jueves, 7 de junio de 2012

DISCURSO EN EL CENTENARIO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE



En la foto, Guillermo Teillier hablando en Homenaje del Partido Comunista
al Compañero Presidente Salvador Allende. 26 junio 2007.

FOTO: OSCAR DANTE CONEJEROS ETCHEVERRY



DISCURSO EN EL CENTENARIO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE

De nuestro compañero. Guillermo Teillier, Presidente del Partido Comunista. En el Salón de Honor del Congreso Nacional.

Queridas compañeras y compañeros, estimadas amigas, estimados amigos:

El Partido Comunista de Chile, está presente en la historia de nuestro país y en la lucha por la democracia, la justicia social y por los derechos de los trabajadores y el pueblo, desde hace 100 años.

En este fecha histórica para nosotros, yo quiero saludar en mi lugar a mi partido, a los militantes más antiguos y a los más jóvenes, a las mujeres y hombres y a la diversidad que lo conforman, a los que vienen a nuestras filas desde el pueblo mapuche y los distintos pueblos que son parte esencial de nuestra nación. La mayoría son trabajadores, pero también los hay de otras capas sociales, están presentes los intelectuales, los artistas, los pequeños empresarios, los campesinos, los pobladores, los estudiantes. A todos ellos, a todos ustedes aquí presentes, y también a nuestros invitados que nos acompañan en este acto, sin excepción, el abrazo fraterno que nos merecemos todos en este centenario del Partido Comunista de Chile.

Muchos nos preguntan por qué el Partido Comunista  ha podido mantenerse vigente durante cien años, cómo es posible que después de tantas vicisitudes, de persecuciones, de distintas formas de exclusión, de intentos de exterminio, después del derrumbe del socialismo soviético y de la proclamación del pretendido fin de las  ideologías, este partido logra, no sólo sobrevivir, sino reinstalarse en Chile como un actor político relevante.

La respuesta está en el carácter del partido, que nació como una necesidad de los trabajadores de representarse a sí mismos para defender y luchar por sus derechos, no es un mero partido instrumental para enfrentar los procesos electorales, es un partido de clases que propugna la transformación social en bien de la mayoría, que se nutre de la cultura popular para convertirla en acción política y en lucha social. No sólo ha nacido del seno del pueblo, sino que ha vivido junto al pueblo, cada vez que las organizaciones sociales han sido golpeados por la represión, la persecución o la dictadura, el Partido Comunista ha sufrido también las mismas consecuencias, al mismo tiempo, con lealtad a toda prueba ha dado todo de sí para defender a los trabajadores y el pueblo en las más difíciles circunstancias.

Es el pueblo el que mantiene vivo y totalmente vigente a nuestro partido, que ha pasado a formar parte de la cultura popular, por tanto, de la cultura nacional y de su historia.

Los comunistas siempre hemos sido portadores de esa cultura, integrándola a diversas formas de creación artística, si no, que lo digan, entre tantos y tantas, Violeta Parra, Pablo Neruda o Víctor Jara.

Esta relación  histórica, comenzó el 4 de junio de 1912, cuando unos 30  trabajadores, obreros y empleados, hombres y mujeres, firman el acta de nacimiento del Partido Obrero Socialista, en Iquique.

Entre ellos estaba Luís Emilio Recabarren, obrero tipógrafo, padre del movimiento obrero chileno.

Recabarren y quienes lo acompañaban, eran personas ilustradas, de gran desarrollo intelectual y firme convicción ideológica, que recorrían las minas y las industrias para educar y  organizar a los trabajadores en sindicatos y para mantenerlos informados fundaron una red de diarios y periódicos. La cuestión social se transforma en música, en teatro, en danza, tras el propósito de liberar a los trabajadores de la ignorancia y de la desinformación a la que estaban sometidos por la clase dominante.

Desde su fundación, y hasta hoy, esta impronta que marca la vida del Partido Comunista de Chile, y que se puede encontrar objetivamente en la historia real del país y su pueblo, se mantiene plenamente vigente y se recrea día a día, cultivando los valores éticos más preciados que hoy la humanidad reconoce como tales, dándoles una dimensión universal.

Pero no todo ha sido un proceso continuo, a finales del siglo XX grandes corrientes de pensamiento y movimientos progresistas, que habían llenado de esperanza a gran parte de la humanidad y que lograron progresos sociales incuestionables, se desintegraron, producto de la presión o del convencimiento de que las utopías y los ideales revolucionarios  habían  perdido toda vigencia.

