¿QUÉ HABRÍA OPINADO RECABARREN?
Iván Ljubetic Vargas
Recabarren, fundador del Partido
Comunista, fue un decidido impulsor del arte, del teatro, como medios para
lograr uno de los principales objetivos de su incansable labor de treinta años:
educar a los trabajadores. Fue el más grande educador de masas de la historia
de Chile.
Escribió obras de teatro y textos de
canciones y, cuando fue necesario, él mismo subió al proscenio para actuar, o
desde la tribuna entonó alguna canción.
Pero nunca los actos que organizó
fueron sólo música o una obra de teatro. Y aunque los textos de las canciones y
de las piezas representadas tenían un claro contenido político, siempre estuvo
el discurso, un libreto; la palabra, educando, dejando huellas en las
conciencias de los asistentes.
He hecho estos recuerdos pensando en
el maravilloso acto realizado por el Partido Comunista en el Estadio Nacional,
en esa noche de primavera vestida de
verano, del sábado 8 de diciembre de 2012.
Maravilloso evento que reunió a
sesenta mil personas, proeza que sólo los comunistas, como entidad política,
han logrado en Chile. Y esta hazaña la ha alcanzado el Partido de Luis Corvalán
en dos ocasiones y en dos momentos totalmente distintos de nuestra historia
nacional.
Evento maravilloso también, por
nuestros artistas que hicieron vibrar y emocionar a la multitudinaria concurrencia.
Me imagino a Recabarren como un
espectador más en medio de esa gente
alegre y fervorosa. Me lo imagino como una de esas 60 mil personas. No como un
organizador del acto, porque éste habría sido muy diferente si él lo hubiera
concebido y dirigido.
Recabarren hubiera estado orgulloso
de ver tanto pueblo convocado por su Partido, el que él fundara cien años y seis meses atrás. Feliz de ver el
cariño hacia la entidad que naciera en Iquique el 4 de junio 1912. Entusiasmado
por la calidad de las interpretaciones.
Pero a medida que transcurría el
evento el corazón de Recabarren se
apretaba. Se preguntaba, cada vez más angustiado: ¿Y dónde está la palabra del
Partido?
¿Por qué en estos espacios vacíos no
se habla de nosotros, de los que caminamos por la pampa sembrando la semilla?
¿Por qué aparece como centro una canción que habla de un hecho cuando aún no
surgía el Partido y no se canta a la
epopeya de 1912 ?
Me hubiera gustado conocer –pensaba
Don Reca- qué pasó después de mi muerte.
¿Acaso no hay historia de mi Partido? ¿Por qué no se cuentan las hazañas y sufrimientos,
los triunfos y las derrotas de mis camaradas, ocurridos en este largo siglo de
combates?
¿Por qué –se preguntaba Recabarren-
se perdió ese afán nuestro de cada día de educar a la gente, de ganar las
conciencias? ¿Acaso piensan mis camaradas que podremos lograr la ansiada
sociedad sin crear conciencia revolucionaria?
El discurso del Presidente Teillier
en algo suavizó sus inquietudes. Pero
fueron sólo unos minutos en un evento que duró unas cinco horas. Una
islita en un océano.
Cuando el miércoles 19 de diciembre
de 2012 lleguemos ante su tumba en
romería, en el 88 aniversario de su muerte, le diremos al fundador, que somos
muchos los que tuvimos y tenemos sus mismas inquietudes. Que vemos con honda
preocupación que nuestro Partido no es un educador de masas, que nos parece
increíble haber desaprovechado ese maravilloso acto del sábado 8, al no actuar
como recabarrenistas.
Ñuñoa, jueves 13 de diciembre de
2012.