lunes, 4 de junio de 2012

El socialismo es la representación máxima de la democracia


Lautaro Carmona

Foto: OSCAR DANTE CONEJEROS ETCHEVERRY



De la edición Centenaria de El Siglo

Lautaro Carmona, secretario general del PC



“El socialismo es la representación máxima de la democracia”



-A 100 años de la fundación del Partido Comunista de Chile, ¿cuál sigue siendo su característica particular, lo que lo distingue de otras formaciones políticas?

Vamos a partir de una definición para destacar lo permanente, y es su condición de  instrumento al servicio de la clase obrera, de los trabajadores, los explotados, para contribuir a la transformación de la realidad en que se desarrolla la vida en nuestra sociedad.

El PC nace cinco años después de la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, la manifestación más aguda de la lucha de clases, la expresión más profunda de la explotación del obrero pampino.

En esa realidad se funda el Partido Obrero Socialista en Iquique, casi simultáneamente con su fundación en Magallanes, en Valparaíso. El pensamiento avanzado llegaba sobre todo a los puertos; y en el caso de Punta Arenas, de la deportación de comuneros de París. Esto le da una raigambre muy fuerte en la clase obrera.

Sin ninguna presunción, sino como un mero registro histórico: el PC chileno nace cinco años antes del triunfo de la primera revolución socialista, en la Rusia zarista.

Su origen está en la propia realidad y crea en esas condiciones una intelectualidad, autodidacta pero no menos aguda que cualquiera intelectualidad académica. Eso le da una marca profundamente democratizadora de la sociedad chilena. De ahí parte una relación natural entre el partido político revolucionario y la lucha de los trabajadores.

En la contribución al surgimiento de conciencia de clase, se entiende el aporte de Recabarren en particular, como de otros pensadores que fundan el partido, en la creación de periódicos, en el plano de la cultura y el arte a través de la poesía, la obra de teatro, la filarmónica; y la relación del partido con la organización sindical que brega por sus reivindicaciones legítimas, inmediatas, urgentes.

-¿Esta propuesta podría encontrarse no sólo entre los exponentes de la clase obrera, sino también en otros sectores de la sociedad?

Hay una máxima que contribuye a comprender lo que estoy diciendo, y que viene de los clásicos: mientras más cultos son los pueblos más próximos están de ser libres. A la inversa, pueblos ignorantes son más fáciles de someter.

La noción de emancipación de que habla Recabarren tiene que ver con una sociedad distinta. Está en la realización plena de los seres humanos en función de sus capacidades, vocaciones y aptitudes. No niego que otras postulaciones puedan tender a lo mismo, pero con una pequeña gran diferencia: dificulto que piensen en la liberación de todos los hombres en su condición de libres e iguales.

-¿Podríamos hablar de la composición del mundo laboral, y de la incidencia política de los cambios registrados en ella en la política de su partido?

La gente actualmente rechaza reconocerse como asalariada –explotados, en fin-, lo que se llamó clase obrera en el pasado. Hoy se habla mucho de las capas medias.

¿Dónde se define la condición de explotado?: en que el aporte que un trabajador hace a la economía tiene una retribución relativamente proporcionada a ese aporte. Toda vez que ese aporte es mayor –como lo es- y la retribución es menor, hay plusvalía. Un trabajador produce un valor por sobre el que recibe. ¿Quién se queda con este valor?: el dueño de los medios de producción, el capitalista que está explotando a ese trabajador.

¿Cómo se puede comprender una sociedad que –según datos oficiales- podría gozar de pleno empleo y sin embargo tiene que aprobar leyes para bonificaciones y subsidios que logren mantener un nivel de ingresos en una zona muy amplia de la población que vive en la extrema pobreza?

Los que están en la extrema pobreza no son necesariamente cesantes: son trabajadores súper explotados, que tienen retribuciones muy por debajo no sólo de lo que aportan sino de lo que necesitan. No basta hablar de pleno empleo, hay que hablar de salario justo, de trato digno a los trabajadores.

