Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigador
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El 29 de marzo de 1917 nació el historiador comunista, Hernán Ramírez
Necochea.
SU
PRIMER LIBRO
Corría 1951. Por entonces yo estudiaba en el Instituto Pedagógico de
Su autor, era el profesor Hernán Ramírez Necochea, que a la fecha tenía
34 años.
En 1934 ingresó al Partido
Comunista de Chile, en el que militó hasta su muerte y, en ese mismo año, comenzó a estudiar en el Instituto
Pedagógico. En 1938 recibió el título de
Licenciado en Filosofía con mención en Historia.
Realizó estudios en Estados Unidos, Inglaterra, España, Unión Soviética y
Checoslovaquia.
Ejerció como profesor de historia en liceos de Santiago. En 1945
comenzó a trabajar en el Instituto Pedagógico, como ayudante de
cátedra del profesor Juan Gómez Millas.
En 1952, fue profesor fundador de
la cátedra de Historia Económica y Social.
UNA
LECCIÓN DE AMPLITUD
Al leer “
Mi sorpresa era causada porque el
historiador Feliú Cruz, un liberal de viejo cuño, que nada tenía que ver con el
marxismo, prologaba el libro de un conocido comunista, además, en tiempos en que estaba en vigencia la mal llamada ley de
defensa de la democracia, la bien
bautizada “Ley Maldita”.
Con su actitud, don Guillermo Feliú Cruz,
no sólo dio una lección de amplitud a sectarios como yo, sino que en ese
prólogo hizo gala de erudición y una emocionante modestia.
Refiriéndose a Hernán Ramírez, relató: “Me tocó conocerlo y
apreciarlo en el Departamento de
Historia en la época en que fue mi alumno. Era casi un niño. Dentro de una
seriedad desconcertante, disciplinado, estudioso, fino y delicado en su trato,
Hernán Ramírez poseía un temperamento ardiente, apasionado y reflexivo. Un
profundo don de observación le distinguía de sus compañeros”.
“En Hernán Ramírez –continuaba don Guillermo Feliú Cruz- me ha parecido
ver, por la claridad del pensamiento y la disciplina de su espíritu, un artista
embebido en los estudios históricos. El don de la armonía me parece su más
acentuada característica intelectual”.
Finalizaba su prólogo afirmando: “Lo que yo no había conocido y
nunca consideré un factor decisivo en las causas de
MI
PROFESOR GUÍA
Ya en esa, su primera obra, Hernán Ramírez Necochea, demostró sus notables cualidades: un historiador serio,
documentado y muy riguroso que, utilizando el marxismo, desentrañó las claves
para explicar muchos momentos de la historia de Chile.
En 1952 fui su alumno en la cátedra de Historia Social y Económica.
Al conocerlo no tuve duda alguna: él
debía dirigir mi Memoria de Prueba. Ya había elegido el tema: “Origen y
desarrollo del proletariado chileno en el siglo XIX”. Cuando hablé con él me
acogió con una amabilidad, exenta de paternalismo.
Me alentó en mi proyecto, trazó
las líneas generales del trabajo,
entregándome una extensa
bibliografía.
Al despedirnos, me dijo entre serio y sonriente: “Tómelo como una tarea de
Partido”.
UN BUEN
TRABAJO, PERO...
Cuando llevaba algunos meses leyendo libros y la prensa de la época, le presenté
las fichas confeccionadas. Las revisó cuidadosamente. Me dijo: “Ha hecho
un trabajo de investigación muy prolijo. Tiene prácticamente reunido todo el
material disponible sobre la minería en el siglo XIX. Pero le falta sobre la
industria y el comercio. Hay una compañera de su curso que ha realizado una
investigación excelente en esos aspectos que a usted le faltan. Ella trabaja
sobre el tema del artesanado en el siglo XIX. He pensado que, si ustedes
unieran sus investigaciones, tendríamos un panorama completo sobre el siglo
XIX, porque –además- es posible y bueno
que trabajen dos personas en una Memoria.”
IR POR
LANA...
No me gustó para nada la idea. Pero no me quedó más que preguntarle:
¿quién es esa compañera? Marcia Ortiz,
me contestó. Le repliqué con mi mejor sectarismo de jotoso: Pero... ¡Es que
ella no es comunista! Me miró y no dijo
nada. No insistió. Seguimos hablando sobre mi tesis...