Chile no fue una excepción a tal situación mundial, e incluso fue y es un verdadero laboratorio de  nuevos paradigmas que surgieron al calor de la hegemonía del capitalismo especulativo a nivel planetario.

En esos momentos, nosotros, los comunistas, hicimos una profunda reflexión, un descarnado análisis, como partido, y tomamos la decisión colectiva de seguir adelante.

Se puede afirmar que el Partido Comunista sigue vigente a pesar de la derrota del gobierno popular en Chile en 1973, que más tarde se transformó en una difícil disyuntiva frente al derrumbe del socialismo soviético.

Pero los hechos demuestran la fortaleza y permanencia de una ideología justa, por sobre los reveses que se puedan sufrir en la lucha por construir una nueva forma de sociedad.

El Partido Comunista supo sobrevivir al intento de su aniquilación por parte de la dictadura, apoyado, precisamente, en los ideales de la democracia y el socialismo que le dieron vida hace 100 años.

Pero bajo la dictadura además, aprendió a actuar en la adversidad, a llevar adelante el análisis más profundo de la realidad y someter a juicio crítico y autocrático su actuar, revalidando el análisis marxista para la formulación de sus propuestas políticas, y por tanto, mirar con un prisma distinto, incluso cuestionando lo realizado, la construcción, la existencia misma y el futuro del socialismo, que es también hablar del futuro de Chile o de la humanidad.

La reafirmación práctica de que el capitalismo en su forma extrema, el neoliberalismo, no es la solución para el desarrollo de la sociedad, pone al Partido Comunista hoy en los albores de una nueva etapa en la lucha por las transformaciones profundas que cada vez se demandan con más fuerza por parte de los pueblos y por cierto, también en nuestra Patria, transformaciones que ya estaban expresadas muchas de ellas en el programa del gobierno de la Unidad Popular o que el pueblo de Chile acuñó e impulsó en la lucha contra la dictadura.

La vigencia del Partido Comunista es el triunfo de las ideas revolucionarias que preconizan  la necesaria emancipación del ser humano y en especial de la clase trabajadora que sufre de la explotación a que es sometida por aquellas minorías que se han adueñado de los grandes medios de producción en nuestro país y que generan su enriquecimiento sobre la base de apropiarse de la mayor parte del valor del trabajo y del usufructo abusivo de nuestras riquezas naturales.

Los cien años del Partido Comunista han sido un proceso de lucha, con avances y retrocesos, en la búsqueda de un sistema democrático, en el que la participación y la justicia social sean sus elementos sustantivos. Nos hacemos cargo de que Luís Emilio  Recabarren pensó en el Socialismo como un estado profundamente democrático en todos los aspectos; pletórico de justicia social y participación ciudadana; la soñada sociedad de iguales en que muchos ya habían pensado y por la cual habían ofrendado sus pasiones y sus vidas. Luis Emilio Recabarren avanzó en  la idea de que el Socialismo debía transformarse, necesariamente, en la expresión profunda de una extensión democrática sustentada en los trabajadores, el pueblo y la soberanía popular. Estas  son ideas fundacionales  de nuestro Partido, plenas de vigencia y de amplio significado social. En ellas recogemos la visionaria apreciación de Recabarren quien al describir la relación entre los Sindicatos, los Municipios y las Cooperativas, buscaba la integración y deliberación del mundo social en las instituciones del Estado.

Hoy profundizamos nuestra convicción de que el Partido Comunista es un árbol de raíces profundas y de hojas perennes. Nuestra decisión es reafirmar y mejorar  la unidad de acción y la dirección única, para preservar nuestra democracia interna y servir mejor a los trabajadores y el pueblo. Junto con ello, elevar nuestra capacidad teórica para  hacer parte de nuestra praxis la denuncia de la enajenación de que Marx tratase en sus Manuscritos Económicos y Filosóficos y en varias otras de sus obras, como idea primigenia desde la cual formular una nueva ética para la convivencia de los seres humanos y las comunidades.

