A 91 años de la
Navidad Trágica :
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Volodia Teitelboim en
“Un Muchacho del Siglo Veinte” escribió:
“Un compañero nortino del Central entró de súbito, anunciando que había llegado
la noticia de una matanza en Copiapó y
Vallenar: la represión no cesaba... El relato del compañero nortino, que
entró sin aviso en aquella noche de Pascua a la casa, era enredado y tremendo.
Detalló la provocación. Un plan sintético para asaltar el batallón del
Regimiento Esmeralda de Antofagasta apostado en Copiapó, a fin de atribuirlo a
los comunistas que pretendían establecer en Chile el régimen proletario.
Tramaron el asalto, jefes de carabineros, que dirigieron a los conspiradores.
Embaucaron a dos o tres entre los pobres y trataron de comprometer al doctor
Osvaldo Quijada Cerda, un intelectual con simpatías marxistas... Así a las dos
de la mañana del 25 de diciembre, dos grupos llegaron hasta la guarnición. Un
soldado les abrió la puerta. Entraron y los recibieron amablemente con fuego de
artillería. Por orden del capitán Villouta detuvieron a varios ‘conspiradores’
y los mataron. Se inventó una batalla. En aquella noche se calcula que fueron
disparados entre
¿QUÉ OCURRÍA EN CHILE
HACIA FINES DE 1931?
Los resultados de las elecciones presidenciales,
realizadas el 4 de octubre de 1931,
dieron holgado triunfo a Juan Esteban Montero, candidato de la coalición
conservadora-radical-liberal que obtuvo 183.000 votos. Arturo Alessandri
recibió 100.000; Manuel Hidalgo (que se
presentó como comunista, a pesar de haber sido expulsado del Partido Comunista
el año anterior), 3.000 y Elías Lafertte, 2.434
(el 0,86% del total de los
sufragios).
El 3 de diciembre de 1931 se inició el gobierno de Juan Esteban Montero. Durante su administración -sostiene Luis Corvalán, en ‘Ricardo Fonseca combatiente ejemplar’- "el país siguió sumido en la crisis. Las paralizaciones industriales continuaron. El ejército de los sin trabajo era mucho más grande. Desde las pampas del salitre se habían venido, hacia el sur, decenas de miles de familias que deambulaban por las calles con sus niños harapientos y famélicos, solicitando en cada casa un poco de comida. Centenares de seres humanos, sucios, piojosos, se agolpaban en las puertas de los regimientos o de los internados educacionales, haciendo filas con sus tarros oxidados, para recibir las sobras del almuerzo...". (Luis Corvalán: “Ricardo Fonseca combatiente ejemplar”. Austral. Santiago, 1971, página 80)
FEDERACIÓN DE LAS IZQUIERDAS
En el periódico “
de profesionales, obreros, empleados, Sociedades
Mutualistas y otros valiosos elementos independientes. De orientación
ibañista-alessandrista, nació con el objetivo de hacer dura oposición al
gobierno de Juan Esteban Montero.
Se firmó al efecto un Acta Programa firmada por el
doctor Manterola, señor Enrique Barboza, José Dolores Vásquez, Oscar Cuadra,
Ramón Briones Luco y otros destacados políticos”.
PROVOCACIÓN DE DERECHA
En Copiapó, tres días después, en la madrugada del 25 de
diciembre de 1931, elementos alessandrista-ibañistas, de
Entre los conspiradores que prepararon el ataque, estaba
infiltrado el capitán Guillermo Villouta Ruiz, Comandante del Cuerpo de
Carabineros de la localidad. Éste, en vez de impedir la acción, dejó seguir su
curso, para tender una trampa a los complotados.
El Intendente de Atacama, Víctor Manuel Igualt, había
comunicado al Ministro del Interior del Presidente Montero “rumores de un
levantamiento comunista para los primeros días de diciembre”. La respuesta desde
la capital fue: “esperar y estar a la expectativa”. Otro tanto hizo el
comandante de carabineros a sus jefes en Santiago. Recibió instrucciones
concretas: “Infiltración y preparación contra el levantamiento”.
El asalto se inició a las 2:10 de la madrugada. Hubo un
nutrido fuego de fusilería. Cayeron 3 militares y 4 civiles, más dos mujeres
que nada tenían que ver en la acción.
Posteriormente el capitán Villouta en carta al Intendente de Atacama, Igualt, le decía: “Se me acusa de que en lugar de evitar lo que pasó (en Copiapó) hubiera facilitado los medios para que el ataque se realizara. Puede que éste sea mi única falta pero esto era sencillamente lo que quería. Si con lanzar tropas a la calle los complotadores no hubieran realizado esa noche su plan seguramente, no hay duda alguna, que habrían buscado otra ocasión. Y no es posible vivir eternamente con el arma al brazo, sacrificando la tropa y teniendo siempre encima un enemigo invisible pero cierto”
EL OBJETIVO: INCULPAR AL PC
Las autoridades, que conocían el complot desde comienzos de diciembre, responsabilizaron cínicamente de los sucesos al Partido Comunista, a pesar de que éste no estaba organizado en Copiapó.