Más allá de quienes se autodefinen como no explotados -trabajador por cuenta propia y por consiguiente “no tengo patrón”-, el dato objetivo es si esa persona recibe lo que está aportando a la actividad económica para que funcione la sociedad. Y debemos convenir en que, en la mayoría de los casos, recibe muy por debajo de lo que corresponde.

-El partido ha procurado alianzas desde el proletariado industrial con el campesinado, y después se ha ido ampliando el  panorama: ¿hay en esto un cambio de la sociedad, un cambio en la mirada del partido o tal vez las dos cosas juntas?

Una política transformadora parte de la base de un conocimiento con la máxima profundidad de la realidad que hay que transformar. Y a medida que la realidad cambia, los desafíos son distintos, mayores, más específicos. Las demandas actuales de la sociedad chilena no son las mismas de un siglo atrás.

La tarea de la transformación no es exclusiva ni excluyente de otros sectores que también, en grados y formas distintas, contribuyen a ella.

-En estos 100 años de existencia, el PC ha postulado la unidad de la clase obrera y la “unidad obrero-campesina”. Después de la reforma agraria, ¿se puede hablar de un objetivo logrado, y cómo se manifiesta hoy esa política de alianzas?

Se trataba de la profundización de políticas de estado que ayudaran a la dignidad y a la liberación en algún sentido del nivel de explotación del campesinado para su  transformación en obrero agrícola. Ahí está la clave de la reforma agraria: cambió su calidad de pertenencia de clase y hoy tenemos sindicatos industriales en las zonas agrarias. Tenemos una  vida casi de urbe en las zonas agrarias, con centros productivos. Cada vez son menos las actividades típicamente campesinas. Obviamente, entonces, que la política agraria del partido ha cambiado. Debe contemplar los grandes focos agroindustriales y desde allí enfrentar la crisis alimentaria que tiene el mundo.

En el plano de otra reforma que tiene que ver con la soberanía económica: se requiere que el estado tenga potestad sobre las riquezas naturales y que su explotación vaya en primer lugar a elevar la calidad de vida del país, y de la región en donde se producen. Aquí juega un papel clave la nacionalización del cobre. Codelco es una empresa estatal que sigue entregando el principal ingreso a nivel nacional,  pero se ha remitido a un tercio su producción respecto a la minería privada y transnacional.

-¿El PC necesita ampliarse a otros sectores, entrar en alianzas para realizar las transformaciones?

Es evidente que la vigencia del partido reside en que está permanentemente actualizando los desafíos que surgen en la sociedad.

El partido nunca ha postulado el unipartidismo. Siempre ha postulado la convergencia de distintas fuerzas políticas que coincidan en lo sustantivo en las tareas de transformación. Eso lo ha llevado a  bregar por una política de alianzas  que incorpore la mirada de otros sectores, incluso los que tienen políticas hacia las llamadas capas medias, aunque el propio partido también se plantea una política hacia esos sectores.

Lo mismo ocurre en el plano del mundo propiamente social, con un eje que nos parece que debe ser mucho más fuerte en el mundo de los trabajadores. Y ahí está la experiencia de la llamada Mesa Social, que reúne a estudiantes, profesores, pobladores, artistas, a expresiones sociales temáticas. Hay sectores que se organizan en función de subrayar sus temáticas, que no por eso dejan de ser transversales y objeto de preocupación, en primer lugar, de los trabajadores. Por ejemplo, en lo medioambiental, la palabra más autorizada la tienen los trabajadores. La crisis hídrica también es propia de los trabajadores. Todo lo que tiene que ver con lo que ocurre en la sociedad y que va a impactar sobre su calidad de vida, es un asunto propio de los trabajadores.