Al día siguiente me dijeron en
¡Menos yo!, le respondí. Y ella me desafió: vamos al tiro a la casa de
don Hernán para decirle lo que pensamos. Vamos,
repliqué con digna decisión.
Y fuimos. Tocamos el timbre salió a abrirnos, siempre cariñosa, la profesora Matilde Aguirre, esposa de
Hernán Ramírez. Nos hizo pasar.
El compañero Ramírez nos saludó
amablemente: Tomen asiento, ¿se sirven algo? Y empezó a exponernos su idea del trabajo
conjunto. No tuvimos la posibilidad de decir ni pío. Al despedirnos del
profesor guía ya teníamos el plan de trabajo listo. Además, una gran
responsabilidad, pues el profesor e historiador nos dijo que nuestro
trabajo le serviría para un libro que
estaba preparando. Esto, seguramente, para estimularnos.
En la calle Marcia me dijo: ¿y no estabas tan decidido, por qué no fuiste capaz de oponerte? ¿Y tú, que venías tan aleonada?
Comenzamos a trabajar juntos. Luego
de lograr la aprobación de Marcia, en cada parte de
Los tres profesores designados para revisar
Cuando le fuimos a entregar el trabajo a este último, nos recibió en la
puerta de su casa, le echó una ojeada y se topó con algo de Engels o Marx.
Enojado nos dijo: esto es tendencioso y
nos devolvió el libro.
Desesperados, porque pensamos que habíamos perdido cerca de dos años de trabajo,
corrimos a donde nuestro profesor guía. Cuando le contamos lo sucedido, sonrió
y nos dijo muy tranquilo: vayan de nuevo
donde don Guillermo y díganle de parte mía que lo que él escribe también es
tendencioso. Así lo hicimos. Gruñó el querido maestro y recibió nuestra obra.
Los tres profesores calificaron
Gracias al convincente Hernán Ramírez unimos nuestros esfuerzos con
Marcia allá por 1952. Nos casamos en
1955. Y durante 65 vivimos juntos hasta el triste 23 de febrero de 2021. (Su
esposa, Matilde Aguirre, me contó en una conversación que tuvimos una vez
retornados a Chile que, Hernán siempre se acordaba de nosotros y que sonriendo
decía que fue una especie padrino de nuestro matrimonio).
En 1956, fue publicado su libro
“Historia del Movimiento Obrero en Chile. Antecedentes- Siglo XIX”.
En la introducción de esta notable obra, escribió Hernán Ramírez:
“Ni la clase obrera ni el movimiento por
ella generado han merecido la debida
atención de los hombres de estudio; existe así, inédito, un gran capítulo de la
historia nacional... Ha llegado el
momento de llenar este vacío”.
Uno de los méritos de este libro
fue demostrar con antecedentes irrefutables que la lucha obrera no
apareció en Chile, como sostienen algunos historiadores, sólo en el siglo XX,
sino en la centuria anterior. En 1834, se produjo en el mineral de plata de
Chañarcillo la primera huelga obrera y durante los restantes años del siglo XIX
hubo no menos de 110.
(En
CON
Hernán Ramírez tenía una notable modestia y gran sentido autocrítico. En
1958 apareció su tercer libro:
“Balmaceda y
En él explicó: “En 1951 publiqué
un libro titulado ‘La guerra Civil de 1891. Antecedentes económicos’. Esa obra, a pesar de sus defectos –que
reconozco-, encontró benévola y favorable acogida; tanto así, que, a los pocos
meses de publicada, la edición se agotó.
Desde entonces para acá –continúa el historiador-, he tenido oportunidad suficiente para
reflexionar sobre las observaciones muy atinadas hechas por lectores, colegas y
críticos. Por otra parte, en estos siete años, realicé nuevas
investigaciones tanto en Chile como en
Inglaterra... A la luz de los nuevos elementos de juicio que había logrado
reunir, emprendí la tarea de rehacer el libro publicado en 1951, introduciendo
algunas modificaciones importantes en su estructura”.
DIRIGENTE
GREMIAL
Siendo dirigente del Centro Gremial del Liceo de Nueva Imperial, me
correspondió viajar a Santiago para participar en reuniones de
Una de ellas, planteaba “la reducción
del monstruoso horario de 36 horas que actualmente desempeñan los profesores de
Educación Secundaria y declarar que ninguna reforma podrá prosperar mientras el
profesorado carezca de tiempo suficiente para el estudio, la reflexión y el
perfeccionamiento de su profesión docente”.
