domingo, 23 de agosto de 2020

UN REVOLUCIONARIO LLAMADO BERNARDO O’HIGGINS RIQUELME (6)





En el 242 aniversario de su natalicio (6):

                                                         
                                                         Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                                         Centro de Extensión e  Investigación
                                                         Luis Emilio Recabarren,  CEILER

                                              


         "Cómo se llama usted?", reían
          los "caballeros" de Santiago:
          hijo de amor, de una noche de invierno,
          tu condición de abandonado
          te construyó con argamasa agreste,
          con seriedad de casa o de madera
          trabajada en su Sur, definitiva.
          Todo lo cambia el tiempo, todo menos
                 tu rostro.
                                               (Pablo Neruda: “Canto General”)
                                                               

6. DIPUTADO PATRIOTA


El 18  de septiembre de 1810 tuvo lugar el Cabildo Abierto que designo a la Primera Junta de Gobierno. En ese momento O’Higgins era subdelegado de la Isla de Laja. Comprendió que el proceso de la emancipación del imperio colonial español iba a ser prolongado y que se definiría finalmente con las armas. Y comenzó a preparase para ello. Organizó una milicia patriota con todos sus  inquilinos de su  hacienda San José de  Las Canteras que podían sostener un arma. El doctor Martínez de Rozas, que encabezó  el movimiento emancipador en Concepción, lo nombró teniente coronel y segundo comandante.

Por entonces, Chile estaba formado por tres provincias; Coquimbo, Santiago y Concepción. En marzo de 1811 se efectuaron las elecciones para designar los diputados de Coquimbo Y Concepción. El 1º de abril debían realizarse en Santiago, pero se pudieron llevar a cabo pues estalló el primer intento golpista en la historia de Chile. El coronel español Tomás de Figueroa se sublevó a la cabeza de 200 hombres de un regimiento de la capital., al grito de “¡Viva el Rey!”.  Fue rápidamente derrotado. Se le juzgó y fusiló de inmediato. Días después tuvieron lugar las elecciones en la provincia de Santiago.

Al conocer estos hechos, Bernardo O’Higgins se trasladó a Santiago, alojándose en la misma casa con el canónigo Fretes.

El 4 de julio de 1811 se inauguró el Primer Congreso Nacional. O’Higgins  formó parte de este parlamento, habiendo sido elegido diputado por Isla de La Laja. De los 42 congresistas, 24 eran los que la historia oficial llama “moderados”,   contrarios a romper los lazos con España. En toda votación se unieron a ellos los cuatro “realistas”, partidarios  del  monarca Fernando VII. Catorce diputados constituían la minoría patriota. A su cabeza estaba O’Higgins.

Estando ya en funciones el Congreso, ancló en Valparaíso el buque de guerra británico Standard. Su capitán de apellido Fleming planteó que tenía la misión de recoger un aporte monetario de Chile a la guerra de España contra los franceses. La cuestión fue debatida en una de las sesiones del Congreso. La mayoría, formada por “moderados” y “realistas”, estuvo de acuerdo con  enviar  recursos económicos a España. Entonces O’Higgins manifestó en un discurso: “Aunque estamos en minoría sabremos suplir nuestra inferioridad numérica  con nuestra energía y nuestro arrojo y no dejaremos de tener bastantes brazos para oponernos eficazmente a la salida de este dinero”. Triunfaron los patriotas: los fondos no fueron enviados.

Razuváez, historiador soviético sostiene: “A mi parecer, el monje Orihuela, un diputado más al Congreso, fue el político más interesante de Concepción. No integró la Junta  ni disfrutaba de influencia mayor en la provincia, pero fue un defensor ferviente de los artesanos locales y hasta los llamó a enfrentarse a las autoridades. El autor lamenta que sigue siendo un enigma la suerte de esta extraordinaria personalidad. Los historiadores chilenos son  imperdonablemente parcos al describir el curriculum vitae de este revolucionario. Entre tanto, la octavilla de Orihuela dirigida a los artesanos fue, tal vez, la primera exhortación en la historia de Chile a la conciencia de clase y loa lucha de clase. El rebelde adelantó algo a su época y, agreguemos, a pensadores de muchos otros países”. (V. Razuváez: “Bernardo O’Higgins: Conspirador, general, estadista”, página 57).