domingo, 9 de agosto de 2020

A 50 AÑOS DEL TRIUNFO POPULAR: VII.- LA MÁS DURA DERROTA DEL PUEBLO CHILENO





    

                                       Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                       Centro de Extensión e Investigación
                                        Luis Emilio Recabarren, CEILER





                     “En suma, la dinámica de la lucha de clases, junto con
                      colocar a Chile en los comienzos de la ruta que podía
                      conducirlo al socialismo, lo colocó también en  los
                      umbrales del fascismo”. (“Hernán Ramírez Necochea:
                     “El fascismo en la Evolución política de Chile    hasta
                      1970”,    en    Revista Araucaria de Chile N.º 1-1978,
                      página 30)



EL  FASCISMO HIJO LEGÍTIMO DEL IMPERIALISMO

La sociedad capitalista es un régimen en que existen dos clases antagónicas: la burguesía, dueña de los medios de producción, y los trabajadores que, para poder subsistir, deben vender su fuerza de trabajo a los poseedores de los medios de producción.
Como en toda sociedad dividida en clases antagónicas, en el capitalismo existe un Estado, que es un instrumento de dominación de la minoría (los capitalistas) sobre la mayoría (los trabajadores).
En todo régimen con clases antagónicas, existen las luchas de clases. A veces oculta, subterránea, otras abierta.  Para los trabajadores esta lucha contra la burguesía tiene tres aspectos: lucha económica, lucha ideológica y lucha política.

La burguesía ejerce su dictadura sobre la mayoría de la población en la forma más sutil posible.  La clase dominante cubre su dictadura con una capa cosmética de democracia. Se celebran elecciones. Se realizan cambios  siempre que no perjudican los intereses de la burguesía. Cambios a lo gatopardo.

Pero cuando los trabajadores llevan adelante la lucha económica, exigiendo reivindicaciones socioeconómicas, como, por ejemplo, aumento de salarios,  y  esas luchas adquieren fuerza, entonces las clases dominantes convierten esas luchas económicas en conflictos políticos. Intervienen los gobiernos burgueses a favor de los patrones, emplean la violencia reaccionaria utilizando militares y policías. Masacran. Ello ocurrió alrededor de 50 veces en el Chile del siglo XX.

Y cuando los trabajadores, utilizando los mismos medios de la burguesía, logran ganar parte del poder, el Ejecutivo, y desde ahí realizan cambios revolucionarios en dirección al socialismo y, si a eso se agrega, un poderoso movimiento obrero, un Partido Comunista con doscientos mil militantes, fuertes organizaciones sindicales, trabajadores con firme conciencia de clase y con un irrestricto apoyo a su gobierno,  entonces la burguesía, que ve peligrar  su poder, lanza por la borda todo el aparataje democrático, que ya no le sirve, y echa manos al fascismo, la forma más violenta y cruel de sus métodos de dominación.




¿POR QUÉ EL IMPERIALISMO ECHÓ MANO AL GOLPE FASCISTA EN CHILE?

Ocurrió en Chile el 11 de septiembre de 1973. El imperialismo y la reacción criolla emplearon  la forma más violenta y cruel de golpe de estado, un golpe fascista. El violento asalto del gobierno; la destrucción de toda forma  de democracia, el exterminio físico de los revolucionarios, comenzando por el heroico compañero Presidente. Esto,  con el objetivo de paralizar por  el terror al pueblo. Un ejemplo concreto de ello fue el bombardeo de La Moneda. Inútil desde un punto de vista militar, pero efectivo para infundir el miedo a la población.

El golpe fue la respuesta de la burguesía más reaccionaria a los avances logrados por el movimiento obrero. No fue sólo la “inspiración” de un grupo de milicos antipatriotas y traidores.
Fue la respuesta a los avances alcanzados por un poderoso movimiento obrero, creado por Luis Emilio Recabarren en la segunda década del siglo XX, cuya conquista más importante hasta ahora, ha sido el Gobierno Popular.
Fue la respuesta contrarrevolucionaria llevada a cabo  por parte de la burguesía  chilena,  de sus partidos, como el Partido Nacional (los actuales UDI), la Democracia Cristiana y otros grupúsculos. Pero, lo determinante fue la acción  de la burguesía más poderosa y reaccionaria del mundo, el imperialismo estadounidense. Ella encabezó la conjura contra el Gobierno de Allende.
Fue su reacción ante la fuerza que el ejemplo chileno ejercía en los pueblos del mundo y en especial de América Latina.

