Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Era el sábado
23 de abril de 1949. En París se realizaba
la clausura del Primer Congreso Mundial de Partidarios del
Presidía
el periodista francés Yves Fargue. Anunció: “Voy a dar la palabra al último orador, que va a cerrar la
discusión general. El hombre que va a hablarles
está sólo desde hace unos minutos en la sala. Ustedes no lo han visto todavía.
Es un hombre perseguido… Es Pablo Neruda”.
Todos, felizmente
sorprendidos, aplauden de pie. Neruda pronuncia un corto discurso: “Queridos
amigos si he llegado con algo de retraso a vuestra reunión. Se ha debido a las
dificultades que he tenido que vencer para llegar hasta aquí. A todos ustedes les traigo el saludo de
gentes de tierras lejanas. La persecución que existe en mi país me ha permitido
apreciar que la solidaridad humana es más grande que todas las barreras, más
fértil que todos los valles…”
Luego
leyó del “Canto General” editado clandestinamente en Chile, el poema “Un canto
para Bolívar”.
Y QUÉ
DIFICULTADES TUVO QUE VENCER
Cuando el traidor González Videla inició un juicio político contra Neruda,
este respondió pronunciando, el 6 de
enero de 1948 un valiente discurso en el
Senado, publicado con el título “Yo acuso”.
En esa intervención señaló
Neruda:
“Al acusarme de haber herido el prestigio de mi patria por haber
publicado en el extranjero la verdad que en mi patria un régimen de facultades
extraordinarias y de censura no me permite hacer saber, no me infiere una
injuria a mí mismo sino a los más grandes hombres de la humanidad y a los
padres de la patria”.
El 3
de febrero de 1948,
Lo
acompañó Delia, su fiel compañera. Pasaron
a ser el tío Pedro y la tía Sara. Debían cambiar continuamente de morada.
Estuvieron en 11 casas distintas. En una ocasión fueron sacados a las tres de
la madrugada. Los trasladaron a una
parcela de Santa Ana de Chena. Fue allí donde el poeta terminó su ‘Canto
General’, en el cual había estado trabajando los duros días de clandestinidad. Y Delia,
El 5 de febrero, la primera página del diario “El Imparcial”, con letras excepcionalmente grandes anunció: “Se busca a Neruda en todo el país”.
El 24 de febrero de 1949 Neruda abandonó Chile. Cruzó la cordillera de
los Andes por la región austral. Y en los momentos en que la
policía del traidor aseguraba tenerlo
rodeado y pronto a ser detenido, apareció en París, el 25 de abril de 1949, en
el Primer Congreso Mundial de los Partidarios de
Cruzando la cordillera