-Hay contradicciones entre el desarrollo de las fuerzas productivas –una hidroeléctrica, por ejemplo- y el cuidado de la naturaleza…

La relación capital–trabajo en nuestra época contemporánea es una relación extrema que se denomina capitalismo neoliberal. Se agrega a esto el que sea globalizado, es decir que no tiene barreras de movimiento. No hay que olvidar que nosotros también concebimos al mundo como una unidad planetaria, y de ahí viene el concepto de internacionalismo, que concibe las luchas de los trabajadores como parte de una gran corriente mundial.

Hay dos cosas distintas: el trabajador que tiene un puesto en una actividad, como por ejemplo la forestal, la pesquera, con una explotación indiscriminada, y su condición de habitante de esa zona o del país en general.

Por ejemplo, en la relación de la producción de energía y las termoeléctricas, y el uso ilimitado de recursos hídricos, el gobierno no asume ninguna responsabilidad. Dicen: al final de cuentas, la gente necesita trabajar… Sí, pero no a cualquier costo. Entonces, ¿dónde está el punto aquí, ya que es sabido hace tiempo que los recursos naturales no son infinitos?

Creo que afortunadamente, a partir de muchas tragedias, se va poniendo cada día más en la conciencia colectiva la necesidad de armonizar todos los elementos: el desarrollo de la economía, con la calidad de vida de las personas.

-Se dice que caracteriza al Partido Comunista, también su aspiración a una sociedad distinta, opuesta al capitalismo…

Nosotros estamos en este partido, y yo siempre uso la frase “con optimismo histórico”, porque reiteramos que hace falta aspirar a una sociedad distinta.

Creo que no hay nada más próximo a postular el socialismo que vivir en proximidad a una situación democrática. Y creo que a ratos la vida entrega posibilidades de saltos que ponen en el tapete posibilidades de avanzar más rápidamente. El camino para la construcción de socialismo pasa por la más profunda revolución democrática, entendiendo con esto que el socialismo es la representación máxima de la democracia, y la manifestación máxima de la democracia es el socialismo. Y esto supone democracia en todas partes: desde los puntos de vista económico, cultural, político, social.

Lo que tenemos hoy es una dictadura económica, donde todo está restringido a un núcleo exageradamente pequeño. Una democracia social es la que pone las potencialidades del estado al servicio de la sociedad. Y ahí están las grandes demandas de la educación y la salud públicas, la vivienda social.

El “estado benefactor” es manifestación de una elemental democracia social, siempre y cuando eso constituya  derechos y no concesiones discrecionales de un gobierno.

El estado benefactor o de bienestar se construyó pensando en la contraparte, los países socialistas. Lo que me importa es que eso sea con respeto a la dignidad, al legítimo derecho de los trabajadores.

Para lograr todo esto de que estamos hablando, es necesario un protagonismo del pueblo, de los trabajadores en primer lugar, respecto a sus derechos y respecto a la representación de sí mismo.

Se hace un quiebre entre lo que algunos llaman la democracia de instituciones o representativa, y la democracia participativa.

La pregunta sería: ¿qué significa el pueblo en el poder?

Yo estoy hablando de la representación del mundo social, que va a canalizarse a través de pensamientos distintos. Y no hay una relación de divorcio entre los partidos y ese movimiento social. Y esto no es menor, porque hay prohibición de que los dirigentes sindicales sean candidatos a parlamentarios.

-Postula el PC una alianza también con sectores o representantes independientes: ¿forma parte eso de su política de alianzas?

La militancia no es lo que resuelve la condición política. La verdad es que nadie es independiente. Lo que tiene es una no militancia partidaria, pero tiene una mirada política comprometida. Y son miles los que se inscriben hoy en la gran corriente de movilizaciones.

Pero, insisto, el actor y factor fundamental son los trabajadores. Y lo que hay hoy día, para alegría nuestra, es que el movimiento estudiantil está planteando exigencias que lo conectan con lo más avanzado de los trabajadores.