Por eso se unieron en una “santa alianza” Nixon, Kissinger, la ITT, la Pepsi cola, la Anaconda, la Kennecott, Frei Montalva, Patricio Aylwin, Onofre Jarpa, Sergio Diez, Francisco Bulnes, Pedro Ibáñez, Jaime Guzmán, El Mercurio, La Tercera y otros medios de comunicación. Todos representantes de los intereses del imperialismo, los latifundistas y la burguesía monopolista criolla.

El golpe del  11 de septiembre de 1973 fue un golpe fascista.
Fascista por la violencia física y sicológica que se empleó y, porque su objetivo no era reemplazar a un gobierno por otro, sino cambiar de raíz el proyecto revolucionario y popular impulsado por la Unidad Popular, por otro contrarrevolucionario, que impuso a sangre y fuego: el neoliberalismo, el capitalismo más salvaje. Para lograrlo emplearon el terrorismo de estado, perpetrando el genocidio del pueblo chileno. Primero empleó  la represión masiva, después creó organismos para detener, torturar, hacer desaparecer y asesinar  en forma selectiva. Entre estos estaban la DINA, CNI, el Comando Conjunto, etc. Fueron miles las víctimas de la violencia fascista.
Su objetivo era cambiar a Chile en todos sus aspectos. Y, desgraciadamente, en 17 años lo lograron.

EL GOLPE FASCISTA EN DESARROLLO

Recuerda Carlos Toro: “Alrededor de las 5,30 horas sonó el teléfono. Atendí. Me llamaban los compañeros ferroviarios de Valparaíso para informar que: ‘la escuadra había regresado en la madrugada a Valparaíso y que en ese momento la marinería se estaba tomando las instalaciones ferroviarias del puerto’. Con esta nueva noticia, llamé inmediatamente a Tomás Moro. Me atendió Joan Garcés. Mira, le dije, se está dando un conato subversivo de la marina en Valparaíso.
Tengo la impresión de que fue la primera alerta que él llegó al Presidente. Aunque no estoy seguro de ello. También pudo recibirla por otros conductos.
En seguida llamé a Mario Zamorano y le relaté los hechos y me respondió: ‘yo me voy a encargar de avisarle a los  miembros de la Comisión Política, para que se dirijan de inmediato al local del Partido en calle Vergara. Nos vemos allá’.” (Carlos Toro: La Guardia muere , pero no se rinde…Mierda. Memorias”, página 81)

A las 6,20 de la mañana del 11 de septiembre de 1973, el presidente Allende recibió un llamado telefónico en su residencia de Tomás Moro. Se trasladó a La Moneda. A las 8,30 las tropas golpistas se apoderaron de las calles de la capital.

Los fascistas instaron a rendirse al Presidente.  Les respondió: “Como generales traidores que son no conocen a los hombres de honor”.
Numerosos ministros, hombres de gobierno, dirigentes de la UP, sus hijas Beatriz e Isabel, llegaron a reunirse con Allende. Éste  ordenó salir a las mujeres y a los hombres que no tienen armas: “Vivos serán más  útiles para la lucha revolucionaria”.
A las 9,15 se inició el ataque contra La Moneda, defendida apenas por menos de 40 combatientes. Los asaltantes del poder embistieron con infantería, blindados, artillería. A las 12 horas, aviones rasantes bombardearon el Palacio de Gobierno.
Allende se dirigió al pueblo en cuatro oportunidades por radio. En su último discurso transmitido por Radio Magallanes del Partido Comunista, dijo:

 “…  La historia no se detiene ni con represión ni con el crimen.  Esta es una etapa que será superada, éste es un momento duro y difícil.”
 “Ante estos hechos sólo me cabe decirles a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser cegada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
“¡Trabajadores de mi patria! Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse.
Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza que mi sacrificio no será en vano.
Tengo la certeza que por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa. Me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria…”

 LA DICTADURA FASCISTA

 Durante 16 años y seis meses, del 11 de septiembre de 1973 al 11 de marzo de 1990, el pueblo chileno sufrió una de las tiranías más sanguinarias de la historia de la humanidad.

El Partido Comunista fue perseguido con saña: dos Comités Centrales y uno de las Juventudes Comunistas fueron detenidos, y asesinados. Forman parte de la lista de detenidos desaparecidos. José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino son horriblemente degollados.

El régimen fascista barrió con todo elemento democrático: quemó los Registros Electorales; prohibió los partidos políticos y las organizaciones sindicales; disolvió el Congreso, que fue reemplazado por un nuevo poder legislativo: los comandantes en jefe de las tres ramas de las FF AA y el Director de Carabineros.

