Los Pueblos
de América Viven Un Nuevo Ciclo Histórico
Escrito por Juan Andrés Lagos (*)
Fuente: diarioreddigital
Los pueblos de América viven un nuevo ciclo histórico, inédito en la
historia del continente. Y hay que mirar
con mucha atención lo que está ocurriendo y lo que está en juego hacia el
futuro. Este ciclo histórico se caracteriza, esencialmente, porque se
fortalecen los estados nacionales, sus soberanías, en un contexto de una
creciente integración bilateral y multilateral, y el surgimiento de espacios,
instituciones y sistemas de integración que, en general, tienden a reconocer
las asimetrías económicas, políticas, sociales y culturales de las naciones y
pueblos involucrados en estos procesos.
Es un ciclo histórico, repetimos, totalmente inédito. Tiene como precedente
inmediato el intento norteamericano por imponer un sistema de dominación cuyas
siglas son “ALCA”, y que buscaba el control directo de los mercados, los
recursos naturales y las fronteras de las naciones americanas.
Y antes que eso, recordemos bien, las dictaduras militares que a partir de
fines de los sesenta, en el siglo pasado, azotaron a muchos países de nuestra
América.
Esta trascendencia histórica cargada de futuro, la destacó muy bien el
general Raúl Castro, hace pocos años atrás, cuando se constituyó la CELAC, y el
líder cubano señaló que este nuevo referente era un hecho que había que
considerar en toda su magnitud, en los 500 años de la historia americana.
Hago un paréntesis: en enero del año que viene, en Santiago de Chile, el
presidente Sebastián Piñera, deberá entregar la presidencia pro tempore de
CELAC al general Raúl Castro, y estarán en nuestro país la mayoría de los jefes
de Estado cuyas naciones son integrantes de CELAC.
Este ciclo histórico al cual nos referimos antes, se produce bajo un
contexto global previsto por Marx, hace bastante tiempo, pero totalmente
vigente hoy: esto es, la rápida e intensa mundialización del capital
especulativo y financiero, de la transnacionalización planetaria que comenzó en
la década de los ochenta, y que empató, en tiempos históricos, con la caída y
desplome de los socialismos reales, lo que implicó un radical y rápido
cambio en todo el planeta.
Sin embargo, esta fase de acumulación capitalista, que algunos definieron
como “el fin de la historia”, ha entrado más rápido de lo previsto, a
situaciones de crisis estructural; crisis estructurales que se hacen cada vez
más cercanas, unas de las otras.
Las economías centrales se trizan, y buscan desesperadamente llevar los
efectos de las crisis a la periferia….pero la periferia la tienen ya adentro de
sus propios países.
Es una crisis que no podemos señalar su tiempo de duración, pero tampoco
jugar a que estamos poco menos que al borde del desplome del capitalismo como
sistema.
Una vez más, las guerras y las
invasiones son usadas por las potencias imperiales, en este contexto critico.
¿Qué caminos posibles, y necesarios, se visualizan en este contexto mundial
para los pueblos de América, sin los Estados Unidos como el eje rector?
1) En primer lugar, la integración, en la perspectiva de la patria grande.
Los pueblos de América pueden plantearse, en forma real, la posibilidad de
crear en este tiempo histórico un bloque de naciones integradas; independientes
de los EE.UU. y su dominación unilateral. De hecho, lo están haciendo, caminan
en esa dirección, no sin dificultades y grandes desafíos. Y ha sido fundamental en este camino, la
presencia y protagonismo de gobiernos revolucionarios, de izquierda,
democráticos y progresistas en todo el continente. Ellos han sido pilares del
proceso en curso.
2) En segundo lugar, avanzar hacia un sistema de nuevas relaciones con
China, en un primer orden; y también con Vietnam y el Asia Pacífico; y mantener
la profundización de las relaciones con la India y Rusia, entre otras naciones
del mundo.
Esto es muy relevante, porque se están pariendo nuevos centros económicos
mundiales. Se prevé que los bloques de naciones emergentes serán determinantes
en la economía mundial y China podría convertirse en el motor de la economía
del planeta, en los próximos años.
¿Cómo se inserta Chile en este contexto mundial y continental?
Consideremos algunos necesarios antecedentes históricos:
-Chile es un estado nacional con una tendencia fuerte al control oligárquico
y de poderes transnacionales asentados, principalmente, en los EE.UU.
Pero, contradictoriamente, Chile es un país con una sociedad civil y con un
sujeto popular que, tempranamente en la historia nacional, ha resistido, ha abierto brechas, ha influido socio-políticamente en reformas
no menores al Estado y sus instituciones. Ha sido extremadamente influyente en
la cultura, en la identidad nacional y en el ethos ciudadano.
Ahí se inscribe la importancia del sujeto: trabajadores y sus expresiones
orgánico-políticas.
-Chile ha sido una república siempre en disputa, en sus valores, en sus
correlaciones políticas, en sus hegemonías, en su ethos ciudadano.
-Es un pais que vivió un proceso de revolución democrática gradual y
ascendente (y en este caso aquello es un
gran valor político). Este proceso duró décadas, con correlaciones en disputa
y, mediante, un gobierno nacional y popular como el de Pedro Aguirre Cerda.
Con todo, su máxima expresión
política fue el Gobierno de la Unidad Popular encabezado por el Presidente
Salvador Allende.
