RECABARREN
Y LA PRENSA OBRERA
Iván Ljubetic Vargas
Canta el poeta:
“Y cuando tanto dolores
reuní, cuando tanta sangre
recogí en el cuenco de mi alma,
vi venir del espacio puro
de las pampas inabarcables
un hombre hecho de su misma arena,
un rostro inmóvil y extendido,
un traje con un ancho cuerpo,
unos ojos entrecerrados
como lámparas indomables.
Recabarren era su nombre.”
Luis Emilio Recabarren fue obrero tipógrafo desde los catorce años. Ahí, en
las imprentas, duramente explotado,
vislumbró la importancia de que
la letra de molde se pusiera al servicio de los trabajadores.
En 1894 se incorporó al Partido Demócrata, iniciándose en la lucha social.
Tenía 23 años de edad en 1899, cuando
fundó lo que se considera el primer periódico obrero creado por
Recabarren. Fue el semanario “La
Democracia”, de Santiago.
Al año siguiente escribió: “La prensa obrera es como la luz que señala
desde lejos el camino más corto por donde debemos andar”.
En 1901, señaló en el periódico “La Democracia”: “La prensa obrera, tiene
por misión sagrada, contribuir a la ilustración, y difundir la cultura en las costumbres de
los pueblos”.
En 1903 vivió un hecho que le resultó inolvidable. En su discurso “Los albores de la Revolución Social
en Chile”, pronunciado en la Cámara de Diputados el 15 de julio de 1921,
Recabarren lo evocó así: “Yo recuerdo
siempre con emoción la vez que llegó un grupo de obreros de Tocopilla, y me
dijeron: ‘Compañero, traemos dos mil pesos para comprar una imprenta. La Mancomunal de Obreros de Tocopilla ha
logrado reunir este dinero para comprar una imprenta. Venimos a que usted nos
acompañe a comprarla’.
¿Y qué van a hacer ustedes con ella?, les pregunté.
Me contestaron: ‘Un periódico`.
¿Y quién se los va a escribir?
‘No tenemos quién nos lo escriba; pero confiamos en que usted nos buscará
un tipógrafo para que lo escriba’
Y concluyeron por decirme: ‘Esperamos
que usted mismo se vaya a Tocopilla y nos atienda el periódico’.”
Cuando entonces se hablaba de “escribir
un periódico”, de lo que se trataba era de componer las páginas. Y ello
se hacía con los tipos o letras, con los
que se debían escribir las palabras, al revés, de atrás hacia delante, de
derecha a izquierda. Los que paraban los tipos eran los tipógrafos. Esa era la
profesión de Recabarren. Pero él hacía dos labores al mismo tiempo. Escribía sus
artículos según entendemos el término
hoy y,
al mismo tiempo, componía el periódico. Lo hacía simultáneamente.
Recabarren señaló ese 15 de julio de 1921 en la Cámara: “Yo encuentro de
una sublimidad majestuosa el pensamiento de estos obreros –peones, playeros,
estibadores, cargadores, lancheros- que soñaban con tener una imprenta. Ellos
mismos, por sí solos, por sus propios esfuerzos, juntaron el dinero para comprar una imprenta
y publicar un periódico”-
Recabarren viajó en septiembre de 1903 al norte. Allá tuvo no sólo la
oportunidad de crear su segundo periódico –“El Trabajo”, de Tocopilla-
sino, además, de tomar contacto directo con los trabajadores de ese puerto y de
la pampa salitrera. Ello influirá decisivamente en su formación revolucionaria.
En 1904, Recabarren dio vida a otro periódico en Tocopilla: “El Proletario”.
En 1906 escribió en “La Doctrina Popular”, de Coquimbo: “La prensa es la
voz del pueblo. No hay periódico
insignificante. El más pequeño es tan terrible como el más formidable ariete”.
En ese mismo año publicó en “La Vanguardia”, de Antofagasta – su cuarto periódico- lo siguiente: “Aviso a mis correligionarios
que estoy organizando una sociedad para establecer en Santiago una
imprenta. El valor de la acción es de 50
pesos. El nuevo diario obrero debe
aparecer el 1 de junio de 1906”.
Así nació “La Reforma”, diario obrero demócrata, editado en la capital.
En 1911 fundó “El Grito Popular” de
Iquique, último periódico que creó siendo miembro del Partido Demócrata.
