martes, 3 de julio de 2012

LA MASACRE DE RANQUIL




Hace 78 años durante el segundo Gobierno de Arturo Alessandri Palma se perpetró la masacre de Ranquil. Porque es necesario no olvidar los crímenes de la reacción criolla, el Círculo Virtual de Estudios Histórico-Políticos entrega un trabajo que sobre esa matanza escribió Iván Ljubetic Vargas.

Carlota Espina
Editora



LA MASACRE DE RANQUIL

                                                                            
Iván Ljubetic Vargas

En abril de 1934 se inició en el Valle de Lonquimay, Alto Bío-Bío, el desalojo de colonos que habían trabajado por años  unas tierras fiscales.
El sargento primero Germán Troncoso González, de la dotación de la Quinta Comisaría de Carabineros de Curacautín1 Prefectura de MaÍleco,  afirmó que del "Intendente de la Provincia de Cautín, emanó una orden de desalojo contra los colonos del Alto Bio-Bio.  El cumplimiento de la orden estaría a cargo de la Cuarta Comisaría de Victoria".

SU DESTINO: NITRITO
Para llevar a cabo ese operativo partieron desde Victoria 15 hombres, al mando del capitán  Luis del Fierro Herrera.  Llegaron a la Subcomisaría de Lonquimay, donde se agregaron otros 5 policías.  Pasaron la laguna de San Pedro, atravesaron el Bio-Bio en balsa, a la altura de Caracoles.  Dejaron atrás Ranquil, Trovo hasta alcanzar su destino: Nitrito.  Luego de un descanso, la tropa se dividió en parejas, "con el fin de ir comunicando a los colonos que tenían 48 horas para abandonar los terrenos, según órdenes superiores.  A mediodía comenzó a funcionar el cumplimiento de las órdenes judiciales.  Los colonos resistían levemente; las mujeres y los niños se colgaban de los brazos y piernas de los uniformados imprecándoles su proceder..."

TESTIMONIO DE UNA VÍCTIMA
Clementina Sagredo, detenida en los sucesos de Ranquil, al quedar en libre plática declaró a  "El Diario Austral" de Temuco:
“En abril fuimos lanzados junto con 63 familias desde Nitrito donde vivíamos tranquilamente cultivando nuestras tierras, pero el señor Vial consiguió lanzarnos con la fuerza pública, y nos dejó sin un palmo de terreno en medio de los riscos de la cordillera.  Lo mismo que nosotros, esas 63 familias se encuentran abandonadas y no se cómo tienen que comer. Ninguna tiene nada de terreno y no hay esperanzas de que se les dé algo".

UN PROFESOR COMUNISTA
Los desalojos en el Valle de Lonquimay eran la culminación de una vieja cuestión de tierras. El Decreto N. 3871, de fecha 14 de agosto de 1929, reconoció a la sucesión Puelma Castillo la propiedad de 139.362 hectáreas ubicadas en el Alto Bio-Bío, incluyendo 4.000 hectáreas de terrenos fiscales, que habían sido entregados a colonos.  Ante tal inesperada y terrible noticia, los perjudicados se movilizaron.  Papel importante en esas acciones lo jugó el Sindicato Agrícola de Lonquimay, fundado por el profesor comunista Juan Segundo Leiva Tapia, que era su presidente.  Una delegación del sindicato viajó a Santiago.  Después de múltiples entrevistas, logró que se anulara el Decreto 3871 y que se dictara uno nuevo, el Nº 265, de 27 de marzo de 1931. 

ENTREGA DE TIERRA A CAMPESINOS
Este reconoció los terrenos ocupados por los colonos como fiscales y designó una comisión que viajara a la zona y determinara en el terreno los límites originarios de la Sucesión Puelma Castillo.
Dicha comisión elaboró un informe que sirvió de base para dictar un nuevo decreto.  Fue el Nº 1730, del 31 de julio de 1931, que derogó el Nº 3871 y dispuso que a las 139.362 hectáreas, entregadas a la Familia Puelma Castillo, se le restaran 30.000, en las cuales se radicarán definitivamente los colonos, dejando -además- una reserva fiscal como excedente.

UNA VEZ  MÁS ALESSANDRI
La situación cambió radicalmente con la llegada de Arturo Alessandri. por segunda vez  a la Presidencia de la República.  Fue, como su primer gobierno, un régimen abiertamente reaccionario.  Los hacendados Puelma Castillo lograron que se derogaran los decretos que favorecían a los colonos y que les entregaran las 30.000 hectáreas de terrenos fiscales.
Este  despojo "legal" fue la base para el desalojo masivo y definitivo de colonos pobres, de inquilinos que también tienen derecho a esas tierras, de mapuches que aún seguían en sus reducciones, cada vez más pequeñas.

