Hace 36 años:
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
José Manuel Parada Santiago Nattino Manuel Guerrero
Fue el domingo 31
de marzo de 1985. Estábamos en Moscú. Ya había terminado el Encuentro de
dirigentes comunistas chilenos en Europa, en el cual participé en mi calidad de
secretario del Coordinador en la entonces República Federal Alemana. La
mayoría de los compañeros ya habían salido de regreso para sus respectivos
países. Sólo quedábamos en la capital de
De pronto fuimos llamados de
manera urgente al local que el Partido tenía en Moscú.
Allí nos esperaba el compañero
Volodia Teitelboim, encargado de
Compañero Iván, señaló dirigiéndose a mí e intentando
romper la dolorosa atmósfera que reinaba en la sala, como ya no tiene que
trabajar en Don Reca, ¿podría redactar una breve reseña sobre Manuel Guerrero?
Luego entregó a otros compañeros las reseñas sobre José Manuel Parada y
Santiago Nattino, haciéndose cargo él de la redacción final del comunicado de
Después nos fuimos imponiendo
de los detalles del degollamiento de nuestros compañeros.
LAS DETENCIONES
El 28 de marzo de 1985,
Santiago Nattino, publicista, fue secuestrado
en plena vía pública en el sector alto de la capital.
El 29 de marzo, a tempranas horas de la mañana, fue
detenido, en momentos en que llevaba su hija al Colegio Latinoamericano de
Integración, José Manuel Parada Maluenda, quien se desempeñaba como Jefe del
Departamento de Análisis de
Familiares y compañeros de los
detenidos se movilizaron. Interpusieron un recurso de amparo. Incluso indicaron el lugar en que podrían estar
detenidos: el cuartel de
EL HORROROSO CRIMEN
Los autos con los tres detenidos se trasladaron hasta una
zona de Quilicura cercana al aeropuerto. Se estacionaron en la berma, en las
cercanías del fundo El Retiro. "El Fanta", Zamora y
González Betancourt se quedaron en su vehículo.
Guerrero fue el primero en ser bajado. De rodillas,
esposado y vendado en una especia de hondonada junto al camino, el sargento
Fuentes le tomó la cabeza por atrás y le cortó el cuello con un corvo. El
vehículo se movió unos 30 metros al norte. Bajaron a Nattino, también esposado
y con la vista vendada. Usando la misma arma, el cabo Sáez repitió la
ejecución. El auto volvió a avanzar algunos metros, donde fue bajado Parada.
Tendido de espaldas, esposado y vendado, el cabo Salazar tomó el corvo y le dio
un profundo corte en el abdomen. La víctima se resistió y gritó de dolor, lo
que aterró a su verdugo. Un tercer agente bajó del coche y lo degolló.
A los tres cuerpos les
retiraron las vendas y esposas. Consumados los crímenes, el grupo se trasladó
hasta su cuartel, en la calle 18.
LOS ENCONTRARON DEGOLLADOS
Pasado el mediodía del sábado 30 de marzo de 1985, en el camino que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel, dos hermanos campesinos encontraron los tres cadáveres. Estaban horriblemente degollados. Siete horas más tarde, fueron trasladados al Instituto Médico Legal, donde familiares y amigos de Parada, Guerrero y Nattino, esperaban conocer la identidad de los cuerpos.
Pinochet, militares y civiles participantes en la dictadura negaron su participación en ese monstruoso crimen.
El Informe Rettig señaló: “De
los antecedentes narrados y los reunidos
en la investigación judicial,
¿Por qué se les asesinó en
forma tan bárbara? Por
la razón (o la sinrazón) de pensar en forma distinta al dictador. Por entonces,
mucha gente en todo el mundo, al conocer el terrible crimen perpetrado a fines
de marzo de 1985 en Chile por los agentes de la tiranía, unieron sus voces
“para que nunca más”.
EL VALOR DE UN PADRE COMUNISTA
El sábado 30 de marzo de 1985, la compañía de teatro ICTUS presentaba “Primavera con una Esquina Rota”, adaptación colectiva de la novela homónima de Mario Benedetti que cuenta la historia de un padre exiliado que tenía un hijo preso por razones políticas en medio de la dictadura uruguaya.
Llevaban nueve meses de funciones, cuando los miembros de la compañía ICTUS fueron
sacudidos por un hecho político de macabras características: el secuestro y
posterior asesinato por degollamiento de tres militantes comunistas a manos de
un grupo de carabineros, conocido como el “caso Degollados”.
Una de las víctimas era el joven sociólogo José Manuel
Parada, de 36 años, hijo del veterano actor Roberto Parada, uno de los
protagonistas de pieza teatral del ICTUS.
Roberto Parada se
entera de la muerte de su hijo durante el intermedio de la obra, y pese a ello
y a la insistencia de sus compañeros actores, que intentaron convencerlo de
suspender la función, Roberto decidió salir a escena y, como relatan sus
colegas, actuó magníficamente.
Pese al dolor, Parada decidió seguir adelante con la
función y ofreció un estremecedor acto donde, de forma casi inverosímil, las
líneas calzaban de forma exacta con lo que él mismo vivía en ese momento.
La sala del ICTUS estaba llena, pero conforme fue
avanzando la obra, la sala se fue atiborrando de gente; amigos y cercanos que,
tras correrse la voz de la muerte de José Manuel, decidieron salir de sus casas
e ir a acompañar a Roberto.
Una situación única e irrepetible, donde ficción y
realidad se cruzaron de manera sorprendente.
Un hito emocionante que entrega un testimonio de coraje y
compromiso de un actor con su arte y describe claramente un momento trágico de
nuestra historia.(Ver: Red Digital: 4/4/2019)
ASÍ INFORMÓ
Cínicamente “
También lo hizo:
NO PODEMOS
OLVIDARLOS
Recordemos las palabras de
Pablo Neruda:
“No renunciéis al día que os entregan
los muertos que lucharon. Cada
espiga
nace de un grano entregado a la tierra,
y como el trigo, el pueblo innumerable
junta raíces acumula espigas,
y en la tormenta desencadenada
sube a la claridad del universo”
( Pablo Neruda “Canto General. Bruguera. Barcelona, 1980,
p. 151)