miércoles, 7 de abril de 2021

LA BATALLA DE MAIPÚ

 

Sucedió hace 203 años:

 

 

                                          Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                           Centro de Extensión e Investigación

                                           Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

       


El proceso de la Independencia de Chile, iniciado de forma vacilante y contradictoria el 18 de septiembre de  1810, culminó con el triunfo patriota con la Batalla de Maipú ocurrida el 5 de abril de 1818.

La victoria del ejército chileno-argentino sobre las tropas realistas en los llanos del Maipo quedó plasmada en el mural “El Abrazo de Maipú” de Pedro Subercaseaux, que encabeza este artículo. En él aparecen, sobre sus caballos, José de San Martín, comandante en jefe del Ejército Libertador de los Andes, y el general Bernardo O’Higgins. Flamean las banderas de Chile y de Argentina.

RETROCEDAMOS TRES AÑOS Y MEDIO

Los días 1º y 2 de octubre de 1814 tuvo lugar la batalla de Rancagua. Durante dos días, atrincherados en la Plaza de esa ciudad, resistieron los patriotas, al mando de O’Higgins, los ataques de las fuerzas realistas muy superiores en número. Cuando al segundo día, la defensa de la plaza se hizo imposible, O’Higgins ordenó a los sobrevivientes montar a caballo y se lanzaron en un audaz asalto por sobre las trincheras enemigas.  De los 600 soldados que iniciaron esa intrépida carga, sólo 300 pasaron las defensas realistas.

Con estos soldados, más otras unidades que encontró en el camino, el héroe se dirigió a Argentina, a la provincia de Cuyo, para preparar allá la revancha. Allí encontraron la solidaridad del gobernador de esa provincia, el general José de San Martín.

El Desastre de Rancagua marcó el fin de la Patria Vieja, período iniciado el 18 de septiembre de 1810, y el comienzo de la Reconquista realista.

A COMIENZOS DE 1817

La oligarquía criolla fue aliada del rey español y luchó contra los intereses de Chile. Durante la Reconquista española traicionó a la patria. Los mismos  grandes terratenientes criollos, que habían convocado el Cabildo del 18 de septiembre de 1810, firmaron el 9 de febrero de 1817, una servil Acta de Sumisión al rey Fernando VII, en la cual abjuraban de todo movimiento libertario y repudiaban a los patriotas.

En este vergonzante documento,  servilmente manifestaban “su íntima y decidida adhesión que tenemos a la sagrada causa de nuestro legítimo monarca el señor Fernando VII…”  Renegaban de los patriotas y pedían…”Castigar, como es justo, la osadía y el orgullo de los insurgentes de la otra banda”.

No vacilaban estos traidores a los enemigos de la patria “…sus vidas, y sin reserva de cosa alguna estaban prontos y  resueltos a defender los sagrados derechos del rey, a cuya obediencia vivimos gustosamente sujetos”.

Al pie de tan ignominioso documento figuraban apellidos como Larraín, Aldunate, García Huidobro.

Pero les falló el olfato a los traidores. Aún no se secaba la tinta de esa acta infamante, cuando el Ejército Libertador, al mando de los generales José de San Marín y  Bernardo O’Higgins, luego de realizar la proeza de cruzar la cordillera de los Andes, pisaba suelo chileno. Tres días después, el 12 de febrero de 1817, derrotaba a las tropas del rey en la batalla de Chacabuco.

Poco más de un año después, tuvo lugar la batalla de Maipú.

DESARROLLO DE LA BATALLA


Representación de la batalla de Maipú – Por Johann Moritz Rugendas

 

Poco antes del mediodía del 5 de abril de 1818,  la artillería patriota dirigida por Manuel Blanco Encalada rompió fuego. Pronto el general  San Martín se dio cuenta que los realistas habían tomado una posición defensiva y decidió iniciar el ataque contra el centro y la derecha de las fuerzas enemigas. La lucha prosiguió de manera encarnizada.

El general chileno Bernardo O'Higgins, convaleciente de una gran herida (producto de la derrota aliada en Cancha Rayada), se presentó poco antes de terminado el último ataque contra los realistas y entusiasmados por la victoria San Martín y O'Higgins se abrazaron victoriosos en una escena que dio origen a un cuadro, el histórico abrazo conocido como El abrazo de Maipú, donde O'Higgins le dice a San Martín ¡Gloria al salvador de Chile! y  San Martín le responde “General: Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre inválido que el día de hoy se presentó al campo de batalla en ese estado”. 

Los patriotas perdieron un 35% de sus fuerzas entre muertos y heridos. Los realistas sufrieron más de 1.500 muertos y 2.000 prisioneros. 

 

EL INTERNACIONALISMO DE LOS PATRIOTAS

Los patriotas latinoamericanos del siglo XIX, que lucharon por liberar a sus países del colonialismo, fueron consecuentemente internacionalistas. Ahí están, entre otros,  los ejemplos de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José de San Martín, Bernardo O’Higgins.

 

EL TRIUNFO EN MAIPÚ TUVO CONSECUENCIAS

Hay historiadores que restan importancia al triunfo del proceso de la Independencia. Están equivocados.

Al romper el verdadero círculo de hierro que significaba el dominio colonialista, nuestro país pudo vender sus riquezas naturales (cobre y plata) a Inglaterra. Los fondos recibidos fueron buen utilizados en ampliar las minas, construir caminos, puentes, mejorar puertos, levantar fundiciones, talleres, fábricas, tender líneas ferroviarias. Surgieron así formas capitalistas de producción. Aparecieron dos nuevas clases sociales: la burguesía  capitalista, propietaria de los medios de producción y la masa de desposeídos de esos medios que, para sobrevivir, debía vender su fuerza de trabajo. Era la clase obrera o proletariado.

Estos cambios económico-sociales, producidos a partir de los años  veinte del siglo XIX, abrieron una nueva etapa en la historia de Chile, cuyo signo característico es el surgimiento y desarrollo de la clase obrera.