Discurso de Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista en el Estadio Nacional
Fuente: pcchile
“Aquí
estamos los que nos unimos y nos movilizamos porque un nuevo Chile es posible”
En
primer lugar quiero agradecer profundamente a cada uno de ustedes, amigas y amigos,
compañeras y compañeros, que han hecho posible, algunos con mucho esfuerzo,
este magnífico acto en homenaje a los 100 años del Partido Comunista de Chile.
Sin ustedes no hubiera sido posible. Por ello, de todo corazón, muchas,
infinitas gracias.
Este acto
lo realizamos en el Estadio Nacional, que al igual que el Estadio Chile se
convirtiera en símbolo de las más funestas violaciones a los derechos humanos,
al ser usado como campo de concentración, de tortura y muerte para tantas
personas que creían en un Chile más igual y solidario.
Está
claro que los detentores del odio y la tiranía no lograron su cometido, porque
aquí estamos de nuevo, con nuestras canciones y consignas, con alegría, con
entusiasmo, con convicciones profundas.
Aquí
estamos de nuevo, a pie firme, los hijos de Recabarren. Aquí estamos de nuevo
los allendistas, aquí estamos de nuevo los que defendimos y luchamos por la
democracia, aquí estamos los que creemos, nos unimos y nos movilizamos porque
un nuevo Chile es posible.
Aquí
estamos los que exigimos que el cobre, el litio y otras riquezas
naturales sean de usufructo de todas las chilenas y chilenos y no sólo de unas
pocas transnacionales.
Nos
hacemos presentes en este estadio los que protestamos porque se está cometiendo
la aberración de aprobar una ley de pesca que entrega nuestro mar, como
patrimonio a cinco familias privilegiadas.
Que se
alce también nuestra voz para demandar que el agua sea realmente un bien
nacional de uso público, no sometida a la voracidad del mercado, ni a la usurpación
de derechos.
Somos
los que asumimos el clamor de los trabajadores que demandan una mayor presencia
del estado y reforma tributaria para terminar con las desigualdades, así como
los derechos de sindicalización y de negociación colectiva.
No
puede ser que mientras las AFP y las ISAPRES se jactan de sus utilidades
multimillonarias, la mayoría de las chilenas y chilenos tengan pensiones de
hambre y carencias tan grandes en el sistema de salud pública.
Y que
se escuche fuerte: aquí estamos los que exigimos educación pública, gratuita y
de calidad y el fin al lucro en la educación.
A los
hermanos mapuches y a todos nuestros pueblos originarios les decimos a todo
pulmón que solidarizamos y nos hacemos parte de sus luchas por su
reconocimiento constitucional como pueblos.
En
nuestro centenario, los comunistas chilenos reafirmamos nuestra determinación
de seguir luchando por estas y otras demandas ciudadanas.
Sabemos
que el camino no es fácil, y tampoco somos vendedores de ilusiones. Por ello
convocamos a la unidad y la lucha, de otra manera no será posible abrir paso a
éstas y otras demandas.
Debemos
proponernos de conjunto dar el paso esencial de cambiar el sistema electoral
binominal y cambios en la institucionalidad para construir una verdadera
democracia participativa.
La
gente quiere participar, en la defensa del medioambiente, en el tema del aborto
y en la educación sexual, en la forma de terminar con la delincuencia y la
drogadicción, pero también en la posibilidad de despenalizar el uso de la
marihuana; quiere discutir y participar para alcanzar una mejor calidad de vida
en su barrio y su comuna, el progreso en las regiones.
Hay
tantas demandas, tantos derechos que no son garantizados por el estado…
El
país quiere y necesita avanzar en igualdad de derechos entre hombres y mujeres,
y también dice basta de discriminación sexual o por cualquiera otra causa.
Para
todo esto y mucho más, la actual Constitución de Pinochet no nos sirve.
Necesitamos una nueva Constitución Política para Chile.
Estamos
seguros de que la nueva situación política que se ha creado a partir de la
vasta, persistente y decidida movilización de la juventud chilena, de los
trabajadores, de las regiones, ha abierto y ensancha la senda para alcanzar
transformaciones profundas en nuestro país.
