Foto: Oscar Dante Conejeros Etcheverry
ASEDIO AL MUSEO DE LA MEMORIA
El Mercurio ha puesto
sus páginas a disposición de una sospechosa ofensiva dirigida contra el Museo de la Memoria. En su edición
del día 22 de Junio, el historiador Sergio Villalobos publica una dura crítica donde afirma
que la creación del Museo “ha sido una
continuidad de disparates”, agregando más adelante:
“En el mencionado "museo", para
poder entenderlo, falta la política y la situación social del país desde varias
décadas anteriores y, muy especialmente, la destrucción de la ética pública,
los abusos, engaños y desmanes del gobierno de la Unidad Popular. Sólo teniendo
en cuenta esos hechos, se puede comprender la reacción general del país y el
movimiento militar. No se trata de ocultar los excesos oficiales, sino buscar
la explicación de por qué ocurrieron.”
Ayer se
incorporó a esta ofensiva Margarita
Krebs, actual directora de la DIBAM, a quién El Mercurio le concede una extensa
columna en la sección cartas al director, donde coincide con el señor Villalobos al sostener
“ A la luz de la
contingencia que vivimos hoy, sería una gran contribución que el Museo
explicara los hechos anteriores al golpe, pues pondría una nota de atención
sobre los límites, la necesidad de cuidar las formas, y los procedimientos
democráticos.”
La humanidad está
hoy consciente del holocausto cometido por el régimen nazi desde que asumió el
gobierno de Alemania el año 1933, hasta el fin de la segunda guerra mundial en
1945.
Muchos museos se
han construido en el mundo a fin de dar a conocer las acciones criminales
cometidas por dicho régimen, con la finalidad
de evitar su repetición y educar
a las nuevas generaciones en la preservación y el respeto a derechos fundamentales
del ser humano.
Tal es el caso
del Museo Estadounidense del Holocausto, construido en Washington DC, como
consecuencia del informe presentado en 1979 por la Comisión Nacional del
Holocausto que presidió Jimmy Carter
También el Museo del Holocausto en Jerusalem, la Torre del Holocausto en
Berlín y el más reciente Museo del Holocausto también en Berlín, levantado
simbólicamente en un terreno próximo al bunker donde se refugió Hitler en sus
últimos días.
En ninguno de
estos museos, se pretendió explicar el contexto político social de la
época para justificar las atrocidades cometidas
por los nazis. Conforme a la argumentación sostenida por los detractores de
nuestro Museo, quienes diseñaron tales
centros estarían tergiversando la verdad
al ignorar las enormes debilidades de la República de Weimer: la hiperinflación
que llevó al colapso de la moneda alemana, la cesantía que afectó a 5 millones
de alemanes, el desabastecimiento, la violencia cotidiana desatada –dicho sea
de paso por las propias huestes de las SS- emuladas más tarde en Chile por las
criollas bandas de Patria y Libertad, todo lo cual pavimentó el acceso de
Hitler al poder.
¡No señor
Villalobos y señora Krebs!
Nada puede
justificar el haber incinerado a 6 millones de judíos, así como no hay ningún contexto o causa que pueda
justificar la sistemática violación a
los Derechos Humanos cometidas por la dictadura militar en Chile.
Ningún error o
supuesta violación de la legalidad puede justificar la desaparición de miles de
compatriotas. Nada puede justificar su
sepultación clandestina, la
posterior inhumación de sus restos, ya sea
para ser dinamitados o para ser arrojados a las profundidades del mar
con un riel de ferrocarril atado a sus cuerpos.
Nada puede
justificar los terribles tormentos aplicados a decenas de miles de
compatriotas. Nada puede justificar la existencia de centenares de centros
clandestinos de detención y tortura, extendidos a lo largo de todo el país. Nada
puede justificar que se haya construído en Isla Dawson un campo de concentración al modelo de Auchwitz.
Nada puede
justificar el exilio forzoso de miles de familias separadas para siempre de sus
raíces.
Nada puede
justificar las universidades intervenidas, etc,etc,etc……
No menos grave es
el hecho que a estas alturas de la vida, con tantos y tan irrefutables testimonios conocidos en
los procesos llevados a cabo por nuestro Poder Judicial, el señor Villalobos, a
quién el Estado de Chile le concedió el Premio Nacional de Historia, califique
como excesos oficiales las monstruosas violaciones a los derechos humanos
cometidas por la dictadura.
Está claro que la
defensa de los Derechos Humanos es una
tarea permanente.
Nuestra
obligación es poner atajo a quienes ayer cerraron sus ojos respecto a lo que
ocurría delante de ellos y hoy pretenden construir un país desprovisto de su memoria.
Miguel Lawner
24. 06. 2012.