus cargos de responsabilidad, quedando sólo como
militante.
Incluso se le impidió ser miembro de la Dirección
de la célula de la que era miembro. Fueron
para él duros años de prueba.
En los años 1954 – 1955, Fernando Ortiz era ayudante de la Cátedra de Historia Social y Económica de
Chile, creada por el profesor e historiador
Hernán Ramírez Necochea. Recién entonces, pudo dedicarse seriamente a culminar
sus estudios.
En 1956 se tituló como profesor de Historia,
Geografía y Educación Cívica en la Facultad de Filosofía y Educación de la
Universidad de Chile. Su tesis para graduarse lleva el título de “El Movimiento
Obrero en Chile. 1891-1919”, y fue
publicada en Madrid en 1985.
COMIENZA A
REPUNTAR EN EL PARTIDO
En la edición Nº 54, correspondiente a febrero de
1959, de “Principios”, revista teórica del Partido Comunista, apareció un
artículo de Fernando titulado “Algunos episodios de la Historia Social de
Chile”. Fue una buena señal.
En 1965 ya había
superado los años amargos vividos a partir de 1952. Era un destacado
profesor universitario y en el Partido –que fue la razón de su existencia-
había dejado de ser sólo un militante de
célula y ocupaba importante
responsabilidad. Formaba parte de la
Comisión Nacional Universitaria. También integraba el Consejo de Redacción de
la revista “Principios”,
En el XVIII
Congreso Nacional del Partido (llamado incorrectamente XIII), realizado entre
el 10 y 17 de octubre de 1965, en el cual yo participé formando parte de la
delegación de Cautín y fui miembro de su
Presidencia, Fernando fue elegido uno de los 55 miembros titulares del Comité
Central.
EN LA REFORMA UNIVERSITARIA
Fernando Ortiz Letelier fue uno de los precursores
de la Reforma Universitaria. Ya en 1960
apareció un artículo suyo bajo el título de “Notas para una discusión
sobre el problema universitario”, donde plantea tesis que servirán de base al
movimiento reformista.
En 1967 el
movimiento estudiantil dio el impulso inicial a la reforma universitaria. Primero
en Valparaíso, luego en la Universidad Católica de Santiago. Sus alumnos se
tomaron la Casa Central y colocaron en su frontis aquel famoso letrero: “El
Mercurio miente”.
Luego entraron a la pelea los estudiantes de la
Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, donde encontraron
rápido eco en numerosos académicos, entre ellos Hernán Ramírez y Fernando
Ortiz.
En la revista “Apuntes”, Fernando Ortiz escribió:
“Si la crisis llegó a las Universidades es porque sus metas y estructuras eran
la expresión de la vieja sociedad; una
universidad profesionalizante, imbuida de un falso academismo,
anarquizada, que servía para formar una
intelectualidad apta para servir a la sociedad burguesa”.
La Reforma logró dar importantes pasos en la
democratización de la Universidad. Ellas se vieron fortalecidas por el apoyo
que prestó a la educación el Gobierno de
Salvador Allende. Yo la alcancé a vivir en la Universidad de Chile de Temuco,
donde fui elegido miembro del Consejo
Normativo de esa sede.
SECRETARIO DEL PARTIDO
Con el golpe fascista del 11 de septiembre de
1973, Fernando Ortiz, como tantos profesores chilenos, fuimos exonerados
de nuestras funciones docentes.
Fernando pasó a la clandestinidad para luchar por
un Chile democrático. En mayo de 1976, habiendo sido detenidos los miembros de
la dirección clandestina del Partido
Comunista, encabezada por el compañero Víctor Díaz, en Calle Conferencia, le
correspondió encabezar una nueva
Dirección del Partido. Lo hizo en un
momento muy difícil para la resistencia antifascista. Cumplió con valentía su
papel, hasta que cayó en las garras de los agentes de Pinochet el miércoles 15
de diciembre de 1976.
La terrible noticia de la suerte corrida por mi amigo y compañero la conocí
estando exiliado en Alemania Federal.
HOMENAJE A
UN GRAN COMUNISTA
El prólogo del libro de Fernando “EL movimiento
Obrero en Chile. 1891 – 1919”, editado en 1985, fue escrito por la distinguida
educadora doña Olga Poblete. En él escribió: “La presente edición aparece como
un homenaje a un militante ejemplar que,
desde muy joven vinculó su vida a los intereses y aspiraciones de su pueblo y
que desde el mismo día del golpe
militar, jamás abandonó la lucha contra la opresión de la Junta, hasta el
instante mismo que ingresara a la larga lista de chilenos detenidos
desaparecidos”.