El 16 de enero de 1912 apareció
el primer número de “El Despertar de los Trabajadores” de Iquique, el más importante de los periódicos nacidos
gracias al esfuerzo y sacrificio de Recabarren.
Apareció siendo propiedad de la Sociedad Obrera Cooperativa Tipográfica, constituida para darle vida al proyecto
de un diario revolucionario en ese
puerto. Después, sus socios acordaron donarlo al Partido Comunista, una vez
fundado éste el 4 de junio de 1912.
Fue éste un periódico combativo, valiente. Los patrones y las autoridades
lo
persiguieron. Sus propagandistas, por el solo hecho de serlo, eran
despedidos de las faenas, detenidos y enviados a la cárcel.
Pero era leído por los trabajadores. Salvador Ocampo, quien fuera senador
del Partido Comunista, relata: “Yo trabajaba
en una cuadrilla de cargadores de la Chile Exploration Company de Tocopilla. Era
una especie de arrinquín, que ayudaba a los trabajadores en las cosas más
esenciales y les preparaba sus alimentos
para los momentos de descanso... Esto ocurría más o menos en los años 1912 al
14... El 12 yo tenía 10 años de edad... Esta
cuadrilla estaba compuesta por unos mocetones bravos, los más salvajes que
había por esos lados. Todos, la gente más buena y más humana que he conocido. Algunos
de ellos compraban ‘El Despertar de los Trabajadores’, que Recabarren editaba
en Iquique y que llegaba hasta allí clandestinamente. Serían unos diez o doce
los que compraban ‘El Despertar’. La cuadrilla se componía de 40 obreros. El
caso es que esta gente compraba el diario y a la hora de almuerzo, al mediodía,
yo veía cómo leían los títulos con
grandes dificultades -eran pocazos los
que sabían leer- y después se guardaban el diario.
Pues bien, cuando supieron que yo sabía leer, me exigían que se los leyera.
Lo primero que me decían era: ‘A ver, compañero Guachito (así me llamaban a
mí), leamos lo que dice Recabarren’. Entonces yo buscaba si venía algún artículo con su firma. Y si no
venía, les decía: ‘No, Recabarren no dice nada aquí’. Pero ellos insistían:
‘Bueno, pero es que ...¡el editorial!, pues Guachito, ¡esa es la palabra de
Recabarren!.”
Qué hermosa escena debía ser esa:
cuarenta obreros pampinos sentados en círculo, escuchando atentamente lo
que escribía Recabarren a través de la lectura que hacía un niño.
En 1915 fundó el periódico “El Socialista” en Valparaíso. Un año después, “El Socialista”
de Antofagasta. Luego, este último
cambió de nombre. Se llamó “El
Comunista”. Sobre éste, recuerda
Salvador Ocampo:” Hacia 1924, en
Antofagasta nosotros llegamos a vender 40 mil
ejemplares diariamente de “El
Comunista”, vendíamos más que cualquier otro diario”.
En 1917, estando en Buenos Aires, Recabarren sostuvo: “La prensa obrera es
un medio más de lucha, de acción, de crítica, de propaganda, de discusión”.
En 1921 en el ya mencionado discurso en la Cámara, afirmó el
padre de la prensa obrera: “Mientras la imprenta no estuvo en manos de los
obreros, no éramos nadie; vivíamos en la oscuridad, ignorados; no podíamos
desarrollar nuestro pensamiento”.
En ese mismo año 1921 fundó el periódico
“La Federación Obrera” y, en 1924,
“Justicia”. Ambos de Santiago.
El historiador Hernán Ramírez Necochea afirma que, hacia 1923, gracias al incansable trabajo de
Recabarren, el Partido Comunista poseía
y mantenía 12 periódicos a lo largo de nuestro territorio.
Recabarren no solo creó imprentas. Fue
también laborioso y didáctico periodista. Escribió en 48 periódicos chilenos, que aparecían en 24 puntos del
país: Arica, Iquique, Tocopilla, Antofagasta, Taltal, La Serena, Coquimbo, Ovalle, Chañaral, Los Andes, Viña del Mar,
Valparaíso, Casablanca, Santiago, Chillán, Talcahuano, Concepción, Coronel,
Lota, Lebu, Nueva Imperial, Valdivia, La Unión y Punta
Arenas. Además colaboró en órganos de prensa de Buenos Aires.
El periodismo fue un aspecto muy importante en la acción
por educar, unir y organizar a
los trabajadores chilenos, llevada
adelante durante 30 años por Luis Emilio Recabarren Serrano.
En 1912, el incansable Recabarren no sólo fundó el Partido Comunista,
inició la reconstrucción del movimiento sindical revolucionario, sino, que además, dio enorme impulso al teatro obrero. Ese
año creó el grupo teatral “Arte y
Revolución”. En el que actuaban Elías
Lafertte, Luis Víctor Cruz, Galvarino Gil y Teresa Flores. Todos ellos llegaron
a ser importantes dirigentes
proletarios.
Para Recabarren, el teatro obrero era una escuela, no sólo para quienes
presenciaban las obras, sino también para los que actuaban en ellas.
En “El Despertar de los Trabajadores”, Recabarren publicaba obras de
teatro. Tanto propias, como de otros autores, siempre que tuvieran contenido
social.
Entre las piezas teatrales del padre de la prensa obrera chilena están
“Redimida”, que narra la historia de una mujer abandonada que ingresa a las
filas revolucionarias, único camino para lograr una vida mejor. Otra, es
“Desdicha Obrera”, un ataque al clero y a la alta burguesía.
Son muchos los testimonios sobre el importante papel jugado por el teatro proletario. Por ejemplo,
Juan Chacón Corona, cuenta que siendo obrero de una industria del vidrio en
Santiago, Don Reca lo hizo –como él
dice- “funcionar como actor, en un conjunto”.
Recabarren impulsó a otros obreros a escribir obras de teatro. Es el caso
del gran dramaturgo Antonio Acevedo Hernández. Este lo recordaba como “el
maestro que despertó en mí la conciencia de mi dignidad”.
Recabarren también utilizó las canciones como un medio para educar al proletariado. Le ponía
letra a las melodías de moda. Por ejemplo,
usó la música del aria de la ópera Nabucodonosor para su Himno Primero
de Mayo, que en uno de sus versos decía:
“Despertad, Oh falange de esclavos!
De los sucios talleres y minas,
Los del campo, los de las marinas,
Tregua, tregua al eterno sudor.”
Aprovechó la Canción de Yungay para el himno “A unirse”. Su coro era:
“Alegres cantemos
al triunfo social
que al fin los obreros
uniéndose están”.
Y como relata Javier Martínez en “Violeta Parra. Violeta del pueblo”, “Luis
Emilio Recabarren interpretaba él mismo canciones en sus viajes por los pueblos
mineros del Norte de Chile”.
Teatro y canciones, sabia manera de
llegar a esos proletarios, que en un alto porcentaje eran analfabetos!
Sin lugar a dudas, el padre del movimiento obrero chileno, es el más grande
educador de masas de nuestra historia.
Su último artículo, elaborado en conjunto
con Luis Víctor Cruz, tuvo por
tema la necesidad de dar mayor apoyo al
periódico “Justicia” de Santiago. Apareció en ese mismo diario, con fecha 11 de
noviembre de 1924. Treinta y ocho
días después, Recabarren ponía fin a su existencia.
En tres días más, el próximo domingo 19 de diciembre, se cumplirán 80 años
de ese triste episodio.
Pablo Neruda evoca en su ‘Canto
General’ la labor de creador de la prensa obrera chilena y de periodista de
Recabarren. Dice:
“Y fue por la patria entera
fundando pueblo, levantando
los corazones quebrantados.
Sus periódicos recién impresos
entraron en las galerías
del carbón, subieron al cobre,
y el pueblo besó las columnas
que por primera vez llevaban
la voz de los atropellados”.
Pero no basta evocar a Recabarren.
No basta con reconocer y rendir homenaje
a su incansable labor por construir un
mañana mejor. Tenemos que comprometernos con su causa en la práctica. Por eso
debemos decir con las palabras del poeta:
“Recabarren, bajo tu mirada
juramos limpiar las heridas
mutilaciones de la patria.
Juramos que la libertad
levantará su flor desnuda
sobre la arena deshonrada.
Juramos continuar tu camino
hasta la victoria del pueblo”.
Santiago, jueves 16 de diciembre de 2004.