Otra resolución, sobre el estado Docente, exigía: “Que el total de
subvenciones destinadas a colegios particulares se supriman y los dineros pasen a integrar el Fondo Nacional de
Educación.” Era abril de 1958.
En esa Convención de los maestros secundarios del país, Hernán Ramírez
fue elegido director de
En 1959 fue editado el cuarto libro de Hernán Ramírez. Su título
“Antecedentes económicos de
En esa obra planteó, refiriéndose a la principal causa de la Independencia:
”Hacia fines del siglo XVIII, las posibilidades de mayor expansión de nuestro
país eran entrabadas por su calidad de colonia. Todos sus elementos,
comprimidos por la potencia metropolitana y por estructura del Imperio habían
llegado a un máximo de crecimiento posible dentro del molde colonial.
Pero, las férreas ligaduras que le ataban
a España impedían que tales elementos –dotados ya de propias energías- pudieran
continuar su desarrollo. Se suscitó de esta manera un antagonismo o
contradicción entre los intereses de Chile y los de
En otra parte agregaba: “Los pocos patriotas que ‘pensaron’
CADA
LIBRO UN APORTE
En 1960 publicó Hernán Ramírez su quinto libro, “Historia del
imperialismo en Chile”.
Esta obra le sirvió de base para obtener el grado de Doctor en Ciencias
Históricas en
En 1965 apareció su sexto libro. Título: “Orígenes y formación del
Partido Comunista de Chile”. En el prefacio escribió: “El estudio de su
pasado (del Partido) permite desentrañar con nitidez la dinámica
de la lucha de clases en Chile; es decir, permite ver la totalidad de las fuerzas
que operan en la sociedad, la naturaleza y orientación de esas fuerzas, las
contradicciones que hay entre ellas y la
forma cómo se comportan”.
También en 1965 se publicó su obra “Estados Unidos y América Latina”.
DEMOCRACIA
INTERNA
Entre el 10 y 17 de octubre de
1965 tuvo lugar el XVII Congreso
Nacional del Partido Comunista. Participé
formando parte de la delegación de los comunistas de Cautín y fue elegido
miembro de la presidencia del congreso.
A ese evento asistió también el compañero Hernán Ramírez.
Recuerdo que su intervención la
dedicó a plantear la necesidad de profundizar la democracia interna del
Partido. Sus tesis no encontraron mayor
eco en los congresales. Debo confesar,
que entonces no estuve de acuerdo con
él. Incluso intervine intentando rebatir sus posiciones. Estábamos aún
impregnados de stalinismo.
Pero, con el correr de los años, entendí lo fundamental que es este tema.
Y, al mismo tiempo, comprendí cuan visionaria y
valiente fue la posición del compañero Hernán Ramírez en ese Congreso
del Partido celebrado en octubre de 1965.Ahora coincido plenamente con sus
planteamientos.
En 1966 fue invitado por
el Gobierno de Cuba a visitar
La elección de Hernán Ramírez
fue vetada por el Consejo General Universitario de
EL
DECANO DE
Hernán Ramírez, como decano de
En entrevista publicada por la revista Araucaria Nº 3 de 1978,
a la pregunta de si
“En gran medida, sí. Los estudiantes de
El entrevistador interrumpe: “¿Y usted qué papel desempeñó? Porque
recuerdo muy bien que se le llamó el ‘Decano de
Contestó Hernán Ramírez, con su característica modestia:
“Me parece que en asuntos como los que ahora merecen nuestra atención,
las actuaciones personales no cuentan mayormente. En realidad, me correspondió desempeñar cierto papel en la
reforma de
MURIÓ
EN EL DESTIERRO
El 11 de septiembre de 1973 se produjo el golpe militar que instauró la
dictadura fascista. Hernán Ramírez, como muchos otros patriotas, debió salir al
exilio. Tenía 56 años. Vivió el destierro
en París, junto a su esposa la profesora Matilde Aguirre. Desde Francia siguió
atentamente lo que ocurría en Chile.
Participó en las acciones solidarias con la lucha del pueblo contra la
tiranía. Trabajó en
Falleció en el exilio, en París, el 21 de octubre de 1979. En 1984 fue
publicado por
“El profesor Hernán Ramírez Necochea trabajaba aún en el presente texto,
cuando la muerte interrumpió una vida y una obra plenas de significado”.
