Por GALO GONZALEZ
EXTRACTO DE SU DISCURSO PRONUNCIADO ANTE
EL XII CONGRESO
Es indudable que, para que el Partido pueda cumplir con sus
deberes y
para que las Resoluciones que salgan de
este Congreso se realicen,
debemos adoptar
toda una serie de
medidas de carácter interno, depurando
hasta donde haya
necesidad, nuestras propias filas de elementos corrompidos o saboteadores; vigilanndo estrechamente el fiel
cumplimiento de las tareas;
estrechando y fortaleciendo cada día más los lazos que existen entre la dirección y la base del Partido y entre éste y
la clase obrera y el pueblo; educándonos más y
más políticamente, a fin de acrecentar nuestros conocimientos teóricos del marxismo-leninismo-stalinismo y hacer que cada militante se convierta en un cuadro dirígente, y adquiriendo y dándole al Partido una gran agilidad, fomentando, en esta forma, la formación de nuevos y grandes cuadros dirigentes.
En nuestro Congreso anterior y
en los últimos Plenos
de nuestro Comité
Central, hemos, puesto muy fuerte el acento sobre todas estas cuestiones y, aunque algo hemos avanzado, es justo que reconozcamos que nuestro ritmo es sumamente lento. Debemos, pues, abordar de frente, con rapidez y energía, el cumplimiento de todas nuestras tareas, para no estancarnos, para adquirir agilidad en la acción y solución de los problemas, para tener movilizado permanentemente al Partido y éste, a su vez,
a las masas, para poder
organizar el
gran, movimiento
de Unión Nacional para la defensa de nuestra Patria, para —en fin— poder aplastar sin piedad a los elementos
quintacolumnistas y
pro fascistas, que pretenden hipotecar nuestra soberanía nacional, convirtiendo
a nuestro país en una colonia del bárbaro nazifascismo.
En los dos últimos Plenos de nuestro C. C, la Comisión
de Control ha presentado
un balance de trabajo que ha sido, sin duda —aunque en forma deficiente— trasladado a las bases del Partido por los delegados, y que ha permitido a nuestros militantes conocer el estado interno
del Partido para
corregir y superar debilidades y errores, y reforzar la vigilancia en nuestras propias filas. Podemos decir que, aunque todavía nos falta mucho, hemos avanzado bastante en este sentido y
hoy, y cada día más, el Partido se fortalece, se cohesiona y es
más dificil para
el enemigo desarrollar su labor nefasta
dentro de nuestro Partido.
En el IX Pleno de nuestro Comité Central fué acordado hacer una revisión general de todo el Partido. Esta revisión ha sido hecha y hasta ahora sólo ha alcanzado a las direcciones del Partido y a algunas bases,
permitiendo descubrir una serie de causas que dificultaban los trabajos y el cumplimiento de las tareas partidarias. Esta revisión la comenzamos con la expulsión pública del diputado Marcos Chamudes, y la continuamos con la propia Comisión Política para proseguirla hasta los Comités Regionales, Locales, de Empresa y hasta los mismos organismos de base del
Partido. Nuestro trabajo ha sido positivo en el descubrimiento de los males que aquejaban
al Partido, los que nos obligan a adoptar rápidamente las medidas para sanearlo.
Por diversos motivos que fueron
explicados por
los Plenos IX, X, XI de
nuestro C. C, fueron separadas de la Comisión
Política varios de sus miembros. Esta medida hubo de continuarla con algunos de
estos camaradas, hasta llegar a separarlos del Comité Central por no haber dado
muestras de reconocer sus errores y debilidades, ni estar dispuestos a
superarlos. Por ello no se ha resentido el Partido. sino que, por el contrario,
se ha fortalecido y ha permitido a muchos de los sancionados que corrijan sus
errores, y a otros que comiencen a corregirlos. Esto, pues, ha sido una
excelente medida. También a otro miembro de la Comisión Política del C.C. hubo
necesidad de separarle de ella, reintegrándosele a la misma al cabo de cuatro
meses por haber demostrado prácticamente que, no tan sólo había corregido sus
errores, sino que los había superado. Este es un ejemplo de amor al Partido y
de superación de errores, que todo militante debe imitar. Hay también otros
camaradas de dirección sancionados y que comienzan a superar sus debilidades.