Lo más importante fue que tuvimos la voluntad de seguir adelante. Es con nuestra historia que estamos hoy aquí para seguir caminando a paso firme, buscando la más amplia unidad para construir en Chile una democracia de verdad, con justicia social, con participación, con igualdad, con pluralismo y diversidad, más aún, cuando todo indica que en nuestro país se cierra un ciclo, y despunta uno nuevo que está marcado por la lucha y la movilización social amplia y diversa, pletórica de ideas y propuestas,  que exige transformaciones de fondo, y que hoy muestra su fuerza y energía de futuro en los rostros alegres y sin miedo de millones de jóvenes estudiantes, trabajadores y ciudadanos de diversas edades dispuestos a avanzar hacia ese nuevo futuro nacional.

Al cumplir cien años, el Partido Comunista levanta sus banderas para reafirmar su lealtad con el pueblo de Chile y con el propósito de que más temprano que tarde, conquistaremos la democracia por la que hoy multitudes luchan en las calles y en todo el país, tal como lo adelantara en un momento histórico crucial el Presidente, nuestro compañero Salvador Allende. 

En un discurso pronunciado en la Cámara de Diputados el 15 de julio de 1921, Luís Emilio Recabarren, hablando ya como diputado comunista, relata como el Partido Obrero Socialista se transformó rápidamente en un partido nacional e informa que en el mes de agosto de 1912 recibieron una carta desde Punta Arenas en la que se plantea lo siguiente:

“Señores miembros del comité del partido socialista obrero – Iquique – Apreciados compañeros: Por el importante órgano del proletariado de esta ciudad. “El Despertar”, hemos podido informarnos de que con fecha 25 de mayo del año en curso se ha formado en esa el partido obrero socialista. El 21 de este mismo mes quedaba organizado en este otro extremo de la República ese mismo gran partido que esperamos y deseamos eche hondas raíces en nuestra nación y sea el salvador de nuestra patria”.

El Partido Obrero Socialista se estructura y constituye de forma definitiva durante la realización de su Primer Congreso Nacional, realizado en la ciudad de Valparaíso el 1º de mayo de 1915. En aquella ocasión se aprobó su declaración de principios, su programa y estatuto orgánico.
Dicho programa, reconocía “que la sociedad presente es injusta desde el momento en que está dividida en dos clases”, además se señalaba que el salario percibido por los trabajadores, “corresponde a una ínfima parte del producto total del trabajo y sus variaciones son originadas por las necesidades de la industria y la afluencia de productores”.

En las elecciones parlamentarias siempre este partido ha reconocido la importancia de ésta y en las realizadas en marzo de 1921, el Partido Obrero Socialista logró un 1,4% de votantes en relación al total de sufragios emitidos en todo el país y la elección de dos de sus integrantes como diputados: Luis Emilio Recabarren, electo en representación de Antofagasta y Luis Víctor Cruz por Tarapacá y Pisagua.

Ambos asumirían sus cargos a comienzos de junio;  la prensa de entonces informa que “una multitud de 15.000 personas, en su mayor parte federados y cesantes emigrados de la región salitrera, (…), recibió el 5 de junio a ambos dirigentes a su llegada a la Estación Mapocho de Santiago, realizándose inmediatamente un mitin en el que hablaron los diputados electos,(…)”

Este es el partido que luego cambia su nombre por el de Partido Comunista de Chile.

Durante la realización del tercer congreso del Partido Obrero Socialista, realizado en Valparaíso entre el 25 y 27 de enero (1920), se inició un proceso de modificaciones al interior del Partido Obrero Socialista, esto a su vez influenciado por las repercusiones de la Revolución Rusa , las luchas del proletariado en el mundo, y por todos los cambios experimentados por la sociedad y la política nacional.

En el cuarto congreso, en Rancagua, realizado entre diciembre de 1921 y enero de 1922, el POS adhiere a la Internacional Comunista.

"Al término de 8 días de sesiones, en la tarde del 1 de enero de 1922, luego de desplegar una gran bandera roja y cantar de pie la Internacional , los asistentes clausuraron la Convención Obrera de Rancagua. A las pocas horas, (...), doce delegados socialistas, (...), acordarían sin mayores discusiones, por una unanimidad, la ratificación de la adhesión a la internacional comunista y decidirían adoptar  el nombre de  Partido Comunista de Chile, tal cual nos llamamos hoy día.

