domingo, 5 de diciembre de 2021

CARLOS CONTRERAS MALUJE, UN HÉROE DE NUESTRO TIEMPO

 


En su 75 natalicio:


 

 

                                                Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                Centro de Extensión e Investigación

                                                Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

                                            

 


 

Carlos Contreras Maluje nació en Concepción el 5 de diciembre de 1946. Muy joven ingresó a las Juventudes Comunistas. Culminó sus estudios recibiendo el título de Químico-Farmacéutico. Fue regidor de  la Municipalidad de Concepción.  Se trasladó a Santiago. Casado con María Adriana Pablo, se fueron a vivir a la población Tokio de la comuna de La Florida.    

    

NO VOLVIÓ ESE 2 DE NOVIEMBRE DE 1976

2 de noviembre de 1976. “Ese día –recuerda María Adriana Pablo, esposa de Carlos Contreras Maluje- salí de la casa, que está en calle Tokio de la comuna de La Florida, como a las 8 de mañana porque tenía clases en la Universidad. Carlos se quedó en la ducha y se encargó de entregar a los niños a la persona que los llevaba al colegio… Teníamos un trato: que nunca volviera después de las nueve y media de la noche sin previo aviso. Pero las horas pasaban y faltaba poco para la medianoche, cuando sentí que alguien silbaba afuera. Salí a ver, ya que no tenemos timbre, y vi a un tipo joven que me mostraba un sobre en su mano”.

 

ESTOY EN PROBLEMAS

María Adriana recibe el sobre, que según el portador, contenía una carta de Carlos. No es su letra. Pero las palabras son las típicas que él habitualmente usa. Le comunica que está en problemas. Que lo siguen, por lo que no quiere volver a la casa; que se vaya de inmediato con los niños  a Concepción a donde los padres de él. Así lo hace María Adriana. Totalmente desconcertada y desesperada viaja al día siguiente a la sureña ciudad.

¿Qué ha ocurrido en verdad con Carlos?

El 2 de noviembre es detenido en San Bernardo por agentes del Comando Conjunto. Lo conducen al cuartel general de ese organismo represivo, conocido con el nombre de La Firma.

 

EN EL INFORME RETTIG SE EXPLICA:

“Frente al número 229 de calle Dieciocho está ubicada La Firma, uno de los cuarteles y lugares de tortura de los agentes de la dictadura. En ese edificio, donde estuvo la empresa del diario ‘Clarín’ y que pasó a manos de la policía uniformada, está instalada la Escuela de Inteligencia de Carabineros. Colindante a este edificio –detalla el Informe- existe otro inmueble comunicado con él, en cuya parte posterior funciona el Comando Conjunto”. (“Informe de la Comisión de Verdad y Conciliación”. Tomo I. Suplemento de ‘La Nación’, martes 5 de marzo de 1991, página 6).

Allí llevan detenido a Carlos Contreras Maluje.


TESTIMONIO DE UN EXAGENTE

Un ex agente del Comando Conjunto, que a fines de 1984 desertó del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), el cabo Andrés Antonio Valenzuela Morales, confesó haber participado en la detención de Carlos Contreras Maluje:

“Lo detuvimos con un familiar o amigo de Contreras, en San Bernardo. En ese momento teníamos prácticamente a toda la directiva de las Juventudes Comunistas. Nos faltaba Contreras… Nos costó harto detenerlo porque era más o menos fornido… Cuando llegamos al cuartel general de calle Dieciocho comenzó el interrogatorio. Le preguntábamos por todos los que teníamos detenidos y él respondía que hacía tiempo que no los veía o decía no conocerlos… Le sacamos la venda y le mostramos a todos los dirigentes que teníamos detenidos. Entonces él dijo: ‘Yo tengo un contacto mañana, en la calle Nataniel’… Los jefes se reunieron. Algunos no querían efectuar la operación. Otros sí. Finalmente se decidió realizar la operación y lo largamos por Nataniel. Comenzó a caminar hacia Avenida Matta” (Confesión de Andrés Antonio Valenzuela Morales hecha ante la periodista Mónica González, que luego corroboró ante notario para la Vicaría de la Solidaridad)

 

¡ME LLAMO CARLOS CONTRERAS MALUJE…!