EN
HOMENAJE A LOS CAÍDOS
También en 1984, la editorial Progreso de Moscú publicó una segunda edición
de “Origen y Formación del Partido Comunista de Chile”. En el prólogo firmado
en París en junio de 1979, sólo cuatro meses antes de su fallecimiento,
Hernán Ramírez relató:
“Este libro debió haberse publicado en Chile a fines de 1973. Sin
embargo, los acontecimientos que han tenido lugar a partir del 11 de septiembre
de ese año impidieron que tal cosa sucediera. Sus originales fueron
quemados y sólo pudo salvarse una
fracción del primer borrador manuscrito. Venciendo no pocas dificultades, pude
rehacer el trabajo que el lector tiene ahora en sus manos”.
Más adelante señaló: “He reescrito este libro en un tiempo de tinieblas
para mi Patria... Con él he querido, antes que nada, rendir mi modesto y emocionado homenaje de admiración y respeto
a todos mis compatriotas que fueron inmolados o martirizados, que sufrieron y sufren
el terror, que no se han doblegado, que conservan su integridad de hombres y de
ciudadanos dignos y que combatieron y combaten –hasta el sacrificio- por el
restablecimiento de la paz, la justicia y la libertad de Chile y por la
reanudación del curso de una historia nacional que nos enorgullece y que ha
sido ominosamente interrumpido.”
ACTO EN
EL PEDAGÓGICO EN 1989
Con fecha 10 de marzo de 1991 El Mercurio publicó en su sección cartas
una nota del historiador Sergio Villalobos, entonces director de
”Con la obra de Harold Blakemore (historiador inglés) ocurrió algo muy
singular. En estado de investigación,
los papeles de su tesis doctoral fueron facilitados generosamente a Hernán
Ramírez, quien estaba ocupado del mismo tema y pudo contar, así, con buenas
informaciones y derroteros que fueron utilizados en Balmaceda y la
contrarrevolución de 1891. El investigador chileno, sin embargo, no reconoció
la deuda contraída”.
El Mercurio en su edición del 17 de marzo de 1991 volvió sobre mismo
tema, con un artículo con motivo del fallecimiento de ese historiador
británico, que intentó borrar las
huellas del imperialismo inglés en la contrarrevolución de 1891.
Pongamos los puntos sobre las íes. Se equivocó el
señor Villalobos. En “Balmaceda y la
contrarrevolución de
Por lo demás, las tesis fundamentales sobre la
contrarrevolución del 91, Ramírez las expuso –como ya hemos señalado- en su primer libro publicado en 1951, cuando
Blakemore tenía 21 años y aún no comenzaba a estudiar este tema.
EL
MERCURIO RINDE HONORES A UN FASCISTA
Las interpretaciones sobre los hechos de 1891 son totalmente distintas
entre ambos historiadores. Según
Blakemore fue una revolución contra una dictadura, como él califica al
progresista gobierno del presidente
Balmaceda, en la cual –según el inglés-
no hubo mayor ingerencia británica.
Según Ramírez Necochea, fue una contrarrevolución, financiada por el imperialista británico John
Thomas North y la oligarquía criolla.
¿Por qué El Mercurio rindió tantos homenajes a Blakemore? Lo explica el mismo matutino: “Por la ayuda que prestó al país presentando
nuestros puntos de vista en los momentos en que el gobierno chileno tenía una
pésima imagen en el extranjero”. El Mercurio se refería a la dictadura de
Pinochet.
En febrero de 1990, el tirano condecoró al inglés con
NUESTRO
HOMENAJE
El aporte de Hernán Ramírez Necochea, como investigador e historiador es
inmenso. Elaboró las tesis para entender las claves de
Rendimos homenaje a un militante comunista y dirigente sindical del Magisterio, que
mantuvo siempre en alto las banderas de la revolución y de la educación
pública.
Evocamos al decano de
Recordamos sobre todo al maestro, al compañero, al colega, al amigo. Al hombre sencillo, amable,
solidario y consecuente.
Y este homenaje que
tributamos a Hernán Ramírez
Necochea, lo hacemos extensivo a su querida esposa y compañera, la profesora
Matilde Aguirre, fallecida el 28 de
noviembre de 2005.