Poco a poco en el Partido Comunista se va conformando la convicción de que se debía buscar la unidad con otras fuerzas para alcanzar mayores conquistas sociales y aspirar al gobierno. Esta posibilidad se abre en 1938 con la conformación del Frente Popular, en el que se encontraban el Partido Comunista, el Partido Socialista y el Partido Radical. Esta alianza permite la elección de Pedro Aguirre Cerda como Presidente de la República ; gobierno que estableció grandes avances en la educación y la industrialización del país. Tal gobierno fue también una respuesta democrática ante la amenaza del fascismo hitleriano que desencadenó la II Guerra Mundial.

Posteriormente, con el apoyo de los comunistas es elegido presidente Gabriel González Videla, que al poco tiempo traicionó, por la presión y la descarada intervención norteamericana, la confianza que habían puesto en él los partidos de izquierda y en especial los trabajadores. Los comunistas y en los dirigentes sindicales, mediante la aplicación de la llamada Ley de Defensa de la Democracia o Ley Maldita, fueron ilegalizados, des terra dos o encarcelados y borrados de los registros electorales. Se crea el campo de concentración de Pisagua. Sólo 10 años más tarde, el año 1958, fue levantada la aplicación de tal ley al Partido Comunista.

Sin embargo, ya el año 1952, en plena clandestinidad el Partido Comunista junto a un importante sector del Partido Socialista levanta la candidatura de Salvador Allende. En 1957 se conforma sobre la base de la unidad de comunistas y socialistas, el Frente de Acción Popular (FRAP) y de nuevo en 1958 lleva como candidato a S. Allende que es derrotado por estrecho margen. Estas mismas fuerzas insisten con Allende el año 1964, pero para impedir su triunfo, la derecha no lleva candidato.

En 1958 se había producido el triunfo de la Revolución Cubana , que expulsó al dictador Fulgencio Batista del poder y se propone avanzar hacia la construcción del socialismo en Cuba. En América Latina se extendía y profundizaba la lucha social y Chile no era una excepción. Los pueblos exigían cambios de fondo. La conformación de la Unidad Popular y el triunfo de Salvador Allende en 1973, que preconizó la construcción del socialismo en una perspectiva democrática y participativa, que tanto odio concitaron en los sectores más reaccionarios del país y en los EE.UU., es sin duda el  más importante logro, como proyecto político social de futuro, en el cual ha participado el Partido Comunista.

El de Allende fue un gobierno de grandes realizaciones sociales y de transformaciones profundas en la economía. Sin la Reforma Agraria y sin la Nacionalización del Cobre, a pesar de que su propósito de equidad social ha sido trastrocado por la economía neoliberal y que la mayor parte de los beneficios económicos han sido entregados a la voracidad de las trasnacionales, Chile no podría pensar en la posibilidad de un desarrollo futuro de mayor magnitud sin estos logros de tanta trascendencia del gobierno de Salvador Allende.

Ante la nacionalización del cobre, la estatización de grandes empresas y la reforma agraria, se acusaba desde los EE.UU. y por los sectores golpistas en Chile, que Allende se ponía fuera de la legalidad vigente.

Ya en 1921, Recabarren había respondido a esta acusación que se hacía entonces a los comunistas ya en esa época y lo hizo en la Cámara de Diputados: “ La Nación chile na, como cualquiera otra, tiene el derecho de nacionalizar y de expropiar, según la Constitución vigente de nuestro país. Y si la nación tiene ese derecho, ¿por qué asombrarse de que nosotros sustentemos una teoría de esta naturaleza para convertirla en ley y tener  empresas en beneficio de todos y no de unos pocos?.

Se acusó también al gobierno de Allende y a sus partidarios de querer asumir el poder.

En el mismo discurso Luis Emilio Recabarren en el año 1921 responde también esta acusación que se hacía a los comunistas.

“Si la opinión pública está dividida en partidos que luchan por la conquista del poder político, si vosotros estáis divididos en diversas tendencias políticas y lucháis por apoderaros del poder político, por obtenerlo y tenerlo en la mano, yo pregunto, ¿nosotros no tenemos el mismo derecho?, ¿o establece la Constitución dos derechos: uno para los señores de la alta sociedad y otro para los obreros, para la plebe?.

¡No señores!, y por eso vamos derecho a la conquista del poder político.