El día 3 de noviembre de 1976, alrededor de las 11,30 horas, en la calle Nataniel Cox, entre Coquimbo y Aconcagua, en el momento que pasa una micro de recorrido Vivaceta, Carlos se arroja bajo sus ruedas. Desea llamar la atención y escapar de sus captores. Queda herido de la cabeza, sangra abundantemente. Mucha gente se congrega a su alrededor. Un capitán de Carabineros, Clemente Burgos Valenzuela, al presenciar el accidente, detiene su jeep y se baja a auxiliar al herido. Casi de inmediato llegan los agentes del Comando Conjunto en un automóvil Fiat 125, celeste, patente EG 388. Al verlos, el joven comunista grita pidiendo ayuda. Se la solicita al capitán de Carabineros. Este intenta intervenir, pero los agentes les muestran sus credenciales como agentes de la dictadura y lo apartan rudamente.

Carlos, a pesar bastante herido continúa gritando:

-¡Me llamo Carlos Contreras Maluje! Por favor avisen a mis padres a la Farmacia Maluje de Concepción.

 

LOS ENGAÑÓ COMO A NIÑOS

Una treintena de personas observa impotente la escena. No se atreve a hacer nada.

Luego de un largo forcejeo logran introducir a Carlos a un vehículo. Lo  amordazan y lanzan al asiento de atrás. El FIAT 125 se pierde rápidamente por calle Nataniel hacia Avenida Matta.

Varios de los testigos del accidente y posterior secuestro, escriben emocionadas cartas a los padres de Carlos, relatando los detalles del suceso.

Todas coinciden. Por ellas se ha podido reconstruir, en sus detalles, lo ocurrido en esa mañana del 3 de noviembre de 1976.

El valiente joven comunista es llevado nuevamente al cuartel de calle Dieciocho. Lo golpean salvajemente, sin preguntarle nada. Lo castigan brutalmente por haberlos engañado como a niños. Según el Informe Rettig, esa misma noche es llevado a la Cuesta Barriga, donde lo ejecutan.

 

EL PADRE LUCHA POR SU HIJO

El abogado Luis Egidio Contreras, padre de Carlos, conociendo los detalles del secuestro, gracias a las cartas recibidas, pero ignorando la suerte corrida por su hijo, hace rápidas gestiones. Con fecha 15 de noviembre interpone un recurso de amparo ante la Corte de Apelaciones de Santiago. Requerido por ese tribunal, el entonces ministro del Interior de la dictadura. General de Ejército, César Raúl Benavides, informa a través del Oficio Nº 5530 que “Carlos Contreras Maluje no está detenido”.

Pero el padre no cede en la lucha por su hijo. Reúne enorme cantidad de pruebas. Por ejemplo, el testimonio del estudiante Claudio Jiménez Cavieres que, en declaración jurada, relata los pormenores de lo ocurrido el 3 de noviembre de 1976; la Municipalidad de Las Condes informa que la patente del FIAT 125, EG 388, “pertenece al fisco de Chile y fue solicitada por la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea de Chile” .Incluso se llega a determinar a quién pertenece legalmente el vehículo con dicha patente: al General de Brigada Aérea, Enrique Ruiz B., cédula de identidad 2.395.859 de Santiago, Comandante del Ala Nº 5, Intendente Regional de la Décima Región, con domicilio en la Base Aérea El Tepual, Puerto Montt, Chile.

 

YA LO HABÍAN ASESINADO

Son tan contundentes y numerosas las pruebas presentadas, que ocurre un hecho sin precedentes desde el golpe fascista: el 31 de enero de 1977, la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago acoge el recurso de amparo a favor de Carlos Contreras Maluje y ordena que “el señor Ministro del Interior, a fin de restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida protección del amparado, deberá disponer su inmediata libertad”.

Al conocerse la noticia hay alegría en muchos hogares, en especial entre sus familiares. La gente democrática está feliz: a lo menos una vez se ha hecho justicia.

Pero la resolución de la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago no se puede cumplir.

El heroico joven comunista, de 30 años de edad al momento de su secuestro, de profesión químico-farmacéutico, casado, con dos hijos pequeños, no puede alcanzar la libertad.

 

¡Los verdugos de la dictadura lo han asesinado 89 días atrás, la noche del 3 de noviembre de 1976!