viernes, 5 de marzo de 2021

EL ANTIIMPERIALISMO DE LA CLASE OBRERA CHILENA

 


Un histórico legado:

 

 

                                              Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                               Centro de Extensión e Investigación

                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

                          

 


UN FOLLETO DE RECABARREN

Tenía razón el comandante de la “Dartmouth”, los soldados del Esmeralda al perpetrar la masacre de San Gregorio, el 3 de febrero de 1921,  habían aplastado –momentáneamente- el movimiento obrero en la pampa salitrera.

Sólo momentáneamente. Y ello fue captado muy bien por los agentes del imperialismo inglés. 

Henry Wheler Bird, Cónsul británico en Antofagasta, envió con fecha 10 de mayo de 1921, a la Legación británica en Santiago un panfleto escrito por  Luis Emilio Recabarren donde pedía la nacionalización de los intereses extranjeros en el salitre de Chile. 

Ya antes, el 11 de agosto de 1920,  el líder obrero  escribió en el periódico  “El Socialista”, de Antofagasta,  un artículo titulado “Pongamos remedio al mal”, donde exigía: “Nacionalicemos las industrias extractivas. Nacionalicemos las minas de carbón, las salitreras, los bosques, el cobre...”

Recabarren fue el primero que habló de hacer de Chile sus riquezas en manos extranjeras.

 

LAS INQUIETUDES DE UN CÓNSUL INGLÉS 

Míster Henry Wheler Bird en su nota a Santiago, enfatizó que Recabarren tenía muchos seguidores y destacó que, al menos que se hiciera algo para enfrentar esta propaganda subversiva, se podía anticipar que se producirían serias dificultades. Que era necesario que las ciudades y provincias del norte estuvieran suficientemente protegidas. Porque, de no ser así, se producirían levantamientos similares  muy pronto con peores resultados, especialmente cuando pasada la crisis salitrera, los obreros comenzaban a regresar. Por eso –insistía- era partidario que se mantuvieran fuertes unidades militares  en forma permanente para evitar  la repetición de los sucesos de San Gregorio.

En su nota, Bird reconocía que lo ocurrido en la pampa era consecuencia de la “manera abominable con que los cesantes habían sido tratados por las empresas salitreras en la crisis y que, por tanto, no debería sorprender que Recabarren tuviera tantos seguidores”. Finalizaba su carta diciendo que “lo único que llama la atención es que los obreros no hubieran tomado  antes estos asuntos en sus propias manos”.

 

RECABARREN  “PELIGROSO” AGITADOR 

La misiva de Bird inquietó de sobremanera al Ministro británico en Santiago, míster Vaughan. De inmediato sugirió al Ministerio de Relaciones Exteriores en Londres, que mantuviera un barco de guerra al norte de Valparaíso. Enfatizó que “el instigador de toda esta agitación era Recabarren, cuyo objetivo era apoderarse de cada oficina salitrera, para administrarlas conforme al modelo bolchevique”, que “Recabarren era un agitador, de naturaleza comunista y revolucionaria”. (Correspondencia de Vaughan a Lord Curzon, Nº 139, de 27 de mayo de 1921. F.O. 132/ 224, citado por Alejandro Soto en “Influencia británica en el salitre”, pp. 203-204). 

Por su parte, el Foreign Office (Ministerio de Relaciones Exteriores inglés) instruyó a la Legación británica en Santiago que presionara al gobierno chileno para que proporcionara la protección adecuada a las vidas y propiedades inglesas. 

El gobierno de Arturo Alessandri accedió de inmediato y reforzó la guarnición militar de Antofagasta. Otro tanto hizo con la vigilancia policial en la pampa salitrera, aumentando el número de carabineros en la zona y creó el Regimiento de Caballería Exploradores de Manuel Rodríguez Nº 8, que se instaló por cierto tiempo en las oficinas salitreras, en los Cantones Central y del Toco, el cual fue “fuertemente subvencionado por la industria salitrera”, según informa la Memoria del Ministro de Hacienda de 1921. (República de Chile. Memoria del Ministro de Hacienda de 1921, p. CXIII).

