domingo, 24 de octubre de 2021

Érase una vez.

 


 

 


Cuando uno ha caminado su resto, los conocimientos van sufriendo algunas alteraciones, es una cuestión crónica y dialéctica, de vida, de estudios.

Hay periodos en los caminos, que el saber es el resultado de reflexiones, de investigación y discusión; del entender y practicar el sentido común.

Es como el desnudar una alcachofa, degustar pétalo tras pétalo, llegas a su intimidad…al borde de su enagua y a su buscado corazón.

Una cuestión así es más o menos el caminar y el saber del porqué de tu vivir.

Procrear podemos casi todos, cuidar lo procreado es pega enorme; por ahí tengo yo una de mis falacias, pero la inmensa mayoría del habitante lucha para levantar de a dos su familia y agrandarla.

Volviendo a la alcachofa, cada pétalo es más menos, cinco años de vida.

Llegar a la enagua es cosa muy re seria, hay que tener bien atornillada tu dignidad.

La dignidad se construye, constituye varios aspectos y elementos, una de ellas es con la verdad…Yo se de gente que he amado, que han sido dignos y leales a sus cosas, pero que han vivido toda su vida creyendo, vibrando en cosas que son manipuladas, falsas, mentiras…

Y si son verdades, y a ti no le saca ni le pone, pasas de largo…

Pero no es así, todo tiene que ver contigo, todo.

Es como jugar al burro “Lleva carga, pero no la siente” …Toda tu vida, tus espaldas como capacho.

La siempre cuestión limítrofe con Argentina, acciones para invisibilizar el verdadero problema que se podría venir encima…Y ese problema no es otro que la concientización de la clase trabajadora.

El ladrón la utilizo…Yo recuerdo, sin ofender a nadie, que al ladrón fascista le pusieron Rafaela Carra…

Porque tenía a más de 40 millones de argentinos calientes.

Suena burdo, pero fue cierto.

Amarran en un mismo atado el nacionalismo, la patria, la soberanía, las glorias del trabuco.

Los linderos los pusieron los conquistadores para organizar mejor el pillaje.

Ni Chiloé era nuestro.

Usaron la Cordillera de los Andes y los ríos que por ella bajan como alambres de púa para separar argentinos y chilenos.

Meterle en el coco la nacionalidad para impedir que nuestro sur fuera “nuestro sur”

La idea de Simón Bolívar pisaba callos por todos lados.

Nos matamos entre hermanos para que el Ingles se lleve el corazón de la alcachofa y la enagua chupa….

Dejan a Bolivia sin mar y pal resto de los calendarios, condenados a vivir cachuos y bayoneta encofra.

Me llora el alma y el intelecto cuando hablan de soberanía, de territorios, de dignidad, de valentía, de la guerra…Y sacan pecho como caballo e carroza.

Hemos tenido suerte, mucha suerte… Gracias al presidente Balmaceda, Argentina no se metió al conflicto de la guerra del Salitre aún tenido una alianza con Bolivia y Perú.

Ninguno estaría bailando cueca, pura zamba, malambo y tango.

La guerra del pacifico invadió mi niñez. Me acerco a la muerte y a la mentira.

Perú y Bolivia eran mis enemigos de todos los días. En las piedras costeras saltábamos creyéndonos Arturo Prat.

En los cerros jugábamos a la guerra…Era una psicosis, la cuestión era matar y matar bolivianos, querían robarnos la poza de barquito.

Una tarde, jugando en los cerros, éramos como 20, hasta enfermeras teníamos. De repente, desde las quebradas escuchamos una corneta que sonaba a degüello.

Quedamos paralizados.

Vimos los uniforme azules y blancos de los peruanos, arrancamos todos al unísono.

Abran sido unos 10 kilómetros…No recuerdo como llegamos al campamento, el Yayo Van Raissen, de mí misma edad 6, 8 años, vecino mío llego cagado entero a su casa.

Los planes de estudios pueden envenenar para siempre la infancia.

Alejandro Fischer

Estocolmo 2021 10 22