Editorial de El Siglo, edición 1626 del 31 de agosto de 2012
La oferta
de “presidenciables” y la necesidad de un programa
Las leyes del mercado y el marketing han hecho presa de la política de la
derecha que oferta, como cualquier otro producto, candidatos presidenciales con
“atributos” como su apariencia física, simpatía, exposición mediática y otros, como si el electorado y la
ciudadanía enfrentaran en el próximo período una liquidación comercial de
retazos, más que la elección de un primer mandatario de la Nación.
El pesado lastre que dejará la administración de Sebastián Piñera en
materia de políticas sociales, los graves problemas en educación que han sido
asumidos y denunciados por amplias mayorías nacionales, así como los de la
salud, la vivienda, la reconstrucción, la delincuencia, los derechos laborales,
la indispensable reforma política, una nueva Constitución y otros temas de
fondo no están en la agenda de los candidatos de la derecha.
Se desconocen propuestas para solucionarlos y nadie puede esperar que en el
año y medio que resta, el oficialismo emprenda alguna iniciativa respecto de
estos temas, sobre todo considerando su visión sobre política tributaria que,
así como están las cosas, significará –mediante el ajuste que se discute en el
Parlamente- más bien la profundización de las tremendas desigualdades sociales
que afectan a millones de chilenos.
El lucro y la municipalización de la salud y la educación, el sistema
electoral binominal, la precariedad laboral y el rechazo a la sindicalización
automática, el derecho a huelga y la
negociación colectiva otras medidas deberán ser asumidas con nuevas fuerzas
–por ejemplo- a partir de la nueva directiva de la Central Unitaria de
Trabajadores que encabezará Bárbara Figueroa, tras su resonante triunfo de la
semana pasada.
A nivel del oficialismo, en tanto, el actual ministro de Defensa pareciera
haber recibido el espaldarazo del Presidente de la República para lanzarse a la
carrera presidencial pese a que el secretario de obras pública parecería mejor
posesionado, al menos según las encuestas y,
todo indica que el ministro de Economía estaría dispuesto a tirar la
toalla, como se dice en la jerga boxística.
Ninguno de los tres ha mostrado disposición a dejar su cargo e iniciar de
verdad una campaña presidencial y sus declaraciones no pasan de compromisos
para concurrir a una hipotética “primaria”, mecanismo que ni siquiera logra
todavía estatus institucional y cuya legislación respectiva se encuentra para
despachar en el Congreso.
Por ahora, las opciones de la derecha están volcadas a la medición de
encuestas y las apariciones en televisión, sin mención alguna de bases
programáticas, de propuestas concretas en busca de soluciones a los graves problemas que
enfrenta la ciudadanía.
Por su parte, la oposición sigue haciendo importantes esfuerzos en aras de
la unidad, conservando cada sector su
identidad y propósitos. En este caso, la idea es colocar los bueyes delante de
la carreta, es decir, es básico ponerse de acuerdo en un programa de gobierno,
en iniciativas realistas para superar situaciones que perjudican a trabajadores,
que afectan a estudiantes, profesores y apoderados, que desamparan a usuarios y
consumidores. Después, se discutirá quién podría llevar adelante estas tareas
imprescindibles.
Los acuerdos en materia tributaria,
política, municipal conseguidos por comisiones de estudio surgidas de distintos
institutos que representan todos los pensamientos reunidos en la oposición
abren perspectivas a la construcción de sólidas bases programáticas para el
futuro inmediato.
Debería abrirse un proceso se debates, lo más participativo posible para
encarar todos los temas, sin exclusiones ni prejuicios para iniciar la
renovación institucional del país, superar el actual modelo económico, social y
cultural heredado de la dictadura y que fije un derrotero hacia una democracia
real en un nuevo Chile.
El reciente triunfo de la lista que encabezaba Bárbara Figueroa en la CUT
auspicia un avance sustantivo para terminar un ciclo en la central de
trabajadores para colocarle en el jefe del creciente movimiento social por las
conquistas de derechos laborales, la sindicalización y necesarias reformas
al código laboral para colocarlo a la
altura de los tiempos que corren.
Las elecciones municipales de Octubre serán una trascendente prueba de
fuego para la unidad de las fuerzas opositoras y si se logra desplazar a la
derecha de una importante cantidad de comunas, las perspectivas de un cambio
institucional y de un gobierno de nuevo tipo a partir del próximo año podrían
cristalizarse.
El semanario “El Siglo”, que cumple
precisamente hoy 72 años de existencia ha sido el incansable vocero de este
proyecto. Tras los parabienes de aniversario, renovamos nuestro compromiso de
continuar aportando, junto a los jóvenes, los trabajadores, las mujeres,
artistas, intelectuales, etnias originarias, la diversidad sexual y los más amplios sectores, a mantener
informada con la verdad a la ciudadanía, abrir los debates que sean necesarios
y contribuir a acercar posiciones con quienes, en diversas trincheras en el pasado,
estamos convocados a construir un país mejor, con justicia social, equidad y
verdadera democracia.
EL DIRECTOR