viernes, 24 de diciembre de 2021

Elección de Boric en Chile: ilusionar es malo, desilusionar también

 







por Massimiliano Ay, secretario politico del Partido Comunista (Suiza)





Leo en Facebook interminables debates entre camaradas sobre cuánto de izquierda (más o menos extrema) es realmente el recién elegido presidente de Chile Gabriel Boric. Los debates siempre son útiles y evitar creer que Boric sea el nuevo Salvador Allende es correcto. Pero los comunistas saben que hay tiempo y tiempo, manera y manera, de discutir esto. Menospreciar la victoria de Boric - con una postura marxista-leninista pura y dura - hoy, en este momento, es un error político y no tiene nada que ver con un análisis dialéctico materialista cuidadoso y desapegado. Por el contrario, en este momento es un acto derrotista que humilla al sentimiento popular que, a nivel de masas (y no de nicho), ha buscado el cambio contra los herederos del fascismo de Pinochet y que ahora mismo se vuelca en las calles de Santiago. Está bien no engañar, pero está mal también desilusionar y no estar en las contradicciones que hoy expresa esa parte de la sociedad chilena, de la clase obrera, del movimiento estudiantil, que quiere una alternativa.

¿Quién es Boric? Empecemos por decir que no es un socialdemócrata, al menos en el sentido de Bachelet: el Partido Socialista de Chile, de hecho, se opuso primero a él y sólo en la segunda vuelta, tras un acuerdo que moderó el programa presidencial, decidió finalmente apoyarlo. Boric viene de la experiencia del movimiento estudiantil, que desafió al gobierno de derechas, pero que tampoco fue blando con la socialdemocracia.
¿Se abrió Boric a los sectores moderados durante la campaña electoral? Por supuesto, ¿cómo iba a ganar si no? La táctica electoral no es la prioridad, el juicio se construye sobre la acción política desde el momento en que asume el cargo. Por supuesto, el nuevo presidente tampoco es comunista. De hecho ganó las primarias derrotando al candidato del Partido Comunista de Chile (PCCh). Sin embargo, Boric construyó todavia una lista de unidad con el PCCh como prioridad, y al final ese fue el partido con mayor número de diputados en la coalición (¡y las relaciones de poder cuentan incluso entre aliados!).


Un marxista no es un adivino: las relaciones de poder son dialécticas, las fuerzas armadas chilenas y la derecha nostálgica son muy fuertes, también hay presiones anticomunistas en la izquierda y en el entorno presidencial. Chile no hizo una revolución y Boric no es Allende y, como dije antes, no hay que engañarse pero tampoco desilusionarse, confundiendo ser vanguardia con ser una élite presumida que no está contenta con nada. Por lo tanto, el enfoque realista del PCCh de jugar todas las cartas en esta victoria es correcto y inteligente.

En el contexto chileno actual, aunque Boric fuera un moderado de "centro-izquierda" como dicen algunos periodistas (que no quieren admitir el papel del PCCh), la victoria seguiría siendo histórica y los comunistas la celebrarían porque después de 48 años se ha producido una ruptura con el orden constitucional heredero del fascismo pinochetista. Marxista, en definitiva, significa entender las prioridades en las distintas etapas de un camino histórico, ¡no cotorrear sobre la revolución o hacer análisis de ADN de un candidato!
Hay tiempo y tiempo, manera y manera, para discutir y juzgar.

Y hay otra vara de medir en Suiza: basta con ver lo que dicen los expertos en América Latina y pensar lo contrario.
Cuando RSI (TV estatal suiza) entrevista a derrotistas que menosprecian la victoria chilena, vislumbran sólo las dificultades y prevén ya los desastres, con la actitud intelectual de quienes sólo miran la política desde fuera sin ensuciarse las manos, y cuando en su perfil de Instagram la propia RSI, incoherentemente con su línea editorial, habla (¡asquerosamente! ) de "extremos opuestos", entonces sabe que en Chile - ya sea que se considere a Boric como reformista o se lo presente como revolucionario - algo realmente sucedió... de positivo! Y eso es suficiente para mí.