Los conspiradores intentaron involucrar en los hechos al
médico comunista Osvaldo Quijada. Fue detenido a primeras horas del día 25,
pero posteriormente quedó demostrada su inocencia.
A las autoridades locales se les presentó, al alentar la
aventura, una doble oportunidad, por un lado, llevar adelante una nueva y sucia
maniobra contra los comunistas y, al mismo tiempo, la de neutralizar la acción
política de alessandristas e ibañistas, opositores del gobierno de Montero.
SE PREPARA LA MASACRE
Donde sí funcionaba el Partido Comunista, era en
Vallenar; situada a unos 200 kilómetros de Copiapó. Su accionar preocupaba a
las autoridades. El gobernador de Huasco, Aníbal de Las Casas, había oficiado
al Intendente de Atacama desde Vallenar, el 25 de diciembre de 1931:
"La propaganda comunista se hace a diario, en
público y en privado, y si se añade a esta situación una multitud mal o
deficientemente alimentada, tendrá U.S. el cuadro perfectamente delineado. Y en
verdad esto no es muy halagador.
"Un desfile -agregaba el comunicado- de 150 hombres
y más de 100 personas entre mujeres y niños dio margen a que en las calles de Vallenar
se viera el penoso espectáculo de esa multitud que pedía aumento en comida y
trabajo".
En otro oficio del mismo funcionario, fechado en
Vallenar el 3 de septiembre de 1931, informaba:
"Conforme a sus deseos, le indico los nombres de
los dirigentes comunistas que existen en Vallenar, y que son: Oscar Paredes
Paredes, Bonefacio Castro Castillo, Silvestre Guerra, Gallardo, Pablo Reyes Vega, Luis Fuentes González,
Arturo H. Zabala Zavala, Luis Jofré Araya, Carlos Santander Jorquera, Samuel
Pizarro, Arturo Guevara Guevara, Aníbal Cuadra.
La mayoría de
esas personas estuvo entre los asesinados posteriormente en esta ciudad.
LA MATANZA
Apenas ocurrido lo de Copiapó, se puso en marcha el plan
previamente preparado para Vallenar. A las 2,25 de la madrugada del 25 de
diciembre, el jefe nocturno de
Carabineros asaltaron
la casa Seura, usando dinamita, acción que posteriormente el Intendente
de Atacama calificó de “exceso de celo
por parte de carabineros”. También
se detuvo a dirigentes obreros y comunistas, posteriormente
fusilados y enterrados en una fosa común. El
operativo estuvo a cargo del Capitán Bull de carabineros.
“El capitán informó –dice Volodia Teitelboim en “Un Muchacho
del Siglo Veinte’- de un enfrentamiento
en que perecieron todos. Tal combate no existió, pero los muertos sí. Luego el
capitán fue a un local de la calle Serrano donde doce personas prolongaban el
festejo de Navidad. También cayeron. En
la mañana siguiente 17 fueron
fusilados en las inmediaciones. Cuando se les desenterró aparecieron no 17
sino 23, maniatados, mutilados, con fracturas de huesos. Hubo quienes dijeron que fueron más de medio
centenar los que desaparecieron. Se había cumplido con el plan”.
ABOGADOS PONEN
LAS COSAS EN SU LUGAR
En un comienzo se intentó responsabilizar a las
víctimas, a los comunistas, de los sucesos de Vallenar. Pero los magistrales alegatos de los abogados David
Schweitzer y de Neut Latour pusieron las cosas en su lugar.
Fue en el Consejo
de Guerra que se siguió en Copiapó para juzgar a los injustamente acusados,
donde se logró establecer la verdad.
Papel fundamental lo jugó el abogado Jorge Neut Latour, quien defendió al doctor
Osvaldo Quijada y otros detenidos. Demostró la inocencia de éstos y comprobó
que los verdaderos culpables eran las autoridades y dos capitanes de
carabineros. En Copiapó, Guillermo Villouta; en Vallenar, Bull.