Y este es el dilema de nuestra sociedad, de nuestra actual democracia, en la que existen sectores que pretenden ser los únicos detentores del poder y cuando de acuerdo a las leyes que estos mismos sectores dicen respetar, son los trabajadores o los partidos que los representan los que acceden al poder o parte de él, son capaces de imponer la traición o el golpe de Estado como lo hicieron el 11 de septiembre de 1973.
El Partido Comunista de Chile siempre ha luchado por perfeccionar la democracia, nunca alentó un golpe de Estado o ha sido parte de alguno, siempre ha alcanzado espacios de poder de acuerdo a la Constitución y las leyes.

El gobierno de Salvador Allende fue un gobierno constitucionalista. Son otros los que traicionaron la Constitución. Son otros los que impusieron el golpe y el terror de Estado. Repudiamos todo intento de justificar el golpe, de blanquear la figura del dictador y denunciamos como actos de regresión a ese pasado siniestro los que se fraguan desde la cárcel dorada de Punta Peuco por parte de los mayores violadores de los derechos humanos, condenados por crímenes de lesa humanidad. Expresamos y expresaremos nuestra protesta ante el gobierno por permitir que se hagan impunemente actos que violentan la convivencia democrática y que ofenden la memoria de las víctimas de la represión.

Si pretenden asustarnos, no nos asustan, al contrario, con más fuerza lucharemos por conquistar un gobierno que represente de verdad los intereses del pueblo y haga posible las demandas de la ciudadanía. 

Seguiremos en la búsqueda de un nuevo orden social que desplace los valores impuestos por la ideología neoconservadora que propone el neoliberalismo, el individualismo, la marginación represiva de las mayorías, el odio a lo diverso y que insta a un detrimento de la visión de la humanidad, transformándola en una masa consumidora, obsesionada por alcanzar un enriquecimiento competitivo empleando cualquier medio, indolente ante los que son excluidos y que hace de la violencia un gran negocio, una forma de vida permanente y un medio de relación normal entre los hombres.

Aspiramos a que los Derechos Humanos no sean un cuerpo de normas impuestas desde quienes controlan las instituciones del Estado, sino que se transformen en normas de conducta cotidianas, que prevalecen en la conciencia mayoritaria de los seres humanos. Nunca bajaremos la guardia respecto de nuestra exigencia de verdad y justicia.

Con el mismo énfasis, nuestra vocación democrática se moviliza para el respeto, la defensa e inclusión de las minorías, de los pueblos originarios, de las diversas comunidades y de todos los grupos vulnerados de nuestro país. Por la educación, la salud, la vivienda, la cultura para todas y todos; en la dura y áspera batalla por democratizar las instituciones del Estado y abrirlas al pueblo chile no.

En definitiva nos comprometemos con la construcción de una nueva Democracia, incluyente y diversa, deliberativa y participativa, desprovista de todo sesgo de marginación y segregación, que sea el reflejo de este nuevo ciclo social en el que se construye nuestra realidad con el pueblo y para el pueblo.

Estos compromisos no son un desafío que podemos enfrentar solos, son propósitos y metas que requieren de la amplitud y participación de muchos sectores políticos y sociales, cuyo común denominador no debe ser otro que la vocación democrática para Chile y su pueblo.

Es preciso avanzar hacia la superación de los consensos que mediatizaron muchas cosas que no tenía porqué mediatizarse; y que postergaron proyectos y propósitos democráticos del pueblo chile no. Sería un error estratégico, garrafal, profundo, creer que las mayorías nacionales volverán atrás y se conformarán con cambios cosméticos; estarán dispuestas y disponibles a un nuevo ciclo de consensos que ahora termina.

El Partido Comunista de Chile, que ha cultivado con ardiente paciencia el valor del colectivo como forma y contenido ético de hacer y construir la política, como instrumento del pueblo, precisamente, por esos valores, ha sabido reconocer generosamente el aporte individual y el aporte de otras fuerzas políticas y corrientes culturales en el ancho camino de la emancipación social. Saludamos a todos los representantes de todas las fuerzas políticas que están hoy aquí presentes y esperamos construir junto con ellos.

El Partido Comunista marcando su independencia, siempre ha buscado pactos o alianzas para llevar adelante programas representativos de los anhelos del pueblo. Y en este período de transición los ha buscado para un asunto crucial. Cambiar la institucionalidad, romper el actual sistema de representación excluyente y antidemocrática, abrir las puertas de la participación.

