Desde fines del año pasado los fascistas intentan pasar a la ofensiva. El 21 de noviembre de 2011 realizaron un acto en homenaje al criminal Krassnoff en Providencia y el domingo 10 de junio de 2012 otro acto. Esta vez, en homenaje a Augusto Pinochet en el Teatro Caupolicán. En ambas ocasiones se hizo sentir el repudio popular, ferozmente reprimido por la policía bajo las órdenes del ministro Hinzpeter.
Pero los intentos por limpiar o justificar los crímenes de la dictadura no cesan. Entró a escena un viejo tergiversador de la historia: Sergio Villalobos.
El Círculo Virtual de Estudios Histórico-Políticos entrega unos recuerdos que hace Iván Ljubetic sobre lo ocurrido en 1991, cuando se trató de restarles méritos a un hsitoriador de verdad.
Carlota Espina
Editora
LAS TERGIVERSACIONES DE SERGIO VILLALOBOS
Iván Ljubetic
Vargas
Una vez más, don Sergio Villalobos lanza en ristre va galopando para tergiversar la historia y de
nuevo usa para ello las páginas de ‘El Mercurio’.
Hoy arremete contra el Museo de la Memoria, ayer intentó restarle
mérito al historiador Hernán Ramírez Necochea.
En esa ocasión, envié al decano una carta respondiendo las afirmaciones hechas por Villalobos, la
que fue publicada con fecha domingo 31
de marzo de 1991, con el título Historiadores.
En ella se decía:
“Señor Director:
En carta firmada por el señor Sergio Villalobos R., publicada en el
diario de su dirección con fecha 10 de marzo y donde se rinde homenaje a al historiador
británico Harald Blakemore, se hacen algunas afirmaciones relacionadas con el
historiador chileno Hernán Ramírez Necochea, sobre las cuales me permito
puntualizar lo siguiente:
1. Lo que el investigador chileno utilizó como
fuente para su libro ‘Balmaceda y la contrarrevolución de 1891’ fue la tesis de Harald Blakemore para optar
al doctorado de filosofía en la Universidad de Londres, escrita en 1955 con el
título ‘The Chilean Revolution of 1891’. Ella fue una de las 163 fuentes, cinco
de éstas inglesas, a las que recurrió Ramírez Necochea.
2. Este autor hace expresa mención de esa fuente
en la página 239 de su obra. Por tanto es falsa la afirmación de la carta del
señor Villalobos en el sentido de que “el historiador chileno no reconoció la
deuda contraída”
3. Hernán Ramírez planteó sus puntos de vista
sobre la contrarrevolución del 91 ya en su libro ‘La Guerra Civil de 1891.
Antecedentes económicos’, publicado en 1951, cuando el joven Blakemore, que
tenía 21 años de edad, aún no iniciaba sus estudios sobre este tema.
4. Es demasiado subjetivismo afirmar que
“mediante la investigación de Blakemore se aclaró un importante punto
histórico”, refiriéndose –como lo hace el señor Villalobos- a la no
participación del imperialismo inglés en la contrarrevolución del 91.
5. No es extraño de ninguna manera que Blakemore
y Ramírez tengan distintas interpretaciones sobre ese importante tema de la
contrarrevolución del 91. Tampoco coincidieron en otros no menos importantes:
el Gobierno de Salvador Allende y el gobierno militar. Fue distinto también el
trato que les dio este último: Hernán Ramírez fue exonerado y obligado a vivir
y morir en el exilio. Blakemore fue condecorado con la Orden al Mérito Bernardo
O’Higgins en febrero de 1990.
6. Quienes conocieron a Hernán Ramírez, independientemente de posiciones políticas o ideológicas, pueden
testimoniar de su seriedad académica, de su acuciosidad, de su elevada moral y
de su honestidad a toda prueba.
Escribo estas
líneas cuando faltan tres días para que se cumplan 74 años del nacimiento del
inolvidable historiador y educador chileno.
Iván Ljubetic
Historiador del Instituto de
Ciencias
Alejandro Lipschutz”
Esta fue la carta
que escribí con fecha 24 de marzo de 1991 y sobre la cual el señor Villalobos
jamás fue capaz de responder.
Ahora de nuevo
vuelve a sus andadas de tergiversador de la historia. Ni más ni menos para
intentar justificar los feroces crímenes
de la dictadura se lanza contra el Museo de la Memoria Y otra vez usa las
páginas de ‘El Mercurio’.
Con una increíble
falta de respeto afirma que la creación del Museo “ha sido una continuidad de disparates”. Agrega más adelante que “en
el mencionado "museo", para poder entenderlo, falta la política y la
situación social del país desde varias décadas anteriores y, muy especialmente,
la destrucción de la ética pública, los abusos, engaños y desmanes del gobierno
de la Unidad Popular. Sólo teniendo en cuenta esos hechos, se puede comprender
la reacción general del país y el movimiento militar. No se trata de ocultar
los excesos oficiales, sino buscar la explicación de por qué ocurrieron.”
El señor Villalobos
pone entre comillas la palabra ‘Museo’ y lo que habría colocar entre comillas
debe ser el título de ‘historiador’ que se le da.