Nos
sentimos partícipes y protagonistas de estas luchas sociales y también de la
gran victoria electoral obtenida por la oposición sobre el gobierno de derecha
en las elecciones municipales. Saludamos fervorosamente a nuestros nuevos y
nuevas alcaldes y concejales.
Esta
victoria debe persistir en la próximas elecciones parlamentarias y
presidenciales, para lo cual necesitamos y es nuestra exigencia contar con un
programa que nos represente a todos, en especial al mundo social, terminando
con la disociación existente entre lo social y lo político; abriendo paso a lo
que exige la ciudadanía hoy, que no es otra cosa que la consecuencia política
entre lo que se dice y lo que se hace.
Amigas
y amigos:
Este
es un momento de gran alegría para nosotros, también un momento para darle
gracias a la vida, a la vida que nos han dado los trabajadores.
Somos
un partido forjado por la clase obrera y los trabajadores, comprometido con la
lucha social, la democracia y el socialismo.
No ha
cambiado ni jamás cambiará este legado de Luis Emilio Recabarren.
A lo
largo de nuestra historia se han sumado a este partido parte importante de la
intelectualidad chilena, profesionales, artistas, pequeños empresarios,
campesinos, representantes del amplio espectro de la diversidad étnica.
Somos
un partido enriquecido por la realidad social y las luchas de nuestro pueblo,
de cara al futuro, que se enorgullece de contar con las Juventudes Comunistas
de Chile, expresión genuina de la juventud chilena, sus demandas y sus luchas,
forjadora de nuevos liderazgos, semillero y escuela de combatientes comunistas.
Los
comunistas constituimos un partido deliberante, democrático en su discusión
interna, pero somos unitarios y portadores de una disciplina consciente y
voluntaria en nuestra propuesta pública.
Es el
legado de nuestros fundadores, de muchas compañeras y compañeros que han
forjado lo que somos hoy. Por las pantallas gigantes han pasado los rostros de
los que como miles fueron víctimas de la represión, muchos de los cuales aún no
tienen justicia, también los que dieron su vida en la lucha contra la
dictadura.
No los
podemos nombrar a todos y a todas, pero aquí están, en nuestros corazones,
desde Luis Emilio Recabarren y Lafertte, hasta Fernando Ortiz, Víctor Díaz,
Luis Corvalán, Volodia Teitelboim y Gladys Marín.
Permítanme
finalmente saludar a las personalidades, representantes y adherentes de otras
corrientes políticas y a las personas independientes que nos acompañan. Hay
sesenta mil personas en el estadio, un lleno total, impresionante marco para
nuestra fiesta.
Muy
especialmente nuestro saludo solidario y fraternal a las delegaciones de
partidos comunistas, progresistas, democráticos, de izquierda, que han venido
en representación de pueblos que han alcanzado importantes victorias en la
construcción de democracias participativas, el socialismo y su independencia,
frente a la injerencia imperialista, o que luchan por alcanzar tales objetivos.
Saludos
a las representaciones presentes de: Argentina, Bolivia, Perú, Uruguay, Brasil,
Colombia, Panamá, Venezuela, Nicaragua, Méjico, Cuba, Alemania, Chipre,
Portugal, Vietnam, Francia, Italia, China, Rusia, Sudáfrica, Palestina.
Gracias,
a los artistas chilenos, estén o no en este escenario, que siempre nos han
acompañado y que siempre han estado junto a la movilización social y la lucha
por la verdad y la justicia.
Y cómo
no agradecer a un cantautor prohibido bajo la dictadura de Pinochet, que sin
embargo no pudo impedir que sus canciones florecieran como rosas rojas de
resistencia y de aliento para seguir combatiendo.
Este
gesto tan conmovedor de tu parte, Silvio, se corresponde con la solidaridad
entre nuestro pueblos, que estamos seguros perdurará por mucho tiempo. Chile te
sigue admirando y queriendo. Estamos seguros que esas rosas rojas seguirán floreciendo,
en el tuyo y otros cantos como los de Pablo Neruda y Víctor Jara, en la lucha
de nuestros pueblos latinoamericanos.