Hemos visto cómo una y otra vez las mejores intenciones que están en la base de la movilización social se estrellan contra   esta institucionalidad heredada de la dictadura y el consenso. Para ello hemos establecido un acuerdo por omisión con el PS, el PDC, el PPD, el PR, esperamos que esté el MAS  y el MAIS  para ganar la mayoría de las alcaldías para la oposición y un pacto de concejales con el PPD y el PR, que une a la izquierda y el progresismo, abierto a otros partidos y a las organizaciones sociales, al mismo tiempo que concordamos planteamientos programáticos comunes de toda la oposición sobre Educación, Reforma Tributaria y Política Municipal.

Compañeras y compañeros: Hoy día no vamos a proclamar ningún candidato presidencial, nosotros los comunistas primero queremos un programa cuyo contenido sean las demandas del pueblo movilizado, después de eso, estamos dispuestos a buscar un candidato o candidata única del conjunto de la oposición para llevar adelante este programa.

Esta historia de cien años, ha sido protagonizada por mujeres y hombres surgidos del pueblo; seres humanos sencillos, la mayoría anónimos, que han buscado trascender en la entrega y aporte generoso para que Chile sea un país digno y libre, comprometido para alcanzar la más amplia unidad  de todos los países del continente latinoamericano, mucho más profunda que los intentos hasta ahora realizados, que permita una nueva correlación de fuerzas en el plano internacional, que junto con lograr la independencia definitiva frente al imperialismo norteamericano, sea una alternativa de desarrollo y crecimiento con justicia, que promueva relaciones complementarias y horizontales en sus intereses.

El sueño de Bolívar es un parámetro de acción para quienes aspiramos a la emancipación plena de los pueblos de nuestro conteniente y sigue siendo un imperativo  cuya concreción garantizará el pleno desarrollo de todas las naciones, equilibrando el necesario desarrollo a que se aspira, con el respecto y valoración por la cultura y el modo de vida de nuestra América mestiza. En este contexto, estamos por una salida al mar para Bolivia, porque es de beneficio mutuo para nuestros pueblos.

Han sido y son parte de nuestra historia el internacionalismo y la solidaridad con otros pueblos, nuestra lucha por la Paz. Debemos señalar también con mucha fuerza  que hemos sido objeto de la más profunda solidaridad de muchos pueblos del mundo, que no olvidamos ni olvidaremos jamás. Saludamos a todas las representaciones diplomáticas presentes y les solicitamos hagan llegar este mensaje de reconocimiento a sus respectivos gobiernos y pueblos, muchas gracias.

Al cumplir los 100 años, son un torrente de miles y miles que nos miran desde la historia, que están presentes; son los héroes no sólo de los comunistas chile nos, sino del pueblo de Chile, que nunca quisieron ser héroes, pero que hoy ocupan y deben ocupar un lugar privilegiado en la historia de Chile y en la historia del Partido Comunista.

De estos miles, sólo nombramos a algunos, pero sepan que no olvidamos a nadie: Luís Emilio  Recabarren, Elías Lafferte, Galo González, Ricardo Fonseca, Luís Corvalán, Volodia Teitelboim, Víctor Díaz, Julieta Campusano, Fernando Ortiz, Sola Sierra, Luís Figueroa,  Choño Sanhueza, Carlos Contreras Maluje y Gladys Marín.

Porque la historia del pueblo chile no, porque la historia del Partido Comunista se ha fundado y fortalecido en su ejemplo, honor y gloria a todas y todos ellos.

Honor y gloria a los detenidos desaparecidos; a los ejecutados; a los mártires del pueblo de Chile, a nuestros héroes que ofrendaron su vida en la lucha contra la dictadura que siempre  vivirán entre nosotros y en las futuras generaciones de chile nas y chile nos.

Y cuando hablamos de cien años, tengamos en cuenta lo que dijo Luís Emilio Recabarren en Punta Arenas en junio de 1916:

“Cien años atrás solamente, no existían las organizaciones obreras. Hoy existen, y ellas son el plano de la sociedad y del modo de vivir del futuro. Ellas son el firme cimiento de la sociedad futura, de la vida de mañana.”

Estas palabras son absolutamente valederas hoy, nosotros podemos decir con orgullo: hace algo más de 100 años que se forjó el sindicalismo moderno en nuestra República, casi simultáneamente, nació nuestro partido. A cien años miramos con más optimismo el futuro, estamos convencidos de que venceremos.


VIVA EL CENTENARIO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE