viernes, 29 de junio de 2012

Recado a Gabriel Salazar


Foto: Oscar Dante Conejeros Etcheverry




Recado a Gabriel Salazar

Escrito por Marta Morales (*)  

He decidido  escribirle este recado, porque he leído sus declaraciones sobre Camila Vallejo y hay varias cosas que me gustaría decir al  respecto. La connotación mundial que adquiere Camila Vallejo, se debe, según creo, a la potencia del movimiento social y la claridad con  que dejó al descubierto lo que existe  bajo la piel de este jaguar latinoamericano.

Porque Ud. debe concordar conmigo que nuestro país se jacta de mantener una economía sana, pero es uno de los países más desiguales del mundo; y esta tremenda y vergonzosa desigualdad es la que ha volcado a las calles  a miles de  jóvenes a  demostrar que ya no están dispuestos a seguir soportando que la riqueza que producen los y las trabajadoras de este país se la apropien unos pocos que todos sabemos donde están.

Decir que una mujer joven  que ha tenido el reconocimiento  internacional  por su aporte a la lucha por una educación  más justa y digna para las actuales y futuras generaciones de este país lo ha sido “por  ser linda” significa, según mi entender,  negar las capacidades de  la joven Camila Vallejo y, por otra parte, relativizar la potencia  revolucionaria de las ideas democratizadoras  y de justicia social que contienen las demandas del movimiento social.

Camila tiene razón cuando le dice que sus afirmaciones tienen una  claro “sesgo machista”. Y creo  sinceramente que Ud. se excede  cuando condiciona la inteligencia  de la joven militante de las Juventudes Comunistas a dejar las filas de nuestro partido...Porque leo  claramente el si condicional en sus declaraciones a la prensa.

Sr. Salazar, hace muchos años las mujeres tuvimos que luchar y demostrar que “somos inteligentes”, pues Ud. debe recordar que hay toda una línea de “hombres sabios”, que afirmaban que las mujeres no la poseíamos. De verdad, creía que esa etapa oscura de nuestra historia estaba superada. Pero ahora ocurre (en pleno SXXI)  que las mujeres  comunistas hemos de entregarle a Ud. pruebas de nuestra inteligencia, puesto que se lee en sus frases que ser  mujer-comunista es ser no-inteligente.

Definitivamente mi compañera Camila  se queda corta cuando habla de un “sesgo machista”. Yo he llegado a la conclusión  de que es enteramente machista.

Yo no sé, de verdad, en qué basa sus asertos, pero lo que sí sé es que este partido comunista  que ya tiene 100 años de vida, ha contado en sus filas con innumerables  mujeres  valientes y  memorables luchadoras sociales; que  éste es uno de los primeros partidos políticos en incorporar mujeres a sus órganos de dirección; que sin más,  ya que celebramos este año  nuestro Centenario.

Quiero recordarle que Teresa Flores (22 años), una mujer  obrera  de inicios del siglo XX,  fue parte de la constitución del partido de Recabarren y que ella, junto a muchas mujeres proletarias, como  la joven de 14 años, Rebeca Barnes, organizaron los centros Belén de Zárraga cuyo aporte al movimiento de mujeres y feminista es innegable.  Teresa en el año 1923 es elegida Consejera Nacional de la Federación Obrera de Chile (FOCH), siendo la primera mujer chilena que ocupa un cargo sindical de nivel nacional.

Es cierto que ellas no asistieron a la Universidad y es posible que no comprendieran las virtudes  de la “Academia”, pero tuvieron la visión política y el empuje valeroso para  batallar en tiempos duros para las mujeres chilenas y del mundo.

Y le digo estas cosas, porque he pensado que la razón de su menosprecio a Camila se debe a que es comunista. Pero estoy convencida de que hombres y mujeres  tenemos la capacidad para decidir si militamos o no y si lo hacemos en qué partido lo haremos. Ello, claro, en función de ideales y lo que cada uno de nosotros y nosotras buscamos para nuestro pueblo.

Y muchas mujeres, como Camila, hemos decidido militar en este partido centenario  y  creemos firmemente en la capacidad  de este colectivo de hombres , mujeres  y quienes han asumido una opción sexual diferente, de aportar a la construcción de la patria justa y buena con la que soñara nuestro presidente Salvador Allende.