Estas sanciones impuestas a compañeros de la mayor
responsabilidad, demuestran que el hecho de ser un alto dirigente del Partido
no les exime de la vigilancia ni de las sanciones, cuando las merecen. Pero
demuestra, igualmente, que a veces no hacemos cuanto podemos y debemos hacer
por que nuestros militantes corrijan sus errores y debilidades, que pueden ser
insignificantes en un principio, pero que terminan por ser muy graves y llegan
a descomponer y a crear un clima de malestar en el Partido, y a ser objeto de
graves sanciones.
Hemos aprovechado los Congresos y Conferencias regionales y
locales para revisar y depurar los organismos de dirección y de base de nuestro
partido, y conocer la verdadera situación interna.
Camaradas: como habréis podido observar a través de las
informaciones que os facilito, las debilidades del Partido son bastante fuertes
todavía, y no podemos sentirnos satisfechos con el trabajo realizado hasta
ahora. Nuestros enemigos adoptan cada día nuevos métodos, nuevas tácticas, y
aceleran sus ataques arteros contra el Partido, a través de mil medios
distintos y perversos. Uno de ellos, es levantar calumnias contra las
compañeras de nuestros camaradas más responsables, a fin de traer la
descomposición al interior del Partido.
Hemos dado estos ejemplos y citado estos casos, para
despertar en el Partido el interés por la vigilancia. La revisión que se ha
hecho aún no es completa y hay que proseguirla rápidamente, a fin de evitar
situaciones como las aquí denunciadas.
A estas situaciones, camaradas, no hemos llegado por
casualidad. Son el producto de un mal trabajo del Partido, en múltiples
aspectos. Continuamente en nuestros informes ante los Plenos del Comité
Central, hemos señalado los medios para corregir las debilidades que observamos
en el Partido, pero poco o nada se hacía por cumplir las resoluciones y
acuerdos. Hemos dicho infinidad de veces que era necesario —y la experiencia
nos demuestra que hoy es más necesario que nunca— estudiar intensamente y asimilar
las grandes enseñanzas que el tesoro del marxismo-leninismo-stalinismo nos
proporciona, porque en posesión de este caudal inagotable de conocimientos
podemos darle solución adecuada a múltiples problemas; porque adquiriremos una
utilidad y facilidad de orientación, que hoy no poseemos; porque liquidaremos
el sectarismo que existe en gran parte del Partido; porque los compañeros
aprenderán mejor a conocer las debilidades y desviaciones de los militantes y
podran corregirlas en mejor forma; porque asi podremos educar y elevar a
puestos de responsabilidad a nuevos cuadros; porque podremos luchar con mejores
posibilidades de éxito contra las corrientes extrañas al Partido que puedan
existir o aparecer en cualquier momento en él; porque comprenderemos mejor nuestros
deberes, como Partido revolucionario, para con nuestra clase y nuestro pueblo,
y podremos rendir más grandes y mejores servicios a ambos; porque podremos ir
educando politicamente, no tan sólo al Partido, sino que, también, a las mismas
masas para la lucha por sus reivindicaciones más sentidas; porque podremos
combatir y luchar con más facilidad contra nuestros enemigos, y porque, en fin,
estaremos en situación de ayudar más eficazmente a la lucha liberadora que los
pueblos de Europa sostienen contra el nazifascismo, y especialmente, a la gran
Patria Socialista, la Unión Soviética, que hoy, más que nunca, precisa de una
ayuda, eficaz, intensiva y organizada de todos los pueblos que, no han sido
sojuzgados por el fascismo, para concluir antes con ésta y acelerar la
liberación de los que han perdido sus libertades.
El desprecio que, en general, observamos en todo el Partido
por el estudio, debe desaparecer. A los
esfuerzos que la Dirección central del Partido hace por politizar y ayudar a
desarrollarse políticamente a los militantes, debe corresponderse por éstos y
por todo el Partido, intensificando el estudio, la lectura de materiales del
Partido, leyendo diariamente nuestra prensa y nuestros documentos, asimilando
las grandes enseñanzas que nos proporciona nuestra literatura, sacudiendo esta
apatía que, cual un tumor, existe en el Partido por educarse. Hemos dado
posibilidades a todo el Partido, desde los dirigentes hasta militantes de base
de escribir en nuestra prensa, para lo cual hemos creado en nuestro diario
"El Siglo" y en nuestra revista teórica "Principios", la
"Tribuna del Congreso" a fin de desarrollar a nuestros militantes, y
que sus experiencias en el trabajo diario las transmitiesen a todo el Partido.
