60 mil celebraron los
100 años del Partido Comunista.
CRÓNICA DE UNA NOCHE EN EL NACIONAL.
Horas en que se
recordaron las luchas sindicales, estudiantiles, magisteriales, mineras,
femeninas, armadas, poblaciones, culturales, intelectuales, campesinas, de cientos
de miles de comunistas que en cien años pasaron por las filas de ese partido.
“Que cosa fuera la masa sin candela…” Más allá de la llamada “política dura”,
esa noche se plasmó que el Partido Comunista es alma y sentimiento en un país
que todavía espera más de su historia. Porque las naciones no sólo viven de
proyectos, también requieren de ética, de místicas, de improntas.
Hugo Guzmán R.
Cien años. Sesenta mil
personas. Seis horas de canto y baile.
La imagen gris, en
blanco y negro del Estadio Nacional cuando fue convertido en campo de
prisioneros (donde se torturó, mató y desapareció), revertida en imagen de
coloridos del color del pueblo, recuperado el Estadio Nacional como espacio y
patrimonio de chilenas y chilenos.
De aquellos silencios
y temores de 1973, al canto y la consigna de jóvenes, trabajadores, gente de
todas partes que coparon de alegría y esperanza un Estadio Nacional “repleto”
como informó Emol-El Mercurio.
En la cima de su
estructura circular, mástiles donde se intercalaban banderas chilenas con el
emblema del Partido Comunista.
Abajo, en la cancha,
cientos de jóvenes con sus camisas amaranto llevando en sus manos las banderas
de las Juventudes Comunistas y desplegando un enorme emblema del partido de la
hoz y el martillo. En la cancha, “la galera” y en las tribunas, miles de
militantes del PC, junto a decenas de miles de ciudadanas y ciudadanos
amalgamados en torno de un espectáculo y de una historia.
Ocurrió este 8 de
diciembre. Así culminó el Partido Comunista de Chile la conmemoración de sus
100 años de existencia. Convirtiendo en un hito histórico la celebración de la
historia.
“Somos el único
partido que se atrevió al desafió de llenar el Estadio Nacional y lo llenamos”
declaró Guillermo Teillier, presidente de la colectividad. Ningún medio habló
de menos de 60 mil personas. “Esperábamos máximo 40 mil” expresó un
organizador. Hubo un momento que los integrantes de organización del acto, con
sus poleras blancas y el logo de los “100 años del PC”, tuvieron que decidir
abrir todas las puertas porque eran muchas y muchos los que se estaban quedando
afuera.
El simbolismo de un
Partido Comunista abriendo las puertas al pueblo.
“Bienvenidos” rezaba
un enorme cartel colocado en la fachada del Nacional, mirando hacia la avenida
Grecia.
Seis horas donde se
resumió una historia casi in/resumible. Los obreros tipógrafos, allá en
Iquique, salidos de las salitreras calurosas y dolorosas, en la precariedad de
la explotación pero la dignidad de la ilustración, dirigidos por Luis Emilio
Recabarren, reunidos un 4 de junio de 1912 para dar a luz el Partido Obrero
Socialista de Chile. Como consecuencia de las luchas de la época, en Chile y en
el mundo, el paso a ser parte de la Internacional Comunista y pasar, años
después, a denominarse Partido Comunista. La persecución y resistencia frente a
la Ley maldita del traidor González Videla y a la dictadura de Pinochet. La
fundación y desarrollo de la CUT y al FECH, el Frente Popular y la Unidad
Popular, la palabra de Elías Lafferte y Víctor Díaz, el respaldo y
acompañamiento leal al Presidente Salvador Allende. La figura de Gladys Marín
acerada en sus luchas magisteriales, en la Jota y luego en la clandestinidad
encarando a la tiranía. Muchas cosas, tantas cosas. In/resumible.
Horas en que se
recordaron las luchas sindicales, estudiantiles, magisteriales, mineras,
femeninas, armadas, poblaciones, culturales, intelectuales, campesinas, de
cientos de miles de comunistas que en cien años pasaron por las filas de este
partido. “Que cosa fuera la masa sin cantera…”
Y así, sin
estridencia, con pausa, se apareció la letra y la música de Silvio Rodríguez y
sus músicos que estremecieron el Estadio Nacional.
Luego vino el canto de
Colectivo Cantata Rock, Inti illimani, Illapu, Sol y Lluvia, Los Cuequeros,
Manuel García, Chinoy, Nano Stern, Juana Fe, invadiendo oídos y corazones con
las canciones de ayer y hoy y de mañana, en esa sutil y viva mezcla de la
reivindicación histórica con la alegría de las tonalidades diversas que se
esparcieron por la cancha, las tribunas, la galería, las sillas, los pasillos y
los rincones del Estadio Nacional.
Resonó la voz de
Salvador Allende no viniendo del pasado sino llegando en el presente.
Y vagaron por
pantallas, el cielo y los entornos de aquel espacio las sonrisas de los detenidos
desaparecidos y de los ejecutados que se sabían recordados y porque dieron lo
que dieron para que llegaran los cien años y para que el pueblo pudiera
celebrar.
Nada de nostalgias ni
de tristezas, sino esperanza y alegría al mirar los rostros de Gladys Marín,
Víctor Jara, Ernesto “Che” Guevara, Pablo Neruda, Violeta Parra, Víctor Díaz,
Fernando Ortíz, y tantas y tantos que construyeron la historia para que la
historia siguiera construida.
En los espacios entre
actos, las miles y los miles concurrentes hicieron “la ola”, aquella creada en
el Mundial de Fútbol, en el Estadio Azteca de México, con la armonía de
hormigas reunidas para generar ese hilo conductor que aquella noche se
sintetizaba en reír, abrazarse, cantar, bailar, sollozar, que son las maneras humanas
de sentir.
Más allá de la llamada
“política dura”, esa noche se plasmó que el Partido Comunista es alma y
sentimiento en un país que todavía espera más de su historia. Porque las
naciones no sólo viven de proyectos, también requieren de ética, de místicas,
de improntas.
Cerca de la
medianoche, acompañado de sus compañeras y compañeros, Guillermo Teillier
sentenció: “Aquí estamos de nuevo, con nuestras canciones y consignas, con
alegría, con entusiasmo, con convicciones profundas”. Agregó que es “un momento
para darle las gracias a la vida, a la vida que nos han dado los trabajadores”.
Y la conexión con luchas de otras países que han sido también luchas de los
comunistas chilenos; el saludo a Cuba de Fidel y el Che, a Venezuela, a México,
a Francia, Chipre, Alemania, China, Vietnam, Brasil, Bolivia, Colombia,
Sudáfrica, Nicaragua, Rusia, Palestina.
Afloró por ahí el
recuerdo del acto por los 50 años del Partido Comunista, también en el
Nacional, también repleto, también alegre, también reivindicador, con las
palabras de Luis Corvalán, el histórico secretario general de la colectividad.
Convertido el Nacional
en espacio en que la Jota, dirigida artísticamente por Víctor Jara, presentó un
espectáculo protagonizado por estudiantes secundarios y jóvenes trabajadores,
en un caluroso día de enero.
Vendrán otros 50 años.
Después de la noche del 8 de diciembre, todo indica que sí, que vendrán los 150
años del Partido Comunista.-