Si ello nos hace menos inteligentes ante sus ojos y su entendimiento es lamentable para Ud., pero nosotras vivimos alegremente nuestra militancia y, re-escribiendo a Neruda, en el Partido Comunista  nuestra vida no termina en nosotras mismas.

Le decía antes -honorable profesor- que son muchas y muchas las mujeres que han militado y militan en nuestras filas. Y Ud., en su condición de connotado historiador, debe saber que el aporte que las mujeres hemos hecho a las luchas de nuestros pueblos ha sido enorme. Y ha sido así, en muchos lugares del mundo y en nuestra América Latina las mujeres nos incorporamos a las luchas por la Independencia, a  la lucha -ya le decía- por ser reconocidas como “seres racionales”, por la abolición de la esclavitud, por el derecho a la educación y no la que se le entregaba a las señoritas de clase alta, que eran educadas para la sumisión y reproducir el círculo de la dependencia y de la esclavitud y la tremenda valoración por introducir temas como la filosofía y la geografía en la formación de las mujeres.

Es de este siglo la larga lucha  por el derecho a voto y nuestra participación en política e incluso nos hemos alzado como una más en las batallas contra las dictaduras que han asolado a nuestros  países en distintos momentos de nuestra historia. Y con ello hemos contribuido a la conformación  de nuestras identidades como pueblos y como naciones.

Y quiero volver a hablar  acerca de mis compañeras mujeres, porque en este Partido Comunista, del cual Ud. le dice a Camila que debe irse, una joven mujer -Gladys Marín- fue la primera Secretaria General de las Juventudes Comunistas de Chile, y Diputada a los 23 años, luego de la noche oscura fue la primera mujer en ser Secretaria General del Partido Comunista y después su primera presidenta. Gladys fue también la primera mujer en ser candidata a la Presidencia en nuestro país.

Y como Gladys, nuestras compañeras Hilda Cid pionera  en introducir la cristalografía de Rayos X en el país, Sola Sierra, tremenda luchadora  por los DDHH,  Mireya Baltra dirigente suplementera, diputada y Ministra del Trabajo del Gobierno Popular, Eliana Aranibar  diputada, Julieta Campusano, senadora, Rosa Gajardo, Micaela Troncoso, Victoria Muñoz, Delfina González, Julia González, Humilde Figueroa, Laura Rodig, militantes mujeres destacadas entre el 1926 y el 1930, Sary Cortés, primera mujer menchista que participa como representante del PC en el Frente Popular, Eulogia Román dirigente del partido, obrera tabacalera y María Ramírez, miembro del Comité Central, obrera de una fábrica de camisas, ambas  dirigentes del MEMCH; María Gilbert primera mujer miembro del Comité Central, María Marchant Regidora; Mercedes Fuentealba, obrera  y primera dirigente de la Unión de Mujeres de Chile.

Y sigo diciendo: Amanda Altamirano, diputada; Vilma Rojas, diputada; Silvia Acosta, diputada, Graciela Trujillo, Eliana Fernández y Teresa Carvajal dirigentes de la CUT, Elena Pedraza, dirigente sindical, Ana González, la Desideria, Violeta Parra, y cientos de mujeres que han ocupado hasta ahora diversos cargos de representación social y política. Hoy día Karol Cariola, es la joven  Secretaria General de las Juventudes Comunistas.

Y quiero decir con esta lista incompleta de mujeres de distintas condiciones sociales, que al Partido Comunista las mujeres notables no le somos ajenas y que la presencia de mujeres  no es accesoria. No veo razón, entonces, por la que Camila Vallejo debiera irse.

Y le digo, porque para eso es este recado, que no es correcto que queriendo dar “sabios consejos” se nos niegue a las mujeres como sujetas políticas y se nos reduzca en sintonía con el imaginario patriarcal a “fetiches sexuales”.

Tampoco me parece que en la actual situación donde es tan necesaria la unidad social y política para derrotar al verdadero enemigo de clase se menoscabe  a una joven dirigente estudiantil, como Camila, lo cual no  extrañaría  viniendo de la derecha). Con eso, usted daña al movimiento social, pues el liderazgo de  mi compañera emerge precisamente de ese movimiento y no de una turbia maquinación de los viejos del PC, como Ud. afirma.

Parece que no todos remamos en la misma dirección.

(*) Profesora