En su 135º natalicio:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
“Fue recto, fue grande, fue claro,
fue puro como una vertiente:
del pueblo y de su desamparo
salió su fuerza combatiente.
Así
la lucha fue su gloria
y entregó al pueblo su conquista.
Su epitafio será su historia:
‘Aquí descansa un comunista’.
Porque esta lucha no termina
con una vida ni una muerte,
esta bandera no se inclina.
Y tu corazón que germina
no tiene fin, Elías Lafertte.”
(Pablo
Neruda: “Corona para mi Maestro”)
Elías Lafertte Gaviño fue uno de los grandes de
Chile. Un líder, un combatiente y un
gran compañero.
Lo
conocí hace 71 años, cuando yo era militante de las Juventudes Comunistas. Recuerdo que en una primaveral mañana de octubre de 1950, llegué desde el Pedagógico donde estudiaba
Historia y Geografía, al viejo edificio
donde estaba nuestra pensión en Santiago. Encontré a Jaraquemada, uno de
los cuatro estudiantes de Llo-Lleo que allí vivíamos. Me dijo que en “Democracia”,
periódico que había reemplazado al clausurado “El Siglo”, se informaba que ese día, daba una charla el compañero
Elías Lafertte. Era a las 19,30 en el
teatro Sicchel.
Decidimos
concurrir. Eran las 7 y 10 de la tarde cuando llegamos al Teatro del Sindicato
de
Ninguno
de los dos conocíamos físicamente
al camarada Lafertte.
Había
gente esperando. La mayoría formaba un
grupo, que conversaba animadamente. Nos acercamos. Un compañero, ya de edad,
comentó:
-
Ahora con el famoso aceite adulterado, andamos todos como aviones a chorro...
Risas.
El
camarada que habló, seguramente un obrero, se refería al escándalo que había
estallado por esos días. Los empresarios distribuidores del aceite comestible,
en complicidad con las autoridades, lo
habían adulterado para obtener mayores
ganancias. Esto produjo serios
trastornos digestivos a buena parte de la población...
Miré el reloj. Eran casi las 19,30 y el conferencista- pensé- aún no llega. En ese momento alguien levantó la voz:
- Compañeros, propongo que pasemos a la sala y comencemos. Compañero Elías, dijo dirigiéndose al que había estado hablando del aceite, pase usted, por favor.
Nos
miramos con Jaraquemada. Habíamos
imaginado que el presidente del Partido Comunista llegaría cuando todo estuviera listo, para
entrar en medio de los aplausos. Pero el camarada Lafertte rompió nuestros
prejuicios. El presidente y uno de los fundadores del Partido, senador de
Su charla fue sencilla, amena, plena de sabiduría. Aprendimos mucho.
Esa noche de octubre de 1950, Elías Lafertte nos dio una clase magistral de cómo debe ser un dirigente comunista: tener profundos conocimientos, ser modesto, fraternal, alegre, optimista.
EL
AMANECER DE UN LÍDER
Por entonces, Elías Lafertte tenía 64 años de
edad, pues había nacido en Salamanca, un 19 de diciembre de 1886.
Pudo
estudiar sólo dos cursos en una escuela.
Desde los
11 años debió trabajar. Fue monaguillo y obrero del salitre.
En 1911 conoció a Luis Emilio Recabarren: El 4 de
junio de 1912 participó en Iquique en la fundación del Partido Comunista de
Chile.
Fue candidato a
En 1937, estando desterrado en México, resultó
elegido senador por las provincias de
Tarapacá y Antofagasta. Siendo reelegido en 1945.
Participó activamente en la campaña presidencial de 1952.
EN EL PUERTO ROJO
Lo
vi y escuché por segunda vez en San
Antonio. Fue en una tarde de febrero de 1952.
Después de desfilar por calle Centenario, con cantos y consignas, con rojas banderas agitadas por la brisa marina, llegamos a la plaza del puerto. Allí proclamaríamos al candidato del Frente del Pueblo, al compañero Salvador Allende Gossens.
Abrió
el mitin el presidente del Comando Comunal Allendista. Luego se anunció al
Presidente del Partido Comunista.
La
mayoría de los asistentes cantamos
Habló
el camarada Lafertte, arrancando aplausos cuando se lanzó contra el “Judas de
La
emoción nos embargó cuando Lafertte afirmó: Parafraseando al escritor español,
podemos decirle al traidor: ¡los muertos que vos matasteis gozan de buena salud!
Entonces la plaza de San Antonio estalló con la consigna tantas veces repetida:
¡Y que fue... y que fue, aquí estamos otra vez!
Cerró el acto, el compañero Salvador Allende,
un verdadero educador de masas. Teniendo
como música de fondo el eterno murmurar
del océano, dio una clase magistral sobre Chile, sus problemas y las
soluciones. Se refirió a la nacionalización del cobre, a una profunda reforma
agraria…
EN
Entre el 26 y 29 de marzo de 1959 tuvo lugar
Se
inició con el Informe leído por Manuel Cantero, dirigente máximo de los jóvenes comunistas.
Al día siguiente, y con la presencia del
compañero Elías Lafertte, se entregaron los informes de los Secretarios de los
Comités Regionales. Me intervine en segundo lugar. Relaté el trabajo de los
jóvenes comunistas de la provincia de Cautín. Le di a mi informe un tono ligeramente poético.
En octavo lugar intervino la secretaria del Comité Regional de Atacama. Habló, entre otras cosas, del excelente trabajo que realizan hacia los jóvenes del mineral de Huantemé.