Sin embargo, poco es lo que se hizo en este sentido y hace un mes que ni una sola,
línea se ha escrito para la "Tribuna". Si el ritmo que la Dirección
central quiere imprimir a su trabajo no es compartido por la base, entonces —como
hemos visto que desgraciadamente sucede— los trabajos y tareas no se podrán
realizar.
TRABAJO DE LA COMISION DE CONTROL
Durante el periodo comprendido entre el XI y el XII Congreso,
nuestra Comisión de Control y Disciplina ha analizado y conocido muchos casos
de indisciplina, inmoralidad y corrupción, producidos en el Partido; ha
prevenido sobre posible corrupción, inmoralidades, etc., a muchos Comités
Regionales y organismos de dirección locales y células de empresa.
Pero, junto con este trabajo positivo, de acuerdo con el
rol de esta Comisión, también hemos
tenido algunas debilidades.
Existen en todas las regiones del país las respectivas
Comisiones de Disciplina de cada C.R. Sin embargo, no todas ellas comprenden el
rol que deben desempeñar en la vida del Partido. Por lo general estas
Comisiones empiezan su actuación cuando se presentan casos de indisciplina,
etc., mientras que su verdadero rol es el de educar al Partido para que éste
pueda prevenir y evitar la indisciplina, la inmoralidad y la corrupción.
Nuestras Comisiones regionales no comprenden aún que su tarea consiste,
también, en velar por el cumplimiento de los acuerdos del Partido, por la justa
aplicación de la linea política del Partido, por armar al Partido ideológica y
políticamente en su lucha contra la provocación.
A este respecto, tenemos que reconocer que en nuestro
Partido existe una gran debilidad. Los casos de indisciplina o de corrupción que
se dan y las sanciones que se toman, no son aún insuficientemente utilizados
para educar al Partido. Las sanciones deben ser discutidas en todo el Partido,
para que éste pueda sacar conclusiones políticas y saber, en el futuro,
prevenir, evitar y descubrir los elementos provocadores introducidos en el
Partido.
Uno de los defectos de nuestro trabajo es el poco control
en el cumplimiento de los acuerdos y las tareas, lo que facilita a los
elementos enemigos infiltrados en el Partido para que puedan durante cierto
tiempo actuar impunemente
En este aspecto nuestra Comisión de Control y Disciplina
aún no ha sabido encarar con energía e imponer este control. En la propia
dirección central tenemos una infinidad de buenos acuerdos que no han sido
cumplidos por falta, de control. En lo sucesivo, esta debilidad de nuestro
trabajo deberá ser superada. Nuestra Comisión deberá estar en primera línea en
la pelea por el cumplimiento de los acuerdos, por la aplicación justa de la
linea del Partido; en primera línea, en la lucha ideológica contra las
desviaciones y posiciones oportunistas.
La vigilancia revolucionaria en el Partido, es una tarea
constante y permanente. Pero, al mismo tiempo, no se debe caer en el extremo de
querer ver en todas partes provocadores y espías. La experiencia que en este
Congreso nos ha espuesto el delegado de nuestro Partido hermano de la
Argentina, debe servirnos de ejemplo para saber evitar que los propios
provocadores y espias se oculten bajo la máscara de los "mejores vigilantes".
Quiero concluir esta intervención, llamando seriamente la
atención a todos nuestros camaradas sobre la tendencia que existe en algunos
miembros del Partido a no revelar a éste, en las reuniones de nuestros
organismos, las desviaciones, incomprensiones o debilidades que existen en
algunos camaradas, ya que, según ellos, el hacer tal cosa es una delación, con
esto quieren impedir la vigilancia que debe haber en el Partido. Al contrario.
El no hacerlo es, en muchos casos, una debilidad imperdonable, que alcanza, a
veces, caracteres de verdadera traición al Partido, porque revelar a tiempo
estas cosas posibilita el que se puedan corregir ellas y los militantes, y porque
en el Partido, para todas cuantas cuestiones nos atañen internamente, no hay
delatores. Delator, lo es aquel que confía a la Policía o a los enemigos del
Partido, secretos de éste, proporciona materiales internos o revela cosas que
solamente los comunistas y el Partido deben conocer.
En general, las medidas adoptadas contra algunos miembros
del Partido, como habréis observado, no han debilitado a éste, sino que lo han
fortalecido y hecho mejorar el trabajo y nuestras posiciones. Continuemos por
este camino incansablemente, y podremos cumplir con nuestros deberes en la hora
actual.
Publicado en:
Revista Mensual teórica y política, editada por el Comité Central del
Partido Comunista de Chile.