domingo, 23 de agosto de 2020

ÁNGELA JERIA






                                              
                                              Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                               Centro de Extensión e Investigación
                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER





El 22 de agosto de 1926 nació en Talca  Ángela Jeria, hija de Máximo Jeria Johnson y Ángela Gómez Zamora.  En 1945 e casó en Temuco  con Alberto Bachelet. Tuvieron dos hijos: Alberto , nacido el 13 de octubre de 1946, y Verónica Michelle, nacida el 29 de septiembre de 1951.

Tuvo una larga relación con la Universidad de Chile. Trabajó en la Editorial Universitaria  de 1948 a 1958. También en la Oficina de Presupuesto y Finanzas de la Universidad, llegando a  ser Directora de Finanzas de la Universidad. Posteriormente, en 1969 ingresó a estudiar arqueología en la misma Universidad de Chile.

DURANTE EL GOBIERNO POPULAR

Su esposo, el general Bachelet era conocido como un militar de perfil progresista y cercano a la izquierda,  aunque sin lazos partidarios. A fines de 1972, durante el Gobierno Popular,  el Presidente Allende solicitó a la Fuerza Aérea su destinación al Ministerio de Economía para asumir la Secretaría Nacional de Distribución de esa cartera, a la sazón  a cargo de don Orlando Millas.

A comienzos de enero de 1973, el general Bachelet  asumió como Director de la Secretaría Nacional de  Abastecimiento y Distribución, cargo  desde el  cual  debía dirigir las Juntas de Abastecimiento y Precios, las  JAP. Designó como su asesor y jefe de gabinete, precisamente, al capitán Raúl Vergara Meneses.

FASCISTAS ASESINAN A UN SOLDADO EJEMPLAR

El martes 11 de septiembre de 1973 el imperialismo y la reacción criolla llevaron a cabo un golpe cívico-militar, iniciándose la dictadura fascista. La carrera de  arqueología fue cerrada.

Ese día el general Alberto Bachelet estaba en su oficina en el Ministerio de Defensa. El general Orlando Gutiérrez, revólver en mano, lo detuvo por órdenes expresas del comandante en jefe de la FACH, Gustavo Leigh.

Fue puesto en libertad esa misma noche. Volvió a su hogar, junto a su esposa y su hija Michelle. Redactó de inmediato su renuncia a la FACH.

El 14 de septiembre, su hogar fue allanado y lo detuvieron nuevamente.  Se le envió recluido a la celda N.º 12 de la cárcel pública en calidad de preso político.

El día 20 de septiembre fue trasladado a la Academia de Guerra Aérea, la siniestra AGA, para ser interrogado. Con enorme sorpresa, constató que el fiscal era el mismo general Gutiérrez que lo había detenido el 11. Fue torturado. Se le mantuvo largo tiempo encapuchado, lo golpearon y le enterraron objetos punzantes bajo las uñas. Al verlo en muy mal estado, fue examinado por médicos,  los que advirtieron una seria alteración cardiaca.   Lo llevaron al cercano hospital de la FACH.

En  la mañana  del martes 12 de marzo de 1974,  en el  patio de la cárcel  de Santiago  el médico, comandante Álvaro Yáñez,  se encontró   con el general Alberto Bachelet. Ambos, eran presos políticos de la dictadura.

El general le contó que el día anterior  fue llevado, otra vez, a  la Academia de Guerra Aérea, donde lo tuvieron amarrado y encapuchado, de pie contra una muralla, durante cinco horas.

El general Bachelet le dijo:  ‘Me siento muy mal’.

Relata el comandante Yáñez:  “Tenía arritmia y le recomendé que descansara. Se veía  colapsado, pálido y sudoroso. Su presión caía vertiginosamente.

“Fui corriendo donde el Alcaide, a quien insté a que lo llevara a un hospital. Se negó. Dijo tener orden del alto mando de que ninguno de los acusados en el proceso ‘Aviación contra Bachelet y otros’  saliera de la cárcel”.

El médico   prosigue su  relato:  “Volví corriendo a la celda. El general Bachelet. tenía un paro cardiorrespiratorio. Recostándolo sobre el piso, intentamos una reanimación con masaje cardíaco y respiración boca a boca. Pero todo fue infructuoso. Así murió el general Alberto Bachelet: sobre el duro cemento de una cárcel”, finaliza  su  dramático testimonio el doctor Álvaro Yáñez.

El 12 de marzo de 1974 cesó de latir el generoso corazón  del militar  patriota. Falleció,  en brazos de  fieles camaradas de armas, cuando tenía 51 años de edad.

ÁNGELA Y SU HIJA MICHELLE TORTURADAS

El 10 de  enero de  1975 Angela Jeria y su hija Michelle fueron detenidas y conducidas a Villa Grimaldi.

En Villa Grimaldi, las amarraron  a dos sillas. Así permanecen cerca de diez horas.