-Esa es una experiencia épica, pero derrotada por un golpe militar y por
una intervención ya más descarada del imperialismo, que abrió paso a una contrarrevolución
capitalista, a un laboratorio neoliberal, del cual quedan, hoy, sus bases
fundantes en la economía, en la política, en la cultura, en la mercantilización
de la sociedad y en sus concepciones militares.
Sin embargo, no podríamos dejar de
considerar que, en esta etapa de la historia de Chile, se produjeron cambios
cualitativos en las correlaciones políticas y sociales del país, que no
favorecieron ni han favorecido la tendencia histórica hacia la construcción de un estado
democrático, sentado en la soberanía nacional y popular.
Lo que ha ocurrido en Chile en los últimos años, pero especialmente el año
2011, explicitan que en nuestro país se cierra un ciclo y comienza uno nuevo.
Podríamos decir que, como tendencia histórica, como perspectiva real de
futuro, como un acumulado de situaciones y procesos desde comienzos de los años
noventa, hasta hoy, el desafío de Chile, instalado por las mayorías nacionales,
parece ser la restitución del sentido de
la historia, y la reinstalación de un
nuevo paradigma democrático, en la perspectiva de la consolidación de un
estado democrático asentado en la soberanía nacional y popular.
-Las movilizaciones sociales del año 2011, en Chile, con repercusión
mundial, tuvieron precedentes en los años anteriores, en la revolución de los
pingüinos, en las huelgas de los obreros del subcontrato minero y forestales,
en las siempre presentes movilizaciones por verdad y justicia, bajo un gobierno
que abrió acotados espacios al dialogo.
-Todo ello dió un fuerte impulso al
resurgimiento de un sujeto popular en
pleno proceso de construcción, de una sociedad civil diversa, todavía dispersa,
pero cuyo rasgo esencial es la búsqueda de protagonismo y su inconformidad
creciente con el estatus quo neoliberal dominante.
Es un rasgo imposible de no considerar en el camino hacia la conquista de
un estado democrático.
-Chile, a pesar de los intentos por hacer desaparecer las lógicas de la
política emancipatoria y democrática, bajo la dictadura de Pinochet, incluso
con la desaparición de los cuerpos, sigue siendo un país con fuertes
estructuras políticas y partidarias. Su historia lo demuestra. Incluso, los que
están descontentos con la forma de la política, que son muchos, buscan también
articularse políticamente para influir.
Todo lo anterior son datos claves de la realidad chilena.
¿Porque?:
-En primer lugar, porque la derecha criolla es fuerte, en el pasado y en el
presente; es fuerte en todos los sentidos del término. Tiene mucho poder, pero
también, como lo anotaba en forma aguda hace algunos años el comandante Fidel
Castro, tiene esa especial capacidad para articular alianzas, para evitar ser
aislada, para usar la represión como mecanismo institucional.
-En este cuadro de correlaciones, realmente existente, la izquierda y el
centro político, sin eufemismos y metáforas, son las representaciones políticas, electorales y
sociales, claves en Chile para
articular una correlación con incidencia
nacional, y con capacidad de transformar al país.
Ciertamente, su convergencia, aunque tiene hitos no menores en la historia
política y social de Chile, en las actuales circunstancias, sería un hecho
inédito y tremendamente dinamizador. A eso, precisamente, le teme, y mucho, la
derecha que hoy es gobierno.
-La historia, los desafíos del presente, el futuro de Chile, hacen pensar
que es posible un encuentro entre el centro y la izquierda para aunar esfuerzos
hacia la profundización de un estado democrático…….aun en un proceso gradual,
que por lo demás no sería nada de raro ni extraño en la historia social y
republicana de chile.
-Cuando el centro y la izquierda se han divido, que ha sido no pocas veces
en la historia de Chile, en rigor, la mayoría de las veces; cuando han primado
las divergencias por sobre los puntos de encuentro, se impone y se ha impuesto,
finalmente, la lógica oligárquica.
Ejemplo: el actual gobierno de derecha, que llegó al poder por vía
electoral, por primera vez en 50 años.
Sin embargo, cuando estas fuerzas han actuado en convergencia, ha ganado
siempre la democracia.
-Entonces, más que una opción, estamos ante una necesidad política: que se
puede canalizar en torno a un programa; en torno a valores e ideas; en torno a
una voluntad política que no oculte, ni esconda, las importantes diferencias
que tenemos.
-Permítanme decir que, hay mucho mas humanismo y democracia en Marx y
Recabarren, en Maritain y el padre Hurtado, que en todo el acumulado de
pensamiento e ideas neoliberales que han predominado en nuestro país, hasta
hoy.
Y de esa tradición pueden surgir grandes voluntades y proyectos.
-La unidad del pueblo, que es una idea fundante en Chile, y cuyo origen
radica en el centro y en la izquierda, parece ser totalmente posible hoy. El
tema es voluntad política, y saber avanzar en esa dirección, que no siendo nada
de fácil, es el camino necesario para Chile, hoy.
(*) Periodista, académico y activista político desde el año 1968.
Ponencia del autor expuesta en el Seminario Internacional: A 100 años del
Partido Comunista de Chile. en el foro inaugural sobre Integración y Procesos
Poíiticos, en el que expusieron representantes del partido de los trabajadores
del Brasil, PT; Partido Comunista de Cuba, PCC; Partido Socialista Unido de
Venezuela, PSUV, y Partido del Trabajo de México, PT-M.