RECABARREN Y LA NACIONALIZACIÓN DEL COBRE
Iván Ljubetic
Vargas
Luis Emilio
Recabarren fue detenido el viernes 9 de abril de 1920 en Tocopilla. Se le
inició un proceso por sedición, por un
discurso que no había pronunciado. Luego, conducido a la cárcel de Santiago, donde
permaneció 16 días incomunicado. En la noche del 30 de abril, embarcado en
Valparaíso en el vapor Mapocho rumbo a Tocopilla. En la cárcel de ese puerto
nortino permaneció hasta fines de
octubre de 1920. Más de 200 días de
prisión.
Eran momentos de agitada actividad política.
Estaba en marcha la campaña presidencial
del año 20. La Alianza Liberal, formada por los partidos Radical, Democrático y
una fracción del Liberal, había levantado la candidatura de Arturo Alessandri
Palma, con un programa populista y una hábil demagogia. Por su parte la Unión
Nacional o Coalición, constituida por conservadores, nacionales, liberales y
liberales-nacionales, llevaba como abanderado a Luis Barros Borgoño.
En esas
circunstancias, el Partido Comunista realizó en Antofagasta, los días 1 y 2 de
junio, su Segundo Congreso Nacional. En este evento se proclamó la candidatura
de Recabarren, preso en Tocopilla, para los comicios presidenciales que tendrían lugar en 23 días más. En ellos
se impuso por escaso margen Arturo Alessandri. Recabarren recibió unos pocos
votos.
Pero el padre
del movimiento obrero chileno no perdió
el tiempo en la cárcel de Tocopilla. Escribió numerosos artículos para
la prensa popular. Se conocen 46 de ellos. De éstos, 40 fueron publicados en “El Socialista”, de
Antofagasta entre el 19 de mayo y el 3 de octubre de 1920. Uno, con fecha 11 de agosto, se titula “Pongamos remedio al mal”.
Allí escribió:
“Los problemas de la miseria y de la esclavitud no terminarán mientras tanto la
clase obrera se resigne a sufrir la actual organización social.
No son los
burgueses los que van a remediar el mal, tenemos que ser nosotros, y para eso
debemos preparar todas nuestras fuerzas.
Cada región
tiene su problema y su programa.
Nacionalicemos las industrias extractivas. Nacionalicemos las minas del carbón, las salitreras, los bosques, el cobre, la agricultura y procedamos
a que toda la industria nacionalizada sea administrada bajo el control de
comisiones nombradas por el gobierno o las municipalidades respectivas.
Nacionalizar las
industrias como están nacionalizados los ferrocarriles, correos, etc., y la
administración en manos de los mismos
obreros; este es el único remedio al mal
de la esclavitud y la miseria...
Si Chile es de
los chilenos, que sea de verdad; que sea para todos y no para unos pocos
privilegiados que se vuelven déspotas y tiranos.”
Hace 85 años, un
obrero tipógrafo, encarcelado como consecuencia de un monstruoso proceso,
levantó su voz desde su prisión, para proclamar la necesidad de hacer de todos
los chilenos el cobre. Reivindicación que hasta hoy tiene plena vigencia.