De noche, comenzó el primer interrogatorio. Les preguntaron por sus contactos políticos, nombres de dirigentes, actividades clandestinas. A Michelle le dijeron que otra detenida, luego de ser interrogada y torturada, confesó que sabía que ella era una activa militante socialista y que tenía contacto con la cúpula de ese partido.

Las separaron. Madre e hija no volverán a verse en varios días.

Con los ojos vendados, Michelle fue llevada a una pieza con varios camarotes. Vestía sandalias, jeans y una blusa. Allí́ dentro había unas siete detenidas.

En el patio, el interrogatorio a Ángela continuó. Le insistían que debía revelar sus contactos, así́ como los nombres del núcleo clandestino que integraba. En un momento trajeron a otros detenidos para carearlos con ella.

Si no  respondía, Ángela recibía un culatazo en los riñones. Su interrogador la manoseaba, le decía  «abuela» para humillarla. La obligó a pasearse por el patio con la vista cubierta. Le advirtió que los «métodos» utilizados en el recinto eran eficientes y que terminaría por hablar.

El interrogatorio por fin terminó. Vendada, amarrada y sin comer, la madre de Michelle fue empujada a uno de los cajones, llamados por los torturadores «casas CORVI». Se trataba de minúsculos habitáculos semejantes a contenedores, construidos especialmente para incomunicar a los detenidos en una bodega. Ahí́ permaneció  durante casi toda una semana. Lo único que comió durante su encierro fue un durazno que le dio un guardia.

Al sexto día, un domingo, le permitieron ir por primera vez al baño.

Igualmente inhumanas, eran las condiciones en que Michelle se encontraba. Dos veces al día le permitían ir al baño, siempre con los ojos vendados. Si se quitaba la venda, recibía una bofetada.

Ángela fue de nuevo interrogada. Los interrogadores la acusaban de ser parte de un complot para asesinar a cuatro generales de la FACH.

CUATRO ÁLAMOS Y AL DESTIERRO

Después de estar más  de dos semanas detenidas, fueron conducidas a  Cuatro Álamos,  un recinto de detención de la Dina ubicado en el paradero 5 de Vicuña Mackenna. Volvieron a ser separadas. Las ubicaron en piezas contiguas. Michelle estaba junto a cuatro detenidas. Por las noches podía conversar con su madre a través de una rendija de la pared.

A los cinco días,  Michelle fue liberada. No tenía dinero y vestía las mismas ropas con las que fue apresada.

Apenas quedó en libertad, Michelle tomó contacto con la Oficina de Migraciones Europeas, dependiente de Naciones Unidas, para conseguir asilo en algún país donde su madre pudiera viajar en caso de ser expulsada. Luego de desesperados esfuerzos, logró conseguir visas para ella y su madre para Bélgica y Australia. Eligió esta última opción, pues ahí́ vivía su hermano Alberto.

Después de un mes incomunicada, en febrero de 1975, Ángela Jeria fue llevada al cuartel central de la policía de Investigaciones, en avenida General Mackenna. Allí  pasó su última noche antes de ser trasladada al Aeropuerto de Pudahuel. Llegó a la sala de embarque escoltada por personal de Investigaciones.

Michelle y su madre  se reencontraron a bordo del avión de LAN Chile que las llevaba a Australia.

Fueron recibidas en Australia por Alberto Bachelet hijo, quien las acogió en su casa de Sídney. El reencuentro familiar fue muy emotivo.

Ambas deseaban trasladarse a Europa para trabajar en la solidaridad con los perseguidos por la dictadura fascista.

RETORNA Y SU LUCHA CONTINÚA

En 1979 Ángela Jeria volvió a Chile junto a su familia y se vinculó a organizaciones de derechos humanos y a la izquierda. Fue detenida varias veces por participar en manifestaciones contra la dictadura militar. Lucho ejemplarmente por la defensa de los derechos humanos.

En 1990 retomó sus estudios de arqueología en la Universidad de Chile, pero los abandonó a pocos pasos de su titulación.

En 2006 su hija Michelle llegó a convertirse en la primera mujer en ocupar el cargo de presidente de Chile.

El 21 de noviembre de 2007 Jeria fue galardonada con la Medalla Senado Universitario por su trabajo en la Universidad de Chile.
En 2013 formó parte de la segunda candidatura presidencial de su hija Michelle. En julio de 2017 firmó por la candidatura presidencial de Alejandro Guillier. 

En 2014 recibió junto a Pepe Mujica el premio “Monseñor Leónidas Proaño”  por su contribución a la defensa de los derechos humanos en la región, otorgado por la presidencia de Uruguay.

El 1 de julio de 2020 Ángela Jeria fue internada en estado grave en el Hospital de la Fuerza Aérea de Chile, falleció el 2 de julio a los 93 años en compañía de su familia.

FUENTES:
Wikipedia: “Ángela Jeria”
CIPER CHILE,  Andrea Insunza  y Javier Ortega. “Los días de persecución y torturas de Ángela Jeria”