estimados
amigos y compañeros
Por intermedio de Sonia Pazmiño recibi el aniversario de los 100 años del
PC. en Suiza, me encantó ver a Lucio, a la compañera Hilda, Anita, en fin a
varios, y sobre todo recordar a Raul Avila, nuestro querido compañero que
nos dejo. voy a continuar mirandolos, es gratificante ver que a la distancia
aun se organizan y mantienen la llamita de la solidaridad encendida, eso da
cuenta que son grandes personas. Felicitaciones y miles de cariños a todos
ustedes.
Alli les adjunto una reflexión que hiciera a proposito de la participación
a la Funa homenaje que se le hiciera al dictador -. en una de esas
la suben y la traducen, a veces hay tiempo y espacio para escribir lo que una
va internalizando, tambien puedo comenzar a enviarles pequeños aportes si
ustedes asi lo consideran.
1 abrazo con el
cariño y recuerdo de siempre.
Janela García
Homenaje a Pinochet
organizado desde Punta Peuco. Un país polarizado.
Los ánimos triunfalistas, la alegría de los dos goles a Venezuela en el
football, la unidad en torno al triunfo para el país, se esfumaron como por
arte de magia.
Responsable de ello fue el Homenaje que le hicieran al ex dictador Augusto
Pinochet, evidenciando que aún falta mucho por avanzar en la justicia, la
democracia y la memoria histórica de nuestro país. Hoy en la mañana nos
enteramos que la indignación comenzó a propagarse, y personas anónimas
familiares y amigos de ejecutados, desaparecidos, como también ex presos, ex
torturados, de diferentes comunas
llegaron y se congregaron en el teatro Caupolicán, desde las 10 de la noche
hasta avanzadas horas, eran una treintena, que pusieron cadenas al teatro, como para impedir que allí se
llevara a efecto el vergonzoso homenaje. Sin duda no debe haber en el mundo un
país que se defina como democrático, donde asesinos, torturadores y
mercenarios, se reúnen con el pretexto de celebrar y recordar a uno de los
personajes que tanto daño este país. Que durante 17 años sojuzgó al país con
una institucionalización del terror, con permanentes estados de excepción, con
organismos secretos que nadie sabe a quién obedecían, porque ahora resulta que
todos son inocentes e ignorantes del terror que impusieron.
Efectivamente este acto estaba programado para las 11:00 hrs., de hoy, allí
estaban los adherentes y detractores. Quienes llegamos temprano al lugar, no
fue fácil ingresar. Habían piquetes apostados en el gran perímetro que
carabineros había instalado, entre las calles; Tarapacá, Avda. Matta, calle Espinoza y San Francisco. Llegamos a
las 10 de la mañana, junto a mi sobrina, y como la ocasión ameritaba, íbamos
bien preparadas y pudimos pasar el control operativo. A pasos escuchamos gritos
de apoyo de adherentes, caímos
directamente en la misma puerta del Teatro, ya estaban parte de los medios de
comunicación, conspicuas señoras histéricas gritando y portando afiches con el
rostro del dictador, otros con bustos de yeso de Pinochet con la banda
tricolor, jóvenes, con facha de patria y
libertad, ropa militar camuflada o chaquetas de cuero, y muchos decrépitos viejos
fascistas.
Es verdad que el derecho a reunirse, a manifestarse y a opinar libremente,
también debe regir para ellos, pero realizar un homenaje a un dictador es y
constituye un acto de extrema violencia vulnerando la historia aún no resuelta
por la falta de verdad y justicia, porque las heridas aún están abiertas, y la
mayoría de la sociedad chilena no quiere
que se repitan estos actos indignos. Ellos tienen que entender que se exponen
al escarnio público, a la indignación, a la rabia, el dolor y la condena
ciudadana por su pasado de encubridores de tanta barbarie y muerte causada. De
eso se trataba, un acto provocador y un acto encubridor, de un asesino, que
nunca fue enjuiciado por sus crímenes en contra de lesa humanidad.
Allí pude oler el fascismo, en sus nietos, oler obsesiones retrógradas,
fanatismo abyectos y sobre todo la arrogancia, la prepotencia y el fascismo
acumulado por años, traspasado a los nietos de Pinochet y de Franco, como a
cubanos gusanos, allí presentes, entonando la canción nacional con su estrofa
de los “valientes soldados” y a viva voz pidieron libertad a Álvaro Corbalán,
responsable y organizador de este evento, gestado desde Punta Peuco, por un reo
asesino, fascista reivindicando el terrorismo de Estado. De eso se trataba este
homenaje.
Por ello que resulta indignante que permitamos que estos se lleven a cabo,
estamos siendo irresponsables, al permitirlos, ya que traspasamos a las nuevas
generaciones una cargada mochila de odio. Es necesario legislar al respecto
para que nunca más se haga proselitismo del terror, del odio del fascismo en
nuestro país.
Ahora ya son las 17:30 hrs., y los adherentes aún se encuentran dentro del
Teatro Caupolicán y otros como ratas salen apiñados protegiéndose del malestar
e indignación de los chilenos que estamos apostados en los alrededores
Lo más probable que esta gente van a misa, se sientan en familia a almorzar
los domingos, recen con sus nietos. No es posible engañarse a sí mismo, cuando
la verdad acecha en la memoria, es necesario fortalecer los recuerdos
encubridores por la vía de compartirlos en un rito colectivo, o un acto de
terapia colectiva, para sanar sus pecados reprimiendo la verdad. Quizás es lo
que nos ha tocado presenciar en el día de hoy.
A los que están administrando este modelo Neoliberal que les sirva de
lección, ellos tenían la posibilidad de parar este homenaje y no lo hicieron,
ahora a enumerar el saldo de los daños en los 10 puntos de barricadas,
desórdenes focalizados en las calles Santa Isabel, San Diego, Eyzaguirre,
Cóndor, Nataniel, Paseo Bulnes, Matta, cabezas rotas, disparos, intento de quema de un edificio en
construcción, pillaje y destrozo de una automotora, pesadilla para los vecinos
que tuvieron un domingo de terror. Resulta paradojal y hasta irónico, que
quienes pisotearon entusiastamente la libertad de los chilenos, y a todas luces
lo volverían a hacer si tuvieran ocasión, hoy reivindiquen su propio derecho a
manifestarse, precisamente para homenajear al dictador que trató
consistentemente todo tipo de manifestaciones públicas como crímenes a los que
había que reprimir con saña.
Allí estaban los organizadores, Tte (retiro) González, al interior del
teatro y sus dos sobrinos entre nosotros, repudiando por las aberraciones que
su madre sufriera en manos del fascismo, Alfonso Marques de la Plata ex
Ministro de Pinochet, anciano decrepito, acompañado de su nieta, ganándose el
odio de varios y otra joven quién le tironeo el cabello impidiéndole tomar el
taxi que los sacaría del lugar. Ese es el odio que aún esta engendrado en
nuestra sociedad. Ellos son los responsables de los tantos encapuchados,
aquellos jóvenes, nietos y biznietos de este lado, nuestros hijos quizas.
También resulto alentador ver a ese vecino acorralado al interior de su
casa, y desde una ventana con rejilla conminaba a las desagradable e
inesperadas visitas gritándoles – fascistas… fachos váyanse a su barrio, no los queremos.
Janela García
Refugiada en Suiza hasta
1986.