La dictadura se "institucionalizó" a través de la Constitución de 1980; del Plan Laboral, que entró en vigor el 1 de julio de 1979; la Ley Electoral, etc.

A.- EL GENOCIDIO

La base teórica  de los crímenes perpetrados por la dictadura fue la Doctrina de Seguridad Nacional: la guerra de exterminio contra el enemigo interno, calificado genéricamente como comunismo.

CIFRAS OFICIALES DE VÍCTIMAS DE LA DICTADURA FASCISTA

Hubo cinco instancias oficiales  para estudiar los atropellos a los derechos humanos bajo la dictadura: la Comisión Nacional  de Verdad y Reconciliación o Comisión Rettig (marzo de 1991), la Comisión Rettig II,  la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación (febrero 1992, La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura  o Comisión Valech (2004) y la Comisión Valech II (2010). Las cinco, luego de recibir miles de testimonios, evacuaron un informe.

De la suma de todos estos informes, las cifras oficiales entregan un   total final  de 3.227 víctimas 2.125 asesinados y 1.102 detenidos- desaparecidos.

Además, los agentes de la dictadura detuvieron y torturaron a 31.831 patriotas. Más de 200  mil personas fueron lanzados al exilio, repartidos en 50 países.

B.- EL MODELO NEOLIBERAL

El modelo neoliberal  fue aplicado en Chile por la dictadura  utilizando al país, en base al terrorismo de Estado, aplastando todos los derechos de los trabajadores, se atacó la salud, la educación, la seguridad social, todo con el fin de aumentar las ganancias de los empresarios.

El fundamento económico del neoliberalismo se centró en la competencia, eliminando (o limitando al máximo) el papel del Estado. Así, se entiende que el mercado se regula por sí mismo, eliminando las empresas más débiles y premiando a las más rentables.

En el período 73-90 se privatizaron y se devolvieron 725 empresas y activos pertenecientes a la CORFO; de ellas 343 fueron devueltas a sus dueños por estar requisadas o intervenidas. 35 fueron privatizadas dos veces. Las llamaron “el área rara”, porque fueron privatizadas, quebraron, por lo que la dictadura  las estatizó, les dio solvencia, y las volvió a privatizar. En su mayoría fueron bancos afectados por la crisis de 1982 y los créditos no pagos y las recién constituidas AFP.


En cuanto a los precios, el Estado no debía entrometerse, ni siquiera en los productos de primera necesidad. La teoría establece que la competencia y la ley de oferta y demanda son los factores que marcan lo que cuesta cada artículo.
Se  redujeron los impuestos sobre la renta. Por contrario, los de valor agregado (como el IVA, que pagan todos los chilenos) subieron para cubrir las necesidades presupuestarias. Esto benefició a las rentas altas y a las empresas frente a los población trabajadores.
El  neoliberalismo en Chile perjudicó  a gran parte de la población. Los buenos datos macroeconómicos contrastaban con la microeconomía; es decir, con lo que la gente percibía en su hogar.
La inflación que se había reducido en 1981 volvió a dispararse posteriormente. El cambio fijo con el dólar debió eliminarse cuando la deuda externa alcanzó los 16.000 millones de dólares. El gobierno se vio obligado a intervenir algunas empresas en 1983 para impedir su quiebra.
Por otra parte, los sueldos sufrieron una gran reducción. Se calcula que en el periodo entre 1974 y 1980 los sueldos reales equivalían apenas a tres cuartos de los de 1970.
En cuanto al desempleo, este aumento de manera muy considerable. La bajada de aranceles —que perjudicó a las empresas nacionales— y otros factores llevaron a que la cesantía  llegara a un 30 % entre 1982 y 1983.
LA CONSTITUCIÓN FASCISTA DE 1980 
1)  SU ESPURIO ORIGEN
Fue redactada por el senador UDI Jaime Guzmán. Aprobada por la Junta de Gobierno a través del Decreto-Ley 3464  y “ratificada” por el Plebiscito del 11 de septiembre de 1980. Este fue un escandaloso fraude. Hasta el integrante de la Junta Militar de Gobierno, general Gustavo Leigh, reveló que antes de la singular consulta a la ciudadanía ya le habían dicho por cuánto ganaría la aprobación a la Constitución pinochetista.  Miles de agentes de seguridad y funcionarios del gobierno en todo el país los que votaron varias veces por el "Sí".  Aprovecharon que no existían registros electorales para llevar a cabo el fraude. 
Para votar bastaba presentar el carnet de identidad, incluso vencido. Los presidentes de las mesas fueron nombrados  por los alcaldes (designados por Pinochet), y los dos vocales sorteados también por el alcalde. Los recintos de votación fueron los escogidos por los alcaldes. A cada sufragante se le marcó con tinta indeleble el pulgar derecho. Pero no era indeleble.
Los jefes de local, designados por la autoridad militar correspondiente, enviaron actas, talones y antecedentes al alcalde; de allí pasaron al gobernador y al intendente". Todo "atado, y bien atado".

La cifra de los electores en ese plebiscito provocó, desde su conocimiento, enormes sospechas por el elevado número: 6.271.868 que contrastaba con el de 3.661.898 electores que participaron en la última elección del período democrático, en marzo de 1973. En abril de 1982, se realizó un censo de población que permitió despejar definitivamente las dudas y confirmar las sospechas. Se estableció así que los mayores de 18 años, al 11 de septiembre de 1980, eran 6.668.240 personas, lo que significa que para aprobar la Constitución habría votado el 93,8% de los electores habilitados, cifra ajena a toda tendencia histórica electoral del país.
Los  amañados resultados entregados por la dictadura fueron: Por el SI: 4.204.879 votos (67,04%). Por el  NO: 1.893.420 votos (30,19%).
La Constitución fascista entró en vigor el 11 de marzo de 1981 y es la que actualmente nos rige.
2)   CERROJOS PARA LA DEMOCRACIA
 La Constitución de 1980 fue concebida como una camisa de fuerza para la democracia, con una serie de cerrojos para restringir la intervención política sobre el legado de la dictadura.
En 1979, Jaime Guzmán, su principal ideólogo, señaló que la Constitución fascista debía asegurar "Que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativa que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario”.  Es decir, colocar candados a cualquier posibilidad de democracia.
El espíritu de la norma fundamental queda también reflejado en un fallo del Tribunal Constitucional del año 2016 en el que declaró inconstitucional un proyecto que confería a los sindicatos la titularidad para negociar colectivamente. "Cabe tener presente que la actual Constitución tiene particularidades. No se trata de una Constitución totalmente neutra. Ninguna lo es. Y, respecto de las materias objeto de examen, ciertamente no lo es", señaló en su resolución este organismo, que precisamente es  uno de los principales candados de la Constitución vigente.
Esta rigidez ha bloqueado la modificación de múltiples materias desde la vuelta a la democracia. Muchas de ellas están asociadas a las Leyes Orgánicas Constitucionales, que requieren un quorum de 4/7 del Congreso. Estas mayorías calificadas, que en el caso de reformas a la Constitución llegan a los 2/3, o trampas como la eliminación de la posibilidad de plebiscito, no nacieron con la Carta Fundamental de 1980, sino que fueron parte del “pacto de transición a la democracia” de 1989.

COMBATIENTES POR LA DEMOCRACIA
La dictadura cambió también la conciencia social. Amplios sectores de trabajadores perdieron su conciencia de clase, el espíritu de solidaridad clasista, su combatividad. Fueron ganados por el consumismo, el egoísmo, la apatía, el conformismo, el apoliticismo. Otro tanto sucede con vastos estratos de jóvenes.
Pero fueron miles de chilenos que, guiados por sus ideales revolucionarios  y democráticos, combatieron contra la dictadura. Muchos de ellos fueron detenidos y torturados, secuestrados y asesinados. Más de 500 militantes comunistas cayeron en la lucha antifascista.
La primera manifestación pública antidictatorial  después del golpe  lo constituyó el  funeral del poeta Pablo Neruda, el 25 de septiembre de 1973.
Fueron  los sectores populares, entre ellos los comunistas, los únicos en combatir por la democracia desde los inicios de la dictadura.
Entre 1973 y 1975, heroicos grupos de patriotas se esforzaron para que sus organizaciones políticas y sindicales no sucumban en la guerra total que, en su contra, habían  desatado los generales.
De 1975 a 1977, etapa de reorganización. Recién entonces el PDC cesó su apoyo a la tiranía y pasó a una pasiva oposición.
Entre el 14 y el 23 de junio de 1977 tuvo lugar la primera huelga de hambre de los familiares de detenidos-desaparecidos. . Esta acción marcó el comienzo de una nueva etapa en la lucha antifascista: surgieron las primeras expresiones de masas contra la dictadura.
En agosto de 1977, se celebró el primer Pleno del Comité Central del Partido Comunista, durante la tiranía. Allí se analizó lo ocurrido durante el Gobierno Popular, sus logros y falencias. Con un profundo sentido autocrítico se pasó revista a la actuación del PC en esos mil días, sus aportes y deficiencias. Se señaló que la carencia de una acertada política militar constituye un "vacío histórico". Se rindió emocionado homenaje a los caídos en la resistencia antifascista.