UN DIPUTADO DE DERECHA ADVIERTE
Cuando recién comenzaba la operación de expulsión de sus tierras y la quema de  viviendas de campesinos en el valle de Lonquimay, el diputado gobiernista, Arturo Huenchullán, parlamentario por Victoria, envió un telegrama al Presidente Alessandrí:
"Temuco, 3 de abril de 1934.  Presidente República. Moneda - Santiago
"La orden de lanzamiento de colonos del Alto Bio-Bio que cumplen 30 carabineros, está causando alarma en la región entera.
"Los colonos pueden, pagar el fundo Guayalí con intervención de la Caja. de Colonización. Ésta circunstancia indicarme a rogarle suspender el lanzamiento y solucionar el conflicto comprando el fundo.

PUEDE REPETIRSE LO DE SAN GREGORIO
Agregaba el diputado: "Cincuenta y más familias quedarán en la calle pública frente al penoso invierno de esa región cordillerana.  Lamento que las peticiones de los dueños de fundos haya podido tanto.
"Es probable que ocurran muertes como en San Gregorio, tal hecho constituirá fuente inagotable para los contrarios a vuestro Gobierno.
"Cumpliendo mi deber de diputado de esta región, ruego excusarme por hacer presente lo que V. R. puede derogar en cualquier momento.  Respetuosamente.  Diputado Huenchullán".

A PESAR DE LAS MENTIRAS
El Gobierno de Alessandri intentó negar la existencia de los desalojos, causa de los sucesos de Ranquil.  Pero, como afirmó "El Diario el Austral" de Temuco, “a pesar de las declaraciones  terminantes del Ministerio, el hecho es que los lanzamientos a que se refería el diputado Huenchullán, se efectuaron según comunicaciones recibidas de esa región. . ."

COMIENZA LA RESISTENCIA
Poco a poco fue creciendo la resistencia al despojo.  Era difícil para las víctimas aceptar dejar tierras y pertenencias, que quemaran lo que tanto les había costado construir, ser lanzados a los caminos o llevados a inhóspitos lugares en la Cordillera.  Y el crudo invierno, ya se acercaba. Entonces se fue forjando un movimiento por la defensa de la tierra en el valle de Lonquimay. Participaban colonos pobres, campesinos, gente de los lavaderos de oro, obreros del Túnel Las  Raíces; mapuches de Ralco, encabezados por el cacique comunista Ignacio Maripe.
El frío comenzaba a castigar a los que no tenían casa, y el hambre los atenazaba.  Desesperadas, algunas familias despojadas asaltaron las pulperías en busca de víveres.  Hubo choque con los dueños y empleados.  Cayeron algunas víctimas.

LA PRENSA DERECHISTA MIENTE
Esto ocurrió especialmente en los fundos Nitrito y Ranquil.  La prensa oficialista hablaba de "hechos delictuosos" y calificaba a los autores de "salteadores", "ladrones”, "gente sin Ley". Carabineros recibieron  la orden de perseguirlos y detenerlos.
Pero, hacia fines de mayo, se produjo un cambio en el tratamiento de los sucesos del Valle de Lonquimay.  Ahora, lo que allí existía era una "insurrección armada", una "resistencia armada".  Los colonos y campesinos pasaron a ser "sediciosos", "rebeldes".

DEFENDIENDO SU TIERRA
En verdad, había grupos de desposeídos dispuestos a defender, con las pocas armas que poseían, la tierra y sus vidas.  Por ejemplo, el parte Nº 544, de la Primera Comisaría de Bio-Bio, se refería a un grupo "de 70 hombres más o menos, de éstos 10 armados de carabinas, revólveres, escopetas, montados, y el resto a pie, armados con garrotes”.
A los defensores de sus tierras se les calificaba como un ejército revolucionario, que cumplían directivas de Moscú.  Se les inventaron terribles crímenes, que luego eran desmentidos por la  realidad.

CIVILES  MOMIOS EN LA REPRESIÓN
La reacción se movilizó en la zona para apoyar a las fuerzas de carabineros:  se creó la Guardia Civil de la ciudad de Lonquimay, que agrupaba a unas cien personas; se envió al lugar del conflicto a una compañía de la Milicia Republicana, con armamentos e instrucción de infantería, en Temuco se organizaron Milicias Republicanas.  También actuaba la Guardia Blanca, bajo el mando de un subdelegado.

SOLIDARIDAD COMUNISTA
Los sectores democráticos del país, entre ellos en forma especial los comunistas, se esforzaban por dar a conocer la verdad de lo que ocurría en el Alto Bio-Bio y, junto con esto, organizar la solidaridad con los desposeídos.  Cuando cumplía esta noble tarea en la región del Laja fue asesinado el dirigente del Partido Comunista, José Ricardo Bascuñán Zurita, quien desde los días de la dictadura de Ibáñez se había distinguido por su trabajo entre los campesinos y que en 1930 fue elegido miembro del Comité Central, en el cual ocupó la responsabilidad de Encargado Agrario.
Bascuñán Zurita fue detenido y ultimado por agentes del gobierno de Alessandri.  Hicieron desaparecer su cadáver, que jamás fue encontrado.

RESISTENCIA ARMADA
El 26 de junio de 1934 se inició la resistencia armada.  Carabineros y los destacamentos civiles ya mencionados, procedieron a reducir a los campesinos.  Estos, sin conocimientos militares, fueron atrapados entre dos fuegos por las fuerzas al mando del comandante Délano, que avanzaron simultáneamente por ambas riberas del Bio-Bio.  Tuvieron lugar algunos encuentros menores, como el de Nitrito.  El más importante se produjo en el Puente Ranquil. En ese lugar, el 2 de julio de 1934, unos 200 campesinos, se hicieron fuerte para impedir el paso de las fuerzas represivas.  Fueron derrotados.

TROPAS DESDE SANTIAGO
Ese mismo día 2 de Julio, el Presidente de la República Arturo Alessandri Palma, ordenó al Director General de Carabineros, Humberto Arriagada Valdivieso, trasladarse con policías de la capital a Mulchén, "con el fin de impedir el avance sobre dicha ciudad de los bandoleros".
A las 3,15 del 3 de julio, partió desde Santiago un tren especial llevando oficiales y cien hombres de tropa.  Llegó al pueblo de Santa Fe, a las 17 horas del mismo día.
Con esos refuerzos, las fuerzas de Carabineros sumaban unos 300 efectivos, armados y equipados, con la tarea de "cercar a los facciosos del Alto Bio-Bio".  "El Diario Austral" de Temuco, de fecha 3 de julio informaba que cuatro aviones de bombardeo "vienen a combatir a los rebeldes de Lonquimav".

PERSECUCIÓN Y MASACRE
Con la batalla del Puente Ranquil, que vino después fue el aniquilamiento de los defensores de sus tierras.
Clementina Sagredo relata:  "Después vinieron una persecución, una cacería que no terminaba nunca.  Murieron ocho hombres de mi familia.  A José Rosario, mi hermano mayor, le cortaron las orejas, la nariz, lo castraron.  Y a cientos de nosotros nos llevaron amarrados hasta Temuco, a pie por la nieve.  Éramos una larga y fantasmal procesión oscura y cruel".

UNA DE LAS MÁS TERRIBLES MASACRES
Según el diputado Huenchullán, esta cacería produjo más de 60 muertos entre colonos y mineros de los lavaderos de oro.
Clementina Sagredo afirmó que asesinaron a más de cien. Fue  una de las masacres más bárbaras de la historia de Chile
Pero la matanza no terminó ahí.  La persecución en el valle de Lonquimay arrojó unos 500 detenidos.  Sólo en el fundo Lolco las tropas del comandante Délano capturaron  a unos cuatrocientos o más.

LA MARCHA DE LA MUERTE
Fueron conducidos a Temuco, a pie, amarrados, por la nieve.  A esa ciudad sólo llegaron 55, según una lista aparecida en el "Diario Austral" del 14 de julio de 1934, y puestos a disposición del Ministro en Visita.  Sólo 55 de 500.  ¿Qué sucedió  con el resto?
Clementina Sagredo narra:  "A muchos los sacaban de la columna de presos y partían con los pacos.  Se despedían de nosotros con una mirada triste.  A la hora, los pacos volvían solos.  Después de asesinarlos fríamente, los echaban al Bio-Bio"

DENUNCIAS  DE UN SENADOR
El senador del Partido Democrático, Juan Pradenas Muñoz, dijo en la sesión del 24 de agosto de 1934 de la Cámara Alta:
“De estas 500 personas prisioneras tomadas por las fuerzas del comandante Délano Soruco, llegaron 32 detenidos a Temuco.
¿Dónde están los demás señor Presidente?
Si estas 500 personas estaban prisioneras, no pudieron huir.  Pues bien, señor Presidente, tengo algunos antecedentes para creer que la mayor parte de estos hombres fueron asesinados cobardemente, sin juicio previo, sin establecerse responsabilidades..."

600 ASESINADOS
La matanza de los campesinos del valle de Lonquimay se inició al finalizar la resistencia de éstos, el 2 de Julio, coincidiendo con la llegada a la zona del Director General de Carabineros Humberto Arriagada Valdivieso y sus 110 hombres.  No menos de 600 personas fueron fríamente asesinadas en la cacería y en la columna hacia Temuco.
Los carabineros y civiles que les secundaban, se ensañaron contra los que se habían levantado para defender la tierra, en especial con sus líderes.  Uno de ellos fue el cacique mapuche de Ralco, Ignacio Maripe, militante comunista, asesinado en medio de horribles torturas:  le sacaron los ojos, le cortaron la lengua y las orejas, hasta dejarlo exánime.  Otro fue Juan   Leiva Tapia, líder de los colonos y militante comunista.

MIENTE “EL DIARIO AUSTRAL”
"El Diario Austral de Temuco, publicó  en su edición del 10 de Julio de 1934 una crónica titulada  "Como murió Juan Leiva Tapia", en donde sostiene que fue muerto en una casa en donde se había refugiado.
Pero, al día siguiente, entregaba otra versión: “capturado Leiva Tapia y dispuesto a denunciar a sus compañeros, encabeza una columna de carabineros como guía, la que es emboscada al llegar a un puente denominado Angostura.  Allí los ‘amotinados’ dan muerte a Leiva Tapia.  El combate dura hasta las 11:30 Hrs. de la noche. No se puede precisar al aclarar el día, cuántos sediciosos habían caído, porque todos los cadáveres, incluso el de Leiva Tapia habían desaparecido durante la noche.  Y en el fondo del río Ranquil descansa ahora el ejecutor del levantamiento de Lonquimay".
Esta segunda versión era evidentemente falsa, un burdo intento de ocultar la verdad.

LA VERDAD  SOBRE LA MUERTE DE JUAN LEIVA TAPIA
El periódico "Defensa", también de Temuco, en su edición del 2 de diciembre de 1935, en un artículo titulado "La represión de los campesinos de Lonquimay", afirma que a "Juan Leiva Tapia lo encontraron en su propia casa, durmiendo; lo flagelaron bárbaramente, en seguida lo ataron de un brazo al pigual de un caballo llevándolo al trote, atravesando el río Ranquil, llegando con él hasta la orilla del Llanquén, donde fue asesinado bárbaramente, torturándolo hasta que exhaló el último suspiro".

CULPANDO A LOS COMUNISTAS
La prensa gobiernista y en general de toda la derecha, intentaron ocultar la verdad sobre los sucesos de Lonquimay, en que los campesinos de la región fueron diezmados por las balas de los carabineros.
Responsabilizaron de estos hechos a los comunistas.  Se fabricó un supuesto plan revolucionario, cuyo inicio era el alzamiento en Ranquil.  Por ejemplo, "El Diario Austral", de Temuco, afirmó:  "Las fuerzas del orden se han impuesto contra directivas de Moscú”  y "Revolución social estaban planeando los dirigentes de extrema izquierda". 

EL SENADOR JUAN PRADENAS MUÑOZ
Refiriéndose a la acción de esa prensa, el senador Juan Pradenas Muñoz denunció en la sesión del 22 de agosto de 1934 de la Cámara Alta, que la opinión pública... "no había podido formarse un juicio exacto sobre los hechos ocurridos en el sur, debido a las informaciones tendenciosas de la prensa, que se empeñó en tender sobre los acontecimientos una verdadera cortina de humo para ocultar la verdad y exagerando notablemente algunos hechos. Todos los días aparecían en la prensa noticias de crímenes salvajes cometidos contra determinadas personas, y al día siguiente se sabía que esas personas estaban vivas y gozando de buena salud".


EL REAL ROL DE LOS COMUNISTAS
Aunque militantes comunistas participaron en la defensa de las tierras usurpadas, el Partido Comunista, como tal, no tuvo responsabilidad en la preparación y desarrollo de las acciones. Menos existieron las mentadas ‘directivas de Moscú’.
Como afirmó Elías Lafertte, "el levantamiento de Ranquil fue en realidad una rebelión espontánea, no preparada, un estallido de cólera de campesinos esquilmados durante siglos y a quienes se les estaba terminando de quitar sus pobres y escasas tierras. La represión desencadenada por el gobierno de Alessandri fue simplemente salvaje: un eslabón más de la larga cadena de masacres que han ensangrentado la tierra chilena..."

LA SIEMPRE PRESENTE SOLIDARIDAD COMUNISTA
Los comunistas estuvieron presentes  en la solidaridad con las víctimas: huérfanos, viudas, heridos, prisioneros. Tanto en Santiago como en Temuco funciona el Socorro Rojo Internacional, que desarrollo amplia acción de ayuda. En esta última ciudad, los comunistas encabezados por el dirigente de los Pensionados  Luis Alberto Núñez, entregó diariamente ayuda a los cincuenta y tantos sobrevivientes de la cruel masacre de Ranquil, durante los seis meses que estuvieron prisioneros en la Cárcel de Temuco.

FUE EL COMIENZO
Por otra parte, los hechos de Ranquil  marcaron el inicio de una ofensiva represiva llevada a delante por el gobierno de Arturo Alessandri Palma contra las fuerzas democráticas, especialmente contra el movimiento obrero, a través de todo el país.