Fue el día del
Año Nuevo. El teatro estaba lleno. Se adelantó Neut Latour y dijo: “Ruego al
tribunal que tome nota de lo que voy a decir, porque soy Jorge Neut Latour,
abogado, titulado, casado. Pido al Consejo de Guerra que ordene la prisión, porque yo acuso, voy a acusar de
asesinato, aquí al señor Intendente de
UN
FISCAL MILITAR QUE CONTÓ
El Fiscal Militar, Mayor de Ejército José María Santa
Cruz Errázuriz, en su documentado Informe ante el Consejo de Guerra realizado
en Copiapó, entre fines de diciembre de 1931 y comienzos de enero de 1932,
relató cómo se llevó adelante la matanza de comunistas en Vallenar:
“A las 5,30 de la mañana del 25 de diciembre, a la
llegada del tren de Copiapó a Vallenar, pocos metros antes que se detuviera en
A las 9,30 horas, el capitán Bull designó al brigadier Rafael Huerta con el
sargento Belmar y cuatro carabineros para ir a la búsqueda de ciertos
individuos que esperaban en los alrededores de la ciudad la llegada de
armamentos de Copiapó. Sorprendida esa gente, que estaba sin armas y en número
de siete, fue traída al cuartel, pasando a los calabozos.
"En el parte del capitán Bull se hace aparecer un
combate ficticio sostenido por ellos y en el cual habrían perecido todos los
que fueron detenidos y llevados al cuartel.
"Los detenidos que habían sido recogidos en sus domicilios, fueron sacados entre las 2 y 4 de la madrugada en número de 17, sin habérseles siquiera interrogado. Se les fusiló uno a uno, en las inmediaciones de la ciudad, haciéndoseles más tarde aparecer como caídos del combate en donde sólo habían sucumbido cuatro personas. Todos los cadáveres fueron llevados a la morgue, y de ahí al cementerio, sin practicárseles autopsia, sin identificación y sin permitirse que fueran visitados por sus deudos. Posteriormente y para justificar estos asesinatos, se falsearon los hechos, se le obligó a la tropa a declarar en sentido determinado y se falsificó el libro de guardia”
LOS CULPABLES
En ese Consejo de Guerra, efectuado en el Teatro de Copiapó
entre fines de diciembre de 1931 y comienzos de enero de 1932, fueron acusados
el Intendente de Atacama, Víctor Manuel Igualt, y los capitanes ya citados.
Sólo se condenó a los dos últimos. El Capitán Guillermo Villouta fue castigado
con 10 años y un día de cárcel; el Capitán Bull, con presidio perpetuo. Este
murió en
LAS VÍCTIMAS
En
el cuaderno de documentos pertenecientes al Acta del Consejo de Guerra de Copiapó de 1932, se
encuentra el Criptograma de Vallenar al Intendente Igualt, de fecha 26 de diciembre
de 1931, emitido a las 10:55 horas: "Situación completamente dominada. Reina
tranquilidad. Vuelta calma a población. Vengo de visitar morgue en donde hay 20
cadáveres comunistas".
Sobre el número de víctimas a consecuencia de la masacre
de los carabineros de Vallenar, hay diferentes apreciaciones. Por ejemplo, el
abogado Jorge Neut Latour calculó que éstas llegarían a cerca de cien.
Volodia Teitelboim, en su obra “Un muchacho del Siglo Veinte”, afirma: “Los hechos se confirmaron con la exhumación de los cadáveres, pero pronto el fiscal fue reemplazado por otro que rechazaba los requerimientos de investigación ‘por no llevar firma de abogado’. Sólo reconocieron como asesinados en Vallenar los obreros desenterrados por orden del fiscal Santa Cruz. Los demás se dieron simplemente por desaparecidos”.
El historiador Germán Palacios Ríos, que escribió en
1994, un documentado libro que tituló “Estar fuera de
“Hasta hoy, hay desaparecidos en Copiapó y Vallenar.
Hoy, ya no son reclamados, pues sus familiares directos ya no existen. Y, es
muy posible que los nietos no conozcan esta historia”.
El dramático episodio del 25 de diciembre de 1931 en Vallenar fue parte de la represión, a veces muy violenta, que ha sufrido el Partido Comunista desde su fundación en 1912.
Pero nada detuvo la lucha de los trabajadores. El 11 de enero de 1932 tuvo lugar una huelga general. Los portuarios paralizaron sus labores. Campesinos -mapuches y huincas- realizaron tomas de tierra en los alrededores de Temuco. También en el sur, masas hambrientas asaltaron molinos, bodegas y panaderías. Los comerciantes minoristas exigían una moratoria para el pago de sus obligaciones. Las acciones de la población contra la miseria, la cesantía y los bajos salarios alcanzaron gran desarrollo.
Al comenzar junio de 1932, la crisis golpeaba duramente
al pueblo y éste se movilizaba. El gobierno de Juan Esteban Montero había
perdido toda base de sustentación y estaba desprestigiado.
Este Presidente reaccionario, creyó que con la pirata bandera del anticomunismo podía salvar su Gobierno. Pero se equivocó. No pudo tapar la cesantía y el hambre que azotaba al pueblo ni desviar a la opinión pública de esos problemas.
Fue así como el 4 de junio
de 1932, cuando sólo llevaba 9 meses y
4 días en
¡Repudio sin olvido a los
asesinos!
¡Honor y gloria
eterna a los comunistas asesinados!