El año 1978 estuvo marcado por las masivas huelgas de las ollas vacías en Chuquicamata, El Salvador y Huachipato.
En 1980, el Partido Comunista proclamó la política de Rebelión Popular de Masas:  el empleo de todas las formas, incluso la violencia más aguda, para derrotar la tiranía.
El PC organizó exitosas marchas contra el hambre, que tuvieron lugar el 19 de agosto y el 30 de septiembre de 1982. También acciones de protestas que el 24 de marzo de 1983, se realizaron en 20 ciudades del país.
El 11 de mayo de 1983, convocada por la Confederación de Trabajadores del Cobre, se llevó a cabo la Primera Jornada Nacional de Protesta. Esta masiva demostración contra el régimen marcó el inicio de una nueva e importante etapa de la lucha antifascista.
 Ese año, se efectuaron otras seis acciones de este tipo, que comenzaron a arrinconar a la dictadura. Esta se vio obligada a ceder espacios a la oposición. Es así, como aparecieron revistas críticas y surgieron a la vida pública los partidos políticos. En agosto, se constituyó la Alianza Democrática, liderada por la DC; en septiembre, el Movimiento Democrático Popular, que encabeza el PC.
El 14 de diciembre de 1983, se fundó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Se multiplicaron las acciones de desestabilización de la tiranía: cadenazos, apagones, ataques a agentes del terrorismo de estado.
En 1984, hubo cuatro grandes jornadas de protesta; en 1985,  otras cinco.
En abril de 1986, se constituyó la Asamblea Nacional de la Civilidad, la más amplia coalición social en la historia de Chile. También el Comité Político Privado en el que participan todos los partidos políticos de oposición.

El 2 y 3 de julio de 1986, tuvo lugar la más grande y combativa jornada de protesta antifascista. De seguir la tendencia en alza que han tenido estas acciones, en Septiembre de ese año, el país sería ingobernable para el tirano.
Pero no prosiguieron las grandes jornadas de protesta. Al ver la envergadura que tomaban y las claras perspectivas de una salida democrática de masas, el imperialismo intervino más groseramente que antes en los asuntos internos de Chile. Presionó a la Democracia Cristiana y a otros partidos de centro derecha. Estos  abandonaron la Asamblea Nacional de la Civilidad, disolvieron el Comité Político Privado, renunciaron  a la lucha frontal con la dictadura y buscaron el camino de una salida pactada con ella.
Sólo los partidos populares prosiguieron las acciones contra Pinochet. Pero ocurrieron dos reveses que debilitaron ese camino: el descubrimiento del arsenal patriota en Carrizal, en agosto, y el fracaso del intento de tiranicidio, en septiembre de 1986.
El 26 de junio de 1987, cumpleaños de Allende, el PC y un sector del PS constituyeron la Izquierda Unida.
El 7 de octubre, se llevó a efecto un paro general convocado por el Comando Nacional de Trabajadores. El 19 de noviembre, se realizó un gran acto de la oposición en el Parque O'Higgins.
En febrero de 1988, 13 partidos acordaron participar en el plebiscito convocado por la dictadura, renunciando a toda acción  contra ella. Entre estos, estaban los partidos que habían  formado la Unidad Popular, excepto el Partido Comunista.  Sólo éste siguió  planteando la necesidad de continuar   acciones de masas contra la tiranía, para construir una salida democrática y popular, sin amarres que impidieran alcanzar una real democracia.
Entre las acciones  que convocó el Partido Comunista estuvo la exitosa marcha contra el hambre del 11 de julio de 1988. Además, llamó a trabajar y a votar por el NO en el plebiscito.
El 5 de octubre, venció el NO en el plebiscito. Fue derrotado Pinochet en sus pretensiones de continuar a la cabeza de la dictadura.
La salida pactada en Chile, significó el reemplazo del gobierno de la dictadura, por otro, el de la Concertación, cuya principal función, determinada por los amarres impuestos por Pinochet, fue impedir el acceso al poder del movimiento popular.
El 11 de marzo de 1990 asumió la Presidencia de la República Patricio Aylwin. Terminó la dictadura fascista. Cambió el gobierno, pero se mantuvieron inalterables el modelo económico neoliberal, la concepción de las fuerzas armadas, la Doctrina de la Seguridad Nacional y su comandante en jefe; así como el poder judicial y el control por la reacción -que cada día es mayor- de los medios de comunicación de masas. Siguió imperando la Constitución fascista de 1980, las leyes laboral y electoral antidemocráticas.