En
la tarde de ese viernes 27 de marzo, me correspondió presidir la sesión
plenaria. Ofrecí la palabra al camarada Lafertte.
En
su intervención valoró los avances de los jóvenes comunistas. Puso varios
ejemplos. Se refirió en especial al trabajo hacia los jóvenes mineros de
Huantemé. De improviso se volvió hacia mí y me dijo:
-Compañero
Iván, usted que nos habló tan bellamente de su provincia y que es profesor de
Historia y Geografía, ¿nos puede decir dónde está Huantemé?
Me
tomó de sorpresa. No alcancé a
responder, cuando surgieron de la sala los gritos de:
-No
sabe... no sabe ... no sabe... (Comenzaron los de Valparaíso “picados” con nosotros los
de Cautín. Luego los siguieron otros).
Estallaron las risas. Yo muerto de vergüenza,
deseaba enterrarme ahí mismo. Pero,
debía seguir presidiendo.
ME TIENDE SU MANO PROLETARIA
El
domingo 29 de marzo de 1959 se clausuró
-Compañero Iván, me dijo, he observado que usted no se siente bien. ¿Qué le pasa? Si son mis palabras del viernes la causa de su problema, le ruego que me disculpe. No tuve la menor intención de herirlo. Todo lo contrario. Me tendió su mano proletaria. La estreché emocionado y con respeto, agradeciéndole su gesto, sus palabras.
Así
era el camarada Lafertte. Con una natural picardía y un especial sentido del
humor. Firme en sus principios. Sensible. Muy humano. Super tierno, como decimos ahora.
En
esa Quinta Conferencia recibí una nueva lección de este comunista ejemplar.
EN EL CUARTO CONGRESO DE LAS JJ CC
Entre el 20 y el 23 de febrero de 1960 tuvo lugar
el Cuarto Congreso Nacional de las Juventudes Comunistas de Chile.
En una de sus sesiones asistió el compañero Elías Lafertte. Intervino con el entusiasmo y pasión de siempre. Nos habló de la
importancia de los métodos juveniles, que los jóvenes deben cantar.
-
A propósito de esto- dijo- estoy seguro que en esta sala hay jóvenes comunistas
con inquietudes artísticas, músicos y poetas.
A
ver, camaradas, les ruego ponerse de pie los que cultivan estas artes.
Algunos compañeros se miraron sorprendidos, indecisos. Les hicimos señas, animándolos, con cierta picardía. Luego de titubear brevemente, unos diez compañeros se pusieron de pie. Estaban algo cohibidos, pero no podían disimular un poquitín de orgullo. Artistas, al fin y al cabo...
Lafertte
enfatizó lo importante que es para las Juventudes Comunistas y el Partido
contar con esos valiosos militantes. Luego disparó: ¡Cómo es posible que, habiendo tantos
creadores entre nosotros, no se compongan nuevas creaciones y se sigan cantando
las viejas canciones de
Los
“artistas” se sentaron un tanto acholados. Algunos no pudimos contener una
sonrisa, incluso la risa.
COMO CONOCIMOS
Era
viernes 17 de febrero de 1961. Estábamos
en plena campaña parlamentaria. Conociendo la crítica salud del compañero Lafertte, estábamos
reunidos en Temuco, en la sede de
-Ha
muerto Elías Lafertte Gaviño, presidente
del Partido Comunista de Chile.
Un
compañero apaga la radio. Se hace un silencio impresionante. Por muchas
mejillas corren lágrimas. De pronto
una voz enronquecida rompe el silencio:
- Compañero Elías Lafertte...
- ¡Presente, ahora y siempre!,
respondemos.
A SANTIAGO
Esa
aciaga noche del 17 de febrero de 1961 nos reunimos como Directiva Regional del Partido, a la cual yo
pertenecía por ser Secretario Político de las Juventudes Comunistas de Cautín.
Se designó una delegación para asistir a los funerales.
Viajamos
en el tren nocturno del día siguiente, para llegar a la capital el 19 de
febrero de 1961. Nos dirigimos a la sede del Comité Central del Partido, ubicada en Teatinos casi esquina Compañía.
En el salón principal está la capilla ardiente. A pesar de ser
muy temprano, había mucha gente.
HOMENAJE AL CAMARADA ELÍAS
Junto
a la urna, que contenía los restos
mortales del compañero Lafertte, vimos
hacer solemne guardia de honor a ocho
dirigentes sindicales. Y se sucedieron las guardias. Cientos de hombres, mujeres
y jóvenes militantes, amigos, de otras colectividades políticas y
organizaciones sociales, independientes, rindieron homenaje al hijo del
salitre. Los comunistas de Cautín,
también tuvimos ese honor.
En
la tarde, partió desde la sede del Comité Central una multitudinaria, triste,
pero combativa columna hacia el Cementerio General. Éramos miles.
Caminamos,
con banderas del Partido y de las Juventudes Comunistas, cantando, gritando sin
cesar:
- Compañero Elías Lafertte...
- ¡Presente, ahora y siempre!
LO DESPEDIMOS CON
En
Luego, una delegación de 100 militantes, designados por el Comité Central, -entre los cuales tuve el honor de estar, por entonces era miembro del Comité Central de las Juventudes Comunistas- acompañamos los restos del camarada Elías Lafertte, al interior del cementerio, hasta su tumba. Ahí le dimos el último adiós al inolvidable y querido compañero.
Entonamos