 

EL DIPUTADO RECABARREN 

El temor imperialista a la acción revolucionaria y reivindicativa del proletariado salitrero no fue pasajero. En octubre de 1922, el nuevo Ministro británico en Santiago, C.H. Bateman, informaba al Foreign Office que Recabarren era un opositor confeso al capital extranjero y especialmente de los intereses extranjeros en la zona salitrera. (Correspondencia de Bateman a Lord Curzon de 9 de octubre de 1922).

Tenían razón los imperialistas para preocuparse de Recabarren.  Éste había sido elegido diputado comunista por Antofagasta en marzo de 1921, con el  28,3% de los votantes. En esos mismos comicios triunfó otro comunista, Luis Víctor Cruz, por  Tarapacá. Ambos diputados, los primeros del PC, jugaron destacado papel dentro y fuera del Parlamento.

Recabarren realizó permanentes giras por la región del salitre, antes, durante y después de ser parlamentario. Por ejemplo, estuvo en la  provincia de Antofagasta durante su campaña electoral de 1921. Pero, naturalmente, no sólo para captar votos. Como siempre, tomando los problemas de los trabajadores, uniéndolos, organizándoles y contribuyendo a preparar sus luchas reivindicativas.

Otra de sus giras a esa región la realizó en junio de 1923. Estuvo en la ciudad de Antofagasta, Tocopilla. Después viajó a Tarapacá, visitando Iquique y varias localidades y Oficinas salitreras. Regresó a la provincia de Antofagasta. Dio conferencias en Mejillones, Calama, en las oficinas Pampa Unión, Lina, Aconcagua, Araucana y Pueblo Unión.

La gira fue muy exitosa, a pesar de la represión policial y  las provocaciones de elementos apatronados.


DOS TELEGRAMAS 

Recabarren envió a la FOCH el siguiente telegrama: “Huara, 8 de julio de 1923. Federación Obrera. Santiago. Llevamos 38 días de gira en cuyo transcurso hemos vendido ocho mil pesos en folletos. El producto de las conferencias y colectas, costean perfectamente los gastos que demanda la gira. Las concurrencias en todas partes han sido numerosísimas y entusiastas, todo lo cual constituye un éxito grandioso”. 

En otro telegrama enviado ese mismo día al diputado Luis Víctor Cruz informa: “Comunico a usted que anteanoche fui víctima de una acción humillante que no quiero calificar. Después de realizar una conferencia fuera del radio de la Oficina San Antonio, fui notificado de que, por orden de la Administración, se me prohibía llegar al campamento de la Oficina y alojar. Respetando esa voluntad, a las 11 de la noche llegué a Zapiga donde tenía arreglado y pagado mi alojamiento. Antes de entrar al pueblo, me avisaron que la policía de Zapiga había obligado a los dueños de los hoteles a negarme alojamiento. Acompañado de carabineros llegué hasta el hotel y cuando golpeábamos la puerta, se presentaron tres guardianes de policía montados y dos a pie, todos en manifiesto estado de ebriedad y en actitud agresiva apuntándome sus carabinas.  Ante semejante actitud hube de retirarme garantizado por los carabineros. Un dragonante de carabineros me acompañó hasta la línea férrea, frente a la oficina, en cuya vía pública tuve que pernoctar acompañado por carabineros”. (Citado por el autor en “Don Reca”. Santiago, 1992, página 258).

Esto le ocurrió a un diputado chileno y  uno de los más respetados dirigentes obreros. Esa  era la prepotencia y el poder que tenían las compañías que explotaban el salitre y a los  trabajadores.

Todos estos fueron capítulos de la moderna lucha de clases entre la burguesía explotadora y un proletariado con conciencia de clase, con un profundo antiimperialismo.